Por Luis Manuel Aguana
No es posible entrar en un análisis
serio de lo que sucedió ayer 30 de Abril de 2019 sin pasearse primero por la
experiencia que pasamos el 23 de Febrero, donde todos los venezolanos
esperábamos el quiebre masivo de las Fuerzas Armadas, producto de aquel mantra
que repetimos en ese momento: “la ayuda humanitaria entra si o si a Venezuela”.
De nuevo, no se produjo del modo esperado el ansiado quiebre de las Fuerzas
Armadas aunque si ocurrió en todo el país un avance significativo en ese
sentido. Aparecieron mas militares reconociendo al gobierno del Presidente
Encargado Juan Guaidó, pero no en la masa critica necesaria para desplazar de
manera contundente al régimen de Nicolás Maduro Moros.
Y decimos que no se puede analizar
este caso sin pasearnos por el 23F porque toda la estrategia opositora para
lograr el Cese de la Usurpación se basa en poner todos los huevos del cambio en
la cesta del quiebre de las Fuerzas Armadas de un régimen que, por razones de
naturaleza y construcción, jamas podrán ser parte de un gobierno democrático
porque de hecho, en si, estas dejaron de ser lo que eran, transmutándose en una
milicia armada pretoriana de una mafia de narcos y terroristas. Intentar
utilizar el mismo baremo para medir militares de carrera y profesionales,
comparándolos con criminales no tiene en absoluto ningún sentido.
En una nota publicada por el
periodista Orlando Avendaño en PanamPost (ver La peligrosa fantasía del quiebre
militar y sus promotores, en https://es.panampost.com/orlando-avendano/2019/04/18/el-quiebre-militar/?cn-reloaded=1), se establece claramente que el Presidente Encargado
Guaidó esperaba por promesas militares de antiguos miembros del chavismo por un
quiebre que nunca llegó:
“Recuerdo,
en la mañana de ese 23 de febrero, haber visto al mayor general retirado del
Ejército, antiguo miembro del régimen chavista, Clíver Alcalá Cordones. Yo lo
conocí, en la investigación para Días de sumisión, hace varios meses. No me generó confianza, aunque ahora posa de
disidente. Pero allí estaba, en Cúcuta, guiando a varios militares que acababan
de desertar en la frontera. Clíver, de alguna forma, los comandaba. Junto a él
estaba el mayor Parra, un oficial que acababa de huir de Venezuela. A las
horas, Parra se reunió con el presidente Juan Guaidó y otros militares en un
edificio en Tienditas”.
Asimismo el periodista Avendaño
señala en su nota algo que ha repetido el mismo Cliver Alcalá, que al parecer
ha convencido a Guaidó, y que creo es lo que nos tiene a todos estacionados en
este momento en la peor de las situaciones: «No hace falta una coalición
internacional. La propia Fuerza Armada puede sacar a Maduro. Esa puede ser una
salida importante en Venezuela. Y no solo la Fuerza Armada a lo interno sino la
Fuerza Armada desplegada por todo el mundo».
Pues bien, la propia Fuerza Armada
disidente NO PUDO SACAR A MADURO el 30 de Abril. ¿Y porque creen ustedes que no
pudo? Porque lo de Maduro NO ES UN GOBIERNO desde el punto de vista
convencional. Es una mafia criminal incrustada en el poder en Venezuela, donde
cualquiera que deserte pone su vida y la de su familia en grave peligro. Por
más promesas que pudieron haber hecho “el ministro de la Defensa Vladimir
Padrino López, el general Iván Hernández Dala (Director de Inteligencia Militar
DGCIM) y el presidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), Maikel Moreno”,
como lo reveló en una entrevista John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de
Estados Unidos (ver Bolton: Padrino Lopez y Maikel Moreno acordaron supuesta
salida de Maduro, en https://talcualdigital.com/index.php/2019/04/30/bolton-padrino-lopez-y-maikel-moreno-acordaron-supuesta-salida-de-maduro/), era natural que esos personajes se echaran para
atrás a ultima hora, comprometiendo una operación que pudo incluso costarle la
vida a Juan Guaidó y al resto de quienes le acompañaron en La Carlota el 30 de
Abril. Todavía me asombra como estos
muchachos se atreven a poner sus vidas en manos de esa clase de personajes como
los que los traicionaron el 23F.
He insistido y seguiré insistiendo
que esto no se trata de sacar personas a la calle, en una suerte de gesta
popular histórica que expulse al usurpador. Es claro que es importante el
respaldo popular en la calle, pero no se trata de eso. La masa popular en las
calles en protesta permanente es condición necesaria pero no suficiente. Los
regímenes como estos solo caen con la fuerza de las armas, no con otra cosa. Y
estamos en el punto en que se requiere de fuerza bruta armada para mover a
estos delincuentes del poder.
Una negociación con quienes
sostienen esa mafia -que sería la única manera de lograr que se desplace Maduro
del poder- compromete de una manera superlativa la estabilidad de cualquier
gobierno futuro, porque este se estaría poniendo en manos de delincuentes,
mucho antes de comenzar su gestión. Es como si muerto Don Corleone, el nuevo
capo se tuviera que poner en manos de Tesio y Clemenza, creyendo ingenuamente
que no lo asesinarán a la vuelta de la esquina. Si no se comprende que se tiene
que barrer con toda la mafia para gobernar, no se ha entendido cabalmente el
problema.
Pero a esta hora ya se cometieron
los errores que se tenían que cometer y nos encontramos en un estadio
diferente. Ya se dieron pasos que no se pueden recoger y efectivamente se ha
avanzado pero no se ha culminado el Cese de la Usurpación. En este punto es
claro que difícilmente Juan Guaidó y su equipo dieron este paso trascendental
contando con la ayuda del gobierno de los Estados Unidos y posiblemente estén a
las puertas de cometer otro gran error: negociar con los terroristas. De hecho
ya habían comenzado a hacerlo con Padrino López, Hernández Dalá y Moreno, a
instancias de los norteamericanos. ¿Iban estos personajes a salir de escena con
sus reales robados y libres? ¿O continuarían en el ejercicio de sus cargos en
aquella lógica repugnante de los “enclaves autoritarios” del viejo régimen de
Henry Ramos Allup, como ya hemos comentado en notas pasadas?
Cualquiera que hubiese sido el caso,
las estructuras de poder quedarían sujetas a una negociación sobre la cual
nadie sabría su alcance; y el gobierno de transición comenzaría torcido, y
comprometido con unos delincuentes.
Aun el régimen de Maduro sigue siendo
muy débil y ellos lo saben. La reunión televisada del usurpador con sus
militares fue un poema. Verle las caras a esos militares daban ganas de llorar.
Creo que este es el mejor momento de aplicar la Responsabilidad de Proteger
(R2P) de la comunidad Internacional para socorrer a los venezolanos y terminar
con la tragedia humanitaria y los de crímenes de lesa humanidad. ¿Que más
demostración del pueblo venezolano que la del 30 de Abril necesitan? Ya se
acabaron las opciones sobre la mesa.
Caracas,
1 de Mayo de 2019
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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