Por Luis Manuel Aguana
En
medio de la violencia resulta difícil ver claro, porque al oscurecerse el
panorama pareciera que cualquier cosa es válida –incluyendo la misma violencia-,
y no lo es, a pesar de ir a contravía de lo que todo el mundo piensa. Ciertamente
era previsible esa huida hacia delante del régimen con esas sentencias de la
Sala Constitucional del TSJ que le han dado la vuelta al mundo. La Alianza Nacional
Constituyente fijó su posición en la vocería de la Dra. Blanca Rosa Mármol de
León (ver La Dra. Blanca Rosa Mármol fija la posición de la ANC por
sentencias del TSJ
https://youtu.be/Auy3mxdU0pk) indicando
que lo que se ha hecho es un claro golpe de Estado que posteriormente trataron
de tapar con una aclaratoria que más bien reafirmó lo que ya sabíamos, que
estamos en manos de unos delincuentes.
Me refería en una nota previa a
que los eventos apuntarían eventualmente a una sanción al gobierno de Venezuela
en la OEA y una subsecuente radicalización del mismo en contra de la población (ver
El desenlace de una Carta, en http://ticsddhh.blogspot.com/2017/03/el-desenlace-de-una-carta.html).
Ya nos encontramos en ese camino de tierra. La OEA en su Resolución del Consejo
Permanente del 3 de Abril sigue instando al régimen a seguir la senda
democrática (ver Resolución CP/RES. 1078 (2108/17) Resolución sobre los sucesos
recientes en Venezuela http://www.oas.org/es/centro_noticias/comunicado_prensa.asp?sCodigo=C-022/17)
recomendación que seguirá siendo ignorada por el régimen. Maduro, en abierta
dictadura, está haciendo con los venezolanos lo que le da la gana sin más razón
que la violencia y la fuerza de sus bayonetas. Pero como dice el viejo dicho,
nadie se puede sentar en ellas.
Ya el mundo se ha enterado hoy de toda
la sangre que ha corrido en las calles de Venezuela producto de las agresiones
de la GNB y la Policía Nacional Bolivariana realizadas con armas de fuego y gas
pimienta, durante las manifestaciones convocadas el martes 4 de abril por la
Asamblea Nacional, contraviniendo expresamente el Articulo 68 de la
Constitución, donde “Se prohíbe el uso de armas de fuego y sustancias tóxicas en el control
de manifestaciones pacíficas.”. El Presidente, sus Ministros y todos
los funcionarios que actuaron con armas de fuego y gases tóxicos en contra de
la población son directamente responsables de las muertes y agresiones que se
deriven de esa violencia.
Y para no quedarse cortos, han
sacado los colectivos violentos a la calle para agredir a los manifestantes y dirigentes
políticos para ponerlos presos con esa acusación que sirve para todo: “traición
a la patria”, lo cual les acomoda también para procesarlos a través de la
justicia militar porque ya es un rumor en voz alta que los fiscales del
Ministerio Público están reacios a seguirse manchando las manos con el
atropello a los Derechos Humanos. Saben que en algún momento ellos también
serán responsables. La justica tarda pero llega. Y a ellos les llegará. La
reconciliación que vendrá es con justicia.
Del deslave indetenible que sufre
el régimen, la pregunta para muchos no es si este caerá, lo cual está haciendo
a un ritmo entre lento y rápido, de acuerdo a las torpezas de quienes lo
conducen, sino cuando. Al contrario de eso, yo creo que la pregunta fundamental
no es el cuándo sino el cómo caerá, porque de eso dependerá el futuro de los
venezolanos. Ya hay gente esperando –aquí y afuera- a que la nombren en un “gobierno
de transición” después del próximo golpe que supuestamente “nos llevaría a la democracia”.
¡Cuidado con eso! Estamos desesperados pero esa desesperación fue la que impuso
la torpeza del 11 de Abril de 2002 donde una cadena de errores alargó y profundizó
innecesariamente la tragedia de Venezuela hasta el sol de hoy.
Tengo la amarga sensación que todo
este poder y toda esta energía que tenemos que se manifiesta en las calles con
una población harta de que la humillen y les violen sus derechos de todo tipo, está
siendo lamentablemente mal canalizada y peor utilizada. Eso produce que se convoque
a las calles a la gente para ser la carne de cañón de unos delincuentes sin la
menor estrategia que produzca un cambio efectivo en nuestra situación. Están
tratando de reproducir el 11 de Abril, obviamente sin éxito y con muertos y/o heridos.
Esto, claro está, provoca una suerte de espiral de violencia que nos vuelve a
colocar en el punto donde cualquier cosa puede pasar, creando en la población
la aspiración de que “saldremos de esto” como sea, independientemente de lo que
venga. Y es a ese “como sea” al que debemos tenerle cuidado.
La gente con hambre no piensa, actúa.
Pero es ahora cuando se debe pensar mucho más aunque se tenga hambre, antes de
actuar. La oposición oficial tercamente nunca quiso adoptar ni mucho menos
aceptar la idea de una Sala Situacional, que le permitiera actuar de una manera
estratégica, coordinada y conjunta. Y lo peor es que lo tienen todo para
hacerlo. Actúan por instinto, por arranque, por decisiones tomadas en una
marcha y sobre la marcha. Esa es la ruta más rápida al fracaso y a la
postergación cada vez más dolorosa del sufrimiento de una población que tiene
cifradas en ellos sus mayores esperanzas.
Era claro que el régimen y sus
colectivos impedirían esa marcha al Capitolio y más aún si esta tenía por
objeto proceder a la destitución de los bandidos del TSJ. Esa era una reacción
esperada y esperable. Desde hace justo un año (3 de abril de 2016) la Dra. Blanca
Rosa Mármol de León les ha venido insistiendo a los señores diputados de la
oposición: “debe pedírsele las credenciales a los actuales Magistrados” (ver
entrevista de la Dra. Mármol de León a Carlos Croes, en http://www.noticierodigital.com/2016/04/marmol-de-leon-en-lugar-de-aumentar-el-numero-de-magistrados-debe-pedirsele-las-credenciales-a-los-actuales/)
sin ninguna respuesta.
Hoy después de un
año los diputados de la Asamblea Nacional deciden destituir por fin
a los Magistrados del TSJ, y le piden ahora a una población hambrienta, muy
deprimida, ansiosa y psicológicamente enferma, que les acompañe. Claro que esta
se lanzará a las calles a acompañarlos para una petición que ellos perfectamente
pudieron resolver el año pasado, independientemente que el régimen la hubiera
ignorado. Pero eso expone a la gente a la violencia. No es un asunto de que los
mismos diputados hayan sido agredidos. Nadie debe serlo, ni ellos ni la
población.
La posibilidad de exponer a la
gente a la violencia debería ser la última carta opositora, pero ¿cuándo debe
ser expuesta la gente a eso? Precisamente es lo que debe ser antes estudiado y
analizado por un liderazgo responsable, para canalizar con efectividad esa
extraordinaria fuerza y energía que representa un pueblo arrecho en las calles,
y no desperdiciarla en algo inútil y frustrante para todo el mundo, con
posibilidades ciertas de muertos y heridos. Ya paso el 2014, el 1ro de Septiembre
pasado y ahora de nuevo con esta manifestación del 4 de Abril.
La Dra. Mármol vuelve a indicar la
solución, que ha sido hasta ahora sospechosamente ignorada por los diputados
opositores de la Asamblea Nacional: “La
Asamblea sola puede destituir a los Magistrados anulando designaciones de
quienes no llenan los requisitos para ejercicio del cargo” (ver mensaje en
twitter https://twitter.com/BMarmoldeLeon/status/849365145524588545).
Y a eso les ha añadido lo siguiente: “Solicítenle
las credenciales a todos los Magistrados y empiecen por ratificar a los muy
pocos que las tendrán, o dejen dicho en la solicitud que así lo harán…Y anulen
las designaciones de quienes no tienen los requisitos para ser Magistrados, comenzando
por el Presidente…”. Más claro imposible.
En la
violencia solo gana el régimen. Es posible que como resultado de esa marcha
malograda y la situación general provocada en el país, el gobierno haya logrado
su propósito al poder usar eso como excusa para decretar un Estado de Excepción
(Art. 337 y 339 de la Constitución de 1999) que anule definitivamente a la
Asamblea Nacional antes que logren reunirse de nuevo. Con eso lograrían tomar las
decisiones financieras que requieren de la aprobación de la Asamblea Nacional y
le permitan su estabilidad, como la explotación sin restricciones del Arco
Minero y la entrega de PDVSA a la transnacional petrolera rusa Rosneft.
El
régimen necesita cerrar la Asamblea Nacional y eso explica las decisiones su la
Sala Constitucional, así las hayan echado después para atrás. Si los diputados crean
las condiciones para que eso pase más rápido, entonces “mejor pal perro si la
perra es chucuta”. Este es un juego macabro que requiere de una habilidad que la
oposición oficial ha demostrado no tener, pero que es necesario adquirir so
pena de perder el país. De este régimen hay que salir, pero no “como sea” sino
de la mano de la soberanía popular expresada constitucionalmente. Y eso requiere
de estrategia, paciencia pero sobre todo de un plan donde las acciones de calle
sean definitorias y justifiquen plenamente el derramamiento de sangre de los
venezolanos que con seguridad habrá si diriges a la gente a la calle para
enfrentar asesinos.
El cuándo
caerá el régimen no es lo clave aquí –aunque sea muy importante y lo deseemos-,
sino el cómo. De “caer” el régimen de un modo no previsto en la Constitución comprometerá
la estabilidad política del país por muchos años, con enormes probabilidades de
alargar aun más este sufrimiento, en beneficio de los que siempre se han
aprovechado el poder. Ya es hora que las cosas comiencen a pensarse y actuarse
de otra manera, convocando al Poder Constituyente Originario, y haciendo
pacíficamente lo que ya hemos sugerido a los venezolanos, para luego de eso
canalizar adecuadamente esa rebeldía ciudadana. Eso no es incompatible con la
lucha por el reconocimiento cabal de la Asamblea Nacional, porque ambas son
expresiones de la Soberanía Nacional…
Caracas,
5 de Abril de 2017
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana