jueves, 21 de julio de 2022

Las horas contadas del nuevo gomecismo

Por Luis Manuel Aguana

English versión

“Los que han sido educados bajo la férula militar sucumben a la psicosis de una orden, como fuerza irresistible”

Stefan Zweig

Hoy más que nunca, los venezolanos necesitamos revisar dentro de nosotros mismos, y en nuestra manera de actuar como sociedad, escudriñando dentro de nuestro pasado, cuáles sucesos nos pueden ayudar a encontrar las respuestas de lo que nos pasa, y estimar –así sea en líneas gruesas- lo que vendrá. Eso se hace más patente en el orden político, porque el comportamiento de quienes se han sucedido una y otra vez en el poder no deja de repetirse una y otra vez, siguiendo algún patrón de comportamiento. Y que mejor manera de hacerlo que revisar en nuestra  historia de periodos disruptivos, que han representado cambios importantes para la vida del país, y que en una sucesión de eventos nos ha traído a este punto crucial donde se debate el futuro de Venezuela.

Lo que sigue es parte de la descripción que hace Rómulo Betancourt, de su primera reunión con los militares con los que posteriormente se uniría Acción Democrática para desplazar del poder el 18 de octubre de 1945, al gobierno encabezado por Isaías Medina Angarita:

“Roto el hielo -después de apagarse los ecos de la vagarosa oración perezjimeniana- conocimos detalles más concretos y precisos. Otros de los asistentes nos pintaron el cuadro de un Ejército donde no se habían realizado ni siquiera las modificaciones superficiales introducidas en la administración civil, a partir de 1936. Los métodos arbitrarios de los días de Gómez para la conducción de las Fuerzas Armadas, y la selección de Jefes y Oficiales, seguían vivos y actuantes. Y en cuanto a las finalidades mismas de la organización formada por los oficiales jóvenes del Ejército, con el nombre de “Unión Patriótica Militar”, estaban definidas en el acta por ellos suscrita. Allí declaraban de que “era hora de acabar para siempre con la incompetencia, el peculado y la mala fe que presiden los actos de nuestros gobiernos”; invocaban “la responsabilidad histórica que reclama el momento, a las juventudes del mundo”, y hacían profesión de fe democrática “declarando enfáticamente que no defendían intereses personales ni de clase y que propiciaban la formación de un Gobierno que tenga por base  el voto universal y directo de la ciudadanía venezolana, una reforma de la Constitución que sea asimismo expresión de la voluntad nacional y la creación de un Ejército verdaderamente profesional” (1) (Pág. 225).

Y más allá sigue a continuación Betancourt: “Teníamos firmes convicciones civilistas y rechazábamos por arraigadas normas doctrinarias toda clase de intervención del Ejército en la vida política del país. Pero el desarrollo dinámico de nuestra propia acción agitativa de consignas apasionadamente sentidas por el pueblo nos condujo al contacto con un numeroso grupo militar, contacto que ya se ha visto fue por ellos solicitado y por nosotros recibido por sorpresa, porque nunca pudimos imaginar que fuese tan débil el arraigo en las fuerzas armadas de un régimen jefaturado por Generales-Presidentes(1) (Pág. 226)(resaltado nuestro).

Podría resultar sorpresivo para un gran número de venezolanos poco aficionados de la historia, que los adecos -de acuerdo al relato de Betancourt- no buscaran a los militares para derrocar al gobierno antes de ese contacto realizado en la casa  del Dr. Edmundo Fernández en la noche del 6 de julio de 1945. Esto se confirma en una nota publicada relativa a la historia de conformación de la Unión Patriótica Militar, donde se indica: “Después de algunas consideraciones, los conjurados militares llegaron a la unánime conclusión que lo más conveniente era procurar asociarse con el partido Acción Democrática, dirigido por los famosos escritores Rómulo Gallegos y Andrés Eloy Blanco y cuyo secretario general, Rómulo Betancourt, tenía prestigio de aguerrido luchador revolucionario, miembro de la generación de estudiantes que en 1928 se habían alzado en contra de Gómez, y cuyos artículos diarios en El País eran leídos por ellos. Para establecer relación con Acción Democrática, se decidió que el teniente Francisco Gutiérrez hiciera contacto con su amigo Luis Beltrán Prieto Figueroa, y el teniente Horacio López Conde buscaría concertar una reunión con Rómulo Betancourt” (ver La Unión Patriótica Militar, su papel protagónico en el golpe 18 de octubre de 1945, en http://elfarodigital68.blogspot.com/2018/07/la-union-militar-patriotica.html).

De lo anterior se puede deducir entonces, que la iniciativa para el desplazamiento del poder del gobierno encabezado por Medina, no fue de los civiles sino de los militares, y que ante intereses comunes del momento histórico, decidieron emprender las acciones comunes necesarias para llegar a ese objetivo. Y no deja de llamar la atención las razones que aducen los militares para dar ese paso en su reunión con Betancourt: “un Ejército donde no se habían realizado ni siquiera las modificaciones superficiales introducidas en la administración civil...”, “Los métodos arbitrarios de los días de Gómez para la conducción de las Fuerzas Armadas…”,”la selección de Jefes y Oficiales…”, “acabar para siempre con la incompetencia, el peculado y la mala fe que presiden los actos de nuestros gobiernos”. ¿Les parece conocido? Por supuesto también éstas y otras razones adicionales fueron esgrimidas por los mismos militares para desplazar el gobierno, esta vez electo por el voto popular, de Rómulo Gallegos el 24 de noviembre de 1948.

Mucho se ha escrito en relación con ambos momentos históricos, pero a mi juicio lo que se desprende de allí es la interrogante de quien uso a quien, y cuál terminó siendo el resultado neto de algo que partió de lo militar con resultados importantes para el país en lo civil, como lo fue el proceso Constituyente de 1946-1947. En otras palabras estamos hablando DEL MISMO PROCESO cívico-militar que comienza en 1945, pero con dos hitos, uno civil y otro militar.

Por un lado, se logra un avance importantísimo en lo civil, reflejado en el sufragio universal directo y secreto, y otras importantes mejoras en los derechos civiles de los venezolanos, establecidos en la Constitución de 1947, que aunque fueron opacadas por el golpe de 1948, ya eran unas conquistas logradas y pendientes de recuperación 10 años después.

Los militares lograron por su parte, después de octubre 1945, una mejora importante en sus condiciones tal y como lo exigía la Unión Patriótica Militar, siendo un primer paso la situación social de los uniformados: “Aumentó en un 37%  los sueldos de los oficiales, en un 57% el de las tropas y en un 50% lo destinado a la alimentación de las mismas. Los suministros en productos de farmacia para la Sanidad Militar fueron aumentados en un 250%. Se destinaron 4 millones de bolívares como aporte del Estado para fortalecer la Caja de Previsión de las Fuerzas Armadas, la cual solo había recibido desde su fundación el aporte único de un millón de bolívares”. (1)(Pág. 551).

Señala Betancourt: “Demostramos visible interés en el mejoramiento profesional y técnico de las Fuerzas Armadas, pero les reconocíamos solo la función que les asignan los ordenamientos legales democráticos: la de institución de carácter profesional y técnico, subordinada al Poder Ejecutivo, sustraída a toda injerencia en la forma como se orientara la gestión política y administrativa. Actitud está enraizada en la más ortodoxa tradición bolivariana. Es del Libertador aquella frase que resume toda una doctrina de permanente vigencia: “Desgraciado el pueblo donde el hombre armado delibera”. (1) (Pag.552) (resaltado nuestro).

Y ciertamente, como rescata mi estimado amigo Alfredo Coronil Hartmann, del General Roberto Vargas a Betancourt en Ortiz: “… El 18 de octubre de 1945, fue el día en que realmente murió Juan Vicente Gómez”, en alusión a la eliminación de las reminiscencias del gomecismo en lo político y en lo militar (ver Alfredo Coronil Hartmann, 18 de octubre de 1945, en https://pararescatarelporvenir.wordpress.com/2019/10/21/el-18-de-octubre-de-1945-por-alfredo-coronil-hartmann-para-rescatar-el-porvenir/). Los militares, con una acertada conducción política, en un proceso que está lejos todavía de terminar, en esa época movieron hacia adelante el reloj de la historia de Venezuela.

Estuvo claro, incluso a pesar del golpe de 1948, que el país se había movido hacia otra era. Sin embargo, en aquella época 10 años fueron más que suficientes para macerar el regreso de la civilidad al país. Y sin entrar en el detalle de los sucesos militares que dieron origen a la caída del régimen de Marcos Pérez Jiménez en 1958, no cabe duda que de nuevo se dio curso a la unión de intereses comunes entre militares y civiles, como en 1945, para engendrar el período más largo de paz y crecimiento político, económico y social de la historia de Venezuela.

Otra vez la historia nos coloca en el medio de un nuevo gomecismo retrógrado, mucho peor que el de 1945, que animó a jóvenes militares a motorizar, un cambio que requirió de muchos períodos de convulsión política antes de estabilizarse. Y lo que sucede ahora en las Fuerzas Armadas es de lejos mucho peor que lo que ameritó el cambio político de 1945. Existirán, como antes, las ambiciones de civiles y militares que hagan abortar o retrasar los intentos de levantar la cabeza en la búsqueda de la estabilidad política. Sin embargo, lo importante es entender el proceso. Dense cuenta de que la frase del Libertador citada por Rómulo Betancourt, no tuvo vigencia real, sino 10 años luego de 1948.

Los militares, por su estructura y formación, responden a la frase de Stefan Zweig, citada al comienzo, debido a algo que les inculcan desde el principio en la médula de sus huesos: en la institución armada hay un superior que manda y un subordinado que obedece, y punto. De allí que la reunión con Betancourt del 6 de julio de 1945, quien llevara la voz cantante fuera Marcos Pérez Jiménez, así como quien presidiera la Junta Militar del golpe de 1948 fuera Carlos Delgado Chalbaud, para luego ser asesinado por las ambiciones de Pérez Jiménez porque nunca iba a poder imponerse de otra manera. Por esa misma razón, el comandante de la guarnición de Maracay, Tcnel. José Manuel Gámez Arellano, no atiende la defensa del gobierno legítimo de Gallegos, poniendo presos a quienes lo buscaron para organizar un nuevo gobierno encabezado por el Presidente del Senado Valmore Rodríguez, acatando las órdenes de los insurrectos desde el Ministerio de la Defensa. Obedecer las órdenes sin preguntar, aun cuando no provengan de una autoridad legítima. Hay que entender eso muy bien, porque de eso tenemos mucho en nuestra historia, pasada y presente.

En algún momento, -espero que sea pronto- después de 22 años de este nuevo gomecismo retrógrado, se repetirá el proceso, con nuevos actores civiles y militares, simplemente porque la historia reincide permanentemente cuando los actores no han aprendido de ella. El país no está bien y eso lo saben tanto los civiles y militares. Ojalá que las horas estén contadas para que la historia purgue de nuevo el sistema, no solo para restaurar a unas verdaderas Fuerzas Armadas en su rol original donde el Libertador las colocó, sino para restituir la institucionalidad y los derechos de un país, tal y como se hizo en 1946-1947 a través de un proceso Constituyente, reponiendo así los valores de libertad y cambio democrático que los venezolanos necesitamos urgentemente.

Caracas, 21 de Julio de 2022

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(1)   Rómulo Betancourt, Venezuela Política y Petróleo, Obras Selectas, Primera Edición 1978 en Ed. Seix Barral, S.A., ISBN 84-322-9513-2

jueves, 14 de julio de 2022

FFAA, hacia otra perspectiva del problema

Por Luis Manuel Aguana

English versión

No seré yo quien deje de responsabilizar a la institución armada de no haber cumplido con su deber constitucional de garantizar la institucionalidad del país. Son responsables y siguen siendo responsables, así sus jefes hayan distorsionado el objetivo de esa institución. Pero de allí a hacer leña del árbol caído a los únicos que pueden hacer algo para salir de esta tragedia política, hay mucho trecho. Ya están lo suficientemente desprestigiadas para eso. Sigo estando en la acera de quienes todavía piensan que son necesarias unas Fuerzas Armadas dignas, defensoras del territorio y garantes verdaderos de la Constitución, y que en esa institución aún existe el germen para el necesario cambio de actitud que haga posible un giro en el actual estado de cosas.

En las FFAA, cómo en todas las instituciones, hay gente valiosa que efectivamente si entiende el problema del país y la necesidad de un cambio estructural. Eso lo han demostrado con creces las cárceles militares llenas de oficiales que han disentido del régimen, e incluso que han dado su vida en las mazmorras, debido a que los delincuentes que gobiernan tienen terror a que ese sentimiento sea masivo en las Fuerzas Armadas. Eso no se ha terminado y creo que en lo que debemos insistir los venezolanos, no es en lo terrible que ha sucedido con la Fuerza Armada -que es evidente y que debe desaparecer- sino en lo bueno que todavía queda, manteniendo en lo posible, mensajes para que lo rescatable que quede allí no se extinga definitivamente.

Desde mucho antes de llegar Hugo Chávez al poder, existían indicadores ciertos del proceso de descomposición existente en las FFAA. El hecho mismo de la existencia de un sujeto como Chávez dentro de la institución armada era un síntoma claro de la necesidad de cambios, no solamente en las FFAA sino en toda la estructura política del Estado venezolano. Cómo se demostró posteriormente, Chávez fue parte de una estrategia de infiltración ideológica de largo plazo en la institución, de la cual lamentablemente fuimos víctimas, además de la institución armada, todos los venezolanos.

La sociedad en su conjunto debe seguir exigiendo a la Fuerza Armada el fiel cumplimiento de su obligación Constitucional. ¿Y por qué? Porque los militares son los únicos profesionales a los que la Nación mantiene desde que estudian su carrera hasta que fallecen. No salen a la calle a buscar trabajo después de graduarse al tener su vida garantizada, e incluso tienen la oportunidad de cursar y ejercer carreras civiles. La Nación les otorga ese trato preferencial precisamente por eso, porque ellos son el último bastión en la defensa de su institucionalidad. Los militares y policías que han cumplido ese juramento a la Nación deben ser honrados y reconocidos, como deberán serlo en algún momento todos aquellos que han sufrido por haberlo hecho efectivo.

Sigo creyendo, como lo he afirmado desde hace muchos años, que cualquier Fuerza Armada, institucional, militar y policial, tiene la obligación de intentar algo para el desplazamiento de un régimen que ha violado la Constitución. Esa es la esencia del Art. 333 Constitucional. Y como ya sabemos, hay militares y policías que lo han intentado, cumpliendo con su juramento, al costo de sus vidas o de su libertad. Hay todavía oficiales presos en las mazmorras del régimen. Eso no puede ser dejado de lado por más que la crítica justifique que la institución, como un todo, todavía responda y mantenga, por razones ideológicas o de corrupción, al régimen en el poder.

Allí todavía hay oficiales dignos, y a mi juicio lo que debemos hacer todos, civiles y militares, es plantear caminos para cambiar esa situación que no solo les compete a los militares. De modo, pues, que en lugar de quemar un pedazo del árbol caído de la FFAA, haciendo catarsis justificada por nuestra frustración acerca del cómo las han destruido y por qué todavía no se han pronunciado a favor de un cambio, la sociedad en su conjunto más bien debería estar buscando cauces en positivo para que los militares que si deseen cumplir con su juramento, en este momento tan difícil del país, lo puedan efectivamente hacer.

Pero esta corresponsabilidad no es nueva, como lo reseñe hace un tiempo. En el trabajo de mi padre para optar el Doctorado en Derecho en la Universidad de Carabobo, en los años 60’s (ver Raúl Aguana Figuera, Consideraciones sobre el Derecho Militar Venezolano, en https://tinyurl.com/y4kw78s2), el Dr. Aguana establecía que la concepción ampliada de la Defensa Nacional incluía a todos los venezolanos, no solo a los militares: “… La continuidad del Estado en el orden del tiempo y del espacio descansa en la defensa de su existencia, protegiéndose de los agentes de descomposición que de manera constante inciden sobre el mismo, poniendo en peligro la comunidad organizada en Estado en cuanto a su seguridad interna y a su seguridad externa. Defensa nacional corresponde a todos los miembros de esa comunidad, esto es, a toda la ciudadanía compete, al igual que a los órganos públicos, la realización de los llamados grandes objetivos de carácter permanente de la defensa, que abarcan los campos políticos, económicos, social, militar, la promoción del bienestar ciudadano y de la sociedad en general, la supervivencia de nuestra cultura y los objetivos estratégicos (resaltado nuestro).

Esa conceptualización, dada en el contexto de la Constitución de 1961, se renueva en el marco de la Constitución de 1999, donde todos estamos involucrados en el problema de defender la Nación, no solo los militares. La Constitución de 1999 les asigna a ellos responsabilidades muy claras en su Artículo 328, pero también al resto de los sectores en el Artículo 326. Si la institución armada se encuentra en estado de coma, porque se perdieron todos los valores morales, cívicos e institucionales, provocado –no hay que olvidar eso- por la decisión de los venezolanos de elegir a un golpista ideologizado en el poder, no queda solo de ellos la carga de su rescate y de la defensa de la Nación.

En este sentido, siempre nos hemos preguntado por qué el Gobierno Encargado y los partidos del G4 que lo sostiene, nunca designaron un Alto Mando Militar con oficiales de alta graduación (que existen y están en el exilio), profundamente conocedores del problema militar, capaces de diseñar una estrategia de rescate institucional, que le dé curso a las muchas inquietudes que aún existen dentro de las filas militares. Ese es un paso eminentemente civil –y crucial- con implicaciones a lo profundo de las FFAA, y es algo que se puede hacer ahora mismo.

Sin embargo, las motivaciones políticas de muchos dinosaurios existentes en los partidos políticos de la Asamblea Nacional de 2015, lo han impedido consistentemente. Le tienen terror a que algo diferente de ellos, que no puedan controlar, pueda entorpecer sus ambiciones de poder. Prefieren la continuidad del desastre del castro-chavismo-madurismo que afecta ahora mismo –no para el 2024- en hambre y destrucción al pueblo venezolano, apostando a unas elecciones que nunca los llevarán al poder, en su deseo absurdo de coexistencia con el régimen. No hay que olvidar tampoco que muchos de quienes ahora se sientan en esa Asamblea Nacional de 2015 hablando de “democracia y libertad”, e impiden cualquier acción estratégica de recuperación, fueron cómplices de la conspiración en contra del Presidente Carlos Andrés Pérez y responsables indirectos de la creación del engendro Chávez, destructor de las FFAA.

Lo que está pasando allí no es solo responsabilidad de la FFAA. No en vano la conseja militar según la cual no habría ningún incentivo de los uniformados para salir del régimen si el resultado termina siendo entregar el poder a individuos peores en corrupción y valores de los que existen en Miraflores. Hay que seguir haciendo un análisis mucho más profundo y menos superficial acerca de las razones verdaderas del porqué esa institución se autoflagela dejando que sus peores delincuentes la conduzcan. No es razón suficiente esgrimir la corrupción de los Altos Mandos cuando hay oficialidad media y alta honesta, pasando hambre como el resto de los venezolanos.

Esto en si mismo representa una calamidad mucho más grande que la destrucción conocida de toda la institucionalidad de las FFAA y del país: que se pueda hacer algo para que los militares puedan cumplir con su juramento y no se haga. Que nos quedemos en seguir culpando a los militares felones, sin profundizar en el problema, y sin decir una palabra de aliento a quienes si cumplieron y están presos y torturados; sin una condolencia a los familiares de los militares han asesinado en los calabozos del régimen por haber cumplido su parte del trato. Si hacemos eso, tal vez, solo tal vez, tengamos en algún momento de vuelta a unas FFAA que nos defiendan y rescaten al país. Eso es precisamente lo que habría que hacer de ahora en adelante.

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viernes, 8 de julio de 2022

Mi reino por un muñeco

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Los venezolanos simplemente no podemos dejar pasar para la historia la representación de opereta que hizo Nicolás Maduro Moros al hacerse representar por un muñeco inflable en los actos protocolares y militares del 5 de julio de 2022 en el Paseo de Los Próceres. Hasta qué punto podría haberse degradado este régimen de cabezas múltiples, siendo la más visible la del ilegítimo Maduro, los militares que todavía lo siguen, toleran y festejan como una gracia, una falta de respeto de semejante tamaño a la memoria de nuestros libertadores, representada en por el Monumento a Los Próceres.

El solo hecho de imaginar que los 11 héroes militares representados en las estatuas de Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, Rafael Urdaneta, Santiago Mariño, Francisco de Miranda, José Antonio Páez, Manuel Piar, José Félix Ribas, Luis Brión, Juan Bautista Arismendi, y José Francisco Bermúdez, conjuntamente con todos los bravos que hicieron valer con sus vidas el Acta de Independencia firmada el 5 de julio, y cuyos nombres están tallados en piedra en los monolitos de Los Próceres, conmemorando las 4 batallas que sellaron la independencia de los países bolivarianos, Ayacucho, Boyacá, Pichincha y Carabobo, deban contemplar desde donde estén que todo ese esfuerzo inimaginable habría sido en balde, al terminar su glorioso ejército libertador adorando en el 2022 a un muñeco inflable, representando en ese espectáculo lo que queda de Venezuela, debe al menos revolcarlos de sus tumbas.

De hecho, contemplar ese insulto a los héroes que son la razón de que tengamos un país, les debe dar mucho que pensar a quienes todavía sostienen con las armas de la República, a Nicolás Maduro Moros y su pandilla de delincuentes en el poder, y mucho más aún a quienes dentro de las Fuerzas Armadas no participan del festín y pasan hambre como el resto de nosotros. ¿Es que no les dio la misma vergüenza ajena, igual que al resto de los venezolanos, ese deplorable espectáculo que dimos ante el mundo?

Esta situación me hizo recordar una historia que leí recientemente acerca de la frase del Rey Ricardo III en la batalla de Bosworth, citada por Shakespeare, cuando al caer del caballo quedó completamente indefenso a las tropas enemigas, gritando: “Un caballo, mi reino por un caballo”, mencionada en un excelente artículo de Pablo Regent (ver, El Observador, Mi reino por un caballo, en https://www.elobservador.com.uy/nota/mi-reino-por-un-caballo-20219195023) donde refiere que este suceso se explicó en un poema escrito por George Herbert en 1651:

“Por la falta de un clavo, fue que la herradura se perdió, por la falta de una herradura fue que el caballo se perdió, por la falta de un caballo, fue que el caballero se perdió, por la falta de un caballero fue que la batalla se perdió, y así como la batalla fue que un reino se perdió, y todo porque fue un clavo el que faltó”.

El Rey Ricardo III creyó que perdía su reino por un caballo, cuando en realidad lo pierde por una cadena de eventos insignificantes que comenzando por un clavo tuvieron como final trágico la pérdida de su reino. Cuando Maduro pierda su “reino” se dirá equivocadamente que fue por culpa de su muñeco inflable, y todos lo imaginaremos exclamando “Mi reino por un muñeco”, cuando en realidad eso no será más que la culminación de una cadena de hechos que terminarán por reventar por dentro la podredumbre que ya todos contemplamos por fuera.

Maduro es con mucho la representación de un poder que ya no es tal. No es más que un agente intermediario ante nosotros de una entrega que ya ha sido consumada al extranjero. Rusia, China, Irán y Cuba, son los verdaderos mandantes de ese muñeco que vimos en Los Próceres. Día a día, y error tras error Maduro se está haciendo imposible de sostener. Ya no puede siquiera mantener a salvo a sus socios del negocio con las FARC y el ELN en territorio venezolano, y se esconde culpando al gobierno colombiano.

Mientras, por un lado, Maduro negocia con una misión de los EEUU el aumento de la producción de petróleo a cambio de sanciones, al mismo tiempo envía a su canciller a arrodillarse ante Putin en Rusia avalando los crímenes que está cometiendo esa tiranía en Ucrania, el día 4 de julio, día de la Independencia norteamericana. ¿Qué mensaje cree que les está enviando a los norteamericanos?

Las contradicciones de esa cúpula que ha avergonzado la nacionalidad venezolana este 5 de julio, serán cada día irremediablemente mayores. Ese clavo que dejo de ponerle el herrero a la herradura del caballo del Rey Ricardo III no ocurrió por azar. Es que ya se estaban haciendo las cosas mal desde mucho antes y acabó con una dinastía de 300 años. Un error no puede tapar otro error indefinidamente, sin que eso tenga consecuencias. Tal vez lo que los venezolanos debamos hacer es esperar lo que irremediablemente debe pasar en Venezuela. Pero un empujón nunca está de más.

Insistir a quienes corresponda que un insulto como el que el ilegítimo le propinó a las mismas raíces de nuestra nacionalidad, al escupir sobre la memoria de nuestros héroes, no se puede tolerar. Es como si los militares permitieran a alguien el 5 de julio orinarse sobre la bandera de Venezuela en el patio de honor de la Academia Militar, día de su graduación, y que eso no tenga consecuencias.

Pero tal vez eso sea lo que pienso yo, que crecí en el contexto de un país diferente, donde la memoria de nuestra nacionalidad era sagrada, tanto para civiles, y mucho más para los militares. Un país que les repetía sin cansar a sus niños la frase del Libertador “Moral y luces son nuestras primeras necesidades”, en su afán de formar ciudadanos íntegros.

Todavía mantengo la esperanza que el próximo 5 de julio, el desfile de celebración no sea solo militar, sino civil, y encabezado, no por una parodia de presidente o su copia inflable, sino por un Presidente verdadero y legítimo, producto de la voluntad popular del país que soñaron aquellos que derramaron su sangre por eso, y que fueron representados dignamente en Los Próceres para no ser nunca más olvidados.

Caracas, 8 de Julio de 2022

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miércoles, 6 de julio de 2022

Por una nueva Declaración de Independencia

Por Luis Manuel Aguana

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No es la primera vez que insistimos que en Venezuela las fechas patrias han sido militarizadas por la mayoría de gobiernos que hemos tenido en Venezuela. Y como la mayoría de ellos han sido militares, no es para nada extraño que se le dé una connotación militar a esa fecha, razón por la cual los venezolanos debemos reivindicar su carácter especialmente civil, cuando se logre rescatar la libertad y la democracia (ver Presidentes de Venezuela (1811-2012) un análisis estadístico-descriptivo, por José Gregorio Petit Primera, UCV-Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, abril 2015, en, https://www.redalyc.org/journal/364/36448449003/html/). Entre esas fechas se destaca la del 5 de julio de 1811, que considero de la mayor importancia, al ser ésta la que declara la Independencia de Venezuela.

Sin embargo, en la Venezuela de 2022, ya no se le concede la relevancia que tenía en el pasado la celebración de la declaración de la independencia, lo cual me parece muy consistente de un régimen que ha pisoteado los valores de libertad que esa fecha representa para los venezolanos y aquellos que creemos que hay que seguir luchando por la independencia, pero esta vez no del imperio español, sino de aquellos que entregaron Venezuela –sin disparar un tiro- a los imperios ruso y chino, y sus asociados iraní y cubano.

Y como efectivamente indicamos que la fecha 5 de julio tiene una connotación militar histórica en Venezuela, tradicionalmente existe un desfile militar, presidido por el Presidente de la República. Sin embargo, en esta oportunidad, Maduro se quedó encerrado en Miraflores y sin presidir el desfile, envió su discurso grabado “previo al desfile militar para conmemorar el Día de la Independencia este martes 5 de julio, en la supuesta “maldición santanderista” que amenazaría a la cúpula chavista de la FANB” (ver La Patilla, Maduro envió discurso grabado y se quedó encerrado en Miraflores durante el desfile militar del 5 de julio, en https://flikt.bltlydns.com/2022/07/05/maduro-encerrado-en-miraflore/).

Y esto sí me llamó la atención. Maduro, al esconderse de una supuesta amenaza que llama “maldición sandanderista”, no hace más que resaltar el maniqueísmo con el que consistentemente la “robolución” castro-chavista-madurista ha tergiversado la historia de ambas naciones. ¡Ojalá que Venezuela hubiera seguido después de la independencia la tradición republicana y civilista de Santander! A Francisco de Paula Santander se le puede señalar por haberle dado la espalda al Libertador, pero también a José Antonio Páez, siendo ambos los protagonistas de la disolución de la Gran Colombia; pero nunca de imponer el militarismo sobre el civilismo en su país. Santander, como primer Presidente de la República de la Nueva Granada, se le considera responsable del primer sistema de educación pública de Colombia.

No era comparable la formación de los primeros presidentes que tuvimos tanto en Colombia como en Venezuela. Eso hizo la diferencia en la orientación de sus gobiernos después de la separación de ambos países en 1830. De allí pueden ustedes derivar nuestra accidentada historia presidencial militarista desde ese año, si se toman unos minutos para leer el análisis estadístico-descriptivo del profesor Petit Primera.

Por otro lado, Colombia se le considera la democracia más antigua de América Latina (ver ¿Por qué se dice que Colombia tiene la democracia más antigua de América Latina, en  https://www.colombia.co/marca-pais/politicas/por-que-se-dice-que-colombia-tiene-la-democracia-mas-antigua-de-america-latina/). La historia de nuestras naciones no se puede esconder porque es parte de nuestro patrimonio universal, por mucho que el castro-chavismo-madurismo quiera cambiar los libros de nuestros niños y grite consignas para predisponer a dos pueblos hermanos.

Si Maduro teme por su vida y se esconde durante el desfile del 5 de julio, no será por una “maldición santanderista”, sino quizás por la traición de sus asociados en los múltiples negocios criminales que lleva a cabo su régimen, entre ellos el oscuro negocio del narcotráfico. No es difícil imaginar que Maduro este teniendo dificultades con sus socios para responder por el asesinato en Venezuela de Iván Márquez, quien supuestamente gozaba de la protección de su régimen. De allí que “Tan pronto se supo que Márquez estaba muerto, el régimen de Maduro inició una cacería interna para pedir explicaciones a este hecho y encontrar a los responsables. Por esta razón, lanzó una “alerta” a sus fuerzas y comenzó una serie de acusaciones falsas contra el gobierno Duque sobre supuestos ataques que se estarían planeando en Colombia en su contra. Solo un sofisma de distracción” (ver Semana.com, La muerte de Iván Márquez tiene “revoloteándo a Nicolás Maduro y a su régimen”, en https://www.semana.com/nacion/articulo/atencion-la-muerte-de-ivan-marquez-tiene-revoloteando-a-nicolas-maduro-y-a-su-regimen-aqui-estan-los-detalles-secretos/202206/). La situación del régimen de Maduro se parece cada vez más a una película de gánsteres matándose entre sí por un negocio. No es de extrañar entonces que esté escondido.

La reafirmación que hemos hecho desde ANCO al llamar “a luchar por la libertad al celebrar la Declaración de Independencia de 1811” (ver Comunicado ANCO del 5 de julio, en https://ancoficial.blogspot.com/2022/07/comunicado-anco-anco-llama-luchar-por.html), no es un asunto retórico. Los venezolanos hemos retrocedido en la apreciación de los valores de libertad que nos legaron quienes murieron por esa Declaración de Independencia. Fue una declaración civil que asumieron en serio nuestros libertadores al defenderla con las armas frente al ejército español. Aquí no había soldados venezolanos entrenados, salvo los que nos enviaron los pocos países que nos apoyaron, como la Brigada Británica de Daniel Florencio O’leary. Esas batallas las pelearon los campesinos descamisados del llano y de todas las regiones de Venezuela, lo que las hace más dignas y merecedoras del recuerdo imperecedero de los venezolanos.

Si Maduro y su régimen han convertido a Venezuela este 5 de julio de 2022 en un territorio de delincuentes que se disputan un negocio, escondiéndose de sus perseguidores, nosotros en ANCO en contraposición, hacemos un nuevo llamado a la liberación de Venezuela de la ignominia totalitaria, destructora de la nación y sus instituciones, violadora de nuestra soberanía y de los derechos humanos de los venezolanos”, convocando a los venezolanos a imitar el valor de las acciones de nuestros libertadores para “alcanzar la libertad de nuestro pueblo, así como la de reafirmar los valores de una República Federal y Descentralizada, con Estados y Municipios autónomos, como lo establecieron quienes declararon la independencia en 1811 y dieron sus vidas por ese sueño”. Estoy convencido de que algún día nuestros descendientes celebrarán esta nueva declaración de libertad profundamente civil, como ahora nosotros celebramos la que realizaron las 7 Provincias el 5 de julio de 1811. Seguiremos trabajando para hacer realidad ese sueño…

Caracas, 6 de Julio de 2022

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miércoles, 29 de junio de 2022

Venezuela y la propuesta Constituyente de Colombia

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Uno de los aspectos más controversiales que nos llegaba a Venezuela de la pasada elección presidencial de Colombia fue la propuesta de convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente ofrecida por el entonces candidato y actual Presidente Electo de Colombia, Gustavo Petro. Ciertamente, Petro ofreció una convocatoria Constituyente como primer acto después de su elección como Presidente, siendo candidato presidencial para las elecciones de 2018 en Colombia. Pero perdió las elecciones. La siguiente fue la posición de Petro, ante el tema Constituyente en el año 2017:

“…si yo soy Presidente de Colombia el primer acto el primer día es convocar un referendo con una sola pregunta: ¿Quiere Ud., si o no, convocar una Asamblea Nacional Constituyente en Colombia? Que si la mayoría dice sí, nos permite convocarla para hacer esta reforma. No es una Asamblea Nacional Constituyente como la del 91. No es reunida en el centro de Bogotá. Tiene que ser una Constituyente territorial, porque ese es el gran vacío de la Constitución de 1991, lo local, la democracia local, tiene que ser territorial, acotada. No es una reforma de todo. La Constitución del 91 tiene ventajas en muchísimos temas. ¿Acotada a qué? A estas reformas: la salud, la educación, la justicia, la nueva economía –podríamos hablar otro día de que significa esa nueva economía, me he metido en estos días a tratar de explicarlo que es salir del petróleo y entrar a la producción- y la política”…”Mientras sesiona la Constituyente el Congreso sigue pero no tiene función. Se suspende hasta que acabe las funciones de la Constituyente”…”Debe ser plural, no es al estilo Maduro, de uno solo, eso no tiene sentido. Es una Constituyente que sea la expresión de la sociedad colombiana…” (resaltado nuestro)(ver Semana TV, 17 de noviembre de 2017, Petro y su primera decisión como presidente sería convocar un referendo constituyente, en https://youtu.be/vYQLKXh6l9c, min 21:00).

Sin embargo, a pesar de haber declarado de esta manera en noviembre 2017, ya en diciembre de 2021 como candidato del Pacto Histórico, Petro cambia públicamente su posición en relación con el tema, en la campaña presidencial de 2022:

“P: Si Ud. gana la presidencia de la República, ¿habrá Constituyente o no? R: Nosotros hicimos la Constitución del 91. Las instituciones hoy de Colombia se originan en la Constituyente del 91 y nosotros fuimos la fuerza mayoritaria de la Asamblea Nacional Constituyente por voto popular. ¿Por qué íbamos a desbaratar lo que hicimos? La Constitución del 91 sirve para hacer los cambios económicos. La Constitución del 91 ordena que todo o toda colombiana tenga derechos fundamentales y los describe. Hoy no los tiene. Pero no es porque la Constitución no lo ordena es porque los gobiernos de un régimen corrupto, que no es constitucional, los han conculcado. Han hecho negocios con los derechos de los colombianos. Por tanto el cambio en Colombia se hace con la Constitución del 91. No necesita una Constituyente para hacer otra Constitución porque ya la tenemos. Y ese es el primer Pacto. Fue un Pacto hecho con Álvaro Gómez y las fuerzas conservadoras de ese entonces, y con los liberales de ese entonces, y fructificó. La Constitución del 91 es la demostración fehaciente de que un Pacto Histórico se puede hacer en Colombia” (resaltado nuestro) (ver Semana TV, Gustavo Petro y el Pacto Histórico debaten el camino a la Presidencia de Colombia, Elecciones 2022, en https://youtu.be/8tLtSubPoLc, min. 1:33:10).

Y no le faltó razón al Gustavo Petro actualizado de 2021, al decir que la Constitución colombiana no requiere de una Constituyente para hacer en ella las reformas políticas necesarias para mejorar la salud, educación, justicia y economía. Solo al leer la Constitución política de Colombia, actualizada con los actos legislativos hasta 2016 (ver en https://www.cijc.org/es/NuestrasConstituciones/COLOMBIA-Constitucion.pdf), estos aspectos están garantizados: salud (Art. 44, 49, 50, 64), educación (Art. 45, 64, 67, 68, 69, 70), justicia (Art.95, 116, 152, 156), economía (Art. 332-338).

Los colombianos se dieron en 1991 una Constitución moderna que puede ser reformada, como efectivamente lo ha sido en 51 oportunidades (información hasta septiembre 2019) por Actos legislativos del Congreso (ver Cuantas Constituciones ha tenido Colombia, ¿Cuántas modificaciones ha tenido la Constitución de 1991?, en https://www.senalcolombia.tv/cultura/constitucion-politica-colombia-historia).

Ahora bien, el temor a que Petro siga la franquicia chavista de modificar la Constitución para cambiar el modelo político colombiano, introduciendo una reelección indefinida o colocando el socialismo como ideología única en el país, no digo que sea imposible, pero le sería bien cuesta arriba dada la polarización de prácticamente la mitad del país luego de las elecciones, con un pueblo muchísimo más culto que el nuestro. Esto sin tener en cuenta que la Cámara de Representantes aprobó la eliminación de la figura de reelección presidencial de la Constitución Política del país durante el año 2015, en una de sus muchas modificaciones.

Petro dejó de ofrecer una constituyente por el rechazo del pueblo colombiano a esa posibilidad que venía planteando desde antes del año 2017 y que para esta elección desechó antes de su elección, el 19 de junio de 2022. La Constitución le permite a los ciudadanos “presentar proyectos de ley o de reforma constitucional” en un número “igual o superior al cinco por ciento del censo electoral existente en la fecha respectiva o el treinta por ciento de los concejales o diputados del país” (Artículo 155 Constitucional). Asimismo, “La Constitución Política podrá ser reformada por el Congreso, por una Asamblea Constituyente o por el pueblo mediante referendo” (Artículo 374 Constitucional). De manera que la opción de cambio estructural por la vía Constituyente siempre estará presente con la actual Constitución.

Pero lo importante del planteamiento Constituyente en Colombia tiene que ver con el propósito de los proponentes. Petro entendió que podría efectuar las reformas a su criterio necesarias, para abordar los problemas de salud, educación, justicia y economía. Ya tienen una Constitución que les permite abordar esos problemas, como lo dijo en diciembre de 2021. En Venezuela no tenemos esa Constitución. De hecho, la Constitución colombiana, a pesar de que posiblemente requiera esas reformas que Petro insiste en que son necesarias (salud, educación, justicia y economía) supera con creces la nuestra en descentralización y autonomía regional, sin contar con un mecanismo de distribución de recursos (Sistema General de Participaciones de los Departamentos, Distritos y Municipios, Art. 356 Constitucional), más avanzado que el simple Situado Constitucional porcentual que arrastramos desde el siglo pasado en Venezuela, y que ha servido para enriquecer a los ocupantes de Miraflores y a sus partidarios.

El salto cuántico que hicieron los colombianos con la Constitución de 1991 desde la anterior de 1886 del siglo antepasado, es lo que estamos buscando nosotros para Venezuela desde la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO. Esto es, romper con la centralización asfixiante, generando política y constitucionalmente las autonomías regionales dándole mayor poder a los Municipios y Estados, en ese orden, acercando el poder a los ciudadanos. Ya los colombianos han avanzado mucho más en eso que nosotros. Lean el artículo 287 de la actual Constitución de Colombia:

“Artículo 287. Las entidades territoriales gozan de autonomía para la gestión de sus intereses, y dentro de los límites de la Constitución y la ley. En tal virtud tendrán los siguientes derechos:

1. Gobernarse por autoridades propias.

2. Ejercer las competencias que les correspondan.

3. Administrar los recursos y establecer los tributos necesarios para el cumplimiento de sus funciones.

4. Participar en las rentas nacionales”.

Sin embargo, nuestra propuesta constitucional, reflejada en El Gran Cambio (ver El Gran Cambio, una propuesta para la Refundación de Venezuela, en https://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html) plantea algo más avanzado. Deseamos una autonomía municipal y estatal aun mayor, dejando al Estado Federal y al Presidente de la República una función de coordinación y representación, con un poder muchísimo menor del que ahora tiene, que sería repartido entre todos los Municipios y Estados, con un financiamiento descentralizado y aportante. Es por eso que los cambios Constitucionales que planteamos serían comparables a los que realizaron los colombianos al pasar de una Constitución militarista del siglo 19 (1886) a una de derechos civiles del siglo 20 (1991). Nosotros pasaríamos de una Constitución del siglo 20 de poder altamente centralizado (1999) a una de poder Municipal y Regional para el siglo 21. Esto incluiría, por ejemplo, cómo se plantearía el petróleo en una nueva economía, donde los Estados petroleros sean los que decidan el desarrollo de su industria localmente.

El tema Constituyente no es de ninguna manera simple. No se trata de plantearle al país un programa de gobierno como algunos políticos insisten en hacer creer, sino un cambio estructural de relaciones de poder entre los ciudadanos y el Estado, con todo lo que ello implica. Se trata de una renovación estructural de las instituciones y poderes públicos del país. Esto es, una REFUNDACION DE LA NACIÓN. No se trata de hacer una Constituyente para imponer una ideología o quedarse en el poder indefinidamente como lo plantea la franquicia que crearon Hugo Chávez y los agentes del Foro de Sao Paulo en 1999. Se trata del desarrollo de nuestros pueblos. Si tanto Colombia como Venezuela lo comprenden cabalmente, Colombia seguirá mejorando lo que ya avanzó constitucionalmente en 1991, y Venezuela dará el salto al desarrollo que nos merecemos como pueblo.

Caracas, 29 de Junio de 2022

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