Por
Luis Manuel Aguana
Algunos
me han preguntado cómo todavía se come eso de una Constituyente, estando en
medio de la más grave y complicada crisis que enfrenta el país, donde al
parecer se están desbordando todos los referentes políticos e institucionales y
la gente se está lanzando a las calles a pedir “que se vayan todos”.
Es
difícil razonar cuando las pasiones se desbordan. Hace algunos meses cuando el
candidato Capriles resolvió no marchar al CNE, dándole así el curso histórico
que esa grave situación ameritaba, no solo canceló la posibilidad de cambiar la
historia de este país en ese momento, sino que retrasó los acontecimientos que
más temprano que tarde habrán de darse, dejando abierta otras salidas que tal
vez sean más graves de las que el mismo candidato trató de evitar el 17 de
abril.
El 9N,
aunque algunos opinadores de oficio y “especialistas” de la materia indiquen
que la llamada “marcha autoconvocada” fue un fracaso, resultó ser el inicio de
algo más allá del gobierno y de la oposición. Toda Venezuela fue movilizada por
las redes sociales a protestar en las calles. Si bien es cierto no fue lo
masiva que se esperaba, resultó ser el mejor globo de ensayo para una posterior
escalada de la gente en las calles sin necesidad de un liderazgo al frente.
El éxito
no residió en el número de personas que salieron, sino en la demostración clara
de que si es posible que acudieran efectivamente a una concentración sin que un
liderazgo lo condujera. Ese fue el verdadero éxito de esta auto convocatoria.
El régimen opacó lo que ocurrió en toda Venezuela al iniciar saqueos y poner
nerviosa a la población ante la posibilidad de violencia en las calles. Y aún
así la gente acudió al llamado de protesta. Esto es el inicio de algo grande que esta por pasar en Venezuela.
Ahora
bien, en medio de todo eso ¿cómo se sigue insertando aquí el llamado
Constituyente? Connotados especialistas, dirigentes políticos, personas que han
vivido la historia de Venezuela, no solo han manifestado que históricamente las
Constituyentes han sido la conclusión de un proceso de cambio de gobierno, sino
que son el resultado de la visión del país de los vencedores. En otras
palabras, primero que ocurra el cambio de gobierno por cualquier vía-de hecho o
de derecho,- y luego proceder a re-institucionalizar el país vía Constituyente,
de acuerdo a los parámetros que ese nuevo gobierno desee darle. Algo parecido a
eso ocurrió en 1999 por la vía electoral.
De
acuerdo a ese criterio, el país debería pasar primero por un cambio de gobierno-
sea por la vía que fuera-, y ese nuevo orden de transición convocaría al
depositario de la soberanía para darse una nueva Constitución. Ese enfoque es
sostenido por personas muy serias y conocedoras de la historia de Venezuela por
lo cual no se puede desestimar a priori.
Nótese
aquí que dadas las condiciones que existen en la Venezuela actual, un cambio de
gobierno como ocurrió en 1999 por la vía electoral resulta ser algo
inimaginable con un CNE en manos del
régimen y de un país extranjero, con lo cual el orden del cual estamos hablando
aquí es, primero que ocurra un cambio que obligue a un gobierno de transición, como
se ha venido vaticinando públicamente, y luego la Convocatoria a una Asamblea
Nacional Constituyente.
Basados
en el anterior razonamiento, la secuencia de hechos planteada sería: una Lucha
No Violenta y consistente para exigir el cambio del gobierno, esto es la gente
en las calles exigiendo la renuncia del Ilegitimo, y de ser efectiva esa protesta
el próximo gobierno de transición llamaría a una ANC. Sin embargo, nadie puede
garantizar que aquellos que lleven a cabo ese cambio de gobierno cumplan con convocar
a una ANC posteriormente. Pero esa es otra historia.
En tal
sentido el orden sería (llamémosle Opción No. 1): Lucha No Violenta-como la iniciada
el 9N-, Transición y Convocatoria Constituyente.
Por otro
lado, un llamado a una ANC en medio de un descalabro político como el que está
sucediendo en Venezuela, no ha resultado ser un producto que se venda
masivamente. Hasta ahora ha sido muy difícil, no solo explicar que una
Constituyente es el resultado de un acuerdo, un Pacto Social que establece la
norma básica de convivencia, sino que también es el producto del país que
queremos desarrollar entre todos los venezolanos.
La
premisa fundamental que esgrimimos quienes hemos expuesto esta tesis, es
primero plantearle a los venezolanos un llamado Constituyente, previo haber
discutido el país que queremos y unas Bases Comiciales-con Elecciones
Autenticas incluidas-, para ejecutarlo (ver Proyecto
País Venezuela – Reconstrucción y Reconciliación Nacional en https://docs.google.com/file/d/0B6yI0gUROWzDUmhEbXFZMGR0bEU/edit?usp=sharing), recoger las firmas necesarias y exigir en las calles el
respeto a ese llamado del Soberano. Allí una protesta masiva como la que vimos el
9N adquiere entonces un sentido de dirección completamente diferente. Todos a
las calles a exigir una convocatoria a una ANC por la vía constitucional.
En otras
palabras, exigimos la Convocatoria Constituyente primero, cumpliendo los pasos
anteriores, y si esta no se nos da como resultado de la negativa del régimen,
entramos entonces en la Lucha No Violenta para lograrla. Véase aquí que la
presión sostenida en las calles porque se realice el cambio necesario del
gobierno no solo es constitucional (Arts. 347, 348, y 349) sino que es
obligante para el régimen. Y si aún este se niega, entonces la conclusión
natural es que el gobierno sea incapaz de sostenerse ante la presión social de todo
el país, devenido de una Lucha No Violenta, siendo necesaria una transición a
un nuevo estado de cosas.
Entonces
el orden en este caso sería (llamémosle Opción No. 2): Convocatoria
Constituyente, Lucha No Violenta y Transición (de no darse el cambio
solicitado).
¿Ven
ustedes porque el orden de los factores si altera el producto? ¿Y a cual producto nos referimos? Al nuevo
Pacto Social entre los venezolanos. Es muy diferente un Pacto resultado de un
llamado Constituyente de todo el país a través de la manifestación de una
voluntad expresada en firmas para apoyar un Proyecto Constituyente y unas Bases
Comiciales, que uno que salga de la manga del siguiente gobierno de turno o de
transición.
Es por
esa razón que en lo personal me inclino por la Opción No. 2. Creo que los
venezolanos deberíamos hacer todo lo posible por lograr un cambio pacífico, con
un proyecto constitucional en la mano, recoger unas firmas y solicitar un
cambio del gobierno en las calles. Eso sería lo perfecto. Pero el diablo está suelto
y, al parecer aún más en este caso en particular, lo perfecto va a resultar ser
enemigo de lo bueno. Las fuerzas de las circunstancias nos están llevando sin pausa
a la Opción No. 1, en un proceso indetenible. Mientras que la Opción No. 2 va
por el canal del medio o está accidentada en el camino, la Opción No. 1 va por
el hombrillo, el canal súper rápido de los venezolanos, a toda velocidad.
La convocatoria
a “marchas autoconvocadas” sin otra agenda que pedir “que se vayan todos” abona
a la Opción No. 1. No es que me desagrade marchar autoconvocado en contra del
gobierno pero es importante que sepamos porque lo hacemos y cuál es la
secuencia de eventos esperada. Una Lucha No Violenta requiere algo mas allá que
una convocatoria (pueden ver abajo las notas que he escrito sobre esa materia),
y pienso que en cualquier caso deberemos caer en un proceso Constituyente, pero
las condiciones para entrar allí en un caso o en otro son diferentes, como lo
es el resultado de cambiar el orden de los factores. Confío en Dios en que lo
mejor será lo que termine pasando…
Caracas,
10 de Noviembre de 2013
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
Notas:
Apuntes para una lucha No
Violenta
Apuntes para una lucha No Violenta – II
Apuntes para una lucha No
Violenta – III
Apuntes para una lucha No Violenta – IV y último