viernes, 6 de mayo de 2022

Los burros de Troya

Por Luis Manuel Aguana

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La histórica estratagema, que relatara el clásico de Homero titulado Odisea, donde los griegos obsequiaron a los troyanos, como ofrenda a Atenea en el sitio de la amurallada ciudad de Troya, un caballo gigantesco donde Odiseo escondiera a sus mejores guerreros para desde adentro abrir las puertas de la ciudad, ha servido como un ejemplo en todos los tiempos para describir cómo se engaña y destruye al enemigo desde adentro por su ingenuidad.

Sin embargo, a veces cuando se hace referencia a esa estratagema, algunos no la explican en el sentido correcto, ya bien sea por malicia o desconocimiento de la realidad. Tal es el caso del reciente análisis político publicado de la Universidad Católica Andrés Bello, UCAB, a cargo del profesor Benigno Alarcón, titulado justamente “Los Caballos de Troya”, que expresa, entre otras cosas, lo siguiente:

“Aunque existe un importante nivel de consenso en torno a la conveniencia de que una candidatura única sea electa en una primaria, es importante comprender que la unidad perfecta a la que aspiramos nunca se logrará porque no todas “las oposiciones” son oposiciones. La realidad es que entre las oposiciones hay actores que juegan fuera de la unidad porque no creen en ella, lo cual puede ser legítimo. Pero hay otros que juegan contra la oposición y a favor del gobierno porque se han constituido en los Caballos de Troya del régimen para dividir a la unidad opositora y dispersar el voto de sus electores para convertirlos en minorías electorales irrelevantes. Mientras que las oposiciones que se han separado de la unidad porque no creen en ella, o por las adversidades entre liderazgos, que aunque es un fenómeno común nunca debería estar sobre el objetivo de lograr el cambio político, no debería ser motivo de preocupación porque son verdaderas oposiciones democráticas que necesitan de la unidad tanto como los partidos que conforman a la Mesa de la Unidad Democrática, por lo que no tengo dudas que serán los primeros interesados en demostrar su liderazgo en una primaria, como ya lo manifestase, por ejemplo, María Corina Machado, a quien podemos considerar una fiel representante de la oposición que no forma parte de la MUD… (resaltado nuestro) (ver Podcast “Análisis Político”: Los Caballos de Troya 3/05/2022, en https://youtu.be/lLCx8-r4Wyc,  min 6:29).

Aquí cabría preguntarse de quién es ese importante nivel de consenso. Claramente, no será de los venezolanos quienes mayoritariamente no estamos de acuerdo en esperar dos años más de suplicio del régimen para resolver con elecciones este grave conflicto político, sino más bien de aquellos que paradójicamente acusan a otros de hacer lo que ellos mismos hacen de actuar a favor del régimen, haciendo lo que este justamente desea para perpetuarse en el poder: unas elecciones controladas por ellos.

Unas primarias opositoras, con todo lo que eso implica, ya está metiendo al país en esa “normalización” que tanto desea Maduro para impulsar el circo electoral que ya hemos repetido tantas veces y que necesita esa oposición oficial de los partidos de la MUD/FA. Entonces, ¿quiénes son los que juegan contra la oposición, entendiendo como oposición el verdadero sentimiento de los venezolanos de salir de esta pesadilla interminable? ¿Aquellos que se dicen representantes del pueblo opositor venezolano? Porque, ¿quiénes son los que se han constituido como verdaderos burros de Troya para que no se pueda vencer al régimen, haciéndoles el juego electoral con dos años de anticipación? Y los llamo así porque si Odiseo en lugar de usar un caballo hubiera utilizado un burro, insultando a Atenea, por supuesto que no hubiera conseguido que le abrieran las puertas al obsequio para conquistar la ciudad de Troya.

Pero lo que más me llamó la atención fue que aparte acusar a otro de actuar a favor del régimen, una responsabilidad que solo le corresponde a la llamada “unidad democrática” electoralista, meten en el saco de sus primarias, nada menos que a María Corina Machado, que casi un mes antes de este podcast de la UCAB, había establecido claramente su posición con relación a ese circo electoral que está organizando la MUD/FA con la ayuda de ese tanque de pensamiento político:

“No cuenten con nosotros para aceptar migajas y vender la idea de que el régimen piensa hacer una elección limpia y libre en el 2024, ¡por favor! ¿Tú crees que el régimen está pensando hacer una elección limpia, libre que produzca un cambio en el 2024? ¿O están montando una nueva farsa electoral para una vez más elegir ellos el candidato opositor? De esto ya tenemos una larguísima cuerda los venezolanos con más de 30 elecciones y con cada vez menos democracia. Por eso, lo que más le conviene al régimen es ver este gentío metiéndose en una feria electoral con pitos y banderas promoviendo candidatos en un país de fantasía porque está controlado por la tiranía. Señores: primero lo primero. Para que un candidato sea útil tiene que haber una elección real. Y para que aquí en Venezuela haya una elección de verdad, primero tenemos que elegir una nueva dirección política...” (ver Posición de María Corina Machado sobre el tema electoral, 6/04/2022, en https://twitter.com/MariaCorinaYA/status/1511826085448626181, min 1:17).

¿Qué parte de este contundente “no cuenten con nosotros” a esas prácticas electoralistas con el régimen, y rechazadas por la mayoría de los venezolanos, no entendieron los analistas políticos de la UCAB?

Como miembro de la comunidad universitaria que soy tengo el mayor de los respetos por la investigación, el conocimiento, la tecnología y las luces que de una manera objetiva salen de las universidades, para aclarar el camino que debemos seguir, para recatar la libertad y la democracia destruidas por esta tiranía. De allí que me cueste entender que no una universidad en particular, sino cualquier universidad, en lugar de profundizar sobre las causas y las razones que nos han llevado a este desastre político jamás visto en la historia del país, proponiendo nuevos caminos y estudios a favor de una solución que nos incluya a todos, haya tomado partido a favor de una parte que se dice opositora, no para favorecer a la población sino a actores políticos específicos que han demostrado una actitud de cohabitación abierta y comprobada con el régimen para que las cosas continúen como están, constituyéndose en un factor político más, en lugar de una referencia orientadora. A juicio de muchos, ese no debería ser el rol la universidad venezolana en la solución de la tragedia que vive el país.

Y no digo que cualquier grupo o persona, perteneciente a la academia o de cualquier otro sector, no apoye la opción política de su preferencia, sino que se use abiertamente la imagen institucional de una universidad de prestigio para convencer a la población de seguir un camino político particular. El país se encuentra dividido entre aquellos que NO CREEMOS en la ruta electoralista de los partidos de la MUD/FA, que nos ha hecho un daño terrible y amenaza con continuar haciéndolo, al entrar en la danza de los millones que significan unas primarias cuando el país se cae a pedazos, y aquellos que creemos en la necesidad de elegir, no un candidato para unas elecciones en primarias, sino UNA NUEVA DIRECCIÓN POLÍTICA que nos lleve verdaderamente a la expulsión de un régimen que controla el aparato electoral del país. Eso no es un cuento de caminos y debe debatirse con la seriedad y la magnitud que el problema tiene.

En esos términos está planteado el debate político de Venezuela, y no a través de una interpretación maniquea que señala buenos y malos en la partida opositora. Dejemos que el país decida quien está y quien no está a favor de salir del régimen inmediatamente. Dejemos que los venezolanos decidan quienes son los burros de Troya.

Caracas, 6 de Mayo de 2022

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lunes, 2 de mayo de 2022

Una Constituyente con el régimen

Por Luis Manuel Aguana

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Me han solicitado una mejor explicación en relación con mi última nota acerca de qué es eso de incorporar al régimen en un diálogo para conseguir una Constituyente. Debo decir aquí que aunque este blog no es tribuna de la organización a la que pertenezco, sino un sitio donde expreso mi punto de vista personal, ANCO explicó en detalle esa ruta al país en un comunicado fechado el 8 de agosto de 2021 titulado “ANCO reafirma y propone al país y a la Comunidad Internacional una ruta para Refundar la Nación” (ver Comunicado ANCO en, https://ancoficial.blogspot.com/2021/08/anco-reafirma-y-propone-al-pais-y-la.html). Esto implica que lo que hago es respaldar y explicar una posición expresada por ANCO desde hace muchos meses.

Pero ciertamente, es preciso explicar con más detalle esa propuesta que puede parecerle chocante a mucha gente, incluso dentro de nuestra misma organización. Lo primero que hay que precisar aquí es que el marco que ha impuesto la Comunidad Internacional para resolver la crisis venezolana es la vía pacífica del diálogo. Si no creemos en eso, esa es otra discusión, que no daré aquí porque implica acciones que no son materia de esta nota.

Si partimos de la premisa cierta de darle la razón a un diálogo, este no puede ser en los términos del régimen, como se estableció a comienzos de las conversaciones en México. Y menos aún la manera en como la oposición aceptó entrar en ese diálogo. El solo hecho de firmar el Memorando de Entendimiento para el diálogo en México, descalificó a la oposición oficial como representante de los opositores venezolanos en esas conversaciones (ver Memorando de Entendimiento, en https://dqtjif.bitlydns.net/2021/08/13/memorando-del-acuerdo-de-entendimiento-entre-la-oposicion-y-el-chavismo-documento/).

La oposición oficial se colocó en una posición de descalificación y contradicción inicial al reconocer al régimen en ese documento como “Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela” y aceptar denominarse como “Plataforma Unitaria de Venezuela”, cuando ya se había dado el paso fundamental de designar un Gobierno Encargado encabezado por Juan Guaidó Márquez, reconocido internacionalmente por los EEUU y más de 60 países, y declarar ilegítimo el gobierno de Nicolás Maduro Moros.

Eso selló la derrota de los venezolanos en esas conversaciones de México para conseguir algo positivo para salir de esta desgracia. Si ya de entrada se acepta que son Gobierno, entonces ¿para qué negociar con ellos cuando lo que está en discusión es precisamente su condición de gobernantes legítimos del país? Si eso no será así, entonces no hay nada que discutir allí; y si se acepta, implica una entrega incondicional a cualquier cosa que el régimen imponga allí.

Si existe un diálogo con el régimen, es claro que su reconocimiento no puede pasar de admitir que ejercen el poder de facto en Venezuela, porque esa es una realidad que nadie puede negar. Así como nosotros tampoco podemos negar que si deseamos no llegar a la violencia en Venezuela, debemos establecer a algún tipo de acuerdo con ellos, No es algo que nos agrade a muchos venezolanos, pero es una condición necesaria para movernos a una mejor etapa en esta situación de aislamiento mundial provocado por la condición de no reconocimiento generalizado e internacional en el que nos ha colocado el régimen, al haber violado consistentemente la Constitución y erigirse como un gobierno de facto con el apoyo de unas Fuerzas Armadas al margen del Estado de Derecho.

Este es el principio fundamental de este problema, la definición conceptual de quienes son los dialogantes. De allí parte cualquier cosa futura con ese diálogo que plantea la Comunidad Internacional. Sin eso no hay diálogo posible y la situación de Venezuela se deberá resolver de otra manera. Si el régimen insiste en erigirse como Gobierno Legítimo no hay diálogo posible, con lo cual se deberá insistir y profundizar en las sanciones que les han sido impuestas. Ellos son quienes ejercen el poder de facto y si no admiten ese rol en unas posibles conversaciones, entonces un diálogo con ellos no tiene sentido.

Por otro lado, está la definición de la oposición política. ¿Quiénes son “La Plataforma Unitaria de Venezuela”? ¿Representan en realidad los intereses de los opositores venezolanos? Definitivamente NO. Al margen de que ya los venezolanos no podemos aceptar una oposición que ha admitido de entrada al régimen como Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, está el asunto de quienes están detrás de esa supuesta representación. Los partidos políticos no han participado en ninguna elección legítima en Venezuela desde el año 1998.

Sin embargo, dándoles el beneficio de la duda y admitiendo que la Comunidad Internacional acepta como válida la elección de la Asamblea Nacional de 2015, la representación política de la oposición no se ha contado con el pueblo venezolano desde ese año. Esto último nos deja que desde enero del año 2021, NADIE puede adjudicarse ser representante político de los venezolanos ante ninguna instancia. Y hasta que eso ocurra, los venezolanos nos hallamos huérfanos de representación política y ese diálogo debe esperar, o bien a que los venezolanos se cuenten para designar una nueva representación opositora o se acepte una representación calificada de la sociedad civil venezolana como parte activa del diálogo. Se podría sumar a eso la Asamblea Nacional de 2015 como parte opositora, representante de los partidos políticos que una vez la conformaron, pero definitivamente no como representantes de los opositores venezolanos.

Esa definición primaria de los dialogantes es esencial para llegar a un acuerdo acerca de lo que debe ocurrir en Venezuela, si se ha de pensar en un diálogo como vehículo para resolver la crítica y urgente situación de los venezolanos.

Pero todavía todo lo anterior no responde a la pregunta de por qué incluir al régimen en esa discusión constituyente. Y la respuesta viene dada por el fondo de lo que ANCO plantea que sea discutido en ese diálogo, como lo indicó en el comunicado de ANCO del 8 de agosto de 2021. La propuesta de ANCO es DISCUTIR LA CONVOCATORIA A UNA ASAMBLEA CONSTITUYENTE, como la salida de este problema. Sin que Maduro renuncie a sea cual sea su condición como gobernante de facto de Venezuela, dejar que sea a la representación legítima del soberano pueblo de Venezuela la que decida su destino, electa través de un proceso de elección Constituyente administrado por la Comunidad Internacional, estableciendo un Tribunal Electoral ad-hoc no controlado por ningún poder público de Venezuela.

Eso y las reglas que han de seguirse para esa elección (en el idioma constituyente esto se denomina Bases Comiciales), serían el objeto de discusión de esa negociación. Ese es el fondo de la propuesta hecha por ANCO a los venezolanos. Por eso incluimos al régimen. Si ellos están tan seguros que su “revolución” es lo que los venezolanos desean, no tendrán problemas de contarse a la luz de unas reglas que no sean impuestas por ellos. De esa misma mesa de negociación saldrían las garantías de la Comunidad Internacional que insiste en que el diálogo es la solución, de hacer respetar, a la fuerza, si fuera necesario, el dictamen del pueblo en esa elección y las decisiones que se tomen en una Asamblea Constituyente.

Muchos me dirán que eso es un sueño imposible. Que el régimen no cederá a su supuesta condición de “Gobierno Legítimo” para una negociación política; y de la misma manera, que la oposición oficial nunca renunciará a su condición de representante de los opositores venezolanos sin representar a nadie. Ambas cosas estarían por verse. Todo estará en cómo se vayan presentando los acontecimientos y las presiones que se ejerzan en ambos lados. Lo importante es que ambos extremos no son monolíticos ni homogéneos, y hay que seguir trabajando. Mientras tanto eso no se cristalice, el diálogo visto de la manera simple en que se está planteando nunca tendrá éxito porque allí no estarán los verdaderos representantes de los venezolanos ni las condiciones iniciales correctas.

Los venezolanos deben entender que esta gravísima situación nos involucra a todos, no solo a los opositores sino a quienes que todavía creen en las promesas del régimen. Una Constituyente es una solución integradora que dejaría expresarse a ambos lados de la ecuación. Por eso que aquí no puede haber una “solución de la oposición” ni una “solución del régimen”. Lo único que puede integrar constitucionalmente a ambos extremos, es una Constituyente libre de sospechas y manipulaciones de una de las partes para unificar las aspiraciones de todos los venezolanos. Eso está mucho más allá de una simple elección de cargos para un quítate tú para ponerme yo. Seguiremos trabajando para que eso se termine de comprender…

Caracas, 2 de Mayo de 2022

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domingo, 24 de abril de 2022

El reto de enhebrar el tejido social venezolano

Por Luis Manuel Aguana

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Difícilmente puede decirse que el país está en calma como nos lo pretende vender el régimen. A pesar de la pandemia del COVID-19 en el año 2020 se registraron 9.633 protestas y 6.560 en el año 2021 Esa disminución se explica por la grave situación sanitaria y el temor al contagio de una enfermedad que el régimen no ha podido controlar (ver cifras del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, en https://www.observatoriodeconflictos.org.ve/el-conflicto-de-la-semana/10-anos-de-protestas).

Sectores de distinta naturaleza protestan en Venezuela. Los trabajadores de los diferentes gremios protestan por sus condiciones de trabajo y sus miserables salarios en bolívares hiperdevaluados, los jubilados y pensionados de la Administración Pública, que suman millones de venezolanos pasando hambre con asignaciones miserables que son una fracción mínima de la canasta básica que ahora se mide en dólares. Ellos no pueden ir a los bodegones y demás exquisiteces que el régimen muestra afuera como mejoras en la economía del país. Esa es la población que no encuentra salidas está huyendo del país, y la cuenta ya asciende en alrededor de 6 Millones de personas (ver ACNUR-Situación Venezuela, en https://www.acnur.org/situacion-en-venezuela.html).

La pandemia ha sido un factor paralizante para que la población se inhiba de salir a las calles para conformar muchedumbres en contra de lo que pasa en Venezuela. Sin embargo, poco a poco hasta a eso se le está perdiendo el miedo, porque si te has de morir de hambre en tu casa, al menos lo haces contagiado de COVID-19 protestando por tus condiciones de vida. Lo que está pasando en Venezuela es un asesinato masivo en cámara lenta a la mayoría de la población, en el medio de un renovado capitalismo salvaje.

Esta gravísima situación creada, no por una tragedia natural o una guerra, sino por el gobierno de unos delincuentes, ha quebrado el tejido social de Venezuela en múltiples partes. Veamos eso con más detalle. De acuerdo con la ONG mexicana Habitat para la Humanidad, el tejido social “lo conforma un grupo de personas que se unen para satisfacer necesidades humanas elementales o superiores, como son: alimento, salud, educación, seguridad social, cultura, deporte, servicios públicos, transporte y todo lo que represente mejor calidad de vida” (ver Tejido Social, en https://www.habitatmexico.org/article/el-tejido-social). En otras palabras, estamos hablando del conjunto de la sociedad y que de una manera u otra está protestando para recuperar esas necesidades humanas que en este momento no están siendo satisfechas por el que tiene la responsabilidad directa de hacerlo, que no es otro que el que gobierna, sea legítima o ilegítimamente.

Al quebrarse el tejido social en un montón de pedazos, cada uno de ellos lucha por una parte de la necesidad global. Esto es, los maestros y profesores luchan por sus reivindicaciones y las mejoras necesarias en la educación básica y media, los profesores universitarios luchan por su cuenta por su supervivencia y por la recuperación de lo que una vez fue una educación superior en Venezuela y la recuperación de la planta física de las universidades, los médicos –los que quedan- y las enfermeras luchan por mejores condiciones de vida y salarios, así como la recuperación del desastre sanitario en los hospitales, los pensionados y jubilados luchan por mejorar el monto de sus pírricos ingresos, y que no decir de la población que en su conjunto se encuentra en permanente lucha y se echan a las calles a trancar el tráfico por falta de agua, luz o cualquier servicio público que a nivel nacional no funciona, y así sucesivamente. Esas son las protestas atomizadas y aisladas que reporta el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social.

¿Qué nos falta en Venezuela para unir las partes de ese tejido social quebrado? Un hilo conductor que de la suficiente confianza y legitimidad a esa sociedad decepcionada para unirse en una protesta nacional que reclame con una sola voz lo insostenible de esta situación. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué el liderazgo político ya no está cumpliendo esa función? Porque su credibilidad se deshizo y ya sus liderazgos no son válidos para poder unir ese tejido social.

La desconfianza alcanza a tal nivel que en una reciente encuesta de Meganálisis (una de las pocas encuestadoras confiables del país) apunta que el 82,3% de la población desconfía de los políticos de la oposición. Y peor aún, que un 78,1 de los encuestados “cree que son ciertas las acusaciones de que los partidos de oposición «están vendidos al gobierno de Nicolás Maduro y trabajan para el gobierno»” (ver El Nacional, Encuesta Meganálisis: el 78% de los venezolanos cree que partidos de oposición trabajan para el chavismo, en  https://www.elnacional.com/venezuela/encuesta-meganalisis-78-de-venezolanos-cree-que-partidos-de-oposicion-trabajan-para-el-chavismo/).

¿Qué nos queda por hacer? Enhebrar el tejido social venezolano. Del Diccionario de la Real Academia Española, extraemos la primera acepción del verbo Enhebrar: “1. Tr. Pasar la hebra por el ojo de la aguja o por el agujero de las cuentas, perlas, etc.” (ver DRAE, en  https://dle.rae.es/enhebrar?m=form). Nos queda a la sociedad civil enfrentar el reto de convertirnos en tejedores expertos y pasar una hebra de confianza a través de cada uno de esos pedazos, con un discurso único y creíble que satisfaga a cada parte de ese importante tejido y convertirlo en uno solo. ¡Menudo reto!

Pero creo que ese reto es posible. En la comunicación encabezada por el ex Alcalde Metropolitano, Antonio Ledezma, dirigida al Presidente de los EEUU, como respuesta a la famosa carta de los 25, que solicitaron el alivio de las sanciones a los delincuentes que gobiernan Venezuela, confluyeron mayoritariamente las más distintas personalidades de la sociedad civil en una sola idea fuerza: no se puede aceptar bajo ningún respecto la narrativa de que estamos encaminados hacia una “normalidad” y menos aún que se requiera para eso el ablandamiento de las sanciones que se le han impuesto a los delincuentes que usurpan el poder en Venezuela. Esta carta llegó a ser firmada en tiempo récord por más de 10.000 personas dentro y fuera de Venezuela (ver Norbey Marin, ¡¡¡Arrasamos!!! Eran 10.000 firmas pero la gente nos sorprendió, en https://youtu.be/pDtSFPNBeMk).

Si esto fue posible, bien pudiera la sociedad civil venezolana y sus liderazgos naturales en ese tejido social coincidir en un discurso político focalizado en el que todos estemos de acuerdo, liderado y sostenido por cada uno de los liderazgos de ese tejido social quebrado en pedazos, solicitando la movilización de todos los venezolanos. De ser así, podría replicarse la misma –o quizá mayor- fuerza que se tuvo el 11 de abril de 2002 para sacudirnos el tirano. Lo que habría que evitar con antelación es que si se tiene éxito en ese esfuerzo, se desaten las pasiones de poder que hicieron fracasar al pueblo en la calle esa histórica fecha. De ser posible desatar esa fuerza que ya existe desde adentro, por el grave descontento de todos los venezolanos, será imposible parar la libertad de Venezuela.

Caracas, 23 de Abril de 2022

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jueves, 21 de abril de 2022

Breves notas acerca del “cómo” constituyente

Por Luis Manuel Aguana

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No hay reunión a la que se me invite donde alguien, conocido o no, te diga “¿Constituyente? ¡Eso toma mucho tiempo y el régimen la impediría!”. He decidido ya no contestar algo a lo que me he dedicado a responder por escrito de múltiples formas y en diferentes oportunidades y medios. Tal vez esta sea una más, pero las respuestas como las realidades se transforman con el tiempo. Si alguien me diera un bolívar devaluado por el tiempo que ha pasado, cada vez que me han hecho esa pregunta, hubiéramos hecho esa constituyente al menos unas 10 veces y yo fuera millonario en dólares.

Creo muy importante para todos nosotros actualizar la respuesta a ese “cómo” constituyente, no solo porque las condiciones políticas del país cambiaron sino porque ahora el régimen y su oposición sumisa se han montado en una estrategia de “normalización”, que aunque difícilmente la población les compre porque todavía se está pasando hambre y miseria por todo lo que ya sabemos, y en especial los compatriotas que NO viven en Caracas, se pretende vender al exterior y al interior del país, la percepción de que los venezolanos ya pasamos la etapa de confrontación con estos delincuentes y nos disponemos a convivir con ellos, por lo que debemos movernos hacia una etapa de coexistencia. Si esto es reforzado por una sociedad civil firmante de cartas al mundo pidiendo el ablandamiento de las sanciones, seremos nosotros mismos quienes estaremos clavando los clavos del ataúd donde nos enterrará el régimen.

En primer lugar, debo aquí darle un énfasis especial a que el proceso constituyente en sí ya ha sido comprado por la mayoría de los venezolanos, al menos por aquellos que tienen de manera genuina un amor por este país y creen que es necesaria la reconstrucción (o construcción) de una nueva institucionalidad para la República. Que si bien es cierto, algunos difieren de nuestro proyecto de descentralización y federación, si opinan necesario e importante discutir un país para las nuevas generaciones después de la destrucción que se ha hecho. Donde existen las diferencias es en el cómo llegamos a él. Y esto ha sido la piedra de tranca en las discusiones de nuestro proyecto en ANCO.

En este punto debemos diferenciar dos cosas: si aquí estamos hablando de hacer una Constituyente para salir del régimen, o si estamos hablando de una constituyente para Refundar la Nación. Porque aunque ambas cosas no son excluyentes, pero si son dos conceptos que aplicados juntos, le restan fuerza a lo que fundamentalmente fue el planteamiento original de ANCO, que nos es otro que lograr el cambio del paradigma del poder en Venezuela.

Debo establecer que yo no fui ganado a este proyecto hace años con el fin conceptual de “salir del régimen de Chávez”. Eso debía producirse como una consecuencia de que se entendiera a cabalidad el objetivo superior de discutir las bases institucionales del país. Que para hacer eso era indispensable que el régimen fuera depuesto antes de comenzar a establecer las nuevas bases fundacionales de Venezuela y para eso nosotros proponíamos un proyecto que ahora llamamos El Gran Cambio.

Sin embargo, en algún momento del recorrido de este camino, se confundió la chicha con la limonada, y la gente pensó que la Constituyente era una suerte de veneno para matar el régimen autoritario que nos oprime. Y eso podía ser así si se entendiera que si eso es lo que el pueblo venezolano desea, entonces al convocar al Constituyente, sea ese mismo pueblo el que decida hacer eso a través de su representación legítima.

Pero lamentablemente la historia Constitucional de Venezuela nos refiere a que eso no se ha hecho nunca de esa manera en nuestro país. Que las Constituyentes han salido como el resultado de los deseos de un gobernante que llega nuevo al poder y convoca al constituyente, como lo hizo Hugo Chávez Frías en 1999. Esa manera de hacerlo le da a ese gobernante la posibilidad de manufacturar una constitución a su medida –como la hizo Chávez- para mantenerse en el poder. Es por eso que es muy importante que los venezolanos entendamos, que salvo que convoquemos previamente al Constituyente, esto es, con el gobernante actual en funciones, el próximo que venga puede perfectamente impedir la iniciativa o convocarlo a su medida.

De allí que nuestra primera opción sea convocar al proceso constituyente ANTES que exista un nuevo gobernante y que el pueblo decida a través de su representación legítima qué hacer con el ocupante ilegítimo de Miraflores, establecer un nuevo gobierno transitorio, discutir un nuevo Pacto Social que se refleje en una nueva Constitución, para luego convocar unas elecciones basadas en las reglas de una nueva Carta Magna.

Estas explicaciones no son simples de hacer en el medio de un café. Proponer un camino inédito siempre ha sido muy cuesta arriba para los proponentes. De allí que todo el mundo nos diga “¿Constituyente? Muy bien, ¡pero eso hay que hacerlo después!”. Pero luego no se hará o se hará a la medida de quienes ocupen el poder en ese momento posterior. Entonces deberemos garantizar que en caso de realizarse una Constituyente posterior a la salida del régimen seamos los suficientes en el país con la conciencia clara para impedir una desviación semejante a la de Chávez en 1999.

Esto último nos lleva a la siguiente conclusión: ¿Podremos convencer un país que lo único en lo que piensa es en poder salir de esta tragedia primero, antes de pensar en otra cosa? Tal vez podamos hacerlo, pero el tiempo nos consume. La Constituyente no es un fin en sí mismo. Es un medio para discutir un proyecto de país, y que requiere previamente haber resuelto el tema de un gobierno legítimo y estable. Y aunque eso es responsabilidad de quienes en el sector político han olvidado sus obligaciones para con los venezolanos, alguien debe reflexionarlo para que podamos creer en un futuro mejor para nuestros hijos y nietos en este país.

El planteamiento que estamos haciendo ahora pasa porque todos los protagonistas de esta tragedia nos sentemos a discutir el país a través de una Constituyente. Creo que no es un mal planteamiento, aunque suene utópico. ¿Y quiénes son esos protagonistas? La Comunidad Internacional (encabezada por los EEUU), la oposición reconocida por esa Comunidad Internacional, los venezolanos organizados a través de sus organizaciones de la sociedad civil que no se siente representada por nadie por un sinfín de válidas razones, y finalmente el régimen. Ese es el verdadero diálogo. TODOS los involucrados. Ese es nuestro “cómo constituyente”. Esa es la manera en como el régimen permitiría hacer una Constituyente, y la manera en que ese mismo régimen estaría obligado a cumplir el mandato que salga del pueblo venezolano, al salir de un verdadero acuerdo donde una Comunidad Internacional participe y obligue al régimen a cumplir con las obligaciones que salgan de ese diálogo entre 4 partes. De esta forma no existiría vencido y vencedor.

Si se desea una paz real en este país, deberemos construirla entre todos. Un diálogo entre dos partes que no representan al pueblo venezolano no tiene ningún valor. Y si la Comunidad Internacional, comenzando por los EEUU, creen que tendrán estabilidad en Venezuela y en la región por cualquier cosa que salga de México, no han entendido a los venezolanos. Mientras tanto, los venezolanos seguiremos evaluando nuestras opciones, cualquiera que estas sean…

Caracas, 21 de Abril de 2022

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sábado, 16 de abril de 2022

Sociedad civil interpuesta

Por Luis Manuel Aguana

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No suelo publicar tan seguido pero sin haber terminado de darle “enviar” a mis redes sociales la nota más reciente, donde trato precisamente un fenómeno  que al parecer ya se está convirtiendo en una modalidad política, acerca de la sociedad civil que le hace el juego al régimen (ver ¿Existe una sociedad civil alacrán?, en https://ticsddhh.blogspot.com/2022/04/existe-una-sociedad-civil-alacran.html), aparece una nueva e importante carta firmada por otro grupo muy distinto de conocidos ciudadanos de la sociedad civil solicitando al Presidente de los EEUU e importantes representantes del Congreso y de la política norteamericana, la eliminación de las sanciones que pesan sobre los delincuentes que usurpan el poder en Venezuela (ver la carta publicada por AlbertoNews en https://b1tly4n3s.com/nacionales/ultma-hora-estos-son-los-opositores-que-le-pidieron-a-biden-aliviar-las-sanciones-contra-la-dictadura-de-maduro-lista/).

En este caso muy particular, y a contravía de la fuerte corriente que estalló en las redes sociales que saltaron sobre el cuello de los personajes que firman esa comunicación sometiéndolos al escarnio público por alacranes, hay que detenerse a pensar. ¿Porqué un grupo muy particular de ciudadanos, economistas y dirigentes sociales, en algunos casos reconocidos públicamente en sus distintos campos de actividad solicitan lo mismo que exigió Maduro a los EEUU en su reunión con representantes del Gobierno de ese país en su visita a Miraflores?

En esa lista de firmantes hay personajes que no firmarían solos ni en su propia cédula de identidad, sin el consentimiento y el aval de los jefes políticos de los partidos de la MUD/ G4, y mucho menos una carta dirigida al Presidente de los EEUU. No es necesario señalar nombres porque el problema no son los pecadores firmantes, sino el pecado mortal en su esencia cometido. No estamos en presencia de una sociedad civil alacrán que firma algo “para favorecer a Maduro y su régimen, consciente o inconscientemente” a cambio de algo, en el estricto sentido, como lo definí en mi nota anterior. Estamos aquí ante una operación de mucho mayor nivel.

El Diccionario Panhispánico del español jurídico define el término “persona interpuesta” como: “Pen. En los delitos contra la Administración pública, persona que actúa en favor de otra con conocimiento y voluntad. En los delitos de cohecho, negociación prohibida y actividad prohibida a los funcionarios públicos, persona que es utilizada por el autor para que actúe en su lugar ocultando su participación en un hecho” (ver Persona Interpuesta, DEJ Panhispánico, en https://dpej.rae.es/lema/persona-interpuesta).

Voy a sugerirles aquí manejar una teoría que solo podrá ser comprobada con los hechos futuros cuando se presenten: estos personajes actuando como “persona interpuesta” están siendo utilizados  “en favor de otra con conocimiento y voluntad”, presentándose como actores independientes, cuando en realidad son representantes de los principales factores políticos de la oposición oficial, y actúan “en su lugar ocultando su participación en un hecho”. ¿Y cuál es el hecho? Aparecer al frente de algo que ellos no pueden hacer públicamente, que es abogar a favor del régimen de Maduro para poder llegar a un acuerdo que favorezca los intereses de los mandantes de esa comunicación.

Y no es que estos personajes firmantes sean marionetas huecas al servicio ciego de una mediocre dirigencia política opositora –todo lo contrario-, sino que algunos de ellos han sido los autores intelectuales detrás de muchas de las políticas económicas, políticas y sociales que esa oposición terrible ha planteado (¿para salir del régimen?) y puestas en práctica en los últimos años, con los resultados catastróficos que han impedido la salida de Maduro y sus ladrones. Eso lo hace absolutamente mucho más macabro que un simple apoyo al régimen, proveniente de una oposición oficial que con esta movida no tendría ningún capital político que arriesgar al enviar una carta pidiendo lo que se pide allí.

Aunque eso no sea un delito, como si lo describe en su definición el DEJ Panhispánico, tanto de quienes aparecen firmando como los que se ocultan, los venezolanos podríamos perfectamente considerarlo como tal, ya que constituye una traición por la calle del medio y un crimen por intento de perpetuación de los crímenes de Lesa Humanidad que está cometiendo el régimen, por parte de quienes todavía dicen representar políticamente a los venezolanos.

Invito a los venezolanos a analizar esa carta bajo esa nueva perspectiva, mirando con lupa los argumentos dirigidos a los EEUU por estos agentes encubiertos de la MUD/G4. Lo primero que piden es retomar el diálogo en México, cosa que había comenzado después de la visita de los representantes norteamericanos a Maduro, pero que se detuvo cuando el régimen decidió ignorarlos y plantearse un nuevo dialogo pero no con ellos sino con la “clase política de los alacranes”, suerte de unión de políticos y sociedad civil dispuestos a convivir con Maduro, como certeramente la definió uno de mis asiduos lectores después de leer mi reciente nota. Eso definitivamente los preocupó, surgiendo este intento desesperado de reencausar el dialogo hacia ellos.

La piedra angular de lo que se trata de fundamentar es que “Las sanciones económicas y la política de máxima presión no lograron sus objetivos”. Pero ¡por favor! ¿Eso es en realidad así? Es como si se le dijera a los EEUU que tienen que levantarle las sanciones aplicadas a Rusia porque no han producido la terminación de la guerra y Putín no ha retirado sus tropas. Ese argumento fatuo olvida que son precisamente las sanciones las que están poniendo a negociar a unos delincuentes que de otra manera se orinarían de la risa de todos los venezolanos, en especial de ellos.

Indicar que las sanciones “han exacerbado gravemente las condiciones de vida del venezolano promedio” es ignorar abiertamente que quienes han destruido el aparato productivo del país, comenzando por la industria petrolera, y los responsables de todos los males que allí se mencionan, ha sido precisamente este régimen impuesto hace mas de 20 años y que las sanciones han venido después de que se le diera la oportunidad a unos políticos amateurs en el 2019 para dirigir la oposición oficial a partir del reconocimiento a Juan Guaidó Márquez como Presidente Encargado, y han fracasado con todas sus letras. ¿Qué clase de burda manipulación es esa? ¿Qué se le está pretendiendo decir a los norteamericanos?

¿De donde salen esos números mágicos que indican que “El 75% de los venezolanos rechaza contundentemente las sanciones sectoriales y apenas el 10% quiere que se mantengan”? ¿De los laboratorios estadísticos de la encuestadora devaluada propiedad de uno de los firmantes? ¡Por favor! Al menos podían pedirles a los norteamericanos que hicieran su propia medición objetiva para constatar si eso se corresponde con la realidad. ¡Esa es una afirmación caza pendejos! Lo que no ha “beneficiado a los venezolanos”, como dice la carta no son las sanciones sino las propuestas opositoras para salir del régimen, razón por la cual muchos venezolanos exigimos un cambio inmediato de la conducción política opositora del país.

Por otro lado, no se les puede pedir a los norteamericanos negociar posiciones para el mejor interés del pueblo venezolano y que supere las presiones políticas internas en EE. UU., que, hasta ahora lamentablemente, han obstaculizado el avance de las negociaciones”. Eso no les corresponde a ellos. Es una manera sutil de pedir que los norteamericanos actúen a favor de lograr que Maduro abandone la “clase política de los alacranes” por presión de los EEUU, sin ver que ese es precisamente el juego de negociación que utilizan los delincuentes de Miraflores para sentarse con ventaja en este nuevo ciclo de México.

Pero lo que más llama la atención es el fondo económico de la misiva: el petróleo. Exhortamos a llegar a acuerdos que permitan el regreso de las empresas petroleras occidentales y otras empresas privadas para rejuvenecer el sector petrolero venezolano, lo cual generará empleo y promoverá la producción local”. Esto revela mucho de lo que está detrás de esta carta firmada igualmente por una representación mixta encubierta de otros intereses importantes para que se reactive la producción petrolera. Interés que no solo es del régimen sino también de la oposición oficial, confirmando la preocupación que expresé en una nota pasada al coincidir en una misma dirección los intereses del régimen y los de su oposición (ver Venezuela, un barco en una tormenta perfecta, en https://ticsddhh.blogspot.com/2022/03/venezuela-un-barco-en-una-tormenta.html).

La carta finaliza con votos para Poner fin a la crisis en Venezuela y ayudar a construir el nuevo futuro del país, con pleno respeto al estado de derecho, las libertades económicas y la vigencia de los derechos humanos, nos compete -y nos beneficiará –a todos”. Si el gobierno norteamericano en un arranque de locura les presta atención a esta suerte de representantes de una sociedad civil que actúa como persona interpuesta de una mezcla de intereses explosivos, no se terminará la crisis en Venezuela. Ni siquiera en la región latinoamericana. Se profundizará. Imagínense un régimen atornillado con más dinero del que jamás soñó Chávez, producto de una guerra que luce interminable, exportando su modelo con renovado éxito al resto del continente. Y los venezolanos sometidos y jodidos con unas migajas un poco más grandes pero sin libertad. Ciertamente eso les beneficiará, como bien termina la carta, pero no a nosotros sino a ellos y sus mandantes. Menudo negocio para todos. Con una oposición así no necesitamos a Maduro…

Caracas, 16 de Abril de 2022

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