Por Luis Manuel Aguana
El mundo giró 180 grados a partir
del 11 de septiembre de 2001. Los norteamericanos, en lugar de ir al encuentro
de una guerra fuera de sus fronteras, los terroristas la llevaron a su país.
Una guerra peleada por siglos en el Medio Oriente, por primera vez se hacía
presente en suelo norteamericano. Y digo en suelo norteamericano y no americano
porque ya en 1994 esa guerra se hacía presente en Latinoamérica con el atentado
terrorista a la Asociación Mutual Israelita de Argentina (AMIA) (ver https://es.m.wikipedia.org/wiki/Atentado_a_la_AMIA).
Una guerra eterna que desde que se
peleaba con palos y piedras ha evolucionado, no solo en los medios con los que
se lucha sino también en el escenario donde se desarrolla. Esa guerra de la
cual sabemos muy poco los venezolanos, mas allá de la secuela de ataques
terroristas alrededor del mundo y la actitud con la que los norteamericanos la
han asumido, ha puesto al mundo de cabeza.
Sin embargo nos metieron en ella.
La revolución de Chávez nos metió en ella. Nos mete en ella al cederle nuestra soberanía
a los cubanos y estos a su vez al establecer alianzas en nuestro nombre con uno
de los bloques globales en conflicto.
Al parecer
los únicos que aun no nos percatamos que ahora somos parte de ese escenario de
guerra global somos los propios venezolanos. Venezuela es considerada una pieza
apreciada dentro de un ajedrez político de gran envergadura, como lo demostró
aquella famosa triangulación Venezuela-Cuba-Colombia entre el Papa, Obama,
Santos y Castro mencionada por el Ex Presidente José Quiroga en CNN en Español,
donde la Santa Sede estuvo en una operación geopolítica de alto vuelo en
la Habana, que involucraba la paz en Colombia y la seguridad económica de Cuba
a costillas de la democracia venezolana (ver ¿Ir a Miraflores? en http://ticsddhh.blogspot.com/2016/11/ir-miraflores.html).
En un foro internacional reseñado recientemente, el Director
Ejecutivo del Centro de Seguridad para una Sociedad Libre y Segura, Joseph
Humire, presento un estudio sobre la creciente actividad de Hezbolá en América
Latina (ver noticia en http://elvenezolanonews.com/old/?p=97855).
Destaca el experto que “Hezbolá tiene varios objetivos en la
región, hace recaudación de fondos utilizando sus vínculos con cárteles del
narcotráfico y el contrabando, vigila blancos que son posibles objetivos de
ataque y establece nexos con niveles de
gobierno para penetrar sus sistemas más vulnerables”, indicando que “uno de los casos
más destacados el del actual gobernador del estado Aragua en Venezuela y ex
ministro del Interior, Tarek El Aissami. “Él trabajó en la denominada ‘Misión
Identidad’ y creó una red financiera y
logística para traer islamistas del Medio Oriente y mover fondos del
narcotráfico y otras actividades ilícitas para patrocinar a Hezbolá”. Ese
informe es analizado por el experto en asuntos latinoamericanos Carlos Alberto
Montaner (ver http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/mano-tareck-aissami_74560).
Y ahora este mismo
personaje acaba de ser nombrado en la Vicepresidencia de la
República de Venezuela, y
desde hace pocos días despacha con 15 nuevas atribuciones que corresponden al
Presidente, con posibilidades ciertas de asumir sus funciones (ver http://www.elmundo.com.ve/noticias/actualidad/politica/maduro-delega-15-de-sus-atribuciones-al-vicepresid.aspx).
De acuerdo a la
versión de Montaner, El Aissami es imposición del Presidente de Irán Hassan Rouani, según la cual ese país financiaría
el desastre de Maduro a cambio de que este personaje estuviera en la línea de
sucesión de poder en Venezuela, por supuesto al cuido de los intereses de Irán en nuestro país. Estos
intereses estarían en la misma dirección de los de Raúl Castro, en una alianza
La Habana-Teherán, en la lucha contra un enemigo común: los Estados Unidos.
Nunca antes
Venezuela había estado en una situación tan clara de entrega a los intereses geopolíticos de fuerzas que
escapan a nuestro control como nación, y nuestra máxima dirigencia del país jamás estuvo en el banquillo público de ser acusados como agentes directos
de intereses distintos a los de
Venezuela.
Primero Hugo Chávez,
al entregar la dirección de nuestro país a Fidel Castro en Cuba, y ahora su
heredero Nicolás Maduro, para desarrollar un plan castrocomunista de dominación
de Venezuela. Si a eso le añadimos que para sostenerlo y financiarlo se une a
los intereses del terrorismo internacional de la mano de Irán, se cierra un
cuadro muy poderoso, que sitúa a Venezuela en el medio de esa guerra. Si
Tarek El Aissami se convierte en Presidente de la República por factores que no
están en nuestro país –cosa bastante probable- se desatarán fuerzas que operan
dentro de ese conflicto, y no solo estaremos en el medio de una guerra ajena,
comenzaremos a ser protagonistas de ella. La lucha que comenzó hace siglos en el Oriente Medio tendrá
como nuevo escenario a nuestro
país.
¿Y qué dicen los Estados Unidos a esta realidad? El analista
político Saúl Godoy Gómez responde a esa pregunta (ver “Una nueva y peligrosa
etapa” en http://www.frentepatriotico.com/inicio/2017/01/11/una-nueva-y-peligrosa-etapa/).
De acuerdo a Godoy “viene una ofensiva
yihadista en Latinoamérica, apoyada por las FARC y otros grupos subversivos”
como “una gangrena que se extiende de
manera muy rápida por el Caribe, Centro América y los Andes
colombo-venezolanos”, lo que según este analista deberá terminar en una
intervención del gigante del norte en Venezuela a la caza de esos terroristas,
lo que hará, de acuerdo a
su análisis, que la oposición oficial se cuadre de manera nacionalista
con el régimen. Y si el curso de los acontecimientos no se cambia, posiblemente
lo que indica Godoy podría ser una realidad.
Aunque
cualquier cosa podría ocurrir en una situación mundial muy cambiante, no creo en una intervención
directa de los Estados Unidos en el país como lo sugiere el analista Saúl Godoy
Gómez. Pero hay
otras maneras de intervención, lo que haría de Venezuela la extensión de un
campo de batalla con muchos venezolanos peleando una gran guerra ajena. Pero hay algo que Godoy indica,
a nuestro juicio completamente cierto: “Seguimos
pensando en elecciones, programas sociales y otras distracciones que no tienen
nada que ver con la situación terrible a la que estamos desembocando, nuestros políticos no parecen pisar
suelo, hemos permitido que nuestro país se convierta en una amenaza hemisférica
y en un peligro muy real para el país más poderoso del mundo, tal
irresponsabilidad tiene un costo.” (subrayado nuestro). Y esto es
precisamente porque tenemos una
conducción política opositora que ha demostrado colaboracionismo, y ser fácilmente
manipulable por parte de quienes
tienen el control del país, que no se paran en nada con tal de conservar el
Poder.
Quienes gobiernan en Venezuela ya han hecho público su
posicionamiento en relación a la situación política global y están asociándose
internacionalmente a tenor de esas realidades de acuerdo a lo que consideran es
una agresión a los intereses de su revolución. Sin embargo, todavía del lado opositor se
cree que aquí solo hay un mal gobierno que puede ser depuesto por las vías que
tiene la democracia. Ellos juegan ajedrez de categoría mundial, mientras que la
oposición oficial cree jugar bolas criollas. Esta gente está moviéndose muy en
serio y en un plano situacional planetario y necesitan todos los recursos de Venezuela
para los fines de esa guerra. Los venezolanos debemos estar conscientes de eso.
En una sociedad enferma de corrupción como la nuestra, el castrocomunismo
del Foro de Sao Paulo, aliado con el narcotráfico y factores del terrorismo
internacional, lograron utilizar a Venezuela como plataforma de lanzamiento en
Latinoamérica, y como uno de los principales centros de operaciones de tráfico
de droga del continente y movilización de recursos para el terrorismo.
La posición tradicional de Venezuela ha sido
la de neutralidad en todos los conflictos del mundo. Sin embargo, el régimen
castro-comunista-madurista nos ha inscrito en uno de los bandos en pugna,
enfrentando a quienes han sido históricamente nuestros aliados y de los que
hemos asimilado el estilo de vida del mundo occidental. ¿Es eso lo que deseamos
los venezolanos? Esa sola razón bastaría para convocar al Constituyente y
dilucidar eso. El régimen decidió sin nuestro permiso meternos en un conflicto,
exponiendo a los venezolanos a una guerra ajena. Si al final debemos escoger un
bando, no será el del castrocomunismo, asociado con el terrorismo y el
narcotráfico. La elección mayoritaria de los venezolanos desde el 6D-2015 ha
sido la democracia y la libertad, en el marco del Estado de Derecho y el
respeto a los Derechos Humanos. Si eso requiere de tomar un bando, ya lo
tenemos.
Caracas,
2 de Febrero de 2017
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana