Por Luis Manuel Aguana
Comienzo citando a Luis Almagro, Secretario General de la OEA y
principal artífice de nuestro solido posicionamiento internacional actual en
contra de la dictadura: “La salida de Maduro
es la principal ayuda humanitaria que podamos dar a Venezuela” (ver mensaje
de Almagro en https://www.diariolasamericas.com/america-latina/almagro-la-salida-maduro-es-la-principal-ayuda-humanitaria-que-podemos-dar-venezuela-n4172048).
Sin desmedro a los esfuerzos opositores de llevar al régimen a una situación
política de demostrar que se niegan a ayudar al pueblo venezolano impidiendo a
toda costa el ingreso de alimentos y medicinas que tanto necesita nuestro país,
todos sabemos que cualquier cosa que pueda ingresar no sería suficiente para
aliviar, al menos en una medida razonable, el hambre y las enfermedades que han
generado estos delincuentes en 20 años de desgobierno y tiranía.
En otras palabras Almagro puso las cosas en el lugar correspondiente:
No es la ayuda humanitaria. Maduro tiene que irse para que Venezuela pueda
continuar. Pero ¿qué es lo que falta para que eso suceda? Hasta lo impensable
ha ocurrido ya, como ese histórico discurso del Presidente de los Estados
Unidos, Donald Trump en Miami, dándole el respaldo a Juan Guaidó como
Presidente Encargado de Venezuela, reconociendo la lucha de este pueblo
indomable y un ultimátum al usurpador y los militares que le acompañan. Eso
jamás había pasado antes con un Presidente norteamericano con ningún otro país.
Esto debió haber sido más que suficiente para que Maduro recogiera sus
macundales y saliera huyendo del país. Pero eso no pasó.
Y eso me lleva a los militares venezolanos. No existe manera que haya
un nuevo gobierno en Venezuela sin que se resuelva la cuestión militar. Y los
militares aun insisten en respaldar al régimen. ¿Por qué? De hecho este es un
régimen donde todo el sector publico está controlado por militares donde la
expresión civil es mínima. Lo único que le falta a la tiranía es que Maduro sea
militar. De existir una intervención armada de una fuerza exterior para poner
orden a esta locura que pasa en Venezuela, el control final de la seguridad del
país se le tiene que entregar luego a una Fuerza Armada venezolana. Y si esta
no existe tal y como la conocíamos, habrá entonces que volverla a hacer.
Y tenemos que abordar ese tema militar querámoslo o no desde la
perspectiva civil. Hugo Chávez se dedicó a destruir la institución militar
después del 11 de Abril de 2002 para evitar que le volviera a pasar lo de ese
día cuando lo depusieron desde el Alto Mando Militar. En lo personal no creo
que los militares se hayan vuelto locos al sostener permanentemente a este
títere de los Castro, como llamo Trump al usurpador Maduro, aceptando de buenas
a primeras que todos los que están arriba de esa institución son corruptos y es
por eso que “no entregan” a Maduro terminando de una buena vez con la
pesadilla. Tiene que haber algo más.
Las amenazas que se ciernen sobre los oficiales que aun sostienen el
régimen están en algunos casos dando resultados y los ofrecimientos de amnistía
futura hecha por el Presidente Encargado han producido deserciones importantes
pero no han sido determinantes para la caída del régimen. ¿Qué pasa allí? ¿Qué
cosa hay que hacer adicionalmente para que el efecto se acelere?
Poco a poco ya existe la percepción general incluyendo la misma
institución armada de la inviabilidad del régimen. Esta cercado por todos lados
internacionalmente y es muy posible que algunos de estos altos oficiales estén
negociando su situación de cara a una nueva situación en el país. Pero aun así,
no acaba de caer.
Buscando
razones, me tope con una nota reciente publicada en el Washington Post firmada
por el General (R)(Ej) Antonio Rivero (ver “Exiled
general: Why the Venezuelan military hasn’t turned against Maduro” -
General Exiliado: Porqué el Ejercito venezolano no se ha vuelto contra Maduro, https://www.washingtonpost.com/news/theworldpost/wp/2019/02/07/venezuela-military/?noredirect=on&utm_term=.9267077887bc)
donde Rivero esgrime tres
razones: 1) “…dentro del alto mando
militar, hay un compromiso filial profundamente impregnado con el difunto
presidente Hugo Chávez y su ideología”; 2) “…las fuerzas armadas reciben privilegios en los niveles más altos,
como ascensos, bonificaciones y sobornos”; y 3) “…muchos de los militares están involucrados en actividades ilícitas
como el tráfico de drogas”. (Traducción propia)
Las razones 2 y 3 son históricas
en Venezuela. Los militares siempre han recibido esas prebendas de todos los
gobiernos y siempre ha habido delincuentes en esos niveles. Con lo cual con el
hecho de pasarse de bando no veo porque dejarían de hacerlo, pragmáticamente
hablando. Pero lo primero es determinante. ¿Un compromiso con el chavismo? Eso
si esta difícil. Cualquier nuevo gobierno no podría comenzar en un nuevo estado
de cosas militar con una Fuerza Armada cuyos principales oficiales estén
inoculados precisamente por el virus que acabó en la práctica con su
institución. Y eso es materia de fondo.
Recuerdo que en vida el desaparecido General de División (Ej) Jacobo
Yépez Daza (ver Jacobo Yépez Daza, Réquiem por un General civilista, en http://ticsddhh.blogspot.com/2015/12/jacobo-yepez-daza-requiem-por-un.html)
me indicaba que uno de los mayores errores cometidos con la Fuerza Armada fue
el haber reinstalado en la institución a los responsables del golpe del
4F-1992, en aras de una supuesta reunificación institucional, y lo que se logró
fue todo lo contrario al reventarse las escalas internas de mérito y antigüedad,
rompiendo con “los tres pilares
fundamentales en que descansan la organización, administración, operatividad y
unidad de mando de la Fuerza Armada, como lo son la DISCIPLINA, LA OBEDIENCIA Y
LA SUBORDINACION”, Yepez dixit.
Si esto es así, Juan Guaidó jamás podrá hacer cambiar la mente de esos
oficiales para que cambien de bando, eso sin contar con todo el trabajo de
ideologización que en estos últimos 17 años, después del 2002, han recibido
esos oficiales, con cursos y misiones oficiales permanentes a Cuba y otros
países comunistas. Entonces la vaina no es un simple “pásate a la democracia”
que está haciendo la Asamblea Nacional y la Ley del Estatuto para la Transición
a los militares. La cosa es más compleja. Si nos quedamos con ese análisis
superficial podremos tener Maduro para rato salvo que se derrote al comunismo
que hay en esos militares que comandan la Fuerza Armada por la fuerza. Y creo
que Trump lo tiene clarísimo y va en esa dirección. Lo que me lleva al
siguiente nivel de actuación.
Si lo que tenemos entonces es una Fuerza Armada altamente ideologizada
que no escucha las razones de hambre, muerte y miseria de su pueblo, entonces
ya es hora de ir pensando en rehacer esa institución con lo que sea rescatable
de ella. Y eso solo lo pueden hacer los antiguos oficiales que están
disponibles y que han demostrado conocimiento y devoción institucional por la
recuperación de la institución armada.
Entonces lo primero que deberían estar pensando los políticos,
comenzando por el Presidente Encargado Juan Guaidó, que están manejando este
barco de la transición, es comenzar por arriba –como efectivamente piensan los
militares- designando un Alto Mando Militar inmediatamente –Ministro de la
Defensa incluido- que se encarguen de esa reestructuración institucional y al
que los oficiales recuperables puedan mirar y respetar en una línea directa de
mando claramente establecida con “disciplina,
obediencia y subordinación”, para que vean y toquen una nueva situación de
la Fuerza Armada y del país. Esos oficiales abandonarían las estructuras
comunistas del régimen, debilitándolas para abonar una nueva organización que
debe comenzar a construirse antes de la salida de Maduro de Miraflores. Eso si
pudiera efectivamente acelerar el cese de la usurpación. Comiencen ya que para
mañana es tarde…
Caracas,
22 de Febrero de 2019
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana