domingo, 10 de noviembre de 2013

9N-Lucha No Violenta, Transición y Constituyente: el orden de los factores si altera el producto



Por Luis Manuel Aguana

Algunos me han preguntado cómo todavía se come eso de una Constituyente, estando en medio de la más grave y complicada crisis que enfrenta el país, donde al parecer se están desbordando todos los referentes políticos e institucionales y la gente se está lanzando a las calles a pedir “que se vayan todos”.

Es difícil razonar cuando las pasiones se desbordan. Hace algunos meses cuando el candidato Capriles resolvió no marchar al CNE, dándole así el curso histórico que esa grave situación ameritaba, no solo canceló la posibilidad de cambiar la historia de este país en ese momento, sino que retrasó los acontecimientos que más temprano que tarde habrán de darse, dejando abierta otras salidas que tal vez sean más graves de las que el mismo candidato trató de evitar el 17 de abril.

El 9N, aunque algunos opinadores de oficio y “especialistas” de la materia indiquen que la llamada “marcha autoconvocada” fue un fracaso, resultó ser el inicio de algo más allá del gobierno y de la oposición. Toda Venezuela fue movilizada por las redes sociales a protestar en las calles. Si bien es cierto no fue lo masiva que se esperaba, resultó ser el mejor globo de ensayo para una posterior escalada de la gente en las calles sin necesidad de un liderazgo al frente.

El éxito no residió en el número de personas que salieron, sino en la demostración clara de que si es posible que acudieran efectivamente a una concentración sin que un liderazgo lo condujera. Ese fue el verdadero éxito de esta auto convocatoria. El régimen opacó lo que ocurrió en toda Venezuela al iniciar saqueos y poner nerviosa a la población ante la posibilidad de violencia en las calles. Y aún así la gente acudió al llamado de protesta. Esto es el inicio de algo grande que esta por pasar en Venezuela.

Ahora bien, en medio de todo eso ¿cómo se sigue insertando aquí el llamado Constituyente? Connotados especialistas, dirigentes políticos, personas que han vivido la historia de Venezuela, no solo han manifestado que históricamente las Constituyentes han sido la conclusión de un proceso de cambio de gobierno, sino que son el resultado de la visión del país de los vencedores. En otras palabras, primero que ocurra el cambio de gobierno por cualquier vía-de hecho o de derecho,- y luego proceder a re-institucionalizar el país vía Constituyente, de acuerdo a los parámetros que ese nuevo gobierno desee darle. Algo parecido a eso ocurrió en 1999 por la vía electoral.

De acuerdo a ese criterio, el país debería pasar primero por un cambio de gobierno- sea por la vía que fuera-, y ese nuevo orden de transición convocaría al depositario de la soberanía para darse una nueva Constitución. Ese enfoque es sostenido por personas muy serias y conocedoras de la historia de Venezuela por lo cual no se puede desestimar a priori.

Nótese aquí que dadas las condiciones que existen en la Venezuela actual, un cambio de gobierno como ocurrió en 1999 por la vía electoral resulta ser algo inimaginable con un  CNE en manos del régimen y de un país extranjero, con lo cual el orden del cual estamos hablando aquí es, primero que ocurra un cambio que obligue a un gobierno de transición, como se ha venido vaticinando públicamente, y luego la Convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente.

Basados en el anterior razonamiento, la secuencia de hechos planteada sería: una Lucha No Violenta y consistente para exigir el cambio del gobierno, esto es la gente en las calles exigiendo la renuncia del Ilegitimo, y de ser efectiva esa protesta el próximo gobierno de transición llamaría a una ANC. Sin embargo, nadie puede garantizar que aquellos que lleven a cabo ese cambio de gobierno cumplan con convocar a una ANC posteriormente. Pero esa es otra historia.

En tal sentido el orden sería (llamémosle Opción No. 1): Lucha No Violenta-como la iniciada el 9N-, Transición y Convocatoria Constituyente.

Por otro lado, un llamado a una ANC en medio de un descalabro político como el que está sucediendo en Venezuela, no ha resultado ser un producto que se venda masivamente. Hasta ahora ha sido muy difícil, no solo explicar que una Constituyente es el resultado de un acuerdo, un Pacto Social que establece la norma básica de convivencia, sino que también es el producto del país que queremos desarrollar entre todos los venezolanos.

La premisa fundamental que esgrimimos quienes hemos expuesto esta tesis, es primero plantearle a los venezolanos un llamado Constituyente, previo haber discutido el país que queremos y unas Bases Comiciales-con Elecciones Autenticas incluidas-, para ejecutarlo (ver Proyecto País Venezuela – Reconstrucción y Reconciliación Nacional en https://docs.google.com/file/d/0B6yI0gUROWzDUmhEbXFZMGR0bEU/edit?usp=sharing), recoger las firmas necesarias y exigir en las calles el respeto a ese llamado del Soberano. Allí una protesta masiva como la que vimos el 9N adquiere entonces un sentido de dirección completamente diferente. Todos a las calles a exigir una convocatoria a una ANC por la vía constitucional.

En otras palabras, exigimos la Convocatoria Constituyente primero, cumpliendo los pasos anteriores, y si esta no se nos da como resultado de la negativa del régimen, entramos entonces en la Lucha No Violenta para lograrla. Véase aquí que la presión sostenida en las calles porque se realice el cambio necesario del gobierno no solo es constitucional (Arts. 347, 348, y 349) sino que es obligante para el régimen. Y si aún este se niega, entonces la conclusión natural es que el gobierno sea incapaz de sostenerse ante la presión social de todo el país, devenido de una Lucha No Violenta, siendo necesaria una transición a un nuevo estado de cosas.

Entonces el orden en este caso sería (llamémosle Opción No. 2): Convocatoria Constituyente, Lucha No Violenta y Transición (de no darse el cambio solicitado).

¿Ven ustedes porque el orden de los factores si altera el producto?  ¿Y a cual producto nos referimos? Al nuevo Pacto Social entre los venezolanos. Es muy diferente un Pacto resultado de un llamado Constituyente de todo el país a través de la manifestación de una voluntad expresada en firmas para apoyar un Proyecto Constituyente y unas Bases Comiciales, que uno que salga de la manga del siguiente gobierno de turno o de transición.


Es por esa razón que en lo personal me inclino por la Opción No. 2. Creo que los venezolanos deberíamos hacer todo lo posible por lograr un cambio pacífico, con un proyecto constitucional en la mano, recoger unas firmas y solicitar un cambio del gobierno en las calles. Eso sería lo perfecto. Pero el diablo está suelto y, al parecer aún más en este caso en particular, lo perfecto va a resultar ser enemigo de lo bueno. Las fuerzas de las circunstancias nos están llevando sin pausa a la Opción No. 1, en un proceso indetenible. Mientras que la Opción No. 2 va por el canal del medio o está accidentada en el camino, la Opción No. 1 va por el hombrillo, el canal súper rápido de los venezolanos, a toda velocidad.

La convocatoria a “marchas autoconvocadas” sin otra agenda que pedir “que se vayan todos” abona a la Opción No. 1. No es que me desagrade marchar autoconvocado en contra del gobierno pero es importante que sepamos porque lo hacemos y cuál es la secuencia de eventos esperada. Una Lucha No Violenta requiere algo mas allá que una convocatoria (pueden ver abajo las notas que he escrito sobre esa materia), y pienso que en cualquier caso deberemos caer en un proceso Constituyente, pero las condiciones para entrar allí en un caso o en otro son diferentes, como lo es el resultado de cambiar el orden de los factores. Confío en Dios en que lo mejor será lo que termine pasando…

Caracas, 10 de Noviembre de 2013

Twitter:@laguana

Notas:
Apuntes para una lucha No Violenta
Apuntes para una lucha No Violenta – II
Apuntes para una lucha No Violenta – III
Apuntes para una lucha No Violenta – IV y último

viernes, 8 de noviembre de 2013

El mito detrás de las Elecciones Manuales


Por Luis Manuel Aguana

Y ustedes dirán, el país envuelto en un mar de inconstitucionalidad, los ciudadanos en la calle en marchas auto convocadas en protesta justa por devolver al país al menos un poco de la dignidad perdida, pronunciamientos de personas honorables solicitando que intervengan quienes constitucionalmente les compete restituir el Estado de Derecho violado por un gobierno que ha entregado a otro país su soberanía, y nosotros aquí empecinados en el tema electoral.

Pues sí, tarde o temprano este volverá a ser el tema del país, si es que no lo es ya, porque muchas de las dificultades que vivimos hasta el día de hoy tienen su origen en la poca o ninguna legitimidad de quienes nos representan debido a un sistema electoral enfermo. Y así, como hay quienes se han preocupado, y con toda la razón, de temas como la ilegitimidad de quien usurpa la Presidencia de la República, otros nos hemos preocupado del tema electoral porque lo consideramos la base fundamental sobre la cual se sustenta el sistema democrático y de libertades.

Y en virtud de que este ha sido el mecanismo que ha utilizado el régimen para perpetuarse en el poder, al elegir gobernantes que no estarían allí por los vicios del Poder Electoral, nuestra insistencia en el Derecho Humano que tenemos todos los venezolanos de elegir con limpieza y transparencia a nuestros autoridades es un tema que, al menos para este escribidor, no dejará de tener vigencia hasta tanto sea restituido el Derecho Humano de Elecciones Auténticas en Venezuela.

Habiendo dicho esto, paso al tema que deseo abordar en esta nota, y este es el de la destrucción sistemática a la que se han dedicado los voceros de la oposición “formal” del concepto real de Elecciones Manuales y a la tergiversación que se ha dado al planteamiento realizado de regresar a un sistema electoral donde el elemento automatizado tenga  su justo lugar, dejando manual lo que debe en esencia ser manual.

En efecto, se le ha dado una sobre simplificación al planteamiento de Elecciones Manuales con fines de descalificación. Sus detractores insisten que deseamos volver al antiguo método de “contar los votos con las manos” regresando a la prehistoria de los sistemas electorales “cuando en los países del primer mundo se vota con máquinas”, insistiendo en que Venezuela posee el mejor sistema electoral del mundo. Esto último es bien discutible como se demuestra más adelante.

Obviamente, delante de un electorado joven y una población sumamente sumergida en la tecnología, es muy fácil sembrar las dudas en el planteamiento de unos “retrógrados que desean volver al siglo antepasado”, como comúnmente nos han llamado quienes se les ha asignado la tarea-¿pagada?-, de descalificarnos públicamente. Es fácil crear una matriz de opinión en defensa de un sistema automatizado que ha sido clave para perpetuar en régimen en el poder, en detrimento de una sistematización que implique el conteo de los votos uno por uno.

No voy a contarles aquí acerca de las experiencias internacionales que han demostrado los peligros del llamado “voto electrónico”. Para eso les referiré al excelente video documental realizado por el Grupo Cóndor “El Voto Electrónico alrededor del mundo” (ver en http://www.youtube.com/watch?v=zpo0k3NSHxo&feature=youtu.be) que muestra porque Alemania, Irlanda y Holanda eliminaron semejante riesgo para sus democracias. Lo que pretendo aquí es demostrar que si se pueden hacer Elecciones Autenticas que garanticen transparencia a todos los participantes y a los venezolanos sin prescindir de las ventajas que da la tecnología de la información.

Lo que se llamó “Sistema Electoral Manual” comenzaba por el escrutinio de los votos contados uno a uno con la presencia de los testigos de los participantes políticos en el proceso electoral, y sus resultados transcritos y firmados por los testigos en Actas  de manera manual. Los miembros de las Mesas contaban uno a uno los votos. Mesa que cerraba, urna electoral que se contaba en su totalidad, con la presencia de todo el mundo, miembros de mesa, testigos de los partidos y público en general.

Cuando algún partido político no estaba representado en una Mesa en particular por un testigo, era posible que los que si estaban alteraran los números puestos en el Acta pero eso pasaba en tanto y en cuanto no hubiese mas nadie-y que no hubiera público-, y que los miembros de las mesas estuvieran en la jugada.

Para hacer sencillo el cuento (porque las Juntas Electorales de los Estados y Municipios también contabilizaban) el Plan República recogía las Actas y el material electoral y los trasladaba a la sede del Consejo Supremo Electoral para ser transcritas y verificadas. El proceso posterior de totalización no se hacía en línea como ahora sino una vez que fueran llegando las Actas al CSE. Con la tecnología que se utilizaba ciertamente existía un retardo en la emisión de los resultados pero era muy eficaz. Lo manual comenzaba en la Mesa y terminaba luego de la transcripción/verificación justo antes del proceso automatizado de contabilizar los votos.

Ahora bien, ¿qué se simplificó al irse incorporando tecnología en la Mesa Electoral? En una primera aproximación de automatización la transcripción de los resultados con las maquinas lectoras que existieron en los pasados procesos y en una segunda, la captura del voto mismo en el momento de ser emitido. Y en ambos momentos, el proceso de transmisión de los resultados de las Actas siempre fue por vía electrónica, a través de la red de la CANTV. Es de hacer notar que aun cuando existían las máquinas que leían el tarjetón del voto, era muy fácil verificar si este equipo simplemente enviaba lo que leía o era capaz de tergiversar la voluntad popular.

Al llegar la tecnología a recoger el voto desde la misma fuente, el elector,  y a través de una máquina de votación, sin pasar por ningún proceso de escrutinio manual -porque se cambió arteramente la ley electoral-, se abrieron todas las posibilidades de intervenir técnicamente los resultados del proceso y generándose automáticamente un Acta desde la misma máquina de votación. Ese paso es el que no puede seguir siendo aceptado.

El meollo de toda la trampa electoral del régimen y de este sistema electoral no es que se usen computadoras o transmisión electrónica, es que se haya eliminado por ley el escrutinio manual que es el único que puede dar fe a todo el mundo que la población votó de una manera u otra (“Ley Orgánica de Procesos Electorales, Artículo 141: El acto de escrutinio deberá ser automatizado y excepcionalmente manual, cuando así lo determine el Consejo Nacional Electoral.). Es un contrasentido la expresión “escrutinio automatizado” por cuanto las máquinas no poseen la capacidad de “escrutar”. Esa capacidad está dada solo a los seres humanos.

Y he aquí el verdadero problema del mito. Lo que en el fondo estamos exigiendo no son “Elecciones Manuales” sino ESCRUTINIOS MANUALES. Es por eso que los detractores de nuestra posición manipulan los términos a los fines de confundir a la opinión pública, tildándonos de retrógrados y de estar en contra del uso de la tecnología para nuestros procesos electorales. Y todo está en el modelo tecnológico que se utilice. Veamos.

Tomemos como ejemplo, un modelo que deje a las Mesas SIN MAQUINAS DE VOTACION. Esto obligaría a un escrutinio manual de todas las boletas. Y al cierre de las Mesas, cuando estas hayan terminado con los electores o no hayan electores en la cola a la hora estipulada de cierre (sin esperar ninguna “Verificación Ciudadana”, ya que se contarían todas las Mesas) se procedería a levantar el Acta con la participación de los Miembros de Mesa, Testigos y público en general. Hasta allí el proceso sería manual.

Una vez hecho el escrutinio manual de las boletas por los Miembros de Mesa, con la presencia de los testigos y el público en el Centro, el Acta sería TRANSCRITA, sí transcrita, por el Presidente de la Mesa en UNA SOLA COMPUTADORA dispuesta en el Centro Electoral, con una pantalla gigante que reproduzca el monitor de esa computadora para ser visualizado por todos los presentes: testigos y público en general, así como todos aquellos que presenciaron el cierre de la Mesa en cuestión. Esa computadora haría sesión con un sistema centralizado que solo podría ser accedido por el Presidente de la Mesa con claves suministradas por el CNE con anterioridad al acto electoral. Una vez transcritos y enviados los resultados, estos no podrían ser variados por nadie, ni por la persona que los envió.

De esta manera, a diferencia del viejo y original sistema técnico-electoral que implicaba llevar el Acta a la sede misma del organismo electoral para su contabilización, esta no saldría del Centro sin ser transcrita con la presencia de todo el mundo. De la misma manera se le podrían suministrar claves especiales a los diferentes partidos para que ellos mismos visualicen los resultados de las Actas ya transcritas desde las propias computadoras centrales del organismo, para verificar si sus copias de Actas manuales efectivamente coinciden con las transcritas en los Centros.

Nótese aquí que esto no requeriría más computadoras de las que ya cuenta el CNE, no se requeriría de un software especial en ellas más allá de un simple navegador, se simplificarían enormemente los procesos de auditoría, los Centros terminarían más rápidamente por aquello de Mesa cerrada, Mesa contada, transcrita y transmitida, con la participación igualitaria de todo el mundo. De resto sería lo mismo: encriptamiento y seguridad en las transmisiones hacia el CNE. Simple y seguro, pero sobre todo TRANSPARENTE. Nadie podría decir que no vio sus votos en todas las Mesas.

Para poner a funcionar un modelo como este no se necesitan los millones de dólares en máquinas ni software Smartmatic que se han gastado, ni captahuellas para cada nuevo proceso electoral. Las Mesas seguirían teniendo su cuaderno Electoral pero esta vez con un RE depurado y limpio, con los venezolanos que realmente deben estar allí y con una tinta verdaderamente indeleble.

Tendríamos los resultados totales más temprano que con este sistema tramposo y engorroso ya que se eliminarían las esperas de las Mesas que terminaron rápido, y las Verificaciones Ciudadanas porque contaríamos el 100% de las cajas en la medida que cierre cada Mesa. Para la TRANSICION que obligadamente nos aguarda, Venezuela necesita un cambio del sistema electoral que garantice transparencia y Elecciones Auténticas. Este sencillo ejemplo dice que eso es posible, con “Elecciones Manuales” ajustadas, eso sí, a una tecnología a favor de la democracia.

Caracas, 8 de Noviembre de 2013

Twitter:@laguana