Por
Luis Manuel Aguana
Retomo el
tema de los Ejes Constituyentes del Proyecto País Venezuela de la mano de un
área que para mí es fascinante: la globalización. Es de todos conocido ese
efecto según el cual el mundo es una aldea interconectada, donde ningún país
puede aislarse de otro y creer que sobrevivirá.
Mi tesis en
ese contexto es que nadie se subordina a otro, ningún país es más que otro.
Todos tenemos las mismas oportunidades de acuerdo a ese nuevo esquema de
relaciones mundiales. El conocimiento, que es la diferenciación que ahora se
establece, impone quien es quien en esta nueva selva. El que sabe más tiene
más. El que conoce más sobrevive. Aquí no hay “imperialismos” ni países
“sometidos”. Lo que hay es gente que sabe y gente que no sabe. Países que
cultivan conocimiento y países que no.
Sobre la
base de ese nuevo principio natural se establecen las relaciones de poder. Lester Thurow1 señalaba que la llamada tercera revolución
industrial está transformando las economías nacionales en economías globales,
de la misma manera como la segunda revolución industrial significó el paso de
las economías locales a nacionales. Por primera vez las empresas pueden comprar
en cualquier parte del globo, en donde los costos sean mínimos y vender en
aquellos lugares donde los precios sean más altos.
Sin embargo Thurow
advierte que la transición de lo nacional a lo global va a resultar mucho más
turbulenta que la transición de lo local a lo nacional. Esto es debido a que
cuando el mundo se hallaba en el proceso de transformación de las economías
locales a nacionales, ya existían gobiernos nacionales dispuestos a aprender
cómo dirigir el proceso. Ahora, por el contrario, no existe un gobierno global
que pueda aprender a dirigir una economía global.
Las organizaciones
internacionales existentes (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial,
Organización de Naciones Unidas, Organización Mundial del Comercio) no fueron
diseñadas para tratar con una economía global. Todas ellas fueron concebidas
como entidades independientes de los gobiernos nacionales. Ninguna de ellas
pueden decirle a los gobiernos qué deben hacer, todo lo contrario, son los
gobiernos quienes les dicen a esas organizaciones que deben hacer.
Thurow afirma que la
respuesta lógica sería la creación de organizaciones independientes con
suficiente poder para actuar de forma autónoma con respecto a las
administraciones existentes. Pero a juicio del autor esto no va a pasar. Nadie
va a establecer un gobierno global, independientemente de lo necesario que sea.
Como resultado el mundo tendrá una economía global sin un gobierno global, sin
un conjunto acordado de regulaciones obligatorias, donde no habrá una policía
que haga cumplir las normas, ni jurados a los que apelar si se comete una
injusticia. Será como en el viejo oeste norteamericano, el fuerte expulsa al
débil de las áreas económicas productivas.
El problema, según
palabras de Dante Caputo ex Canciller del Ex Presidente argentino Raúl
Alfonsín, poniendo el ejemplo de los mercados financieros internacionales, no
es solamente el tamaño de esos mercados, sino que “este es el primer mercado en
la historia del mundo que no tiene ningún Estado arriba”2.
En este
contexto todos los países nos encontramos en una arena muy compleja e
independiente donde solo el conocimiento que puedan adquirir los nacionales de
cada país hará la diferencia, en particular aquellos conocimientos que nos hagan
dueños de nuestras propias potencialidades. Es por esa razón la importancia que
cada Estado le de a la educación de sus habitantes.
Si
analizamos a nuestro país dentro de este contexto mundial, Venezuela está
perdiendo un extraordinario mundo de posibilidades al haber retrocedido
posiblemente un siglo en nuestro desarrollo como nación en manos de un régimen
que se ha abrazado a lo más atrasado del pensamiento económico y político del
planeta. Pero eso tiene solución.
Los puntos
que se enuncian en el Eje No. 11 del Proyecto País Venezuela establecen el
principio para regreso de Venezuela al mundo globalizado, ubicando al país en
su correcta dimensión geopolítica y en
su ámbito natural al norte de de la América del Sur (ver Proyecto País Venezuela – Reconstrucción y Reconciliación Nacional
- MID Táchira/AVERU en https://docs.google.com/file/d/0B6yI0gUROWzDUmhEbXFZMGR0bEU/edit?usp=sharing).
Reinsertar
al país en sus relaciones naturales con sus países vecinos inmediatos y la
recuperación de la confianza del mundo en nuestra economía, impidiendo la
entrega de nuestros recursos a gobiernos extranjeros y anulando concesiones petroleras
y mineras irritas, forma parte de un esfuerzo para el logro de “relaciones internacionales, en el contexto
global y de la Sociedad del Conocimiento, fundamentadas en el respeto mutuo,
reciprocidad, cooperación, integración e interdependencia para el logro de los
objetivos e intereses de la Nación”.
Este Eje
del Proyecto País reinserta a Venezuela en el concierto de las naciones
progresistas del mundo, conectándonos con el futuro, no con el pasado,
aspirando a ser un país de primera en todos los campos. Esa es la pretensión.
Si
continuamos mirando al mundo por el espejo retrovisor, como la Cuba de los años
50s, que es adonde quedo congelada la mente de los invasores que atentan contra
nuestro futuro como pueblo, no podremos tener inserción en este fenómeno
globalizador, ni podremos comprender lo que pasa en el resto del planeta,
quedándonos solamente con una sola fuente de recursos-el petróleo-, sin abordar
todas las posibilidades que nos podrían brindar el desarrollo de las
potencialidades locales de cada región del país.
Decía Don
Rafael Grooscors Caballero (ver La Rebelión de las Regiones en http://elrepublicanoliberal.blogspot.com/2013/10/rafael-grooscors-caballero-la-rebelion.html):
“¿Tenemos que seguir viviendo de la
distribución “infame” de la renta petrolera? ¿Tenemos que seguir siendo
exportadores de materias primas y continuar dependiendo de quienes nos las
transforman? ¿Sabe la gente de la Guayana venezolana, del Estado Bolívar
concretamente, lo que se hace con la bauxita, el hierro, el agua y las tierras
que les son propias, por gobernantes a distancia, quienes no tienen por qué
quererlas, ni desarrollarlas, ni transformarlas, para enmarcarse en una
competencia con el mundo entero a base de productividad? ¿Saben los de Los
Andes cuánta seda podrían producir para ganarle a China un mercado cada vez más
valioso? ¿Sabe la gente del Zulia todo lo que ganarían transformando en fibras
sus hidrocarburos y “metiéndose” en el mundo de los textiles sintéticos?”
Todo eso y
más podríamos lograr con una Venezuela globalizada y a la vez desarrollada
localmente. Lo único que debemos hacer es tomar la decisión como pueblo de
vivir mejor y en democracia, venciendo el atraso mental y material de un
régimen que lo único que tiene es la fuerza bruta a su favor. Y eso también, en
este momento de la globalización del mundo, se derrota con conocimiento…
Caracas, 21 de Enero de 2014
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
(1) Thurow, Lester, Construir Riqueza, 1999
(2) Caputo, Dante, Globalización y Estado Nación, 1997