Por Luis Manuel Aguana
En algún momento de la historia
futura de nuestro país, los venezolanos del futuro se tendrán que detener a
examinar este período de turbulencia política y asignarles a todos los actores
y protagonistas políticos su cuota parte de responsabilidad en lo que está
sucediendo y sucederá en Venezuela en tiempos muy cercanos.
“La responsabilidad política es la imputabilidad de una
valoración por el uso que un órgano o individuo hace del poder. Así, por
ejemplo, afirmar que el Presidente X
fue políticamente responsable en el caso Y,
significa que se atribuye al Presidente
X un grado de culpa y/o se le atribuye una sanción por la manera de usar
su autoridad en el caso Y.”.
Y más adelante añade: “Sin embargo, la responsabilidad política es también
evaluada por los ciudadanos cuando, asumiendo el papel de electores en un
sistema democrático, valoran el uso que los gobernantes han hecho del poder,
aplicando cualquier tipo de criterio para evaluar su desempeño y no una norma
jurídica. Por lo tanto, la responsabilidad política no se subsume bajo
la responsabilidad jurídica, como la legitimidad política no se subsume bajo la
legalidad jurídica”. Así define Wikipedia (ver https://es.wikipedia.org/wiki/Responsabilidad_pol%C3%ADtica)
el término “Responsabilidad política” a los fines de la revisión del
comportamiento de los funcionarios y sus actuaciones frente a situaciones de
poder.
No me queda ninguna duda que será
nefasto el juicio que la historia hará de las actuaciones del régimen y su
responsabilidad, no solo política sino moral y penal, frente a la muerte de
venezolanos que luchaban en las calles por una situación abiertamente dañina en
contra de la población. Pero también la historia juzgará las actuaciones de
quienes del lado opositor pudieron hacer algo y no lo hicieron, o tomaron las
decisiones incorrectas, por negligencia, interés, o pura y simple ignorancia. Y
ese es el caso que aquí nos ocupa.
Algunos lectores fanatizados tal
vez disientan de estas líneas creyendo que las escribo con la intención oculta
de “enfriar” o dividir la lucha que se materializa en las calles de Venezuela
por una oposición oficial considerada por algunos como “heroica”. Nada más
lejano a la realidad. Creo que todo el mundo ha llegado a un nivel de
obstinación tal que ha rebasado cualquier expectativa que esa oposición pudiera
haber tenido. Incluso creo que están “surfeando” a su favor esa ola de
descontento popular. Pero de allí a creer que con solo el descontento de la
gente en las calles se pueda llegar a conseguir que esto evolucione a favor de
resolver el problema, nada que ver.
La oposición oficial ha
establecido como ruta, mantener la lucha en las calles hasta conseguir que el
gobierno ceda en “elecciones generales, canal humanitario, libertad de los
presos políticos y respeto a las decisiones de la Asamblea Nacional”, sin
discusión ni desvío alguno. Mientras tanto el régimen ha seguido en su ruta de
convocar una Constituyente que establezca el comunismo en Venezuela, ¿qué tal?
Dos propuestas completamente enfrentadas.
La oposición venezolana no ha
establecido, hasta donde nuestro conocimiento llega, ninguna estrategia más allá
de la calle, para parar el establecimiento de una Constitución comunista en
Venezuela. ¿Deberemos los venezolanos incendiar el país por los 4 costados para
impedir esto? Eso es al parecer lo que nuestra oposición oficial nos está
diciendo, en una dirección que cada vez más se acerca a un estado de violencia
generalizado frente a un régimen sin intenciones de ceder a las pretensiones
opositoras.
Ante tal enfrentamiento, todos los
venezolanos nos encontramos como en las gradas del Coliseo romano apostando por
que los cristianos venzan a los leones. ¡El gobierno se caerá mañana!, decimos al
participar en una nueva marcha opositora. Pero el régimen lejos de caer,
profundiza la violencia y la represión. Muertos, heridos y detenidos es el
lamentable saldo diario de cada movilización. ¿Hasta dónde se puede llegar?
Nadie dice que salgamos de las
calles, todo lo contrario. Mientras los soldados norteamericanos se echaban
plomo con los comunistas en Vietnam, Kissinger se reunía con ellos en Paris
para discutir las opciones. Y estamos hablando de los mismos comunistas de aquí.
Por un lado se hace la guerra y por el otro se hace la política. Y esto mis
queridos amigos, es una guerra civil de baja intensidad. ¿Qué se está haciendo ahora
del lado de la política? Y aquí no estoy hablando de dialogo…todavía. El
dialogo vendrá luego pero para discutir los términos de la rendición.
Del lado de la política nuestros estimados
Diputados de la Asamblea Nacional tomaron una decisión el 9 de enero de
desalojar de Miraflores por abandono del cargo al Presidente de la República. ¿En
qué paró eso? ¿Oficiaron lo que debían oficiar –aunque no les pararan pelotas-
para que se siguieran los pasos constitucionales para una nueva elección
Presidencial basados en el Artículo 233 de la Constitución? ¿Oficiaron al
Vicepresidente a que asumiera funciones basados en esa decisión, para que
convocara a elecciones en 30 días? ¡En eso es que debían sustentar su petitorio
de elecciones presidenciales anticipadas en la calle! La Asamblea Nacional
inició esa ruta, ¿por qué no la continuó? Eso mis amigos, se llama
Responsabilidad política…
Más
recientemente y de cara a ese “proceso Constituyente” que convocó
inconstitucionalmente Maduro el 1ro. de Mayo, sin pasar por la obligatoria
consulta a la población, ¿qué hicieron con eso los ciudadanos Diputados opositores
en el Asamblea Nacional para parar esa pretensión ilegal? Nombraron un Frente “para
la defensa de la Constitución” (ver Asamblea Nacional aprobó creación de frente
para la defensa de la constitución, en http://www.2001.com.ve/en-la-agenda/159562/asamblea-nacional-aprobo-creacion-de-frente-para-la-defensa-de-la-constitucion.html).
¡Por Dios! ¡Mayor contradicción con las luchas de la población que está
tumbando las estatuas de Chávez en las calles y plazas de Venezuela, imposible!
Ante la pretensión del régimen de cambiar la constitución, la oposición se
convierte en chavista defendiendo el mayor legado del Galáctico, ¿qué tal?
En lugar de defender algo que es indefendible (ver mi
anterior nota La lucha por una Constituyente Originaria debe continuar, en http://ticsddhh.blogspot.com/2017/05/la-lucha-por-una-constituyente.html)
la Asamblea Nacional debe proceder a exigir un Referendo Consultivo por “materia
de especial trascendencia nacional”, utilizando la mayoría simple de sus
integrantes, tal y como lo establece el Artículo 71 de nuestra Constitución, y
salir a exigir en las calles el respeto de esa decisión soberana del pueblo
representado la Asamblea Nacional. Eso es lo político. Y si no lo hacen
incurren, de nuevo, en Responsabilidad política, en este caso por omisión o
ignorancia.
La lucha en las
calles es necesaria pero debe conllevar a una solución final y política de la
crisis, minimizando los daños en el proceso. Y esto requiere seguir una ruta política
por parte de aquellos a quienes les dimos con votos esa responsabilidad. ¿Estará
nuestro liderazgo político actual a la altura de la Responsabilidad política que
la historia les exigirá? Espero en bien de nuestros descendientes que así sea…
Caracas,
22 de Mayo de 2017
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana