sábado, 3 de febrero de 2018

Una agenda alternativa para Venezuela

Por Luis Manuel Aguana

Ya es pública, notoria y comunicacional la intención del régimen de adelantar las elecciones que constitucionalmente están establecidas para el 2018, independientemente del resultado del llamado dialogo en República Dominicana. Se ha confundido el deseo de salir de este régimen lo antes posible, con el deseo de cambiar constitucionalmente a un gobierno, y son dos cosas completamente diferentes.

El régimen está usando ese primer deseo de los venezolanos para continuar en el poder, utilizando los medios que ya conocemos de secuestro de la institución electoral, la propensión natural del venezolano de votar como medio de cambio político pacífico legítimo, y una oposición entregada que usa el argumento electoral como chantaje para continuar aprovechándose de los espacios opositores, indicando que esa es la única manera de solucionar de manera pacífica el problema político de los venezolanos. Esa confluencia de factores tiene como resultado que los venezolanos no hayamos podido escapar de esta trampa que lleva casi 20 años.

Los venezolanos hemos caído de nuevo en el dilema equivocado entre votar o no votar, llevados a eso astutamente por este régimen, cuando en realidad la disyuntiva está entre aceptar o no aceptar una solución engañosa a la crisis venezolana. Por un lado el gobierno desea que los opositores no voten porque tienen una población de rehenes chantajeados por comida que si votarán por él, y por otro lado la oposición oficial disminuida por su condición de colaboracionista intentando sobrevivir, tratando de convencernos que si vayamos a hacerle el juego a este régimen, porque “esa es la única manera constitucional, pacífica y electoral para cambiarlo”. Resultado: de vuelta al círculo vicioso de legitimación en las urnas de unos delincuentes por seis años más. Me resisto a creer que estemos condenados a eso sin ninguna salida.

Y cuando digo que son dos cosas diferentes salir de este régimen lo antes posible y cambiar constitucionalmente a un gobierno, fundamento mi apreciación en que ninguna elección en Venezuela, adelantada o no, es válida si esta se realiza en el marco de una Asamblea Nacional Constituyente erigida de manera inconstitucional, y que pretende constituirse en un suprapoder por encima del poder electoral venezolano para convocar elecciones. Cualquier cosa que salga de ella, ya sean decisiones, decretos, leyes, llamados a elecciones, designación de funcionarios, etc., son írritos, nulos e inválidos por más que los pseudo opositores de la MUD se los avalen. Por lo tanto no podemos continuar la vida institucional de Venezuela sin antes desmontar ese mamotreto que impuso el régimen para perpetuarse en el poder.

Cualquier discusión en torno a elecciones que no tome en cuenta ese pequeñísimo detalle es por decir lo menos, colaboracionista. Entonces no es que digamos “No y Si” a las elecciones presidenciales, como señala el Padre Luis Ugalde en su última disertación (Ver No y Si de las elecciones presidenciales, en http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/las-elecciones-presidenciales_221353), es que NO se pueden hacer elecciones en Venezuela si antes no desaparece esa Asamblea Nacional Constituyente inconstitucional, punto.

Me pregunto porque importantes analistas políticos como el mencionado dejan de lado sin discutir ese “pequeño” detalle cuando ese es precisamente el problema que tenemos en Venezuela. ¿Es que pretenden tolerarlo y convivir con eso, en el supuesto caso llegaran a ganar? Creo que la razón reside en que muchos venezolanos creen –y algunos con buenas intenciones- que pueden lograr cambiar un régimen de las características del actual solamente con elecciones, cuando lo que hace falta es una propuesta alternativa que aplique un procedimiento de restablecimiento constitucional que desarrolle a cabalidad los Artículos 333 y 350 de la Constitución.

Y ese es precisamente es el planteamiento de la Alianza Nacional Constituyente. ¿Quién es el UNICO que puede desmontar políticamente el parapeto constituyente de Maduro? El Soberano Pueblo de Venezuela, a quien le fue conculcado ese derecho el 1ro de Mayo de 2017 con los Decretos inconstitucionales 2.830 y 2.831. Y solamente el Soberano puede desmontarlo mediante una Consulta Popular a la que debe ser llamado por todas las fuerzas vivas de la Nación, especialmente la Iglesia y las Universidades, las dos instituciones de más credibilidad del país y que pueden conformarse como los ductores principales de la solución.

Ya la Iglesia Católica se pronunció en ese sentido el 12 de Enero 2018 en su Exhortación Pastoral “Dios Consolará a su Pueblo”, exponiendo que la sociedad civil “asuma su vocación de ser sujeto social con sus capacidades de realizar iniciativas como, por ejemplo, que la sociedad civil lleve adelante una consulta para señalar el rumbo que quiere dar a la nación como prevé nuestra Carta Magna (Cfr. Art. 71). (Nro. 6 de la Exhortación Pastoral http://www.cev.org.ve/index.php/noticias/273-exhortacion-de-la-cev-en-ocasion-de-celebrar-su-cix-asamblea-ordinaria-plenaria-dios-consolara-a-su-pueblo-isaias-49-13). La Alianza Nacional Constituyente asumió completamente ese planteamiento y tomado acciones para ese llamado, con la intención de hacerlo realidad porque creemos seriamente que esa es la vía correcta para la recuperación de Venezuela.

Entonces esta Consulta Popular que planteamos no puede ser vista como una mera consulta inocua en la que resultó la consulta del 16J, ni puede ni debe ser comparada con ella. Forma parte de un procedimiento de restablecimiento constitucional basado en los Artículos 5, 70, 333, 347, 348 y 350 que a) solicita el desmontaje de una Constituyente no convocada por su legitimo depositario, el Pueblo de Venezuela y anulación de todos sus actos ilegítimos; b) pregunta al Pueblo si quiere o no una Constituyente con bases legitimas de amplia participación; c) empodere al Constituyente para una renovación inmediata de los Poderes Públicos, comenzando por el Poder Ejecutivo, y estableciendo un Gobierno de Transición y Unidad Nacional, que termine con elecciones generales en el marco de una nueva Constitución.

La presión nacional e internacional derivada de tal planteamiento conduciría a la convocatoria de tal Consulta Popular antes que dar paso a unas elecciones con resultados cantados a favor del régimen, si es que esta es acogida por todos los sectores que rechazamos unas elecciones presidenciales que no resolverán la grave crisis por la que atravesamos los venezolanos y ni restituirá el Estado de Derecho en Venezuela.

Deseamos asimismo que la comunidad internacional acoja y presione por esta solución como la salida constitucional que están pidiendo para obligar al régimen a contarse debidamente y que definirá el futuro político del país, y no unas elecciones que dejan fuera a mas de 4 millones de venezolanos que prácticamente han huido de Venezuela y que no serán contabilizados en ese proceso electoral tramposo del CNE, pero si en una Consulta que los convoque. Esta solución desmonta el suprapoder inconstitucional inventado por el régimen y pone de nuevo al país en un estado de gobernabilidad inmediato, para el comienzo de una etapa de reconciliación, reencuentro y reconstrucción del país.

Esta agenda alternativa para Venezuela es una solución constitucional, pacífica, electoral y democrática que contraponemos al dilema de votar o no votar que nos están imponiendo desde el régimen y su oposición entregada como la única solución de la crisis. Los venezolanos creemos en el voto pero también creemos, como dijo Aquiles Nazoa, en los poderes creadores del Pueblo. Hagamos efectiva esa esperanza inmediatamente.

Caracas, 3 de Febrero de 2018

Twitter:@laguana

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