jueves, 30 de mayo de 2013

Lo que parece no es



Por Luis Manuel Aguana

La calma “chicha” que se apoderó del país después de la declaración del fraude del 14A y que todos esperábamos que tuviera un desenlace, aun no tiene final ni mucho menos cauce visible. Hay como una energía latente que no se ha manifestado. Esa calma se ha matizado con el suspenso creado por Capriles y que desembocó en el famoso audio del presentador predilecto de Chávez. Muchas interpretaciones, nacionales e internacionales, pero al final nadie puede decir que sabe verdaderamente lo que sucede.

Es por eso que es necesario darle paso a la reflexión, tratando de entender lo que está pasando al margen de la infinidad de informaciones que llegan y las opiniones de muchos que “creen” saber lo que en realidad pasa dentro del gobierno y la oposición. Todo esto por una simple razón: todos los venezolanos seremos los afectados finales de esa novela por capítulos.

Son muchas las piezas de ese rompecabezas, y si se intenta cuadrar de la manera equivocada, por lo que se ve a simple vista, la interpretación será descabellada. Es por eso que partiré del criterio según el cual debemos identificar la naturaleza de cada actor en esta ópera de acuerdo a su origen, estableciendo para cada uno una pauta lógica de conducta. ¿Qué significa eso?

Lo expondré mediante un ejemplo. En estos días una persona amiga me indicaba que tuvo que hacerle una reingeniería a su negocio para adaptarse a las nuevas realidades del país. Si quería sobrevivir y darle viabilidad a su empresa debía necesariamente cambiarla y reenfocar objetivos, o cerraba el negocio. Es claro que un empresario debe hacer eso porque no controla el entorno. Ese es el rol que juega un empresario: SOBREVIVIR. Eso está en su naturaleza. El empresario no está allí para cambiar las reglas, vive con las que le dan. Es de otros la responsabilidad que esas reglas sean las más justas para que la economía y el país pueda avanzar y desenvolverse. ¿Entienden ahora a Lorencito Mendoza?

Pero ¿a quien corresponde cambiar y administrar las reglas? Los políticos son aquellos personajes que elegimos para que lo hagan. Y ellos tienen un rol en este rompecabezas. Los hay del gobierno y de la oposición. Una oposición verdadera debe “oponerse” a las políticas que aplique el gobierno que vayan en detrimento de la población. Ese es el deber ser.

Es por eso que la política, entendida de la manera correcta, es muy importante porque es a partir de ella que se definen las reglas del juego y como deberán comportarse los diferentes actores de esta ópera que vivimos todos los días los venezolanos. Pero si los políticos actúan de una manera conceptualmente distinta a la de su definición establecida, se pierde el norte y el sentido de la ubicación. Eso es lo que nos está pasando ahora. Si tuviéramos claro quién es el malo y quien es el bueno todo sería una maravilla. Pero lamentablemente las cosas en la Venezuela actual no son blancas y negras. Nos han condenado a vivir en el gris de la incertidumbre.

Y así como los empresarios, los políticos tienen un rol. Cuando se es un empresario, se piensa como tal. Sus intereses están claramente definidos. Cuando se es un político de verdad, no debería existir otro interés que el del bienestar del país más allá de cualquier consideración. Nótese que aquí estoy deliberadamente siendo purista en la definición de ambos roles.

Cuando un empresario tiene un canal de televisión que funciona como una empresa, y se niega, por la razón que sea, válida o no, a cambiar o adaptarse a lo que su ambiente le exige, esa empresa deja de ser viable y muere. Esta “muerte” puede manifestarse de muchas maneras. Una de ellas puede ser su desaparición física (caso RCTV) y otra un cambio forzado de su esencia original (caso Globovisión).

Cuando unos políticos dejan de lado su razón de ser en la política que es la de defender los intereses de la población, dejan de serlo en la conceptualización del término para convertirse en “mercaderes de la política”. Al hacer eso  se transforman en bienes transables a los intereses de cualquiera que tenga suficiente dinero para comprarlos. A veces la moneda de intercambio no es el dinero, sino además de él, prebendas y poder. Esa es la desnaturalización de la esencia política.

Si partimos del hecho- que damos por cierto-, que el famoso audio demuestra la infinita corrupción del régimen en detrimento de uno de los bandos en disputa del poder dejado en herencia por el dictador; y que este es usado, no solo para desacreditar al gobierno-ya suficientemente desacreditado “per se”-, podemos llegar a la conclusión que la oposición política está jugando del bando de uno de los factores en disputa. Esta desnaturalización, no solo de la esencia de lo político, me lleva a afirmar que dejaron de ser de lejos representantes del bienestar ciudadano para convertirse en esos bienes comprables por el mejor postor de la disputa del gobierno. Allí no hay ingenuidades posibles.

No entraré aquí a elucubrar de donde salió ese audio-o los próximos-, o porque la oposición los usa, más allá del hecho mismo de prender un ventilador que confirma lo que ya sabíamos todos, a menos que tengamos claro en lo conceptual el rol que cada actor está jugando, que evidencia una crisis profunda dentro de las filas opositoras acerca del curso de acción ante esta calma “chicha” que le grita “¡¡¿¿Qué van a hacer??!!”. Sencillamente NO LO SABEN. Y no hay viento bueno para el barco que no sabe para dónde va, Séneca dixit.

Lamentablemente Capriles no quiere dejar de ser candidato presidencial para convertirse en lo que la gente le pide ahora que sea, el conductor de esta crisis. Ya el gobierno SE ROBO las elecciones, o corres o te encaramas. La lucha en contra de esa situación no se podrá hacer con la gente en su casa, ni tampoco desde fuera del país, ni mucho menos a través de Twitter. El problema se resume de la siguiente manera: o planteas una lucha real o te retiras. Oportunidades como las del 17A no se presentarán en un futuro previsible salvo que tengan un plan con el que no han evidenciado contar más allá de esperar un TSJ que sabemos cómo se pronunciará y un CNE que ya terminará pronto de hacer su auto-auditoria exitosamente.

Y entonces, con ese curso de acción escogido-no hacer nada-, llegará el momento de la verdad porque el tiempo juega a favor del gobierno. Ya comienza a decir que vamos a las elecciones municipales, sin haber resuelto el entuerto del fraude. Tamaña contradicción será difícil de tragar para los sectores de oposición sin aceptar que son colaboradores del gobierno. O eres chicha o eres limonada, no hay otra.  Si la situación no cambia- ceteris paribus economista-, se decretará el final verdadero de la candidatura de Henrique y comenzará otro capítulo de esta historia. Habrá que ver si con él en pie todavía.

Pero lo fundamental, lo que es realmente esencial en toda esta ópera con actores que tienen intereses comunes, gobierno y oposición, es que no se resolvió nada el 14A y la inestabilidad del sistema se ha agravado. ¿A qué juega en realidad la oposición con los vladi-audios? ¿A lograr la estabilidad del sistema o a colaborar con el gobierno para vivir en la inestabilidad? ¿O la oposición tendiéndole la red al gobierno para que no se termine de caer? Miren bien y obtendrán su respuesta, lo que parece no es…

Caracas, 30 de Mayo de 2013

Twitter: @laguana

martes, 21 de mayo de 2013

La Multiplicación de los Liderazgos


Por Luis Manuel Aguana

Dedicado a mi amigo y Profesor, Manuel Rodríguez Mena

La frase no es mía, es del Prof. Manuel Rodríguez Mena, fundador de la Cátedra Pío Tamayo de la UCV. El Prof. Rodríguez, aun afectado de su grave enfermedad, me regaló unos minutos en medio de su convalecencia. A pesar de la seriedad, la enfermedad no pudo, como me indicó, con la lucidez de su pensamiento.

La multiplicación de los liderazgos no es más que el resumen en una sola frase de una clase magistral de política que he recibido, en tan solo diez minutos que duró mi visita…Eso solo es posible con Maestros como el Profesor Manuel Rodríguez Mena, Ex Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCV.

Al comentarle acerca de mi intervención en la Cátedra Pio Tamayo en fecha reciente, La CONSTITUYENTE: ¿Una manera de salir de esta situación perversa y destructora?” y la posibilidad en Venezuela de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC), el Prof. Rodríguez Mena resumió en esa sola frase toda la idea: una ANC es el resultado de la multiplicación de los liderazgos.

Y proyectó la siguiente idea, que es el motivo principal de esta nota, y que se concreta en una ANC: la concentración  del poder político en pocos líderes va en proporción inversa a los intereses de la mayoría ciudadana. Mientras mayor concentración menor posibilidad que los problemas del país se resuelvan.

¿Razones? Muchas, pero una principalísima: en un esquema de concentración, si el liderazgo opositor se encuentra en pocas manos, existe mayor posibilidad que este liderazgo pacte acuerdos con el gobierno para que las cosas sigan como están, en detrimento del país en su conjunto, agravándose los problemas de la mayoría.

La concentración del poder político en pocas manos ha sido algo inherente al quehacer de nuestra dirigencia política desde siempre. Decidir centralizadamente siempre fue muy atractivo para nuestra clase política. Lograr que el poder central soltara la elección de los Gobernadores y Alcaldes fue, a mi modo de ver, la conquista política más importante de nuestra era democrática. Pero se hizo deliberadamente chucuta.

¿De qué valía soltar el control político sin recursos? Deliberadamente se engavetó el proyecto de Ley de la Hacienda Pública para los Estados, nunca se terminaron de entregar las competencias en materia de salud, educación y otras tantas áreas del quehacer nacional que afectaban la vida de los ciudadanos. Se acercó más el poder a la gente a través de lo electoral pero estructuralmente el país seguía gobernado desde Caracas, al tener los poderes centrales las competencias que realmente afectaban la calidad de vida de la gente.

Entonces, la administración real del país, nunca se ha hallado cerca del ciudadano. Pero, nunca como ahora, luego del cercenamiento del proceso de descentralización y la sustracción progresiva de competencias por parte de los gobiernos de Hugo Chávez, la gente del interior del país está sufriendo más aún de la dependencia, no solo del poder central sino de los liderazgos, tanto del gobierno como de la oposición. Es por esa razón que tenemos que pensar al país.

El planteamiento del Prof. Manuel Rodríguez Mena en el Movimiento de Movimientos, coincide en su base fundamental con la idea de pensar al país desde sus cimientos, propiciando el surgimiento de liderazgos masivos, a lo largo y ancho del país. (ver Movimiento de Movimientos, Principios Rectores, ver http://unfsd.blogspot.com/)

¿Pero cómo se concreta eso? ¿Cómo se logra el surgimiento de esos liderazgos que sean los que de verdad se ocupen de los problemas, dándoles acceso a las comunidades las herramientas para la solución de sus problemas? ¿Cómo se multiplican esos liderazgos?

La discusión de un nuevo país en una ANC pasa por revisar de cabo a rabo la institucionalidad venezolana, haciendo una propuesta que fundamentalmente implique cambios importantes en la administración del Estado y un replanteamiento político-administrativo del país. Esta discusión de fondo nos traería a una discusión de los problemas fundamentales, incluyendo una reafirmación de nuestra soberanía.

Conceptualmente, una ANC debe representar al país para poderlo discutir. Eso no se dio en 1999. Una escasa mayoría oficialista se impuso sobre el 48% del país. Un país no discutido es un país inestable. Ya lo estamos viviendo. A diferencia de la Constituyente de consenso que se realizó con la Constitución de 1961, la de 1999 se nos impuso. De allí la diferencia de estabilidad política en esos 40 años. En esta oportunidad queremos realizar un Proyecto País y discutirlo en una ANC con quienes nos adversan sobre unas bases diferentes y dignas.

El Dr. Rodríguez me dijo, desesperanzado, que tal vez había arado en el mar en su propuesta de multiplicación de liderazgos. Es posible, pero esa desesperanza es común en los pioneros. En un país donde se ha perdido la esperanza de lo posible y que día tras día presencia ventiladores de excremento de lado y lado, y donde la política solo quedo para el odio, la diatriba y los golpes, nadie cree que pensar un mejor país sea verosímil.

Pues, si es posible. Tal vez no lo sea para quienes el oficio de la política les ha hecho olvidar que su presencia en lo público tiene su esencia fundamental en los problemas de los demás, en quienes no se ven reflejadas las acciones de esos personajes.

Es por eso que la sociedad civil no puede permanecer impávida al ver ese cuadro de destrucción masiva avanzar indetenible sin hacer nada. El problema no es una sentencia del TSJ, o recontar unos votos fraudulentos debido al quiebre estructural de una de las instituciones. El problema es detener la mortandad de las calles llenas de inseguridad, es tener un sueldo y una pensión digna para vivir con una seguridad social decente para la gente, es acercar el país al ciudadano, es llegar de verdad al Siglo XXI.

Si no pensamos como arreglar eso de una manera estructural, si no nos detenemos a pensar el país, la dirigencia seguirá administrando nuestra renta petrolera como un botín de vencedores, ya sea que quien mande sea el gobierno o la oposición.

Ya es hora que el ciudadano intervenga. De eso se trata la angustia de la multiplicación del liderazgo del Prof. Rodríguez Mena y de todos los que no tenemos vela en el actual entierro político de la nación. No queremos una Constituyente para salir de un gobierno pésimo, corrupto y criminal sino para diseñar y construir la institucionalidad necesaria que haga imposible que lo volvamos a tener.

Caracas, 21 de Mayo de 2013

Twitter: @laguana