viernes, 31 de mayo de 2019

Cese de la usurpación, una cuestión de principios

Por Luis Manuel Aguana

Cuando se pierde el camino hay que volver a los principios. Esa máxima me ha funcionado muchas veces cuando me he extraviado en el medio de esta lucha con el régimen y en la que nos hemos descubierto dándole golpes a la pared equivocada, dedicándole tiempo, esfuerzos y recursos absolutamente escasos, a cosas que no van dirigidas a atacar la esencia misma del problema, y que nos sacan del camino hacia el verdadero objetivo.

Y es el caso que la pregunta fundamental que debemos estar haciéndonos aquí -de nuevo- no es si vamos contra las consecuencias del desastre que han provocado (hiperinflación, hambruna, escasez de todo tipo, violencia y aumento de la criminalidad) sino contra quienes lo han provocado, ya que al eliminar las causas se suprimen de inmediato las consecuencias. Cualquier cosa que haga el Presidente Encargado Juan Guaidó y su equipo debería estar en la línea de eliminar el origen del mal, pero lamentablemente notamos que no es así.

Si el régimen de Maduro es “una empresa criminal conjunta conformada por 183 personas, 205 corporaciones y 26 países” (ver AlbertoNews,  https://albertonews.com/nacionales/regimen-de-maduro-es-una-empresa-criminal-conjunta-conformada-por-183-personas-205-corporaciones-y-26-paises/) entonces quienes estamos luchando por eliminar ese mal de Venezuela debemos estar muy claros que es lo que se debe hacer con eso y buscar la ayuda necesaria para eliminarlo. Con la delincuencia no se puede negociar, se debe eliminar de raíz, detectando y suprimiendo las fuentes que le dan vida. Eso define una línea de conducta basada en un principio fundamental. De allí la famosa frase “con el terrorismo no se negocia”. Y es por eso que hay que regresar a esos principios.

Pero pareciera que todavía ese principio no lo tienen claro quienes conducen las acciones opositoras, comenzando por el mismo Presidente Encargado. Y eso fue lo que vi con el retorcido asunto de la reunión de la oposición oficial en Noruega. Todos, sin excepción, nos dedicamos a analizar un “dialogo” a sabiendas que eso no nos llevaría a absolutamente ningún lado porque ese paso demuestra que no se tiene claro la naturaleza del mal. Entonces, ¿por qué razón desgastarnos en eso? ¿Porqué poner a Venezuela en esa dirección? La respuesta la mencionamos en una nota anterior: El Presidente Encargado y su gente se oponen a una intervención humanitaria aunque el país se lo pida a gritos (ver Liberación o cohabitación, en http://ticsddhh.blogspot.com/2019/05/liberacion-o-cohabitacion.html).

Descubierta ya la estrategia de la oposición oficial en relación a cómo llegar al “Cese de la Usurpación” (no de ahora, después de la tercera torta en Noruega, sino desde el 23F) esto es, negociar de alguna manera con Maduro y sus delincuentes, lo que nos debe mover ahora a los venezolanos que creemos que no es posible una transición con delincuentes, su régimen o ambos, es influir hacia lo que creemos que correspondería la solución de Venezuela, y que parecieran ser los únicos cursos de acción posibles a partir de ahora:

a) Presionar para lograr que la dirigencia política opositora termine de entender que no se puede perder más tiempo esperando el famoso “quiebre de las Fuerzas Armadas” porque estas son la guardia pretoriana de un cartel de delincuentes internacional y decida inmediatamente solicitar ayuda externa, y que la Asamblea Nacional autorice lo establecido en el 187#11 Constitucional, exigiendo el R2P a la Comunidad Internacional;

b) Si la presión descrita en a) es infructuosa, ya bien sea porque el régimen o sus colaboradores impiden por los medios que todos conocemos, una toma de decisiones racional basada en principios, entonces el problema se centraría en buscar que los tomadores de decisiones, incluido el Presidente Encargado, se sincronice con lo que la ciudadanía está exigiendo. En este sentido la Directiva de la Asamblea Nacional no puede seguir secuestrando de manera sectaria el Poder que el pueblo le entregó a ese cuerpo en su conjunto a través de  su Presidente, Juan Guaidó Márquez, fundamentado en el Artículo 233 Constitucional. El Estatuto de la Transición no puede ser una suerte de corsé donde estemos metidos todos los venezolanos.

Por otro lado no creo que sea una solución insultar o denigrar a Juan Guaidó y su equipo, por más razones -validas o no- que se puedan tener, por todos los intentos fallidos realizados desde el 23 de Enero. Esa energía debemos más bien utilizarla para destrancar el camino hacia una solución del problema. En lo personal exijo que Guaidó actúe basado en los principios que hicieron que fuera investido por el pueblo venezolano el 23E y que desde esta tribuna venia solicitando desde hacía cerca de un año para que se nombrara un Gobierno de Emergencia Nacional a través del Tribunal Supremo de Justicia Legítimo en el exilio (ver mi nota del 4 de junio de 2018, Mas allá de un Gobierno de Emergencia Nacional, en  http://ticsddhh.blogspot.com/2018/06/mas-alla-de-un-gobierno-de-emergencia.html).

Los ciudadanos diputados de la Asamblea Nacional, electos el 6D-2015, reconocidos en su conjunto por la Comunidad Internacional como la única institución legítima del país, son responsables, por acción u omisión, de todo lo que Juan Guaidó y su grupo están haciendo. La Asamblea Nacional asumió, a través del Estatuto de la Transición, las facultades constitucionales del Poder Ejecutivo, y aunque todo el mundo ahora le esté echando la culpa a Juan Guaidó, de todos los errores cometidos hasta ahora, es la Asamblea Nacional en su conjunto la llamada a corregirlos.

Y allí es en donde deseo poner el énfasis. Pareciera que una vez que se invistió de poder Juan Guaidó como Presidente Encargado, la Asamblea Nacional como institución se desentendió del problema dejándole solamente a él la responsabilidad. Pues no es así. Ellos son todos corresponsables ante los venezolanos, ya que las decisiones que están tomando como Poder Ejecutivo son compartidas proporcionalmente entre todos ellos. Y si esto es así, también son corresponsables en esa misma proporción de las consecuencias. De allí que cada insulto que reciba Guaidó debe en justicia repartirse proporcionalmente entre todos los diputados de esa Asamblea.

Ahora bien, alguien me dirá, “pero bueno, fue la Directiva quien asumió el Poder”. Mal asunto para el resto de los Diputados y los venezolanos en su conjunto, ya que si la Asamblea asumió las responsabilidades como cuerpo colegiado, deberían también compartir las decisiones entre todos sus integrantes, no solo la Directiva. Eso debería entonces abrir la posibilidad de un Gobierno compartido entre todas las fracciones, porque lo que hasta ahora hemos visto es un gobierno del cogollo de la Directiva de la Asamblea Nacional tomando las peores decisiones para lograr el “Cese de la Usurpación”, incluso con voz y voto de dirigentes políticos que no forman parte de la Asamblea Nacional.

De igual manera los venezolanos debemos exigirles a los ciudadanos diputados la participación de la sociedad civil en la toma de esas decisiones que nos conciernen a todos para el desalojo de Maduro porque eso está previsto en el Estatuto de la Transición que los Diputados aprobaron por unanimidad (Artículo 16.6). Fundamentado en todo lo anterior fue que propuse en una previa nota que se constituyera un Consejo de Gobierno (ver Consejo de Gobierno, en http://ticsddhh.blogspot.com/2019/05/consejo-de-gobierno.html)  donde verdaderamente estén representados todos los dolientes de Venezuela para lograr unidos el “Cese de la Usurpación”. Esto es una cuestión de principios. Maduro quiere adelantar elecciones parlamentarias porque sabe que es en la Asamblea Nacional donde se le puede poner un parao a sus crímenes. Hay tiempo para resolver, entonces ¿que estamos esperando?

Caracas, 31 de Mayo de 2019

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

No hay comentarios:

Publicar un comentario