lunes, 14 de enero de 2013

De 1811 a 2013: Otra interpretación de la calma



Por Luis Manuel Aguana

No hay mejor idea que defina la necesidad estructural del venezolano de respuestas inmediatas que el discurso pronunciado por el mismísimo Libertador ante la Sociedad Patriótica el 4 de Julio de 1811:

"… Se discute en el Congreso Nacional lo que debiera estar decidido. ¿Y qué dicen? que debemos comenzar por una confederación, como si todos no estuviésemos confederados contra la tiranía extranjera. Que debemos atender a los resultados de la política de España. ¿Qué nos importa que España venda a Bonaparte sus esclavos o que los conserve, si estamos resultados a ser libres? Esas dudas son tristes efectos de las antiguas cadenas. ¡Que los grandes proyectos deben prepararse con calma! Trescientos años de calma ¿no basta? La Junta Patriótica respeta, como debe, al Congreso de la nación, pero el Congreso debe oír a la Junta Patriótica, centro de luces y de todos los intereses revolucionarios. Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad suramericana: vacilar es perdernos. Que una comisión del seno de este cuerpo lleve al soberano Congreso estos sentimientos".

Remarco aquí la urgencia que el Libertador imprimió a la liberación de la patria del dominio español, dejando de lado cualquier preparación, cualquier pensamiento de análisis previo o duda, de dejar para después algo que consideraba de prioridad y urgencia y que de no haberse presentado de ese modo el día anterior quizá no habría habido una firma de la Independencia el 5 de julio de 1811.

Bolivar tenía en 1811 solo 28 años de vida. Imagínense el genio político del individuo que intervino en esa Junta Patriótica y pronunció esas palabras. En la actualidad si ustedes en cualquier foro se consiguen con un muchacho de esa edad diciendo esas mismas palabras se lo atribuirían a las hormonas juveniles de un alborotado que quiere soluciones ya, y ni siquiera le darían la palabra otra vez.

La historia a veces nos pone en esos trances que implican una interpretación precisa de los tiempos en que vivimos. ¡Como me gustaría disponer de una máquina del tiempo para vivir esa semana del 4 y 5 julio de 1811 en Caracas para entender lo que se vivió realmente en aquellos días que determinaron siglos de vida republicana posterior!

Nos quedó de eso que la acción sin preparación previa es necesaria para toda situación donde tengamos de por medio una decisión definitiva que cambie el curso de nuestra historia. ¡Acción ya! pareciera ser la consigna de quienes como aquel Bolivar de 1811 piensan que han esperado demasiado.

Sin embargo los tiempos han cambiado. Imaginen solo si los japoneses luego de haber sufrido esa horrorosa derrota en 1945 con las bombas atómicas, hubieran reunido inmediatamente sus tropas desmoralizadas e intentado un nuevo ataque a los ejércitos vencedores de la II Guerra…Hubieran fracasado de nuevo. Decidieron, primero reconstruir el país y luego aprender a crecer mejor que sus vencedores. Resultado: un gigante que luego de 50 años, que no es más que una página de la historia, le enseña a todo el mundo como se renace desde las cenizas.

Cuando indiqué en mi nota pasada (ver Calma y Cordura en http://ticsddhh.blogspot.com/2013/01/calma-y-cordura.html) la trascendencia de pararse a analizar y pensar esto que nos está sucediendo para provocar respuestas exitosas ante la grave situación que nos presenta el golpe constitucional del 10E, no quise decir que nos congeláramos en la parálisis por análisis, muy frecuente en nuestra clase dirigente.

Lo que intenté decir, -al parecer sin éxito, de acuerdo a los mensajes recibidos- fue que cualquier problema de la complejidad del que tenemos al frente NECESITA un estudio situacional que ponga con tiempo cada recurso en el lugar que le corresponde para así poder provocar acciones exitosas cuando estas se tomen, en el momento, por el sujeto y en el escenario correspondiente. Es por eso que nos tiene jodidos la Sala Situacional del G2 cubano y la de Miraflores, que a la postre son las mismas.

Al no haber prognosis, estudio de escenarios probables, rutas alternativas y unidad de criterios para la acción, la oposición real se encuentra en un estado deplorable de desamparo cuando las cosas se presentan desfavorables y lo único que le queda hacer es reaccionar alocadamente para cualquier lado que indique el momento. No hay mejor receta para el fracaso sin descanso y continuado que esa.

Lo que traté de significar en mi interpretación de la “Calma y Cordura” de Eleazar Lopez Contreras de 1936, fue indicar lo que a mi juicio si hay que hacer inmediatamente. Y eso es, PARAR Y ORGANIZARSE, establecer salas situacionales y grupos de pensamiento interdisciplinarios para generar ideas para la acción coherente e inmediata.

Pero lamentablemente, y como indiqué hace poco, ese sancocho no es instantáneo, dura como todas las cosas que se hacen bien. Un muchacho dura 9 meses para formarse, ¡no un mes ni cinco, nueve! En estos momentos lo que la gente está pidiendo a gritos es qué hacer. Acciones que deben ser tomadas por la gente que debe tomarlas. Pero esas no se ven por ningún lado porque nuestro liderazgo “formal” simplemente no sabe, ni ha pensado previamente qué hacer, ni se ha organizado para hacerlo.

Y de verdad eso es lo que molesta, porque tuvieron al menos 10 años para pensar bien qué hacer. Se esperaba esa situación el 10E, y con bastante anticipación. ¡Incluso hasta Chávez se los había venido telegrafiando cada domingo, además de habérselos dicho en cadena nacional antes de irse! Lamentablemente el liderazgo opositor no ha querido encarar el serio problema de qué hacer frente a esto que llamamos dictadura de nuevo cuño y las primeras reacciones del liderazgo “formal” es seguir un juego que dejó de ser democrático desde hace tiempo y que ahora será abiertamente autoritario y dictatorial.

Y ahora paradójicamente los mismos chavistas, al violar la constitución, les han dado el tiempo suficiente para pensar en una solución y ejecutarla. Si los golpistas del 10E le hubieran hecho caso a Chávez de llamar a elecciones en 30 días con un Presidente provisional en la cabeza del Presidente de la Asamblea Nacional, no hubiera habido tiempo para reaccionar, como si lo hay ahora gracias a los buenos oficios del TSJ.

Tengan ustedes la seguridad de que Maduro, en ese escenario, sería Presidente contra CUALQUIER candidato de la oposición porque el sistema electoral montado en el CNE no ha cambiado, ni ningún líder opositor ha entendido aun la importancia de un nuevo sistema electoral antes de unas nuevas elecciones, basado en lo que hemos llamado Elecciones Auténticas.

Pero ese tiempo no será mucho y ojalá las respuestas fueran como en 1811, de acción instantánea. Esa urgencia del Libertador por respuestas inmediatas a problemas complejos, lamentablemente no es de aplicabilidad en el Siglo XXI, aunque el caso de la Independencia, esta vez de no del imperio español sino del imperio castrocomunista, si exige de la inteligencia y el liderazgo de alguien que, como en 1811, tuvo las bolas suficientes para sacudirnos del yugo extranjero.

Caracas, 14 de Enero de 2013

Twitter:@laguana

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