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lunes, 17 de julio de 2017

Cuatro lecciones del 16J

Por Luis Manuel Aguana

El 16J el pueblo habló de una manera categórica. En una de las jornadas de protesta cívica más importantes del mundo, una población ansiosa de libertad condujo un proceso complejo sin la participación de la autoridad electoral constituida. Eso nos deja varias lecciones muy importantes para el próximo futuro, y de las cuales solo comentaré cuatro de ellas.

Miles de venezolanos expresaron de manera pacífica, democrática y constitucional su voluntad. De los resultados oficiales de los Rectores Garantes del proceso, con el 95% de las papeletas escrutadas, un total de 7.186.170 venezolanos, tanto en Venezuela como en el exterior, se expresaron contundentemente en relación a las preguntas formuladas: 1) 6.387.854 venezolanos no quieren la constituyente fraudulenta de Maduro; 2) 6.393.048 venezolanos desean que las Fuerzas Armadas respalden y defiendan con las armas de la República la voluntad soberana del pueblo venezolano; y 3) 6.384.607 venezolanos quieren elecciones generales y un gobierno de Unidad Nacional (ver “Resultados Consulta Popular en Venezuela - La constituyente No va. Julio 17 de 2017” en https://youtu.be/eBCbj13kYY4). Por más que el régimen y sus deslegitimados voceros desconozcan la expresión masiva del pueblo venezolano, el sol no se puede tapar con un dedo.

De allí la primera lección: habiéndose expresado el pueblo de manera tan categórica solo le resta a la Asamblea Nacional actuar en consecuencia con esa consulta, que para ella si es obligante. Y no es que no lo haya sido antes. Bien pudieron tomar las decisiones que ahora están obligados a tomar, pero con la diferencia de un respaldo político incontestable de la población. Esto es, proceder a desconocer al régimen de Maduro antes del 30 de Julio, cancelar esa constituyente fraudulenta y proceder a nombrar un Gobierno de Unidad Nacional que convoque a elecciones generales.

La instauración de ese Gobierno de Unidad Nacional así como la fecha de nuevas elecciones dependerán de los acuerdos políticos de las fuerzas que intervengan, incluyendo factores de las Fuerzas Armadas. Si, los militares. La AN difícilmente podrá imponer un nuevo gobierno sin el pronunciamiento a favor de eso de los militares. ¿Lo tienen? Deberían tenerlo si, de acuerdo a la consulta, el pueblo les ordena a los militares acatar las decisiones del Soberano, de acuerdo a la pregunta No. 2. Pero eso es el deber ser. Ese será el primer escollo con el que se encontrará la Asamblea Nacional si se pretende sustituir al régimen de Maduro.

Entonces para que Maduro entregue, los militares deberán en primer lugar reconocer los resultados de la Consulta Popular realizada. Pero como sabemos que el liderazgo opositor no actúa bajo el raciocinio de un plan, sino a lo Eudomar Santos “como vaya viniendo, vamos viendo”, es previsible que nos encontremos con un enfrentamiento en lo inmediato con violencia incluida. Y es allí donde intervienen los factores externos actuando como intermediarios.

Y aquí viene entonces la segunda lección: Maduro y su banda delincuencial sabe que no es posible la continuación de su gobierno y venderá bien cara su salida, conjuntamente con los militares que le apoyan. De allí que será obligado un canal de comunicación con el secuestrador para que diga cuáles son sus términos. Esa comunicación si no ha comenzado ya, deberá comenzar a la brevedad posible so pena de seguir con nuestra juventud muerta en las calles.

Algunos dirán, “¡NO! se tienen que quedar presos para que respondan por sus crímenes”. Y recuerden que así igualmente ocurrió en aquellas horas interminables del 11 de abril de 2002, donde Chávez pedía una maleta de dólares y un avión con sus familiares y allegados para irse a Cuba. No hubo entendimiento y esas horas fueron fatales, al punto que terminó regresando para destruir a quienes lo habían defenestrado, y también a quienes lo habían rescatado, con el Gral. Baduel a la cabeza. Esa posición nos ha costado 15 años más de destrucción masiva del país, que fue más grande que la maleta de dólares o la cabeza de Chávez.

Entonces aquí viene la tercera lección: si ese es el caso que se presenta, espero que aquellos a quienes les toque decidir esa situación otra vez (y gracias a Dios no me encuentro en esa posición) decidan pensarlo con la cabeza. Y esto no necesariamente quiere decir que la justicia no se aplicará, sino incluyan en su matriz de decisión algunas variables adicionales que pongan por delante las vidas de los venezolanos que se salvarían si los secuestradores desalojan el poder.

Pero el cuento no acaba allí. Y aunque me adelante en la apreciación política, al abandonar Maduro y su banda delincuencial el poder, el panorama de destrucción que se descubrirá será devastador, mucho más allá de lo que vemos ahora a simple vista. Razón por la cual se requerirá, no solo mucho tiempo de recuperación de lo destruido, sino de reconstrucción del tejido institucional perdido. Y los venezolanos hemos demostrado culturalmente que no somos un dechado de paciencia, por lo que es sumamente importante que desde ahora mismo se echen las bases para que en la próxima edición de un nuevo gobierno nacido del voto popular, Venezuela cuente con los mecanismos constitucionales necesarios para que no pueda ser posible el regreso de lo que con tanta sangre ha costado salir, so pena de volverlo a vivir en un futuro cercano.

Y de allí viene la siguiente lección, que a mi juicio es la más importante: desde ahora mismo y concurrentemente, el nuevo diseño de un Gobierno de Unidad Nacional deberá necesariamente incluir un capítulo enteramente dedicado a discutir entre las fuerzas democráticas la mejor manera de un regreso efectivo de la institucionalidad constitucional perdida.

Se deberían tener respuestas, por ejemplo, a preguntas tan trascendentales como estas antes que vuelva a elegirse otro Presidente de la República: ¿Debería seguir existiendo una Sala Constitucional que se alce con el país, independientemente del Presidente que se elija? ¿Debería el Presidente de la República disponer de todo el poder para decidir el solo los ascensos militares? ¿Debería el Presidente y el resto de los cargos de elección popular reelegirse indefinidamente? ¿Debería el Presidente decidir el Vicepresidente? ¿Es suficiente una sola vuelta para cualquier elección a cargos de elección popular? ¿Deberían salir sancionadas las leyes sin la aprobación de un Senado, que es la representación legítima de todos los Estados?

Estas y muchas otras preguntas deberían ser resueltas antes de elegir otro Presidente. De otra manera tengan por seguro que el que resulte ser Presidente luego de ese Gobierno de Unidad Nacional no podrá resolver la magnitud del desastre que heredemos de los delincuentes que tarde o temprano tendrán que desalojar el poder. Y esto traerá como consecuencia que volvamos a lo mismo de lo que estamos tratando de salir. En otras palabras, no es solo que Maduro se vaya, sino que hay que asegurar que otro como el o peor no vuelva.

Es posible que le sea difícil a la oposición asimilar estas lecciones pero intentaremos que lo hagan. Por lo pronto entendieron que había que consultar al pueblo venezolano, cosa que habían rechazado hasta que tuvieron el agua al cuello, creyendo que podían “ganar” participando en el fraude constituyente de Maduro con el CNE (y créanme que fue así). Recapacitaron e hicieron la consulta popular sin el CNE. Creo que ahora que se reconoció que estrategias que involucren acciones que incluyan masiva y pacíficamente a la población son mucho más efectivas que aquellas que la expongan a que la maten. Si no se abandona ese camino saldremos con bien de esta tragedia.

Caracas, 17 de Julio de 2017

Twitter:@laguana