martes, 11 de octubre de 2022

De Vargas a Las Tejerías, crónica de una negligencia criminal anunciada

Por Luis Manuel Aguana

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Dedicado, con mis más sentidas condolencias, a los familiares de los fallecidos en la tragedia de Las Tejerías

Parece increíble que todavía sea a los venezolanos quienes todavía nos toque llorar los muertos de una tragedia ocurrida este fin de semana pasado en Las Tejerías, del Estado Aragua, por las mismas causas que originaron el desastre de Vargas. Pero no debemos olvidar que nos encontramos aún en la “revolución” que escondió por razones políticas lo que estaba sucediendo en el litoral central de Venezuela en 1999, evidenciando su desprecio por la vida de los venezolanos.

En efecto, hasta El País de España, el 27 de diciembre de 1999 titulaba: “El Gobierno venezolano no atendió a tiempo la principal recomendación efectuada el pasado día 15, durante el desarrollo del referéndum constitucional, por la Dirección de Defensa Civil de Venezuela ante la inminencia de la peor catástrofe de su historia: declarar el estado de emergencia nacional, medida que probablemente hubiera conducido a la evacuación del litoral devastado por las peores inundaciones sufridas nunca por Venezuela”  (ver Chávez desatendió un aviso de protección civil para declarar la alerta ante las inundaciones, en https://elpais.com/diario/1999/12/28/internacional/946335608_850215.html),

El entonces diputado Constituyente, Jorge Olavarría, calificó este comportamiento de “negligencia criminal”: "Chávez trata desde el primer momento de minimizar la crisis sabiendo la envergadura que tiene. La negligencia da pie para iniciar un procedimiento ante instancias internacionales" (ver artículo de El País, referenciado anteriormente), y que Olavarría reafirma en un propio artículo: “Rangel nada dijo en relación a las sarcásticas descalificaciones de descrédito profesional del Presidente en contra de la periodista Jane Bussey del Miami Herald, José de Jesús Aznárez de El País de Madrid y Joaquín Ibarz de La Vanguardia de Barcelona quienes informaron verazmente acerca de la negligencia criminal con la cual el Presidente, manejó la tragedia del litoral en sus primeros y más críticos días, ignorando las recomendaciones que le hiciera Defensa Civil de declarar el estado de emergencia, y enviar la Guardia Nacional a la zona devastada para impedir los saqueos que como consecuencia de esta negligencia se produjeron…” (ver Jorge Olavarría, El Gran Alcahuete, en  https://www.angelfire.com/vt/almallanera/images/derechad.html).

Sin embargo, siguiendo al parecer esa misma negligencia criminal, herencia del difunto Galáctico de 1999, la Gobernadora del Estado Aragua, Karina Carpio, fustigo el día siguiente del desastre a todo aquel que se le ocurriera pasar algún video acerca de la tragedia ocurrida: “A todas aquellas personas que están pasando, que están transmitiendo videos, imágenes dantescas de lo que pudo haber ocurrido aquí, que sabemos que efectivamente hay un daño, pero que nosotros estamos llamados a la consciencia y no con esos videos que lo que están es despertando angustia en nuestra comunidad” (ver La Patilla, Las insólitas declaraciones de la gobernadora chavista de Aragua tras la desgracia ocurrida en Las Tejerías, en https://jvlaq.gigbitz.com/2022/10/09/declaraciones-gobernadora-chavista-aragua-las-tejerias/).

Pero como bien indica la nota publicada por La Patilla, fue precisamente por esos videos que Venezuela y el mundo se enteraron de lo que estaba pasando en Las Tejerías, alertando así al resto de esa población y al Estado Aragua en general: “Lo que, al parecer, Carpio desconoce es que fue gracias a las imágenes difundidas a través de las redes sociales por los habitantes de Las Tejerías y sus familiares, que se pudo alertar sobre la tragedia que allí ocurría la noche del sábado, mientras las autoridades guardaban silencio sobre lo que sucedía (resaltado nuestro).

Que lamentable que en 1999 no existiera esta tecnología de transmisión de videos y fotos instantáneas en manos de todo el mundo, que hubiera podido alertar a los miles de personas afectadas para que abandonaran Vargas, cosa que era responsabilidad directa del gobierno de Chávez. De haber sido así, tal vez no hubieran sido miles los muertos ocurridos en Vargas en 1999, producto de la negligencia criminal de Hugo Chávez Frías, y que imagino debe haber estado en su columna de atrocidades pendientes por cancelar, al presentarse ante el Creador.

Como verán ustedes, este patrón de comportamiento criminal lo tiene el régimen metido hasta los tuétanos y en su ADN desde su fundación, en los seguidores fanáticos de esta locura rojo-rojita, como la actual Gobernadora del Estado Aragua. Esconder las desgracias y minimizarlas es la conducta permanente, como si ya no fuera una calamidad lo que se está viviendo en Venezuela por su sola presencia en el poder.

Pero esto no es lo peor. Lo más grave es que no hayan aprendido NADA de las tragedias que han sucedido antes con los deslaves, como en Vargas en 1999, y de las múltiples recomendaciones escritas en informes y estudios, y presentadas por comisiones que se establecieron para saber qué fue lo que pasó allí para que esto no se repitiera en ningún lugar de Venezuela.

Como recordarán aquellos venezolanos que aún tenemos memoria de las desgracias del castro-chavismo-madurismo, en el año 2000 fue creada la Autoridad Única de Área del Estado Vargas (AUAEV) para posibilitar los estudios necesarios para “atender este tipo de catástrofes y proteger a la población”. Así lo hace saber Carlos Genatios, a cuya cabeza como Coordinador de esa Autoridad, designó Hugo Chávez para presentar soluciones.

Carlos Genatios, afirmo en un informe presentado ante la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat en mayo de 2010 que: La AUAEV no tenía ni la potestad, ni los recursos financieros, ni la capacidad de construir, y debía limitarse a hacer estudios y proyectos. Como coordinador de la AUAEV nunca tuve en mis manos ningún tipo de recurso proveniente de la ayuda extranjera. Repito, nunca. Sólo administré con muy estricto criterio, los recursos de presupuesto ordinario para hacer estudios” (ver Carlos Genatios, Vargas: Desastre, proyecto y realidad, en http://www.acading.org.ve/info/publicaciones/TRABAJOS_INCORPORACION/TI_CARLOS_GENATIOS1.pdf).

Efectivamente, la Autoridad Única no tenía presupuesto para la ejecución de las obras necesarias y recomendadas por ella para evitar que una tragedia como esa volviera a suceder, pero el Ejecutivo Nacional sí lo tenía, a través de una entidad creada para tales efectos, denominada CORPOVARGAS. Genatios afirma allí años después (2003): Esta semana recorrí una vez más cuencas y zonas afectadas del litoral. Por la brevedad de este espacio, sólo me referiré a las obras de control de torrentes. Pude observar variaciones importantes en los diseños iniciales hechos por la AUAEV. Obras de concreto reforzado con acero, han sido suplantadas por otras de gaviones. En algunas situaciones esto no aumenta el riesgo de la población, pero en varias sí. Es decir, el cambio de criterio seguido por CORPOVARGAS implica ahora un riesgo mayor para los habitantes de los conos de deyección” (Anexo al Informe presentado a la Academia de Ingeniería y Hábitat, Pág. 155).

Del Informe de Genatios se deduce que Vargas aún está en peligro, así como sigue en peligro la vida del resto de los venezolanos de continuar la manera actual de administrar los recursos que son de todos los venezolanos. CORPOVARGAS, como muchísimas otras entidades del régimen, desaparecieron con los reales de los venezolanos y el grave riesgo para la población aún sigue intacto.

Los expertos que han trabajado en el tema de Vargas, como el caso de Carlos Genatios, han planteado soluciones que ya existen en el mundo a este tipo de problema recurrente en nuestro país. La tragedia de El Limón (1987), Vargas (1999), Las Tejerías ahora en el 2022, dan cuenta que los gobiernos no han tomado en serio ni les ha importado la aplicación de los recursos a los riesgos potenciales de desastres en los Estados.

Una importante propuesta la presentó el Dr. José Luis López, en su Trabajo de Incorporación como Individuo de Número en la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat (ver José Luis López, Ph.D, Aprendiendo del desastre de Vargas, Una visión crítica y constructiva sobre las medidas adoptadas para la mitigación del riesgo de aludes potenciales, Mayo 2020, en http://www.acading.org.ve/info/publicaciones/TRABAJOS_INCORPORACION/TI_JOSE_LOPEZ.pdf).

Allí el Dr. López indica la existencia de Sistemas de Monitoreo y Alerta Temprana:Las medidas estructurales (presa y canalizaciones) (que fue la solución que planteó Carlos Genatios en Vargas) solo pueden mitigar una parte del riesgo ya que la seguridad total no existe. Ellas nos protegen contra un evento de un determinado período de retorno (usualmente 100 años), pero no nos protegen para eventos más grandes o menos frecuentes. Esta protección disminuye también cuando las presas se sedimentan o deterioran. Por esa razón es que deben tomarse otras medidas, que denominamos de tipo no estructural, para reducir el riesgo residual. Los sistemas de monitoreo y alerta temprana constituyen un instrumento fundamental de las medidas no-estructurales, que permiten avisar anticipadamente a la población de la ocurrencia de un alud torrencial de forma que se puedan tomar las medidas de preparación y/o evacuación correspondientes(Pág. 201). (resaltado nuestro).

Por lo pronto, haría bien el régimen –si no les resulta demasiado que además de tomar videos y fotos de lo que sucede, exijamos por la vida de los ciudadanos a los que tienen la obligación de proteger- instalar en cada zona de riesgo del país, como Las Tejerías, un sistema de medición permanente como el descrito por el Dr. López en su disertación, si es que se van a llevar los reales de las soluciones estructurales, para que al menos se puedan evacuar y salvar la vida de las personas antes de una tragedia.

El Dr. López indica en su estudio: “La conclusión de este análisis es que si hubiésemos tenido esta herramienta disponible para el año 1999, se pudieran haber salvado muchas vidas, ya que para el día 15 el punto correspondiente en el gráfico estaba tan adentro de la zona crítica que ha debido generar niveles máximos de alerta incluyendo la evacuación de la población antes de la ocurrencia del desastre el día 16/12”. Estamos en el 2022 y aún no tenemos ninguna, ni en Vargas – tragedia sucedida hace más de 20 años- ni en ningún otro lugar de Venezuela.

Todo anterior nos indica que han existido las soluciones técnicas, e invariablemente también el dinero, en todas las épocas, pero eso no ha bastado para salvarle la vida a la gente expuesta a los deslaves. La solución definitiva vendrá cuando los ciudadanos de cada Estado decidan, a través de sus representantes legítimamente electos, que los recursos no los administre ni los disponga el Presidente y sus Ministros, sino la propia Entidad Federal Estadal y Municipal, que es la doliente final de todas las tragedias de los ciudadanos, en una Asamblea Nacional Constituyente Originaria. El resto será, y hasta que eso no ocurra, la crónica de una negligencia criminal anunciada…

Caracas, 11 de Octubre de 2022

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martes, 4 de octubre de 2022

Narcosobrinos, negociación y Constituyente

Por Luis Manuel Aguana

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¿Negociar o no negociar con criminales y terroristas? La controversia de esta grave cuestión surge de nuevo desde este fin de semana pasado cuando el gobierno de los Estados Unidos decidió negociar con el régimen criminal de Nicolás Maduro Moros, un canje de prisioneros, dejando de lado la máxima según la cual no se negocia con terroristas. Fueron canjeados los 2 narcosobrinos Flores, por 7 norteamericanos detenidos ilegalmente en las mazmorras de los cuerpos de seguridad de Maduro en Venezuela.

Al salir la noticia inmediatamente se levantaron voces, nacional e internacionalmente, para condenar ese paso por parte del gobierno norteamericano, realizado por cierto sin el conocimiento del Gobierno Encargado de Juan Guaidó, lo que confirma de manera definitiva que políticamente el interinato es completamente irrelevante para los norteamericanos.

A pesar de lo escandaloso y asqueante que pueda resultar para nosotros en Venezuela esa decisión, creo que en lugar de reaccionar de buenas a primeras en contra del gobierno del único país que de una manera u otra ha sido solidario en los hechos con los venezolanos, incluso legislando a favor de la permanencia de nuestros refugiados en su país, debemos analizar fríamente la posición de ese gobierno frente a lo que está sucediendo ahora mismo en Venezuela.

No es la primera vez que los norteamericanos negocian con terroristas. De acuerdo a César Niño,  Doctor en Derecho, Profesor Asociado y Director de Investigación de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda, Colombia, nos indica: Contra todos los pronósticos, Donald Trump construyó un puente de negociación con el talibán en febrero de 2020. El acuerdo estuvo guiado por incentivos, el centro de gravedad de toda negociación. Según lo acordado, el talibán se comprometió en no permitir que Al Qaeda, ISIS o ningún otro grupo extremista opere dentro de las áreas que ellos controlan. A cambio, la OTAN y Washington retiran su presencia del lugar. Se trata de una ecuación básica y de madurez de conflicto en el que las partes saben que el estancamiento mutuo es la inviabilidad de éxito de alguna de las partes y el deterioro de sus objetivos (ver César Niño, Negociar con el crimen organizado y el terrorismo, en https://www.eluniversal.com.mx/opinion/latinoamerica21/negociar-con-el-crimen-organizado-y-el-terrorismo).

¿Qué sabemos los venezolanos, más allá de lo obvio, de esa negociación cursada directamente entre el gobierno de Joe Biden y el régimen Maduro y sus delincuentes? Absolutamente nada, aparte de lo amargo de ver que unos criminales se salieron con la suya. Desde la óptica de los norteamericanos cambiaron basura por personas valiosas, y posiblemente destrabaron una negociación que les interesa a futuro por el petróleo venezolano. Eso se llama “realpolitik”; y así es que lo maneja un gobierno que no solo tiene a Venezuela dentro de su tablero de intereses globales. Es de esa manera que lo tenemos que ver, aunque nos reviente. Y eso no significa que lo sucedido me guste más que a todos quienes se encuentran molestos por esa decisión tomada al margen de la supuesta representación opositora.

El gobierno de Biden sopesó las consecuencias que esa decisión tendría en relación con el coto de caza que se abriría en contra de ciudadanos norteamericanos en todo el mundo, al punto de señalarlo en la “Declaración del Presidente Joe Biden sobre el regreso de estadounidenses detenidos injustamente en Venezuela”:“Además, el Departamento de Estado ha introducido un nuevo indicador de advertencia “D” que está diseñado para ayudar a los estadounidenses a entender que a dónde y cuándo viajen puede implicar un mayor riesgo de detención injusta, posiblemente durante largos períodos de tiempo. Si los viajeros toman la decisión de ir a pesar de esta advertencia “D”, deben saber que están incurriendo en un riesgo personal masivo y que es posible que el gobierno de los EE. UU. no pueda conseguir su liberación” (ver Declaración en https://www.state.gov/translations/spanish/declaracion-del-presidente-joe-biden-sobre-el-regreso-de-estadounidenses-detenidos-injustamente-en-venezuela/).

Pero hay algo adicional que debemos considerar. Hay límites en este tipo de movimiento cuando un gobierno negocia con grupos criminales: “… La negociación con estos actores puede ser altamente costosa si no se alcanza, en un corto tiempo, la desarticulación de la organización y la reducción de sus operaciones. La respuesta está en que la negociación es una ventana de oportunidad, ya que los actores irregulares han construido órdenes paralelos y gobernanzas criminales en los territorios que operan” (resaltado nuestro) (ver Cesar Niño, en artículo citado).

¿Qué significa esto? Que los norteamericanos están muy conscientes de las posibles consecuencias de no actuar en un corto tiempo para la desarticulación de estas estructuras criminales. ¿Conocemos los venezolanos lo que harán los norteamericanos luego de haber dado ese paso? Claramente no. Esto podría estar enmarcado en una estrategia mayor que solamente conoceremos con el tiempo. Y si no participamos, lo sabremos cuando no podamos hacer nada.

Jonathan Powell, ex jefe del gabinete de Tony Blair y negociador principal en las conversaciones de paz con Irlanda del Norte, en su libro “Hablar con los terroristas, cómo acabar con un conflicto armado”, expone lo siguiente: “Si ofrece a los terroristas una salida política, entonces la presión militar puede tener el efecto deseado, especialmente si se combina con un esfuerzo sostenido para abordar los agravios que subyacen al conflicto. Por lo tanto, la ecuación exitosa para tratar con grupos terroristas serios es combinar la presión militar con la oferta de una salida política a través de conversaciones que pueden, con el tiempo, conducir al fin del conflicto armado”… “Si concluimos que los argumentos morales en contra de hablar con terroristas no pesan más que el imperativo ético de salvar vidas, y si pensamos que los argumentos utilitaristas en contra de hablar se reducen a razones para tener cuidado con la forma en que se abordan los grupos armados, en lugar de ser argumentos en contra hacerlo en absoluto, entonces la pregunta es si hay alguna alternativa a hablar”. (1)

Powell termina concluyendo que “siempre es correcto hablar con los terroristas, incluso si no siempre es el momento adecuado para embarcarse en una negociación. Y si el grupo armado cuenta con un importante apoyo político, es muy poco probable que se pueda poner fin a un conflicto sin una negociación”… “Así que la cuestión no es si hablar con los terroristas, sino cuándo y, en particular, cómo (1) (resaltado nuestro). Y vaya que estos terroristas tienen apoyo político internacional. Vean ustedes que el “cómo” es absolutamente crucial…

La situación que nos confronta aquí es establecer la ruta correcta para abordar a los delincuentes que secuestran el poder en Venezuela y cómo hacerlo, en especial si la vía va a ser pacífica. Los norteamericanos están ensayando un camino que nos está escandalizando a todos -y está por verse si tiene éxito o no- o si forma parte de algo mucho mayor. Lo cierto es que los expertos coinciden en que cualquier movimiento pasa por negociar directamente con ellos. Y este primer paso no necesariamente nos tiene que gustar, y más aún cuando dejamos de tener a alguien creíble que represente los legítimos intereses de los venezolanos ante el gobierno norteamericano, que es el que está conduciendo esas negociaciones.

La pregunta correcta que nos debemos hacer como los principales dolientes de esta tragedia es si el paso que han dado los norteamericanos es el correcto. Creo que el primer paso en cualquier situación de secuestro con rehenes es entregar algo apreciado por los delincuentes a cambio de las vidas de los más afectados. En este caso se trató de prisioneros norteamericanos porque así era el interés de los EEUU. ¿Y nuestros intereses? Bien gracias porque NO ESTÁBAMOS ALLÍ para pelear por ellos. De allí que no sepamos si se corresponde a una estrategia articulada de mediano o largo plazo, Entonces no nos arrechemos porque soltaron a los narcosobrinos, arrechémonos porque no tuvimos vela en ese entierro de negociación por culpa de quienes tenían la responsabilidad de estar allí con los EEUU.

Queda entonces de nosotros, los venezolanos, buscar introducirnos en esa negociación con actores legítimos, para conseguir igualmente liberar a los presos políticos de aquí, con miras posteriores a negociar la liberación general del país, conjuntamente con quien si tiene la fuerza para eso. Suena grande pero absolutamente necesario. Y esa negociación debe ser, a nuestro juicio y aunque difícil, una negociación Constituyente…

Caracas, 4 de Octubre de 2022

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(1) Jonathan Powell, Talking to Terrorists, How to End an Armed Conflict, Pág. 40-41, Epub ISBN: 9781448137527, published in Great Britain in 2014 by The Bodley Head 20 Vauxhall Bridge Road, London SW1V 2SA

jueves, 29 de septiembre de 2022

Unas primarias que no son primarias

Por Luis Manuel Aguana

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Al parecer, aún persiste un conflicto a lo interno de la oposición oficial acerca de cómo realizar eso que en un principio llamaron “primarias”. De un evento convocado por los partidos políticos con la clara intención de elegir un candidato que se midiera con el régimen en el año 2024, la cosa se ha puesto difusa ante las propuestas posteriores de factores que exigen que sea la sociedad civil la que elija, a través de sus propios mecanismos y Comisiones Electorales, no solo un candidato, sino a toda la dirigencia opositora, y una vez hecho eso tal vez decidan finalmente si se medirán o no con el régimen.

¿Y entonces? ¿Son primarias o no son primarias? Si nos atenemos a la definición de los partidos, que son los que pueden participar en elecciones de acuerdo al CNE del régimen, difícilmente creo que permitan que sean otros los que dirijan ese proceso. En palabras claras para que la gente entienda, si ellos montan la fiesta, son los que deciden a quienes invitan, que se toma y qué música se toca. De otra manera, el que quiera hacer una fiesta diferente, que la monte, pero será una cosa diferente, no primarias.

Es por eso que creo que todo el mundo está confundido. Cuando la dirigente opositora María Corina Machado habla de “primarias abiertas donde participe todo el mundo” (ver Entrevista a MCM en Contrapunto.com, en https://contrapunto.com/especiales/entrevistas-ctp/maria-corina-machado-subestime-al-chavismo-y-sobreestime-a-esta-oposicion/), en buena lógica no se puede estar refiriendo a la fiesta que está montando la oposición como “primarias”, sino que debe estar hablando de otra fiesta diferente, no la que están convocando los partidos de la oposición oficial. Porque si habla de la misma, cuando dice que participara en las primarias opositoras, la probabilidad de que otros participantes distintos de los partidos decidan cuál música se pone o qué licor se toma será muy baja, con lo cual aquello de la “participación de todo el mundo” se pone cuesta arriba.

Creo que al plantear que se participara en unas primarias que no son primarias, sin manifestar que se intenta invitar a una fiesta diferente, pero sin decirlo, no envía el mensaje correcto al mundo opositor venezolano. Sí, es verdad, deseamos que los partidos políticos opositores acaben de entender que no podemos seguir hablando de escoger a un candidato para unas elecciones que irremediablemente manejara un poder electoral corrompido por el régimen. Que es necesario que la gente, el pueblo venezolano, disgustado con el comportamiento de los partidos –más de 90% de acuerdo los últimos análisis de opinión- escojan libremente a su dirigencia política y a un líder principal, NO un candidato, para definir la estrategia más idónea para salir de estos delincuentes que nos desgobiernan.

Lamentablemente, el concepto principal es que la fiesta convocada se llama PRIMARIAS y son para elegir a UN CANDIDATO PRESIDENCIAL de la oposición para unas elecciones presidenciales. Y el partido que gane esas primarias será el que dirija la fiesta siguiente. Me encantaría que fuera otra cosa a la que nos estuvieran invitando, y que tuviera un objetivo diferente. Pero no es así. La fiesta es esa y punto. Cualquier confusión no tiene cabida.

Algunos personajes de la sociedad civil creen de manera ingenua –aunque insisto, no existen ingenuidades en política, o pendejos que las acepten- que la sociedad civil debe involucrarse en ese proceso, incluso proponiendo nombres honorables no partidistas para una Comisión Electoral, o impulsando la participación masiva de la población a esas elecciones en el 2024. Nada más lejano a la realidad. Cuando la fiesta es de los partidos, por más personajes honorables que pongan al frente, ellos terminan decidiendo lo que se hace y lo que no se hace en la fiesta, ya bien sea porque son ellos los que determinan al candidato más conveniente de acuerdo a un plan preestablecido (tal vez con el régimen), o simplemente porque ponen los reales para que la fiesta se realice.

Pero lo más importante aquí no es tanto que se plantee una confusión de fiestas, sino el para qué es necesario que la sociedad civil monte una fiesta DIFERENTE. Somos más del 90% los venezolanos que de ninguna manera nos sentimos representados por los convocantes y participantes de esas “primarias”. De allí que busquen desesperadamente la mayor proporción posible de honorabilidad en quienes participen en cualquiera de los roles de ese proceso, para inyectarle una legitimidad de la que carece desde hace mucho tiempo.

Los opositores venezolanos necesitamos desesperadamente un interlocutor válido y legítimo que nos represente ante el mundo. Y lo que tenemos con la representación del G4 con un Gobierno Encargado que ha demostrado incompetencia y corrupción, que ya no representa a nadie, hace aguas por todos lados. Y eso es lo único que tienen los países para entenderse con quienes nos oponemos al régimen delincuencial que maneja el poder en Venezuela. Y esa pseudo oposición requiere un cambio urgente al haber demostrado en 22 años, bajo todo respecto, su incompetencia para dirigir el destino opositor venezolano. ¡De eso es lo que se trata finalmente! Y es por eso la insistencia de los partidos de la oposición oficial de tratar de ponerle oxígeno a un muerto en avanzado estado de descomposición, porque el pueblo venezolano dejo de creer en ellos.

¿Qué nos queda entonces? O nos organizamos desde la sociedad civil para montar una fiesta diferente, donde decidamos libremente un liderazgo alternativo sin pasar por una alcabala de primarias, o como hemos impulsado nosotros desde ANCO hace años, que ese liderazgo alternativo salga de las entrañas de la población a través de la representación legítima del pueblo venezolano en un proceso Constituyente de carácter Originario, y que este a la vez decida el destino del régimen. Dos pájaros en un solo tiro.

Para que esto último suceda deberán producirse antes unas condiciones especiales que ya hemos explicado con anterioridad (ver Una Constituyente con el régimen, en https://ticsddhh.blogspot.com/2022/05/una-constituyente-con-el-regimen.html) y que es necesario que el país conozca. Ambas alternativas no son excluyentes, y polarizan con un proceso de primarias a todas luces rechazado por la población. La única manera de comenzar a salir de este régimen es llamado a las cosas por su nombre, sin esconder su significado. Las primarias son lo que son: la ruta opositora para perpetuar al régimen…

Caracas, 29 de septiembre de 2022

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jueves, 22 de septiembre de 2022

La desaparición de la política en Venezuela

Por Luis Manuel Aguana

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Siempre he señalado en mis notas, que las opiniones que expongo en este blog son las mías, no las de las organizaciones a las que pertenezco, o más bien en las que hago causa común con destacados venezolanos, a los que me uní en algún momento para empujar ideas comunes o un proyecto que consideramos importante para el futuro de Venezuela. La aclaratoria es válida, por lo que voy a decir a continuación.

Cuando digo el futuro de Venezuela, me estoy refiriendo al de su juventud, de quienes serán los que construyan sobre los escombros que nos deje esta tiranía, porque a estas alturas no lo puedo decir por mí, ni por quienes hemos invertido nuestros últimos años productivos luchando en contra de la destrucción que han hecho de nuestro país. Llevo en la práctica 20 años dedicados a las luchas de la sociedad civil –desde 2002- cuando, siendo alto ejecutivo  de una empresa del Estado, fui despedido por razones políticas. Nunca había sido despedido de ningún lugar porque, sin falsas modestias, siempre fui, si no el mejor, uno de los mejores en lo que hacía.

Siempre he comentado que en lo personal soy un ejecutivo entrenado (estudié también para eso) y en tal condición he creído que quien se haga cargo de este país no solo puede ser un individuo cargado de buenas intenciones. Tiene que saber hacer algo muy bien, no solo en su campo, sino en la vida. Tiene que ser un profesional calificado y haber tenido un trabajo en cualquier área –a mi juicio por lo menos 20 años continuos- y haber tenido jefes que lo hayan supervisado, y de preferencia, haber alguna vez en su vida pagado una nómina propia, porque eso da la perspectiva real de una responsabilidad sobre otros, ya que en el peor de los casos, si las cosas van mal, debes sacarlo de tus propios bolsillos.

Fue en esos 20 años, cuando por vez primera conocí personalmente a un político, más allá de verlo por televisión como todo el mundo, he ido separando la paja del trigo, tratando de entender las motivaciones que los mueven. Y en todos los casos, invariablemente, siempre mostraron, por el lado de afuera, un interés por lo que nos pase a los venezolanos. Y es claro que en la práctica no resulta así, lo que hace que debas mirar muy de cerca antes de confiar en nadie, porque en la práctica se cumple, en la gran mayoría de ellos, que lo que buscan es posicionarse por encima de todos y de todo, en una posición de poder.

¡Pero cuidado! Una vez que lo tiene, lo que lo guía para aplicarlo mal, regular o bien dependerá de su propio cuadro de valores personales (en casi todos los casos desconocidos) y de su disposición (no comprobada) a desear el bienestar de otros, y no a disfrutar para sí mismo de lo que viene con ese poder (siempre a comprobar). Esto sin contar si, como dije antes, sabe hacer algo que en su experiencia pueda exitosamente aplicar a esa labor.

Nada fácil, ¿verdad?  Si metemos a todos los políticos que conocemos actualmente (claro está, con sus siempre contadas excepciones) en una licuadora, difícilmente tendremos una calidad mínima que asemeje en algo la de aquellos que fundaron lo que hoy llamamos “nuestra nacionalidad”. Eso me causó mucha tristeza al conocerlos más de cerca, e hizo afianzarme en un universo más amplio como el de la sociedad civil, que como sabemos, también tiene sus propias dificultades.

En esta situación de inversión de valores personales y republicanos, mal podríamos “escoger” para que “nos represente” a un político actual por la etiqueta que presentan, como pretenden hacerlo en la oposición oficial, en un proceso de “primarias”, y menos aún si se trata de un reducido número de personas, conocidas solo por sus declaraciones públicas, golpes de pecho por el país, o porque simplemente son promovidos por unos partidos que perdieron toda la credibilidad ante los venezolanos.

En este punto, los rabiosos acusadores de la “anti política” deben estar friéndome en un sartén. Y ese es el problema. En Venezuela ya se perdió el concepto de política. La palabra excelsa de los clásicos que vincula las relaciones de poder entre los individuos, y que apunta a la genuina preocupación por otros, como bien indicaba Savater, ya no existe en la Venezuela del régimen. Llegó el punto grave en que nadie –y menos estos pseudo políticos- se preocupan por otro que no sea ellos mismos. Les dimos el mandato en una Consulta Popular en diciembre de 2020 de acabar con la usurpación, y ahora, a quien le encargamos la principal responsabilidad de esa tarea, se va a medir en primarias para unas elecciones con un régimen que una vez desconoció. ¡Joder!, dirían los españoles…

Entonces la cosa es grave, compleja y muy profunda. Y en el medio del camino, algunos más vivos, buscando ganancia de río revuelto, tratan de involucrar personalidades consideradas honorables para que se constituyan en una Comisión Electoral de primarias, como para que la gente diga que ese proceso será limpio, en una suerte de revestimiento moral para aquellos que serían electos. En otras palabras, si estos que son considerados honorables, se prestan para ese proceso, que ya de por sí tiene un olor nauseabundo, entonces los precandidatos deberán ser “honorables” también. Mala transitividad…

A estas alturas los supuestos integrantes de la Comisión Electoral propuesta para esas primarias deberían estar desmarcándose de ese despropósito electorero, salvo que sean lamentablemente parte de la estafa, por lo que claramente no calificarían como honorables. Pero lo grave del ardid no es haberse adelantado a asomar algún nombre honorable. No. Lo grave es tratar de cubrir con eso la debilidad intrínseca de un proceso que no se sostiene, porque insiste en atribuirse la representación de los venezolanos, cuando los partidos, y en especial los opositores, dejaron de tenerla. De acuerdo al Estudio CATI Verdad Venezuela del 20 al 22 de agosto de 2022, de la Encuestadora MEGANÁLISIS, solo el 3,5% de los venezolanos milita en algún partido político de la oposición, el 6,1% milita en el partido del régimen, dejando el 90,4% independiente (ver Encuesta Meganálisis, agosto de 2022, en https://t.co/cSd3BVdBHo).

No puede ser que más del 90% de los venezolanos le den la espalda a quienes dicen hacer  política. Al no existir esa conexión, entonces no están haciendo política, sino otra cosa muy diferente y los ciudadanos lo perciben muy claramente. Lo que resta entonces es convocar a todos los venezolanos a recuperar la política, rescatar la representación que implica la política a través de los partidos, a reinstitucionalizar la República. En otras palabras, a REFUNDAR LA NACIÓN. Y eso es lo que intento permanentemente transmitirles a los venezolanos. No es posible seguir transitando una vía electoral porque para que eso sea posible se requiere que exista, en su mejor acepción, la política, los políticos y los partidos con P mayúscula, y estos, como hemos visto y medido, ya desaparecieron de Venezuela. Y cuando eso pasa hay que comenzar todo desde cero. En consecuencia, es hora de convocar al Constituyente…

Caracas, 22 de septiembre de 2022

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sábado, 17 de septiembre de 2022

ANCO, el porqué y el para qué de una Constituyente

Por Luis Manuel Aguana

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Intervención en el Foro sobre “Liderazgos naturales y la Constituyente Originaria”, auspiciado por la asociación Fuerza Ciudadana en Acción, en Caracas, 16 de septiembre de 2022

Buenos días. En primer lugar, agradezco a Luis Márquez y a Fuerza Ciudadana en Acción, por esta invitación para compartir con ustedes en ocasión de un tema que nos concierne a todos. Pero el tema no debería ser “la Constituyente”. Y ustedes se sorprenderán del porqué afirmo eso. Después de todos estos años todavía me llama la atención de que el centro del debate sea ese. Nunca he escuchado a nadie preguntarse cuál es la razón, el porqué y para qué insistimos en la convocatoria del Poder Originario. Y está claro para todos que una Constituyente tiene, entre otros, el objetivo de redactar un nuevo texto Constitucional. Pero más allá de eso, nadie pregunta por qué o para qué queremos hacer eso.

Y es por allí que deseo empezar esta conversación. Por el porqué y el para qué. Después ustedes verán si esas motivaciones son ilusas, descabelladas o peor aún sin fundamento.

En estos días publiqué una nota, que recomiendo se lean. La titulé “El Cambio fundamental” (ver El Cambio fundamental, en https://ticsddhh.blogspot.com/2022/08/el-cambio-fundamental.html) porque sentí que en el afán de tratar de explicar toda la complejidad que implicaba nuestra propuesta de cambio estructural del sistema de relaciones de poder en el Estado, debía comenzar por explicar cuál era la principal modificación a realizar. Y esa no es otra que en la concepción que hemos tenido del cómo se deben plantear las relaciones que se estructuran en el Pacto entre quienes nos gobiernan y nosotros, los gobernados, en una Constitución. Porque es en la esencia de ese Pacto donde se encuentra, a nuestro juicio, el gran problema de los venezolanos.

Partiendo de la “Constitución del Estado de Venezuela del 24 de septiembre de 1830”, que así era como se titulaba el texto fundamental de nuestro país aprobado luego de la separación de Venezuela de la Gran Colombia, hasta nuestros días, la estructura del poder aplicada a la Constitución ha sido la misma: hay una definición mínima de los Poderes Públicos: Ejecutivo, Legislativo y Judicial –en esta última de 1999 hay 5- con delegación al Poder Ejecutivo de la Administración de la Hacienda Pública Nacional y las Fuerzas Armadas, con los controles correspondientes delegados al Poder Legislativo.

Y la Constitución no es otra cosa que la materialización, por escrito y en blanco y negro, de ese Pacto. Fue a través de ese Pacto que los venezolanos decidimos y pusimos en blanco y negro en 1811 las reglas según las cuales se regiría un nuevo país independiente, parido por representantes de las 7 Provincias que constituían la Capitanía General de Venezuela.

Pero yo no deseo irme tan atrás porque implicaría una explicación más larga y el sueño destruido de Simón Bolívar con la Gran Colombia. Quiero comenzar con el origen de Venezuela como República, separada como hermanos siameses, de Colombia y el resto de los territorios liberados por El Libertador.

Desde la primera Constitución venezolana de 1830, luego de nuestra separación de la Gran Colombia, los venezolanos hemos definido en nuestro Pacto fundamental que sería el Presidente de la República, como cabeza del Poder Ejecutivo, el que centralizara el poder de las armas y el dinero de todos los venezolanos, bajo su dominio y administración. Ese es el sistema que nos hemos dado desde el principio de los tiempos republicanos. Pero ese arreglo tiene un defecto estructural: nuestro bienestar depende altamente de la eficiencia y las intenciones –malas o buenas- de quienes ocupan la única posición de poder en el país. O dicho de otra manera, la regla establecida en todos nuestros Pactos fundamentales entre gobernados y gobernantes, le entrega a quienes nos gobiernan en el Poder Ejecutivo, la patente de corso de hacer lo que les venga en gana con lo que es de todos.

Ese arreglo hace que todo el mundo político busque esa posición. Que toda la estructura política que se organice en el país gire en torno a conseguir esa posición privilegiada. El Presidente de la República -en la práctica- se hace dueño de Venezuela. Y ustedes me dirán: ¡pero eso no es así! ¡Existen los contrapesos institucionales! Están los Poderes Legislativo y Judicial, ¡el Presidente no puede hacer lo que le de la gana! Pero en Venezuela lo ha hecho y no de ahora, sino desde que somos República. El sistema de relaciones de poder no ha funcionado eficientemente y lamentablemente en toda nuestra historia, estos mecanismos definidos como tales en el Pacto Fundamental, la Constitución, no han sido lo suficientemente eficientes para evitar los desmanes de quienes han ocupado el poder en Venezuela.

No ha existido nunca un equilibrio entre los Poderes Públicos, ocasionando que quienes han ejercido el Poder Ejecutivo, hayan tenido permanentemente una influencia perniciosa en la administración de lo que es de todos, trayendo como consecuencia subdesarrollo y pobreza, y últimamente destrucción institucional del Estado y éxodo masivo de la población. No hemos podido evitar que quienes controlen ese Poder definido en el Pacto fundamental corrompan el resto de los Poderes, así estén definidos 5 como están establecidos en Venezuela en nuestra actual Constitución. Y a las pruebas me remito: un Poder Electoral corrupto y subrogado al régimen no nos ha permitido salir pacíficamente de esta grave situación.

En la Constitución de 1925 aparece por vez primera la figura de algo que consideramos completamente decimonónico, injusto y perjudicial para los ciudadanos: el Situado Constitucional. La aparición de esta figura coincide con los años iniciales de la producción petrolera en la Venezuela de Juan Vicente Gómez. ¿Y por qué? Porque toda esa riqueza debía ser distribuida de alguna manera formalmente en la población. La última revisión de ese arreglo que define los ingresos de los Estados del país está establecido en el Artículo 167.4 de la Constitución de 1999, que dice y cito: “… El Situado es una Partida equivalente a un máximo del Veinte por ciento del total de los Ingresos Estimados anualmente por el Fisco Nacional…”. Fin de la cita.

Poca gente se pasea por el hecho de que esa parte del Pacto es completamente perjudicial para nosotros,  los ciudadanos, favoreciendo claramente a quienes llegan a ejercer el poder en Venezuela. En el año 2016 solo el 3,67% del presupuesto Nacional fue a parar a los Municipios del país, y el 14,71% fue para la administración de los Estados, reservándose el Ejecutivo Nacional el 81,61%. Y unas cifras semejantes se han repetido durante más de 60 años, los 40 del Pacto de Punto Fijo y los más de 20 del castro-chavismo-madurismo. Díganme ustedes si todos los Alcaldes de Venezuela pueden hacer algo con 3, 67% del ingreso del país para mejorar la calidad de la vida cotidiana de sus ciudadanos, esto es, agua, luz, seguridad, transporte público, mantenimiento escolar, etc., etc., etc..

Pero lo peor no es que los Municipios, que es donde realizan su vida los ciudadanos, no tengan con que hacerle frente a las cada vez mayores necesidades que demanda la población. Lo peor es que más del 80% del dinero se encuentre a la discreción de un puñado de políticos que se hacen ricos y hacen ricos a quienes les dé la gana, decidiendo en que parte del territorio se invierte lo que es de todos. Ese Pacto no es de ninguna manera equilibrado. Es por esta razón por la que Chávez, Maduro y su entorno se llevaron la riqueza del país, arruinándonos a todos. Y la razón por la cual los partidos se matan entre ellos para estar en su misma situación.

De lo anterior podemos inferir que un Pacto de semejante naturaleza debe ser cambiado a la brevedad posible. El poder debe ser despiezado y entregado a los ciudadanos, volteando profundamente la pirámide del poder en Venezuela.

Los partidos políticos, que debieran ser los principales agentes modificadores de esta situación, no están interesados en cambiar de ninguna manera el sistema de relaciones de Poder establecido en la Constitución. Son usufructuarios de ese sistema. Los ciudadanos nos encontramos entonces en lo que yo llamo un estado de indefensión Constitucional.

Pero por si fuera poco el desequilibrio existente en las cuentas constitucionales, un estudio realizado en el año 2006 por Primer Poder, Asociación Civil, (https://www.facebook.com/PrimerPoderAC/) titulado “El Estado Plural”, encontró que, y cito: El Presidente de la República entre 1958 y 1998 tenía responsabilidad directa sobre más del 80% de las Políticas de Estado y sus respectivas áreas operativas de control y servicio. Todas sumaban 230 de las 279 responsabilidades que correspondían al Estado Nacional. Sin olvidar un total de unas 500 empresas e institutos autónomos bajo la tutela presidencial. A partir de 1999 el régimen castro-chavista trasladó paulatinamente el control absoluto del Presidente sobre el 100% de las responsabilidades estatales agregando otras 22 para totalizar 317. Es decir. Una sola persona tiene la responsabilidad directa sobre el diseño de 103 áreas de políticas de Estado; más 105 áreas del controles estatales y 109 áreas de servicios estatales. Sin olvidar un total de unas 5.000 empresas e institutos autónomos bajo la tutela presidencial (10 veces el estimado de 1998)”. Fin de la cita.

Ese apoderamiento del Poder Ejecutivo, de la vida de la Nación y de todos nosotros, los ciudadanos, es lo que hay que cambiar URGENTEMENTE en Venezuela. Y la ÚNICA manera de hacerlo es convocando a quien Constitucionalmente puede lograrlo que no es otro que el Pueblo de Venezuela a través de un mecanismo establecido en la Constitución de 1999, una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario.

Hasta ahora hemos definido entonces el porqué queremos esa Asamblea Nacional Constituyente. Veamos ahora el para qué.

Al establecer una nueva relación de Poder en el Pacto, donde se coloque al Poder Ejecutivo en un lugar verdadero de representación de los ciudadanos, implica que ese 80% deberá ir a los Estados y Municipios, pero principalmente a los Municipios, dentro de una nueva propuesta de distribución político-territorial. Más para los Municipios, luego a los Estados y luego al Poder Federal. En ese orden. Se desaparecería la figura del Situado Constitucional, porque serían los Estados, ahora en contrario, quienes decidan el aporte para el sostenimiento de un Gobierno Federal, asumiendo en la práctica el control de su desarrollo, de acuerdo a sus propias potencialidades. Esto es lo que he llamado la inversión de la pirámide del Poder en Venezuela.

Los Estados establecerían el modelo de desarrollo que más les convenga de acuerdo a su perfil económico, histórico y cultural, y esto deberá estar plasmado en la propia Constitución del Estado, que deberá ser aprobada por su población, luego de sancionarse el cambio trascendental que proponemos en una verdadera Constitución Federal para Venezuela. Eso es lo que ANCO en esencia plantea en su propuesta El Gran Cambio (ver El Gran Cambio, Una propuesta para la Refundación de Venezuela, en https://tinyurl.com/5n6enjrr).

Pero los cambios propuestos van más allá: la actualización y reorganización político-territorial de los Municipios, la recomposición de territorial de las capitales de los Estados, comenzando por la capital de Venezuela, Caracas, y sugerencias propuestas para el modelo de desarrollo de los Estados. Todo esto está contenido en la obra del Coordinador Nacional de ANCO, el Ing. Enrique Colmenares Finol, titulada “El Delirio Manifiesto, Venezuela, Política, Región y Ciudadanía (1). No existe hasta ahora ninguna otra propuesta estructurada de cambio político-territorial del país de esa envergadura, lo que demuestra la seriedad del planteamiento político hecho por ANCO a los venezolanos.

Nadie en Venezuela está preparado para estos cambios, pero eso no significa que no sean posibles. No estamos planteando un programa de gobierno como cualquier partido político. NO. Estamos planteando una nueva estructura de relaciones de poder y desarrollo para los venezolanos, y establecerla en nuestro Pacto fundamental, puesto en blanco y negro en la Constitución. Y una vez que el Constituyente la haya aprobado, entonces será cuando comenzará el trabajo de construcción de una nueva Venezuela. Nos vamos a equivocar, como cualquiera que comienza una nueva manera de hacer las cosas. Pero la creatividad y el empuje del pueblo venezolano se pondrán por encima de ese estado de indefensión constitucional y ciudadana, al que nos han sometido por casi dos siglos. Ese es nuestro reto…

Muchísimas gracias.

Caracas, 16 de septiembre de 2022

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(1)   Enrique Colmenares Finol, Mi Delirio Manifiesto, Venezuela, Política, Región y Ciudadanía, Ed. Punto, ISBN 9789807801096, 2018