Por Luis Manuel Aguana
En el medio de la más espantosa
crisis económica, política y social de toda nuestra vida republicana, la
Venezuela de hoy está sumida en un gran
desconcierto. Luego de abandonar una agenda de calle donde los ciudadanos
tuvieron como uno de sus logros cívicos más importantes una Consulta Popular el
16 de julio de 2017, los venezolanos parecemos haber perdido el rumbo.
Por una parte, la Venezuela
política – la MUD y su nuevo Frente- nos dicen que debemos exigir condiciones
para ir a un proceso electoral con el régimen, colocando eso como solución a
los graves problemas del país; y por otra parte se nos dice que debemos
abstenernos de una manera militante, saboteando un proceso que todos vemos como
fraudulento. Sin embargo en ambos casos, no se le dice al país como
asististendo o no a un proceso electoral se resuelve la crisis terminal
venezolana; y tampoco nadie explica cómo nos quitamos de encima una Asamblea
Nacional Constituyente del gobierno con poderes supremos, que hace y deshace a
su arbitrio, a la orden de un gobierno extranjero y del régimen, y a la que
deberá someterse un supuesto próximo Presidente de la República, pudiendo
esperarse su segura juramentación ante esa Constituyente considerada por el
mundo entero como írrita, ilegal e inconstitucional.
Los venezolanos han perdido su fe
y confianza en que la clase política este a la altura del problema que tenemos.
Pero la agenda y el debate público sigue estando entre ir o no ir a votar. ¿Qué
es lo que está pasando? ¿Quién establece esa agenda del país? ¿Por qué solo
debemos debatir eso? ¿Es que no hay otras opciones que considerar?
Y
ciertamente me ha parecido muy extraño que solo “existan” en el debate público
las propuestas que referencian a las elecciones - o su negativa- como solución
del problema del país y no otras igualmente democráticas y constitucionales,
que apunten al centro del problema político, discutiendo las fórmulas para
disolver esa Asamblea Constituyente inconstitucional del gobierno, como por
ejemplo un Plebiscito o Consulta Popular, o un Referendo, antes siquiera
considerar algún nuevo proceso electoral.
Existen
grupos y generadores de opinión pública muy importantes que deliberadamente están
ignorando y/o rechazando el tema, haciendo que se sepulte un debate tan
importante en un océano de electoralismo estéril que alarga el sufrimiento de
los venezolanos. Y si a eso le añadimos lo que muchos esperan, una intervención
militar extranjera, la agenda de la opinión pública se hace aun más enrarecida
y compleja.
Solo
entendiendo un problema es que se puede comenzar a transitar por una solución.
Veamos la siguiente definición:
"La
"teoría de la fijación de la agenda", también conocida como teoría
del "Agenda Setting" postula que los medios de comunicación de masas
tienen una gran influencia sobre el público al determinar qué asuntos poseen
interés informativo y cuánto espacio e importancia se les da. El punto
central de esta teoría es la capacidad de los medios de comunicación para
graduar la importancia de la información que se va a difundir, dándole un orden
de prioridad para obtener mayor audiencia, mayor impacto y una determinada conciencia
sobre la noticia. Del mismo modo, deciden qué temas excluir de la agenda..." (ver Teoría del establecimiento
de la Agenda, en https://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_del_establecimiento_de_la_agenda).
De
acuerdo a esta teoría de la comunicación, la respuesta del porqué algo es
importante o no para la población se halla en los medios masivos de
comunicación y de aquellos que fijan la opinión. Esto parecería obvio pero no
lo es. Siendo este un concepto tomado como probado y universal, la Agenda Setting
en nuestro país siempre ha sido guiada por pocas personas y/o medios. Lograr
que lo que se discuta en el país esté en la agenda publica pasa por convencer a
esos “generadores de opinión” que el tema es importante.
En una época
próximo pasada, programas como Aló Ciudadano y Buenas Noches en Globovisión,
generaron gran parte de esa Agenda Setting de Venezuela. Programas importantes
de opinión de anclas reconocidas de radio y televisión también formaban parte
de la creación de esa agenda política y en cierto grado todavía lo siguen
siendo, aunque estén muy disminuidos.
Al irse
imponiendo la “hegemonía comunicacional” del gobierno gran parte de la Agenda
Setting se ha trasladado a generadores de opinión por la vía de programas de
video/audio digital y su difusión a través de las redes sociales, pero siempre
de la mano de pocos operadores con credibilidad, sin dejar de lado los pocos
medios impresos de importancia que quedan de cobertura nacional de tendencia
opositora que aun no han cerrado sus puertas, como El Nacional y otros de
relevancia.
Es de
una importancia clave que estos operadores de la comunicación social estudien y
den cabida a nuevas formas alternativas de solución al problema político sin
esperar que sea “noticia” primero, sino que por el contrario, sean ellos los
que creen esa realidad alternativa al dar cabida a esas nuevas propuestas por
encima de los deseos interesados de una claque política que se niega a morir y que
ha demostrado con creces no querer una solución para el país.
Muchas personas
me han indicado que la propuesta plebiscitaria de la Alianza Nacional
Constituyente-ANCO no se conoce y que requerimos de montañas de dinero para
hacerla llegar a la gente. Y yo me pregunto: ¿es que debemos tener uno o varios
mecenas, o contar detrás con millonarios a la vieja usanza que esperen cobrar
favores políticos futuros para poner en la agenda del país algo que va en el
beneficio de todo el mundo? Estaría de acuerdo que necesite dinero para
impulsar la candidatura de alguien porque eso estaría en el interés de esa
persona o grupo político. Pero ¿es la misma situación cuando la propuesta es
por el interés del país?
Del
debate de lo que está en la agenda es que se establece el curso de acción de lo
que terminara pasando en Venezuela. Pero si ni siquiera está en la agenda de la
discusión pública la posibilidad de que el pueblo decida su destino a través de
un Plebiscito, mucho menos ésta será considerada por la ciudadanía pensante
como una solución real del problema del país. De allí que crea hay manos
peludas interesadas en dejar fuera de
esa agenda este tema crucial para Venezuela. Y esas manos peludas si están
llenas de dinero para lograr eso, con lo cual el problema se magnifica.
En
todos los foros públicos alrededor del país donde hemos debatido la posibilidad
de un Plebiscito o Consulta Popular, invariablemente y sin distinción de
tendencia política, todos han coincidido en que es ciertamente una solución
alternativa incluyente, democrática y
constitucional para la crisis venezolana. Pero hay que agendarla para su debate
y discusión general. Ojalá que así llegaran a pensar quienes en la actualidad
fijan la agenda política del país. Tal vez en sus manos este el destino de
Venezuela...
Caracas,
15 de Marzo de 2018
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana