Por Luis Manuel Aguana
No hay nada más odioso que decir “te lo dije”. El pasado
año publicaba en este blog: “El uso de la
más avanzada tecnología, solo encuentra salida en este gobierno en las aplicaciones
más aberrantes y atentatorias contra los Derechos Humanos. Utilizando los
recursos de todos los venezolanos, PDVSA y su Presidente encontraron en la
tecnología del CHIP una aplicación para llevarle la cuenta a los ciudadanos del
Zulia y del Táchira de cuanto combustible usan, haciendo realidad por primera
vez en nuestro país la tarjeta de racionamiento cubana, pero con la más alta
sofisticación tecnológica. De allí a que nos pongan un brazalete con un CHIP
para indicarnos cuantos litros de leche o cuantos kilos de arroz podemos
comprar por mes en un supermercado, no hay sino un paso.” (ver Un CHIP para
los viejitos en http://ticsddhh.blogspot.com/2012/07/un-chip-para-los-viejitos.html).
En la citada nota sugería que en lugar de usar la
tecnología para racionar la gasolina a los habitantes de los Estados
fronterizos, se utilizara para evitarle las colas a los viejitos para cobrar su
pensión. Paradójicamente lo hicieron. No sé si alguien del gobierno leyó la
nota y se le prendió un bombillo, cosa que rara vez pasa. En esta oportunidad
espero que hagan lo mismo.
Pues bien, Arias Cárdenas logró la proeza de establecer
la famosa tarjeta de racionamiento electrónico cuyas pruebas debutantes anuncié
en julio de 2012 (Ver http://www.noticierodigital.com/2013/06/arias-cardenas-sistema-automatizado-de-venta-de-alimentos-no-es-una-libreta-de-racionamiento/).
Nuestros derechos económicos están plenamente garantizados
en nuestra Carta Magna. De acuerdo al Art. 117 de la Constitución, “Todas las personas tendrán
derecho a disponer de bienes y servicios de calidad, así como a una información
adecuada y no engañosa sobre el contenido y características de los productos y
servicios que consumen; a la libertad de elección y a un trato equitativo y
digno…”. Nótese aquí la
frase DERECHO DE DISPONER DE BIENES Y SERVICIOS. En ninguna parte de ese
artículo se habla de que el Estado pueda disponer a su discrecionalidad de los
bienes o servicios de los ciudadanos o si los funcionarios públicos pueden
administrar ese derecho.
En razón de eso ¿qué
derecho tiene el Gobernador Arias Cárdenas o cualquier otro funcionario
público, para decidir cuanta salsa de tomate le echo a mi comida, cuantas
arepas me como en el desayuno o cuantos marrones me tomo en el día? De allí a
decidir si prendo o no mi televisor o cuántos hijos quiero tener con mi mujer
no hay más que un paso.
El expediente de
contrabando de extracción que utiliza Arias para racionar electrónicamente a
los zulianos, ya utilizado con la gasolina, tiene un fundamento que se basa en
distraer a los venezolanos de quienes realmente poseen el negocio de la
extracción.
Las gandolas llenas de
gasolina o de comida que pasan por las fronteras hacia Colombia a la vista
gorda de las autoridades, incluyendo la del Gobernador, no pertenecen a los
ciudadanos pendejos a los que ahora les están diciendo que comer y en qué
cantidad. Pertenecen a los delincuentes bien organizados, con las conexiones
necesarias con las autoridades para hacer ese negocio en gran escala, y que con
esta medida están siendo protegidos por el gobierno de Arias en el Zulia.
No es solo una prueba de
cómo manejar administrativamente y de manera más eficiente-de forma
tecnológica-, la escasez alimentaria que se apodera de Venezuela. Es una manera
de matar dos pájaros de un tiro: de como meterse unos reales con el hambre del
pueblo y de paso dejar lo que quede para la mayor cantidad de gente posible.
Pero hay más. Este manejo
de la tecnología para el atropello de las libertades públicas no se hace solo.
La denuncia permanente que he realizado acerca del uso de la tecnología para
restringir las libertades ciudadanas, que es el objetivo principal de la
existencia de este blog, apunta hacia el hecho que detrás de todo este
aparataje lleno de tecnología hay técnicos venezolanos usando sus habilidades y
experticia para realizar este lamentable trabajo, en deplorable conchupancia
con el invasor cubano.
Estos técnicos comparten esta violación de nuestras
libertades individuales. Es tan criminal lo que hace Arias Cárdenas como lo que
hacen los técnicos informáticos al proveerle de una herramienta para atropellar
nuestros derechos. La tecnología de la información es una herramienta muy
especializada y poderosa que hay que utilizar a conciencia. Es hora que las
personas que se desempeñan en este campo en Venezuela sepan que no están
actuando sin conocimiento de causa, aunque posteriormente puedan alegar que
solo era un trabajo por encargo.
El gobierno al hacer un uso intensivo de estas herramientas
para incidir en la vida de las personas sin el debido control ciudadano, como
existe en otras partes del mundo-menos en Venezuela-, nos deja solo a nosotros,
los técnicos, con alguna responsabilidad ética de no permitirlo, en la medida
de nuestras posibilidades. Pero de permitirlo, los expertos se hacen cómplices.
Ya hemos publicado de la inexistencia en Venezuela del Derecho de Autodeterminación
Informativa y que es en cierta medida la causa por la cual los gobiernos pueden
hacer uso indiscriminado de la información de los ciudadanos (ver Censo 2011 y
el Derecho a la Autodeterminación Informativa en http://ticsddhh.blogspot.com/2011/08/censo-2011-en-venezuela-y-el-derecho-la.html).
Lo lamentable es que las personas se hallan desprovistas de
cualquier posibilidad de evitar los embates del Estado venezolano para
atropellarlas. Al limitar la compra de los artículos de la cesta básica a una
cantidad programada de una manera periódica, se hace requerida la
identificación personal de la gente. De esta forma, al crear una base de datos
centralizada con las compras periódicas de las personas, el gobierno estará en
la posibilidad de limitar esas compras DE MANERA PERSONALIZADA.
Con un gobierno que ha demostrado hasta la saciedad ser criminal
y retaliativo, todos los venezolanos deberíamos estar muy preocupados porque se
cruce esa base de datos de compras con la muy triste célebre Lista de Tascón, y
más aun cuando se piensa que este experimento llegue a nivel nacional. ¿Se dan
cuenta de lo importante que es evitar que esto se desarrolle?
Un racionamiento que excluya a personas identificadas de
una manera deliberada, no solo es una posibilidad cierta cuando se cuenta con
las herramientas tecnológicas apropiadas para ello, sino la forma más expedita
de aterrorizar a los más débiles, con la intención de atarlos permanentemente a
los designios del gobierno, y de la manera más despreciable: por el estomago y
las necesidades del ser humano.
Así que debemos sopesar esta noticia más allá de lo que se
ve a simple vista, incluso más allá de la consideración técnica de un
racionamiento del Siglo XXI. Se debe apreciar como la raya que debemos colocar para
indicar el final de la tolerancia a un régimen delincuente y castrador de
libertades.
Caracas, 6 de Junio de 2013
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter: @laguana