viernes, 6 de septiembre de 2024

Venezuela, de local a global

Por Luis Manuel Aguana

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Ian Bremmer, uno de los analistas de política global más prestigiosos del mundo, tituló un artículo en fecha reciente de la siguiente manera: “Maduro no se irá” (Maduro won’t go), concluyéndolo pragmáticamente con este párrafo:

“Hasta la fecha, tanto el enfoque de mano dura de Trump como la estrategia de compromiso de Biden han fracasado, porque Estados Unidos no está en mejores condiciones para desalojar a Maduro que las que tuvo para barrer al cubano Fidel Castro. Maduro, al igual que Castro, tiene amigos en Pekín y Moscú dispuestos a proporcionar cobertura diplomática y el dinero suficiente para hacer inútil la influencia estadounidense. Hasta que no se produzca una revuelta en el seno de la alianza interna de patrocinadores, clientes y facilitadores de Maduro, el hombre fuerte seguirá siéndolo. (ver Gzero, Ian Bremmer, Maduro won’t go, 04-09-2024 en https://www.gzeromedia.com/by-ian-bremmer/maduro-wont-go).

Ninguna tiranía latinoamericana ha tenido antes tanto apoyo exterior como lo ha tenido la tiranía de Nicolás Maduro Moros, por lo que se hace imposible analizar la permanencia o no en el poder del régimen de Maduro sin revisar antes esa perspectiva ampliada, lo que sesga de manera determinante las decisiones y opciones que podría tener la oposición para encontrar una solución adecuada para enfrentar el golpe de Estado a la soberanía popular perpetrado el 28J.

Con base a eso, la oposición debería leer con cuidado la última frase: “Hasta que no se produzca una revuelta en el seno de la alianza interna de patrocinadores, clientes y facilitadores de Maduro, el hombre fuerte seguirá siéndolo”. Pero, ¿cómo se produce todo lo mencionado por Bremmer si la estrategia demostrada tiene mayor peso en la perspectiva local del problema, actuando en consecuencia en una sola dimensión? Porque en ese planteamiento existen efectivamente dos dimensiones, la local y la global.

Como la “alianza interna de patrocinadores” referimos a quienes desde adentro –la dimensión local- apoyan y sostienen al régimen porque es de su más alto interés el tipo de gobierno de corte delincuencial que impera en el país: los narcotraficantes, la guerrilla colombiana, los responsables de la explotación ilícita de recursos –minerales y de otro tipo-, y en general toda la corrupción del régimen, especialmente en las FFAA.

Desde afuera –la dimensión global- se encontrarían “los clientes y facilitadores de Maduro”, a quienes por otras razones, geopolíticas principalmente, les es vital que el régimen no caiga, aunque cada uno de ellos tenga razones diferentes: Rusia, China, Irán y Cuba de manera directa, y otros como Turquía de manera indirecta.

Si ponemos atención a las respuestas que la oposición ha dado hasta ahora “para que caiga Maduro” y entregue el poder a quien resulto con la mayoría de los votos el 28J, ninguna de ellas responde a combatir alguna de esas perspectivas, si tenemos en cuenta que serían ellas las verdaderas responsables de la permanencia del régimen en el poder. Es posible que respondan a mantener un clima de conflictividad y desestabilización social desfavorable para el régimen, pero que nunca irán en la dirección de resolver el meollo del problema que es su permanencia en el poder.

La escala planteada por el analista Ian Bremmer solo llega a visualizar el tema desde la perspectiva global, sin descender, más abajo, a la micropolítica de lo local. Eso lo debemos hacer nosotros los venezolanos, pero entendiendo que sin ver el panorama completo por arriba es imposible conocer adonde estamos y las interrelaciones de elementos que vistos localmente parecieran estar desconectados. Y por no ver lo que sucede en una escala superior, aplicamos soluciones que difícilmente tendrán el efecto esperado porque no están conectadas a un mayor nivel. Y eso tiene consecuencias porque se termina perdiendo un tiempo valioso aplicando soluciones que solo tendrían efecto si el mundo no funcionara a escala global y de manera sistémica.

Ya el mundo entendió esto desde hace tiempo y comprende que, por ejemplo, los problemas de Derechos Humanos, del ambiente, las migraciones masivas como la venezolana y la lucha en contra de delitos transnacionales como el narcotráfico, no pueden tener una respuesta únicamente local, porque existe un mundo interconectado e interdependiente que debe activarse para poderle dar una respuesta efectiva al problema.

De lo anterior se deriva que la solución del problema complejo que representa Nicolás Maduro Moros para los venezolanos, para la región latinoamericana y para el mundo en general, requiere de una respuesta global y local simultáneamente, y que en nuestro caso específico todo apunta a que la acción global es la prioritaria. ¿Y por qué? No solo porque nuestro problema interno sobrepasó nuestras fronteras territoriales, sino porque existe una nueva “guerra fría” que intenta imponer un mundo multipolar con países como los arriba mencionados, que le disputan a los EEUU, por diferentes razones, el control económico, militar y político del mundo. Y nosotros nos encontramos en el medio de esa nueva guerra, como la principal cabeza de playa latinoamericana de esos países, lograda por obra y gracia de un régimen que entregó a Venezuela a esa lucha a cambio de poder y dinero.

Es por eso que Ian Bremmer dice que Maduro no se irá. Y todavía se nos plantea a los venezolanos que utilizando las mismas estrategias aplicadas a las dictaduras latinoamericanas de principios y mediados del siglo XX, entre las que se cuentan invasiones armadas y golpes de Estado militares por traiciones al régimen de turno, a la usanza de los 40s y 50s venezolanos, podremos deshacernos de este cáncer completamente inédito, sin tocar la verdadera causa del problema y sin provocar un conflicto de escala planetaria, como el que ocurrió con la Cuba de los años 60s, donde los EEUU dejaron al pueblo cubano a merced de un tirano sanguinario, sin tocarlo, por proteger su seguridad nacional frente a la URSS, en una compleja negociación política.

Aunque los tiempos hayan cambiado, los conceptos de poder y dinero no lo han hecho. Y ahora hay más en juego que antes al tener el control de un país como Venezuela. A ninguno de los participantes de este juego complejo y global le interesa convertir a Venezuela en un teatro de guerra, pero Maduro y su grupo son solo fichas que pueden ser removidas a cambio de posiciones ventajosas por los verdaderos jugadores con poder planetario. Es allí donde tendrá que jugarse esta partida compleja si queremos comenzar a resolver esta crisis. Y si queremos que no nos repartan como lo hicieron las potencias después de la II Guerra Mundial en Europa, deberíamos estar a ese nivel y en el lugar correspondiente, no en Venezuela, jugando a las escondidas con un régimen protegido…

Caracas, 6 de Septiembre de 2024

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

miércoles, 4 de septiembre de 2024

Venezuela, choque de verdades

Por Luis Manuel Aguana

English versión

A estas alturas, a un mes y días del 28J, no se ve por ningún lado un desenlace definitivo, ni a favor ni en contra del régimen de Nicolás Maduro Moros. Los venezolanos nos encontramos en medio de un limbo tenebroso donde todo el mundo es sospechoso solo por haber ido a votar el 28J. Mucho de ese desenlace tiene que ver con lo que cada uno de los factores en pugna imponga como “su” verdad. Y como todos sabemos, solo hay una verdad…

A este punto algunos de ustedes estarán diciéndome: ¡¡¡¿¿¿cómo que su verdad?!!! ¡El régimen perdió las elecciones 70% a 30%! ¡Toda Venezuela fue testigo de eso! Muy bien, esa es nuestra verdad, que es comprobable como todos ustedes saben. Pero el régimen desea imponerle al mundo la suya, sustentada en un poder judicial subrogado a su control, sin mostrar las pruebas que le solicita la Comunidad Internacional, para poder reconocer que los resultados que anunciaron la madrugada del 29J son los correctos. Y de allí que nos encontramos estancados  todavía.

Basados en esa línea narrativa, el régimen intenta imponer su “verdad”, destacando que los resultados mostrados por la oposición son los falsos, y en consecuencia todos aquellos que sustenten lo contrario a esa “verdad” puesta en una sentencia del TSJ, son objeto de persecución porque solo esa es la “verdad” válida en el país desde el 29J por quienes detentan el poder. Y siendo congruentes con esa narrativa, a Edmundo González Urrutia (EGU), quien encabeza, junto con María Corina Machado (MCM) lo que nosotros consideramos la “verdad” verdadera, la Fiscalía le ha emitido una orden de aprehensión por los delitos de  usurpación de funciones, forjamiento de  documento público, instigación a la desobediencia de las leyes, conspiración y sabotaje a daños de sistemas” (ver post de PROVEA en X, en https://x.com/_Provea/status/1830766432650506481).

Pero basados en esa narrativa de la “verdad” del régimen, ¿será posible que la oposición, sobre la que han desatado una horrible persecución, pueda negociar con ellos una salida política a la situación que tenemos los venezolanos, donde de repente el régimen acepte que no es verdadero en lo que hasta ahora han insistido como su “verdad”, liberando, según los últimos reportes, a las más de 1.780 personas detenidas al 26 de agosto de 2024 (ver balance del Foro Penal al 26-08-2024 en https://x.com/ForoPenal/status/1828901230657319247) y enjuiciando a los responsables de las al menos 24 muertes ocurridas hasta ahora desde las elecciones del 28J? (ver Provea, Informe Crisis postelectoral y de DDHH 2024 en Venezuela, Pág. 54, en https://provea.org/wp-content/uploads/2024/09/Libro-Negro-Informe-DDHH-Vzla.pdf). En verdad quisiera creerlo pero me es imposible.

Sobre la base de esta narrativa de negociación incierta, la oposición encabezada por EGU y MCM han decidido, de acuerdo a lo que todos hemos percibido en el país, a permanecer en Venezuela para hacerle frente a esa “verdad” del régimen. Ese curso de acción de enfrentamiento directo supone que existe la seguridad plena en la oposición de que se solucionará de alguna manera la crisis del régimen, recobrando el Estado de Derecho y la libertad antes de que ambos líderes sean detenidos.

Pero, ¿es eso posible? Si algo han desarrollado excepcionalmente bien en el régimen en 25 años de destrucción masiva, han sido sus sistemas de inteligencia y contrainteligencia, al punto de que difícilmente exista en el país alguna organización o institución de interés que no se encuentre infiltrada y/o penetrada por ellos en los niveles más inimaginables. Ese fue precisamente el aporte de organismos de inteligencia externos como el G2 cubano, siendo los partidos de la seudo oposición uno de sus objetivos más destacados, en conjunto con las FFAA. No en vano ninguna iniciativa de liberación ha funcionado en el país, aun cuando se haya tenido en algún momento la mayoría de la Asamblea Nacional.

En consecuencia, si EGU o MCM no han sido detenidos, no será porque no existan los medios y la información necesaria para eso. No estamos en la época de los 50s de Pérez Jiménez y la Seguridad Nacional. Ahora el autoritarismo dispone de aliados como Rusia y su satélite cubano, Irán y China, lo más eficiente del mundo en sistemas de inteligencia para la represión, sin contar con toda su tecnología asociada.

Pero ante esa decisión de peso del liderazgo opositor de permanecer en el país, a sabiendas de que la probabilidad de una negociación con el régimen para el retorno de la democracia es casi nula, pone su juego en suma cero. Esto es, o se impone la oposición o se impone el régimen. Y en la generalidad de los casos donde se plantea esa dinámica, el resultado final no se alcanza sin violencia para ninguna de las partes. De hecho, ahora mismo, de acuerdo a lo observado, la política del régimen es aplastar a la oposición violentamente, y ahora busca activamente detener a la dirigencia principal.

Ante esa perspectiva de enfrentamiento directo, no es de extrañar que se haya caído, sin planteárselo originalmente, en los primeros pasos de una dirigencia política en clandestinidad. Y eso no está mal “per se”. Sin embargo, aunque eso sería necesario ante un régimen de las características del que tenemos en Venezuela, no es de ninguna manera suficiente, porque la experiencia internacional nos indica que una organización de esas características no nace de la noche a la mañana.

Si se pretende manejar la crisis de manera política y pacífica la estrategia del juego suma cero tiene que cambiar, entendiendo que en un curso de enfrentamiento directo, el régimen tiene una ventaja competitiva de 20 años de violencia, sin contar con que nuestra lucha siempre ha sido noviolenta y desarmada. Ellos siempre han dejado claro que la suya es armada, y en consecuencia violenta. En ese terreno el régimen siempre ha ganado.

Creo que es un error pensar que si los líderes opositores ante la persecución desatada por el régimen optan por salir del país, retrocederíamos en nuestras convicciones o sería una muestra de debilidad o cobardía. ¿Fue cobarde Rómulo Betancourt o Andrés Eloy Blanco al elegir luchar desde el exilio ante la persecución del régimen de Marcos Pérez Jiménez? ¿Fue cobarde Charles De Gaulle al irse a Inglaterra para desde allí dirigir la resistencia en la Francia de Vichy? ¿Fue menor su lucha si decidieron impedir que un régimen violento los vejara y sometiera a torturas? Creo incluso que su lucha fue más inteligente y pudieron resolver muchos problemas que de otra forma no hubieran podido resolver, coordinando acciones de ayuda para volver triunfantes a sus países, aunque el brazo largo de la tiranía los hubiera alcanzado, como fue el caso de nuestro Poeta del Pueblo.

Entendiendo que lo que el régimen busca con desespero es una “normalidad” para que nos olvidemos del 28J, a sabiendas de que el resultado fue que la soberanía popular decidió su reemplazo, mantener indefinidamente al país en una suerte de “se van mañana” sin algún resultado concreto a corto plazo tampoco puede considerarse como una solución. De la misma manera, poner una orden de captura en contra de quien consideramos el Presidente Electo tampoco lo es. Tanto es así, que las reacciones de los amigos cercanos y vecinos del régimen no se hicieron esperar: la Cancillería colombina anuncio en un comunicado ayer en su cuenta de X que los Gobiernos de Brasil y Colombia “expresan profunda preocupación por la orden de detención,,, en contra de Edmundo González Urrutia” indicando que “Esta medida afecta gravemente los compromisos asumidos por el Gobierno venezolano bajo los Acuerdos de Barbados, en los que el gobierno y oposición reafirmaron su compromiso de fortalecer la democracia y promover una cultura de tolerancia y convivencia” (ver Comunicado de Prensa de la Cancillería de Colombia, en https://x.com/CancilleriaCol/status/1831106083521277971).

A este punto es imposible definir cuál es el mejor curso de acción, si entrar adentro en un terreno de enfrentamiento directo solo armados con la razón, frente a unos criminales donde nadie meterá la mano por nosotros, o movernos a un terreno de la política donde en estas circunstancias más podemos hacer afuera que adentro, sin dejar de conceder que el régimen desea que el liderazgo opositor salga del país.

En este sentido podríamos colocarnos en un punto intermedio donde MCM permanezca en el país y el Embajador González Urrutia vaya afuera liderando una ofensiva diplomática internacional, en especial si la Comunidad Internacional de importancia, comenzando por los EEUU y la UE, han reconocido su condición de Presidente Electo.

Los EEUU están en el medio de una elección, para lo cual se deben gestionar acuerdos con los partidos en disputa allá, y luego con el Presidente que resulte electo en noviembre. EGU en su nueva condición podría lograr importantes acuerdos en nuestro beneficio para una transición. Con una acción diplomática adecuada, como bien podría conducirla EGU con los EEUU, se podría comenzar a negociar que los socios del régimen (Rusia-Cuba, China, Irán) reordenen su influencia en Venezuela, con el consiguiente cambio en el balance de fuerzas dentro de quienes sostienen al régimen. Considerado así, sería posible una solución pacífica desde arriba de toda esta situación.

Nadie posee la verdad en una coyuntura política como esta. Solo señalo lo que está a la vista de todos, porque quizá lo que no lo está, posiblemente siga estando así en lo inmediato por razones obvias, que están fuera del alcance del venezolano común como nosotros, generando angustias a la población. No dejemos que la impotencia y el malestar desatado por lo ocurrido del 29J y siguientes, nos hagan salir de nuestra tradicional posición noviolenta y democrática porque chocan nuestras verdades, cosa que también resultaba previsible antes del 28J. Solo así recuperaremos a Venezuela…

Caracas, 4 de Septiembre de 2024

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