Por Luis Manuel Aguana
No hay mejor idea que defina la necesidad estructural
del venezolano de respuestas inmediatas que el discurso pronunciado por el mismísimo
Libertador ante la Sociedad Patriótica el 4 de Julio de 1811:
"… Se discute en el Congreso Nacional lo que debiera estar
decidido. ¿Y qué dicen? que debemos comenzar por una confederación, como si
todos no estuviésemos confederados contra la tiranía extranjera. Que debemos
atender a los resultados de la política de España. ¿Qué nos importa que España
venda a Bonaparte sus esclavos o que los conserve, si estamos resultados a ser
libres? Esas dudas son tristes efectos de las antiguas cadenas. ¡Que los grandes proyectos deben
prepararse con calma! Trescientos años de calma ¿no basta? La Junta
Patriótica respeta, como debe, al Congreso de la nación, pero el Congreso debe
oír a la Junta Patriótica, centro de luces y de todos los intereses
revolucionarios. Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad
suramericana: vacilar es perdernos. Que una comisión del seno de este cuerpo
lleve al soberano Congreso estos sentimientos".
Remarco aquí la urgencia que el Libertador imprimió a la
liberación de la patria del dominio español, dejando de lado cualquier
preparación, cualquier pensamiento de análisis previo o duda, de dejar para después
algo que consideraba de prioridad y urgencia y que de no haberse presentado de
ese modo el día anterior quizá no habría habido una firma de la Independencia
el 5 de julio de 1811.
Bolivar tenía en 1811 solo 28 años de vida. Imagínense el
genio político del individuo que intervino en esa Junta Patriótica y pronunció
esas palabras. En la actualidad si ustedes en cualquier foro se consiguen con
un muchacho de esa edad diciendo esas mismas palabras se lo atribuirían a las
hormonas juveniles de un alborotado que quiere soluciones ya, y ni siquiera le
darían la palabra otra vez.
La historia a veces nos pone en esos trances que implican
una interpretación precisa de los tiempos en que vivimos. ¡Como me gustaría
disponer de una máquina del tiempo para vivir esa semana del 4 y 5 julio de
1811 en Caracas para entender lo que se vivió realmente en aquellos días que
determinaron siglos de vida republicana posterior!
Nos quedó de eso que la acción sin preparación previa es
necesaria para toda situación donde tengamos de por medio una decisión
definitiva que cambie el curso de nuestra historia. ¡Acción ya! pareciera ser
la consigna de quienes como aquel Bolivar de 1811 piensan que han esperado
demasiado.
Sin embargo los tiempos han cambiado. Imaginen solo si los
japoneses luego de haber sufrido esa horrorosa derrota en 1945 con las bombas
atómicas, hubieran reunido inmediatamente sus tropas desmoralizadas e intentado
un nuevo ataque a los ejércitos vencedores de la II Guerra…Hubieran fracasado
de nuevo. Decidieron, primero reconstruir el país y luego aprender a crecer
mejor que sus vencedores. Resultado: un gigante que luego de 50 años, que no es
más que una página de la historia, le enseña a todo el mundo como se renace
desde las cenizas.
Cuando indiqué en mi nota pasada (ver Calma y Cordura en http://ticsddhh.blogspot.com/2013/01/calma-y-cordura.html)
la trascendencia de pararse a analizar y pensar esto que nos está sucediendo
para provocar respuestas exitosas ante la grave situación que nos presenta el
golpe constitucional del 10E, no quise decir que nos congeláramos en la parálisis
por análisis, muy frecuente en nuestra clase dirigente.
Lo que intenté decir, -al parecer sin éxito, de acuerdo a
los mensajes recibidos- fue que cualquier problema de la complejidad del que
tenemos al frente NECESITA un estudio situacional que ponga con tiempo cada
recurso en el lugar que le corresponde para así poder provocar acciones
exitosas cuando estas se tomen, en el momento, por el sujeto y en el escenario
correspondiente. Es por eso que nos tiene jodidos la Sala Situacional del G2
cubano y la de Miraflores, que a la postre son las mismas.
Al no haber prognosis, estudio de escenarios probables, rutas
alternativas y unidad de criterios para la acción, la oposición real se
encuentra en un estado deplorable de desamparo cuando las cosas se presentan
desfavorables y lo único que le queda hacer es reaccionar alocadamente para
cualquier lado que indique el momento. No hay mejor receta para el fracaso sin
descanso y continuado que esa.
Lo que traté de significar en mi interpretación de la “Calma
y Cordura” de Eleazar Lopez Contreras de 1936, fue indicar lo que a mi juicio
si hay que hacer inmediatamente. Y eso es, PARAR Y ORGANIZARSE, establecer
salas situacionales y grupos de pensamiento interdisciplinarios para generar
ideas para la acción coherente e inmediata.
Pero lamentablemente, y como indiqué hace poco, ese
sancocho no es instantáneo, dura como todas las cosas que se hacen bien. Un
muchacho dura 9 meses para formarse, ¡no un mes ni cinco, nueve! En estos
momentos lo que la gente está pidiendo a gritos es qué hacer. Acciones que
deben ser tomadas por la gente que debe tomarlas. Pero esas no se ven por
ningún lado porque nuestro liderazgo “formal” simplemente no sabe, ni ha
pensado previamente qué hacer, ni se ha organizado para hacerlo.
Y de verdad eso es lo que molesta, porque tuvieron al menos
10 años para pensar bien qué hacer. Se esperaba esa situación el 10E, y con
bastante anticipación. ¡Incluso hasta Chávez se los había venido telegrafiando
cada domingo, además de habérselos dicho en cadena nacional antes de irse! Lamentablemente
el liderazgo opositor no ha querido encarar el serio problema de qué hacer
frente a esto que llamamos dictadura de nuevo cuño y las primeras reacciones
del liderazgo “formal” es seguir un juego que dejó de ser democrático desde
hace tiempo y que ahora será abiertamente autoritario y dictatorial.
Y ahora paradójicamente los mismos chavistas, al violar la
constitución, les han dado el tiempo suficiente para pensar en una solución y
ejecutarla. Si los golpistas del 10E le hubieran hecho caso a Chávez de llamar
a elecciones en 30 días con un Presidente provisional en la cabeza del
Presidente de la Asamblea Nacional, no hubiera habido tiempo para reaccionar,
como si lo hay ahora gracias a los buenos oficios del TSJ.
Tengan ustedes la seguridad de que Maduro, en ese
escenario, sería Presidente contra CUALQUIER candidato de la oposición porque
el sistema electoral montado en el CNE no ha cambiado, ni ningún líder opositor
ha entendido aun la importancia de un nuevo sistema electoral antes de unas
nuevas elecciones, basado en lo que hemos llamado Elecciones Auténticas.
Pero ese tiempo no será mucho y ojalá las respuestas fueran
como en 1811, de acción instantánea. Esa urgencia del Libertador por respuestas
inmediatas a problemas complejos, lamentablemente no es de aplicabilidad en el
Siglo XXI, aunque el caso de la Independencia, esta vez de no del imperio
español sino del imperio castrocomunista, si exige de la inteligencia y el
liderazgo de alguien que, como en 1811, tuvo las bolas suficientes para
sacudirnos del yugo extranjero.
Caracas, 14 de Enero de 2013
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana