viernes, 31 de mayo de 2019

Cese de la usurpación, una cuestión de principios

Por Luis Manuel Aguana

Cuando se pierde el camino hay que volver a los principios. Esa máxima me ha funcionado muchas veces cuando me he extraviado en el medio de esta lucha con el régimen y en la que nos hemos descubierto dándole golpes a la pared equivocada, dedicándole tiempo, esfuerzos y recursos absolutamente escasos, a cosas que no van dirigidas a atacar la esencia misma del problema, y que nos sacan del camino hacia el verdadero objetivo.

Y es el caso que la pregunta fundamental que debemos estar haciéndonos aquí -de nuevo- no es si vamos contra las consecuencias del desastre que han provocado (hiperinflación, hambruna, escasez de todo tipo, violencia y aumento de la criminalidad) sino contra quienes lo han provocado, ya que al eliminar las causas se suprimen de inmediato las consecuencias. Cualquier cosa que haga el Presidente Encargado Juan Guaidó y su equipo debería estar en la línea de eliminar el origen del mal, pero lamentablemente notamos que no es así.

Si el régimen de Maduro es “una empresa criminal conjunta conformada por 183 personas, 205 corporaciones y 26 países” (ver AlbertoNews,  https://albertonews.com/nacionales/regimen-de-maduro-es-una-empresa-criminal-conjunta-conformada-por-183-personas-205-corporaciones-y-26-paises/) entonces quienes estamos luchando por eliminar ese mal de Venezuela debemos estar muy claros que es lo que se debe hacer con eso y buscar la ayuda necesaria para eliminarlo. Con la delincuencia no se puede negociar, se debe eliminar de raíz, detectando y suprimiendo las fuentes que le dan vida. Eso define una línea de conducta basada en un principio fundamental. De allí la famosa frase “con el terrorismo no se negocia”. Y es por eso que hay que regresar a esos principios.

Pero pareciera que todavía ese principio no lo tienen claro quienes conducen las acciones opositoras, comenzando por el mismo Presidente Encargado. Y eso fue lo que vi con el retorcido asunto de la reunión de la oposición oficial en Noruega. Todos, sin excepción, nos dedicamos a analizar un “dialogo” a sabiendas que eso no nos llevaría a absolutamente ningún lado porque ese paso demuestra que no se tiene claro la naturaleza del mal. Entonces, ¿por qué razón desgastarnos en eso? ¿Porqué poner a Venezuela en esa dirección? La respuesta la mencionamos en una nota anterior: El Presidente Encargado y su gente se oponen a una intervención humanitaria aunque el país se lo pida a gritos (ver Liberación o cohabitación, en http://ticsddhh.blogspot.com/2019/05/liberacion-o-cohabitacion.html).

Descubierta ya la estrategia de la oposición oficial en relación a cómo llegar al “Cese de la Usurpación” (no de ahora, después de la tercera torta en Noruega, sino desde el 23F) esto es, negociar de alguna manera con Maduro y sus delincuentes, lo que nos debe mover ahora a los venezolanos que creemos que no es posible una transición con delincuentes, su régimen o ambos, es influir hacia lo que creemos que correspondería la solución de Venezuela, y que parecieran ser los únicos cursos de acción posibles a partir de ahora:

a) Presionar para lograr que la dirigencia política opositora termine de entender que no se puede perder más tiempo esperando el famoso “quiebre de las Fuerzas Armadas” porque estas son la guardia pretoriana de un cartel de delincuentes internacional y decida inmediatamente solicitar ayuda externa, y que la Asamblea Nacional autorice lo establecido en el 187#11 Constitucional, exigiendo el R2P a la Comunidad Internacional;

b) Si la presión descrita en a) es infructuosa, ya bien sea porque el régimen o sus colaboradores impiden por los medios que todos conocemos, una toma de decisiones racional basada en principios, entonces el problema se centraría en buscar que los tomadores de decisiones, incluido el Presidente Encargado, se sincronice con lo que la ciudadanía está exigiendo. En este sentido la Directiva de la Asamblea Nacional no puede seguir secuestrando de manera sectaria el Poder que el pueblo le entregó a ese cuerpo en su conjunto a través de  su Presidente, Juan Guaidó Márquez, fundamentado en el Artículo 233 Constitucional. El Estatuto de la Transición no puede ser una suerte de corsé donde estemos metidos todos los venezolanos.

Por otro lado no creo que sea una solución insultar o denigrar a Juan Guaidó y su equipo, por más razones -validas o no- que se puedan tener, por todos los intentos fallidos realizados desde el 23 de Enero. Esa energía debemos más bien utilizarla para destrancar el camino hacia una solución del problema. En lo personal exijo que Guaidó actúe basado en los principios que hicieron que fuera investido por el pueblo venezolano el 23E y que desde esta tribuna venia solicitando desde hacía cerca de un año para que se nombrara un Gobierno de Emergencia Nacional a través del Tribunal Supremo de Justicia Legítimo en el exilio (ver mi nota del 4 de junio de 2018, Mas allá de un Gobierno de Emergencia Nacional, en  http://ticsddhh.blogspot.com/2018/06/mas-alla-de-un-gobierno-de-emergencia.html).

Los ciudadanos diputados de la Asamblea Nacional, electos el 6D-2015, reconocidos en su conjunto por la Comunidad Internacional como la única institución legítima del país, son responsables, por acción u omisión, de todo lo que Juan Guaidó y su grupo están haciendo. La Asamblea Nacional asumió, a través del Estatuto de la Transición, las facultades constitucionales del Poder Ejecutivo, y aunque todo el mundo ahora le esté echando la culpa a Juan Guaidó, de todos los errores cometidos hasta ahora, es la Asamblea Nacional en su conjunto la llamada a corregirlos.

Y allí es en donde deseo poner el énfasis. Pareciera que una vez que se invistió de poder Juan Guaidó como Presidente Encargado, la Asamblea Nacional como institución se desentendió del problema dejándole solamente a él la responsabilidad. Pues no es así. Ellos son todos corresponsables ante los venezolanos, ya que las decisiones que están tomando como Poder Ejecutivo son compartidas proporcionalmente entre todos ellos. Y si esto es así, también son corresponsables en esa misma proporción de las consecuencias. De allí que cada insulto que reciba Guaidó debe en justicia repartirse proporcionalmente entre todos los diputados de esa Asamblea.

Ahora bien, alguien me dirá, “pero bueno, fue la Directiva quien asumió el Poder”. Mal asunto para el resto de los Diputados y los venezolanos en su conjunto, ya que si la Asamblea asumió las responsabilidades como cuerpo colegiado, deberían también compartir las decisiones entre todos sus integrantes, no solo la Directiva. Eso debería entonces abrir la posibilidad de un Gobierno compartido entre todas las fracciones, porque lo que hasta ahora hemos visto es un gobierno del cogollo de la Directiva de la Asamblea Nacional tomando las peores decisiones para lograr el “Cese de la Usurpación”, incluso con voz y voto de dirigentes políticos que no forman parte de la Asamblea Nacional.

De igual manera los venezolanos debemos exigirles a los ciudadanos diputados la participación de la sociedad civil en la toma de esas decisiones que nos conciernen a todos para el desalojo de Maduro porque eso está previsto en el Estatuto de la Transición que los Diputados aprobaron por unanimidad (Artículo 16.6). Fundamentado en todo lo anterior fue que propuse en una previa nota que se constituyera un Consejo de Gobierno (ver Consejo de Gobierno, en http://ticsddhh.blogspot.com/2019/05/consejo-de-gobierno.html)  donde verdaderamente estén representados todos los dolientes de Venezuela para lograr unidos el “Cese de la Usurpación”. Esto es una cuestión de principios. Maduro quiere adelantar elecciones parlamentarias porque sabe que es en la Asamblea Nacional donde se le puede poner un parao a sus crímenes. Hay tiempo para resolver, entonces ¿que estamos esperando?

Caracas, 31 de Mayo de 2019

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

domingo, 26 de mayo de 2019

Unidad Política

Por Luis Manuel Aguana

Se ha escrito tanto en relación al tema de la unidad opositora que ya la gente dejó de creer en ella. El mismo término “unidad” se convirtió en un lugar común, algo ajado en las manos de todo el mundo. Los partidos intentando un frente común para alcanzar a través de los medios democráticos someter algo que de ninguna forma desde el mismo comienzo no se podía considerar como democrático sino como autoritario y dictatorial. A esa “unidad” pronto se le vieron las costuras de coexistencia con el régimen. A la tiranía le era conveniente una “oposición” en funcionamiento para dar una apariencia internacional de democracia.

Esa postura le costó políticamente al país una ruptura entre aquellos que veíamos con claridad que el régimen se había concertado con una oposición complaciente que concurría a cada evento electoral a sabiendas de ir sin ninguna garantía, y quienes nos  mantenían ocupados con el chantaje del voto como la única manera de salir de esta tiranía, en un contrasentido lógico ya que por definición una tiranía no puede salir por medios democráticos, todo lo contrario, las tiranías se afianzan con las herramientas de la democracia. Pero la oposición complaciente nos tuvo por años en esa mentira hasta que con tantos palos la gente al final comprendió esa verdad más grande que un templo al demostrarse fehacientemente todas las trampas que nos habían hecho con el sistema electoral.

La gente aun no lo asimila completamente, pero el hecho de que el Presidente Encargado Juan Guaidó y el resto de los políticos de la Asamblea Nacional hayan avanzado lo que se ha avanzado hasta ahora para desalojar al régimen de Nicolás Maduro Moros, no se debe a sus “extraordinarias habilidades políticas” sino porque los venezolanos les dimos, como un solo hombre, la espalda a seguir aceptando la vía del fraude electoral propiciado por quienes siempre nos habían engañado: el régimen y su oposición complaciente. Y esa es la única verdad.

Ese solo hecho dinamitó la base de sustentación del régimen el 20 de mayo de 2018, lográndose que internacionalmente no se reconociera esa elección y a Maduro como Presidente legítimo. El resto es historia hasta el 23 de Enero de 2019 cuando Guaidó recogió la cosecha de legitimidad perdida al asumir las funciones de Presidente de la República (aunque de una manera incompleta), de acuerdo al Artículo 233 Constitucional, pero de la mano del pueblo venezolano en las calles, cosa que por cierto no acompañaron los partidos que siempre nos habían llevado al matadero electoral. Hay que recordar eso muy bien.

De manera que si en la Asamblea Nacional, con Juan Guaidó al frente, debido a una sucesión de eventos históricos, están ejerciendo ese “poder paralelo” como Poder Ejecutivo a través de una Ley del Estatuto para la Transición, ha sido por obra y gracia del mismo pueblo de Venezuela quien ha sido el que ha puesto la sangre y el sufrimiento todos estos años.

La administración de esta lucha para lograr el Cese de la Usurpación ha sido sumamente desafortunada e ineficaz –por no decir criminal-, no solo porque ha habido torpeza e impreparación sino porque aun están vivas las fuerzas opositoras que en el pasado deseaban la continuidad electoral del régimen, saboteando cualquier intento para su desalojo. Ellas no han desaparecido por el hecho que el país ya no crea en absoluto en el sistema electoral de Tiby Lucena y sus incontables ladrones electorales del CNE, sino porque ahora buscan otro acomodo que les permita recuperar la confianza que una vez tuvieran para poder llevarnos de nuevo a un matadero electoral con el régimen, aun sin estar Nicolás Maduro Moros en el poder, dándole continuidad por otras vías al socialismo del siglo XXI.

Y para muestra un botón: la sola presencia en la misión de Noruega de un agente electorero de esa oposición que siempre nos dijo a los venezolanos que el sistema electoral del régimen era confiable, el ex Rector Vicente Díaz, es prueba irrefutable que la salida que se busca en Oslo es electoral, sin haber hecho la fumigación previa y necesaria al antro electoral del CNE para sanear todas las irregularidades denunciadas insistentemente desde la sociedad civil.

Pero no quisiera desviar el asunto hacia lo específicamente electoral, aunque es muy importante para este razonamiento. La Asamblea Nacional y Juan Guaidó como su máximo representante y Presidente Encargado, no pueden ignorar al resto de los venezolanos que dijimos que NO al sistema que designó a Maduro ilegalmente como Presidente el 20 de Mayo de 2018 y que lo llevaron a él a ser quien estuviera al frente de esta lucha. Y en representación de esos venezolanos se encuentran lideres que se apartaron desde hace tiempo, unos mas y otros menos, de la solución electorera del régimen y su colaboracionismo. Integrando a ese liderazgo a los esfuerzos que se realizan para el Cese de la Usurpación se podría decir que Venezuela estaría luchando unida para salir de la tiranía.

En representación de esa Venezuela opositora, el Presidente Encargado Juan Guaidó debería estar incorporando políticamente en un Consejo de Gobierno a Diego Arria y Antonio Ledezma fuera del país, y a María Corina Machado dentro del país, en posiciones para decidir una estrategia unificada y creíble internacionalmente frente al régimen de Nicolás Maduro Moros. De la misma manera integrar en ese Consejo a organizaciones de la sociedad civil e instituciones de la máxima credibilidad en la ciudadanía como las Iglesias y las Universidades.

En las personas mencionadas descansa el liderazgo político y la representación de la Venezuela que no fue a las elecciones del 20 de Mayo del 2018 y que mantuvieron en todo momento una posición radical e intransigente para la salida del régimen. Esa es la Venezuela que Guaidó debe integrar a su gobierno. Por supuesto que existe otro liderazgo político que se podría perfectamente considerar, pero podría afirmarse sin mayor equivocación que en Arria, Ledezma y Machado descansa la representación mayoritaria de esa otra Venezuela que no ha cedido ni un  milímetro ante la tiranía del castro-chavismo-madurismo.

Ese Consejo de Gobierno representaría delante terceros la verdadera unificación opositora sin que quede nadie afuera. Y si verdaderamente están negociando con el régimen otra cosa diferente que los términos del Cese de la Usurpación, entonces que esa solución sea validada por la representación opositora de toda Venezuela, no solo de la parte que representa a la MUD-Frente Amplio de la Asamblea Nacional, o peor aún, la de dos partidos –VP y UNT- , porque de ser así no tendría ningún valor para los venezolanos. Si fueron a negociar un proceso electoral sin cambiar absolutamente las condiciones, solo negociando Rectores del CNE como barajitas de intercambio, lo que lograrán es que nadie vaya a votar en otro proceso fraudulento como el del 20M-2018, alargando el sufrimiento de los venezolanos y exponenciando la violencia, el hambre y la muerte.

Hace unos años, previo al desastre ocurrido con las elecciones de Chávez-Capriles del año 2012, publique una nota titulada “Unidad Técnica” (ver http://ticsddhh.blogspot.com/2012/07/unidad-tecnica.html). En esa nota hacía una propuesta semejante, ya no entre políticos de la oposición sino entre aquellos que siendo iguales eran a su vez muy diferentes. Parecía un juego de palabras pero no lo era. Proponía Unidad entre los técnicos electorales opositores para darle un frente técnico común con implicaciones políticas a quienes políticamente conducían la oposición frente al régimen. Mi ingenuidad en aquellos días descansaba en que creí que existía la verdadera voluntad política de terminar con la tragedia que ya era en el 2012 el desgobierno de Hugo Chávez, y como no la había desestimaron la propuesta.

Ahora la voluntad política es un prerrequisito y esta vez la propuesta no es técnica, es Política (con “P” mayúscula) y va dirigida a quienes conducen la transición, para que tengan la grandeza de incluir sin sectarismos a la representación del resto de la Venezuela opositora en el proceso para cesar la usurpación, porque si no lo hacen el resultado será más traumático y muy posiblemente no lo logren solos. En este sentido suscribo 100% las palabras de Carlos Sánchez Berzaín en una la reciente presentación en el InterAmerican Institute for Democracy: “…en la realidad venezolana, en la realidad cubana, en la realidad boliviana, y en la realidad de Nicaragua y de los países que están oprimidos por estas dictaduras delincuencia organizada transnacional, hay dos etapas para liberarse….La primera etapa es una etapa de unidad contra el usurpador. Una etapa de unidad social, de unidad política contra el detentador ilegal del poder, contra la dictadura de delincuencia organizada. Ese es un concepto de misión nacional porque en eso se va la sobrevivencia de Venezuela y los venezolanos en el caso de Venezuela, de Bolivia y los bolivianos, en el caso de Bolivia, de Cuba y los cubanos en el caso de Cuba, y lo mismo Nicaragua. Esa unidad no es una unidad ideológica. No es una unidad partidista. No es una cuestión que tenga que ver con las concepciones que tiene la gente o los muy respetables partidos políticos que resisten a la dictadura. Es nada más el objetivo de terminar con la usurpación. Para dar lugar a una segunda etapa que es la restauración de la democracia, en la que sí podrán volver a tener vigencia ideologías, posiciones políticas, reponiendo los elementos esenciales de la democracia. Y quiero volver sobre esa primera etapa, porque estamos en esa primera etapa en Venezuela, en Bolivia, en Nicaragua y estamos fallando por sectarismo. ¡Estamos fallando porque no hay posibilidad de que exista unidad en contra del usurpador! ¡Porque hay quintacolumnistas, porque hay división, porque hay aspiraciones a un poder que no se tiene que lo detenta el usurpador pero que no se lo quiere lograr porque simplemente rige y está vigente el sectarismo! Y al que le caiga el guante que lo asuma y que se avergüence para tratar de hacer un proyecto de unidad que termine prontamente con la usurpación en Venezuela, en Bolivia, en Nicaragua y en Cuba…” (ver Carlos Sánchez Berzaín, en Unidad para terminar con la usurpación en Venezuela”, en https://youtu.be/c-ryN2uec1s). (Resaltado nuestro)

Aunque en Venezuela veo difícil que lo asuman o lleguen a avergonzarse, al menos que si se vean señalados por sectarios. Lo que hemos visto hasta ahora del gobierno de Guaidó son actos sectarios que excluyen a factores opositores que bien podrían acelerar la caída del régimen. El Presidente Encargado y los factores políticos de la Asamblea Nacional no representan a toda la Venezuela opositora y no tienen la legitimidad de negociar por todos nosotros. Pero si tienen el poder para abrirse sin sectarismos, como lo señala Sánchez Berzaín, para construir entre todos un proyecto de unidad opositora que administre las estrategias nacionales e internacionales para el Cese de la Usurpación. No deberían existir problemas si coincidimos en lo fundamental: terminar inmediatamente con el régimen para recuperar la democracia y la libertad.

Caracas, 26 de Mayo de 2019

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

jueves, 23 de mayo de 2019

Consejo de Gobierno

Por Luis Manuel Aguana

Ciertamente nadie en Venezuela podría negar, por mas apoyo que le haya dado a la gestión del Presidente Encargado Juan Guaidó, que se han cometido muchos errores que han hecho que el régimen aun exista y controle el poder en Venezuela. Eso en nada disminuye que durante su corta gestión se han dado pasos importantes para ir mermando el poder que aun tienen los delincuentes que todavía desgobiernan a Venezuela.

El famoso manager del los Yankees de NY, “Yogi” Berra decía que el “juego se acaba cuando se acaba” (the game is over when is over) significando que por muy malo que sea el desempeño de un partido, hasta que no sale el último “out”, seguimos en el partido. Sin embargo, por más esfuerzo que un equipo haga en el campo, los resultados son los que hablan, no el esfuerzo puesto en la tarea. Y si tu equipo no anota y el contrario avanza, por más simpatía que les tengas a tus jugadores, sabes muy de adentro que hay que hacer algo para que la situación cambie. O cambian a los jugadores o cambian las estrategias de juego. Pero sabes que ALGO hay cambiar.

A veces los que estamos en viendo el juego desde las gradas, tenemos una perspectiva diferente de quienes están en el campo, pero no hay duda que la efectividad del equipo se mide por la eficiencia de sus jugadores, pero también de quienes deciden a quien poner a jugar para ganar el juego. Algo de eso nos esta pasando aquí. Se ha avanzado en haberle quitado al régimen su legitimidad internacional y se ha logrado poner a funcionar un gobierno, así sea a trompicones, sin un Gabinete ni un Alto Mando Militar -lo que muchos hemos considerado un grave error- ; y de una manera completamente “sui generis” a través de un Estatuto de Transición que pretende estar por encima de la Constitución, se ha avanzado en el terreno internacional y se ha logrado el reconocimiento de una gran parte del mundo. Nadie puede negar que se ha avanzado.

Pero todavía no hemos ganado el partido, y eso para nosotros es muy grave, y mas aún cuando cada día que pasa sin haberlos desalojado, es un día a favor del afianzamiento de la tiranía. Algunos me dicen, “pero espera, todavía falta. La estrategia pronto dará resultados, ten paciencia”. Eso podrá estar bien para mi, pero no es suficiente para aquellos que mueren como moscas en los hospitales o comen una sola vez al día, si comen, viendo a sus hijos abandonar el país. En Venezuela hay una guerra que nos declaró el régimen y a diario hay un parte de guerra donde lo que resaltan son los muertos. Es como ver desde afuera que el manager abiertamente comete los errores y el fanatismo por el equipo pretenda que la gente no lo pite y exija desde las gradas que se cambie a algún jugador o la estrategia del equipo.

Aquí nadie se puede equivocar: Juan Guaidó es Presidente Encargado porque el Gobierno de los EEUU decidió reconocerlo por el interés abierto y expresado públicamente de desalojar del poder a la tiranía comunista de Nicolás Maduro Moros por razones estratégicas de seguridad de la región y del hemisferio. Absolutamente TODOS los funcionarios de la administración norteamericana, comenzando por el Presidente Donald Trump han expresado su respaldo y ayuda al pueblo de Venezuela para lograr el regreso de la democracia y la libertad. Pero el respaldo es AL PUEBLO DE VENEZUELA. Y han depositado en la figura de Juan Guaidó como Presidente Encargado ese respaldo, en respeto a nuestro orden Constitucional. De allí que separe los errores que han cometido Guaidó y el liderazgo político Venezolano, y en particular los dos mas grandes del 23F y el 30A, que costaron -y aun están costando- vidas y persecución de venezolanos, con los intereses supremos de un pueblo que todavía sufre y que todavía espera los frutos de ese respaldo dado -que no al gobierno de Guaidó- y que pueda ser causa que se revise en los EEUU la manera de ayudar a los venezolanos, mas allá de seguir dándole apoyo al Presidente Encargado y su grupo de la Asamblea Nacional.

¿Y porque digo esto? Porque tengo la certeza que la paciencia de quienes nos apoyan en los EEUU tiene limite y que el “desastrometro” de la oposición oficial (palabra inventada por mi que mide el nivel los desastres cometidos por la oposición oficial para resolver el problema político del país) tiene tope. Que los EEUU se han dado a si mismos una fecha, desconocida para todo el mundo, para resolver ellos lo que la torpezas de la dirigencia opositora oficial no ha podido resolver en casi 6 meses, cuando se les puso a su disposición utilizar el poderío militar de la potencia mas grande del planeta para resolver el problema de esta tiranía en horas y NO LO HAN HECHO. Entonces, o Guaidó y la Asamblea Nacional resuelven el problema, o lo hacen ellos al cumplirse el tiempo que se han dado.

Creo que los norteamericanos han sido muy pacientes y han aprobado todos los inventos de la oposición oficial, desde convenir con ellos el cuento que el chavismo “democrático” (como si tal cosa existiera) podría lograr el “quiebre de las Fuerzas Armadas” el 23F, hasta la aceptarles que los delincuentes Vladimir Padrino y Maikel Moreno no traicionarían el “pacto” opositor del 30A. Porque todos esos inventos salieron del liderazgo del G4, con Guaidó al frente como responsable. Y ahora tener la paciencia para tolerarles un nuevo dialogo en Noruega cuando la diplomacia norteamericana había cancelado esa alternativa desde hacia meses. Hace rato cualquiera hubiera retirado su apoyo a esos locos que manejan el “carro chocón” de la oposición venezolana. Pero los norteamericanos nos prometieron a NOSOTROS, los venezolanos su respaldo, no a nuestra dirigencia política. Lamentablemente no sabían como se comportarían quienes estarían al frente, pensando que pondrían de primero los intereses del país, aunque creo que ya lo han aprendido por ensayo y error.

De allí que concluyo que en este momento el problema superó el nivel de competencia de quienes conducen el partido. Que el partido se complicó de una manera tan intensa que es necesario que los venezolanos exijamos que se incorporen nuevos actores adicionales al juego manejado por el manager Juan Guaidó, para cambiar y darle seriedad al manejo de las soluciones posibles de cara a quienes están perdiendo aceleradamente la confianza en nuestro liderazgo politico.

En tal sentido, propongo que se cree un nuevo ente de toma de decisiones donde los venezolanos tengamos vela en nuestro propio entierro, un Consejo de Gobierno, integrado por los Poderes Ejecutivo (Juan Guaidó), Legislativo (Asamblea Nacional) y Judicial (Tribunal Supremo de Justicia Legítimo en el exilio), conjuntamente con las fuerzas vivas del país (Iglesias, Universidades, Sociedad Civil), y sean ellos con sus representantes, y no solamente la expresión de las fuerzas políticas de la Asamblea Nacional sujetas a intereses contrapuestos a los de los venezolanos, quienes tomen las decisiones que nos afectarán a todos y acuerden con nuestro principal aliado, los EEUU, las mejores estrategias para cesar exitosamente la usurpación de Nicolás Maduro Moros.

Un órgano como ese está perfectamente justificado dentro el espíritu de la Ley del Estatuto para la Transición que establece como obligación  de la Asamblea Nacional “Articular acciones con la sociedad civil para promover mecanismos de participación ciudadana que legitimen el proceso de transición democrática y favorezcan la cesación de la usurpación de los poderes presidenciales por parte de Nicolás Maduro Moros” (Artículo 16.6 Ley del Estatuto para la Transición).

Creo que a los norteamericanos les interesaría favorecer una propuesta que amplíe el círculo de toma de decisiones de Juan Guaidó y la Asamblea Nacional, con el fin de mejorar la competencia del equipo que ha  conducido hasta este momento el proceso, y que se supone debieron haber presentado desde hace tiempo resultados positivos al pueblo venezolano, quien a fin de cuentas fue el que recibió el verdadero respaldo de los EEUU. Estoy seguro que de un cuerpo como ese saldrían las decisiones mas acertadas, que incorporen a los mejores jugadores, para terminar a la brevedad este juego a favor de la democracia y la libertad.

Caracas, 23 de Mayo de 2019

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana