Por Luis Manuel Aguana
Del reciente artículo de Ricardo
Hausmann (ver El día D para Venezuela,
por Ricardo Hausmann https://www.project-syndicate.org/commentary/venezuela-catastrophe-military-intervention-by-ricardo-hausmann-2018-01/spanish)
extraemos este importante párrafo que amerita un necesario comentario en
Venezuela:
“Si
se trata de soluciones, por qué no considerar la siguiente: la Asamblea
Nacional podría destituir a Maduro y al narcotraficante de su vicepresidente,
Tareck El Aissami, sancionado por la OFAC y a quien el gobierno
estadounidense le ha embargado más de US$ 500 millones. Dado este vacío de
poder, la Asamblea, nombraría de forma constitucional a un nuevo gobierno, el
que a su vez podría solicitar
asistencia militar a una coalición de países amigos, entre ellos,
latinoamericanos, norteamericanos y europeos. Esta fuerza liberaría a
Venezuela de la misma forma en que canadienses, australianos, británicos y
estadounidenses liberaron a Europa en 1944-1945. Más cerca de casa, esto sería
semejante a la liberación de Panamá de la opresión de Manuel Noriega por parte
de Estados Unidos, la que marcó el inicio de su democracia y
del crecimiento económico más rápido de América Latina.”
(subrayado nuestro)
Ese fue precisamente el mandato
del 16J y el respaldo que le dio la comunidad internacional a los venezolanos y
al convocante de esa Consulta Popular, la Asamblea Nacional, el 5 de julio de
2017. Lo que dice Hausmann allí no es de ninguna manera escandaloso, en
especial por lo de la frase “podría solicitar asistencia militar a una coalición de
países amigos, entre ellos, latinoamericanos, norteamericanos y europeos”, ya que lo
coloca como una posibilidad –entre
muchas- de acción de un eventual gobierno que claramente sería inmediatamente
perseguido por el régimen una vez fuera designado.
Esa era la solución “de librito”.
La manera constitucional de hacer efectivo el mandato del 16J era continuar con
el procedimiento de sucesión establecido en la Constitución luego del Acuerdo
del 9 de enero de 2017 pero la Asamblea “le tuvo miedo al cuero” como lo
indiqué en mi nota a los tres días de esa fecha (ver El tigre y el cuero de la
Asamblea Nacional, en http://ticsddhh.blogspot.com/2017/01/el-tigre-y-el-cuero-de-la-asamblea.html).
¿Qué le hará pensar al profesor Hausmann que las cosas han cambiado?
Efectivamente esa pudo ser una
solución desde el año 2016 cuando se instalo la Asamblea Nacional con mayoría
opositora, lo seguía siendo el 2017 y todavía lo es en el 2018. Pero por diversas
causas el liderazgo político de la Asamblea Nacional ignoró la posibilidad
todos esos años. El 2016 porque se enfrascaron en la solución del Referendo
Revocatorio y el 2017 porque la evidencia sugiere que negociaron con el régimen
para un estado de cohabitación, y ahora el 2018 porque desean “competir” en una
carrera presidencial suicida con el régimen, sin cambiar las condiciones
electorales y con una Asamblea Nacional Constituyente que seguiría mandando,
aun cuando en el supuesto negado llegaran a ganar esas elecciones.
La pregunta correcta no es como
salir del régimen constitucionalmente. Efectivamente esa sería una vía si
existiera una real voluntad política en la coalición opositora oficial, que se
entrompara realmente con el régimen y diera los pasos correctos obedeciendo el
mandato que el pueblo les dio el 6D-2015 y el 16J-2017. Pero no lo harán, y ese
es el problema que tenemos aquí. La pregunta correcta es cual sería una
propuesta para salir del régimen sin la oposición, manteniendo la solución
igualmente constitucional.
Pero supongamos que se atreven a
hacerlo. Dados esos pasos que explica el profesor Hausmann, Julio Borges como Presidente
de la Asamblea Nacional y en la línea de sucesión, debería ser investido como
Presidente Constitucional República con el mandato de llamar a elecciones en 30
días. Sin embargo, ese supuesto de “podría solicitar asistencia militar…” no
podría cumplirse porque el régimen no le dejaría el tiempo suficiente para
tomar tal decisión ya que lo pondría preso y cerraría la Asamblea Nacional.
Estaría clarísimo que ese hipotético gobierno debería escaparse y exiliarse para
constituirse como gobierno venezolano legítimo y constitucional en el exilio
inmediatamente de tomada esa decisión y desde allí hacer efectiva esa
sugerencia del profesor Hausmann.
Pero el liderazgo político de la
MUD no tiene la más mínima intención de hacer eso, así tenga todo el respaldo
internacional que nadie haya tenido. Entonces nuestra hipótesis para una
solución tiene como premisa fundamental que no podemos contar con ese liderazgo
político tal y cual está constituido, como representante de los intereses
opositores venezolanos. La solución teórica del profesor Hausmann se cae porque
quienes tendrían la obligación de llevarla a cabo habrían puesto sus propios
intereses por encima de los intereses del país, como ya lo han demostrado estos
últimos dos años. Y ese es en realidad el problema serio que enfrentamos.
Entonces, ¿qué hacemos? Ustedes me
dirán “usted lo que quiere es que nos coma el tigre” como decía aquella vieja
canción. Y yo les diría, que cualquier solución que implique a cualquiera de
esos factores políticos que están negociando en República Dominicana está
destinada al fracaso para salir del régimen de esa manera. Tenemos que proponer
una solución diferente que no los implique.
El 28 de Octubre de 2017 desde la
Alianza Nacional Constituyente hicimos una propuesta que sugería que esos
factores políticos tomaran una decisión a favor de una solución constitucional
de consulta al pueblo venezolano (ver La
solución reside en el pueblo soberano, en http://ancoficial.blogspot.com/2017/10/la-solucion-reside-en-el-pueblo-soberano.html).
Fue inútil pero necesario. Pero debíamos primero solicitarles formalmente a
ellos que se procediera como está establecido constitucionalmente. Esto nos
convenció que la solución no pasa por esta oposición entregada, y que debemos accionar
desde los factores de la Sociedad Civil.
Desde ese momento la Alianza
Nacional Constituyente ha venido proponiendo que sea el pueblo en Consulta
Popular quien decida el curso de solución esta crisis política, sugiriendo unas
preguntas muy concretas a hacerle al pueblo venezolano, y que el pueblo decida,
logrando que régimen permita la consulta (sin CNE como ocurrió el 16J) con
todas las garantías internacionales, y acate la voz del pueblo en paz. ¿Cómo
logramos eso? Fortaleciendo y convenciendo a todos los sectores de esa solución
a lo largo y ancho del país, pero especialmente a la comunidad internacional
fuera del país.
Esa sería la verdadera solución
negociada que se lograría al presionar lo suficiente desde afuera al régimen para
que sea el pueblo de Venezuela quien decida el curso de su propia historia. Sería
una solución sin la oposición oficial, que evitaría que esta negocie espacios
de participación ni de convivencia parea sobrevivir. Eso que lo decida el
pueblo en Consulta Popular.
Si de República Dominicana salen
“acuerdos” para correr la arruga de la crisis con unas elecciones
presidenciales, lo que pasará es que esto se alargará más, ya que el régimen se
consolidará sin resolver los principales problemas, y el desastre
irremediablemente terminará estallando posteriormente en la cara de todos,
llevándose por el medio a todo el mundo, al gobierno y a su oposición oficial.
Todavía están a tiempo para rectificar…
Caracas,
3 de Enero de 2018
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana