Por Luis Manuel Aguana
Muchas veces luego de presentar el Proyecto País Venezuela,
sin todavía entrar en la discusión del cómo se podría materializar, las
personas indican: “el Proyecto está muy bonito, pero no se necesita una
Constituyente para hacer eso. Hay muchas maneras de hacer ese Proyecto sin
pasar por una Constituyente. El Proyecto es una cosa y la Constituyente es
otra...”. Y precisamente ese es el error porque toca el meollo mismo de todo
este problema.
Una de las principales discusiones que se dan en torno al
tema, es si la Constituyente viene antes o después del cambio del régimen. Ese
debate lo abordé en una nota en Mayo “Constituyente: ¿antes o después?” (ver http://ticsddhh.blogspot.com/2014/05/constituyente-antes-o-despues.html).
Pero allí no respondía a esa interrogante que surge cuando se desligan el
Proyecto y la Constituyente como dos entidades separadas. Y no pueden estar
separadas porque una cosa implica a la otra. Este Proyecto requiere de una
Constituyente PORQUE NO ES UN PROGRAMA DE GOBIERNO.
¿Y porque digo esto? Porque el Proyecto País Venezuela
Reconciliada (ver http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/)
plantea un cambio radical en las estructuras del Estado y su Sistema Político.
No se plantea una mera descentralización de las funciones del gobierno sino un
cambio en las relaciones de los factores de PODER. Tanto en la Constitución de
1961 como en la actual de 1999 se contempló descentralizar funciones
manteniendo las relaciones del poder centralizado intactas. Y eso no es lo que
se plantea aquí.
Existen muchos posibles alcances para nuestro planteamiento
porque, como siempre lo hemos indicado, la propuesta se está sometiendo a la
consideración del pueblo venezolano. Sin embargo, uno de los mejores que he
leído es del Dr. Rafael Grooscors Caballero, quien me escribió:
“…. Dividir las
funciones de Jefe de Estado y Jefe de Gobierno. El Gobierno debe ser CONTROLADO
por el Parlamento, el cual tiene que estar integrado por representantes de los
Estados, quienes tendrán la obligación de responder diariamente a sus electores
y por eso o para eso, serán siempre corresponsables del Gobierno. El pueblo
puede elegir a un Presidente como Jefe del Estado y encomendarle la misión de
representar a la Nación ante el mundo; pero el Jefe de Gobierno debe ser
DESIGNADO por el Parlamento. Es la forma de acabar con el
"presidencialismo", clave de la centralización del Poder, las
autocracias, el totalitarismo y las dictaduras, abiertas o disfrazadas. El
Parlamento, por decisión de la mayoría de los representantes de los Estados,
podrá DESTITUIR al Jefe de Gobierno si no cumple a cabalidad con sus
funciones o si cae en delitos de corrupción, ineficacia, coacción, impunidad o
corresponsabilidad delictiva. El Soberano o los Soberanos, todos los Estados,
llevarán la guía del Gobierno directamente por medio de sus Representantes en
el Parlamento. Así se acabará la fórmula de Enrico Pareto, del 80% para el
Gobierno Central y 20% para los Estados. Para ser Jefe de Gobierno y ser
Representante del Parlamento, se requerirá cualidad académica y obra que
certifique su preparación para el ejercicio del cargo. Igual requisito debe
establecerse para Gobernadores y Alcaldes. No deben existir analfabetos y
quienes no sepan sumar, restar, multiplicar y dividir. Si existen, no deberían
poder votar. Los Partidos deben enseñarles estos elementos básicos de cultura
popular a sus militantes o adeptos...” (RGC, 01-07-2014). En otras palabras,
la incorporación del Sistema Parlamentario a la vida política del país. Eso va
en el sentido del Proyecto País y lo complementa.
Como se verá, aquí no se está hablando de una mera descentralización
de funciones que bien pudiera hacerse con la actual Constitución, sino de
quebrar el modelo actual de la estructura centralizada del Estado,
estableciendo un sistema de responsabilidades compartidas donde el desarrollo
del país esté en las manos de los propios venezolanos en cada una de las
entidades federales y no de un gobierno central todopoderoso, entregándoles la
administración de sus propios recursos, con el control de un Parlamento fuerte.
No más Situado Constitucional, no más dádivas. Cada Estado sería responsable de
sus recursos y potencialidades. Pero con esto va también la responsabilidad
ante los ciudadanos electores de sus respectivas regiones y el país,
representado en un Congreso federal.
Esto implica un cambio de la cultura en la que se ha
desenvuelto el país desde su fundación. Y esto se manifiesta en que cada vez
que explicamos a alguien en las regiones las potencialidades del Proyecto, la
pregunta que sigue es: “¿y qué es lo que ustedes harán para que ese cambio se
realice?” esperando de nosotros las respuestas, cuando la verdad es que ese cambio
lo tienen que dar ellos. Deben organizar sus Estados en los Municipios y
Parroquias de acuerdo con su propia base poblacional y darse una Constitución
Estadal de acuerdo a su propia manera de verse en el futuro. De nuevo, en
palabras del Dr. Grooscors Caballero: “Ese
cambio de cultura es indispensable para "fabricar" las herramientas
que sustentarán al nuevo sistema "federal", de Democracia Parlamentaria,
de Estados Autónomos, Productivos y Auto-gestionados.”
Es por eso que cuando nos dicen que el Proyecto País es una
cosa y la Constituyente es otra, significa que no se ha entendido a cabalidad
el planteamiento que se está haciendo, porque no es posible construir ese nuevo
país sin pasar por una arquitectura diferente de nuestro actual modelo
constitucional. Una cosa implica a la otra. Para hacer una “omelette” hay que
quebrar los huevos…
Claramente hacer esto significa un vuelco de 180 grados en
lo que hasta ahora se ha ensayado para hacer que el país arranque y se
desarrolle. Requiere de partidos políticos organizados de manera federal,
requiere de una visión de 360 grados de todo el país por parte de los
arquitectos de esa nueva estructura federal constitucional, requiere de una
visión de conjunto de las Fuerzas Armadas en la redefinición de lo que ellos
llaman sus hipótesis de Defensa Nacional. En pocas palabras, requiere de
ESTADISTAS.
Esa es la magnitud del reto que estamos planteando, no un
mero cambio de gobierno, ni de nuevos actores, ni mucho menos de un rosario de
tareas con buenas intenciones, sino del relanzamiento institucional de este
país. De darles esperanzas a los venezolanos de que otra Venezuela es posible, muy
en especial a la juventud a la que hay que decirle que todo está por hacer y
ellos serán los protagonistas. Que no se pueden ir de Venezuela porque aquí
harán falta para esa tarea.
Pero para eso, todos los que de alguna manera apoyamos
llegar a la convocatoria de una Constituyente debemos tener una visión
compartida de ese futuro posible, que no es un sueño y se puede hacer.
Seguiremos recorriendo el país llevando este mensaje, aclarando que no está
dirigido a quienes se han servido del poder sino a aquellos que no han visto
los resultados de eso, que somos todos los venezolanos. Al final somos quienes daremos
el último veredicto acerca de lo que queremos para nuestro futuro y el de
nuestros hijos, nadie más…
Caracas,
16 de Julio de 2014
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana