martes, 17 de noviembre de 2015

Un venezolano pensante

Por Luis Manuel Aguana

Existe un permanente dilema entre el pensamiento y la acción: “Muchos muchachos piensan que se tumba a Gómez, después de beber unos tragos, buscando camorra a un policía y apareciendo en la Plaza Bolívar al grito de “Abajo la tiranía”….”. Así se expresaba Mariano Picón Salas en los debates universitarios con su paisano y amigo merideño Alberto Adriani, exponiendo desde un principio su parecer en relación a ir una acción sin pensar primero. ¿Les suena conocido? (Mariano Picón Salas, Buscando el camino https://youtu.be/SFdkkxQfWGU).

Tal vez sea audaz de mi parte decir que ese dilema hizo durar la dictadura de Gómez los 27 años que duró, pero si estoy seguro que tuvo mucho que ver la permanente discusión muy venezolana, entre aquellos que insistían en actuar sin analizar y los menos que indicaban todo lo contrario: educarse para pensar, pensar y luego actuar. Se inscribía Picón Salas en estos últimos, muy pocos por cierto, en una Venezuela rural llena de montoneras y caudillos, cuyas charreteras eran ganadas a punta de acción.

Y no crean que la situación haya cambiado mucho en pleno Siglo XXI. Tal vez la modernidad haya escondido esa faceta del venezolano de disparar primero y averiguar después. Siempre sale. La muestra más patética la tenemos con la elección de un golpista en 1998, cuando los venezolanos, sin pensar, reventamos al sistema de partidos y lo elegimos Presidente, reivindicando lo venezolano de la acción primero y confiando en que “un militar arreglaría esto”. Pues no, lo estropeó muchísimo más.

Mariano Picón Salas reclama al venezolano pensante. Aquel que le da valor a la educación y la cultura como la única salida de nuestros países para salir adelante. La apreciación política que hace al momento de salir electo Rómulo Gallegos como Presidente de la República, revela su posición acerca de que es lo que debe ir primero en el interminable debate entre la fuerza de la razón y la razón de la fuerza: “Gallegos se nos trueca en símbolo viviente en que la inteligencia y la justicia acaban por prevalecer en el combate moral de las sociedades contra las fuerzas desatadas del atropello y de la tiranía”.

Es por eso que respalda un Plan pensado para la transformación del país realizado por Rómulo Betancourt: “He pasado varios días con el Plan de Barranquilla, y a pesar de mi desconfianza metódica de los documentos revolucionarios por primera vez he encontrado allí una tentativa clara y realista de la política venezolana…Nuestro problema es hacer un país moderno de esa tierra de doctorcitos, malos poetas e historiadores epopéyicos….”.

Decía en una nota pasada (ver Del Plan de Barranquilla al Proyecto País Venezuela en http://ticsddhh.blogspot.com/2015/02/del-plan-de-barranquilla-al-proyecto.html) que ese plan ha marcado a Venezuela hasta el presente, y que aunque este fuera de corte comunista, elaborado por unos jóvenes dominados en ese entonces por esa ideología, llegaron con esas ideas en la cabeza al poder 30 años después y lograron ser firmantes de una nueva Constitución. No en vano pensar y ejecutar, así sea para el largo plazo, paga y paga muy bien.

Al decir de Ramón J Velásquez: “es de Mariano Picón la idea, que luego hace suya los programas de Betancourt, en cada aldea venezolana una escuela, en cada pueblo venezolano un liceo, y en las capitales de los Estados, Institutos Pedagógicos para formar profesores…”. Educación, educación y más educación. Y así se hizo. Rómulo Betancourt respaldó como el político inteligente que fue, el pensamiento de Mariano Picón Salas. Mucho nos hubiéramos ahorrado de la tragedia venezolana del presente si los actuales políticos hubieran seguido las recomendaciones de la gente pensante.

“Picón Salas no solo declara su adhesión al Plan de Barranquilla: va mas allá y le propone a Betancourt la realización de un acelerado proceso educacional para crear en Venezuela un Nuevo Tipo de Hombre. La batalla modernizadora, en su opinión, debía iniciar una nueva clase que se debía formar con el maestro, con el profesor; clase que debía ser preparada con una educación moderna de base económica” (1).

Fuera de toda la experiencia política y diplomática que le distinguió toda su vida, nuestro énfasis en Mariano Picón Salas es en su faceta intelectual,  el escritor insigne, fundador de la Facultad de Filosofía y Letras en el momento de la construcción de la Ciudad Universitaria de la UCV en 1945. “Mariano Picón Salas tiene la osadía de crear una Facultad de Humanidades cuando el pensamiento dominante clama por la formación de técnicos…”. Luego de ver la entrevista de Moisés Naim a Fareed Zakaria, relatada en mi anterior nota (ver En defensa de la humanidades http://ticsddhh.blogspot.com/2015/11/en-defensa-de-las-humanidades.html) casi me convenzo que Zakaria saco su tesis del rescate de las humanidades de nuestro Mariano Picón Salas. Necesitamos con urgencia escuelas donde se enseñe a pensar en Venezuela. Hoy no es un lujo, es una necesidad.

La obra de Picón Salas es de alcance universal. Hay que recordar que fue Miembro de la Academia de la Historia de Venezuela, Colombia y Argentina, y de la Real Academia de la Historia de España, clase de distinciones rara vez vistas en algún compatriota. En 1954 recibe el Premio Nacional de Literatura que comparte con Arturo Uslar Pietri. Ese mismo año es mencionado como candidato al Premio Nobel de Literatura.

Del video magistral reseñado en esta nota resaltamos su propio sentir: “He hecho lo que pude en una vida que los 20 años soñé sedentaria y se pobló de accidentes. Tampoco la literatura, suma consolación en los días malos, fue mi exclusivo oficio. He sido profesor con cariño por su cátedra. Funcionario un poco indisciplinado, y de petulantes iniciativas que a veces incomodaban a los jefes. Diplomático eventual y periodista, sobre todo he tenido una profesión, mis compatriotas y contemporáneos saben en qué estriba esa profesión de llamarse venezolano. Es decir, de actuar y pensar en un país en tormentoso y contradictorio proceso de crecimiento. Un país que todavía está descubriendo ríos y riquezas geográficas que parece entra al futuro con un pánico y una utopía no muy diversa a la de aquellos primeros exploradores que penetraban en las selvas de América…(Subrayado nuestro).

En otras palabras un venezolano de profesión, con un profundo amor por este país que requiere que sus hijos piensen y actúen el medio de un “tormentoso y contradictorio proceso de crecimiento”. Que puedan guiarlo, en una suerte de jornada de exploración de su propia grandeza, a ese futuro que está por descubrirse. Estoy seguro que tenemos esos venezolanos pensantes, que señalarán pronto la ruta, como lo hicieran esos primeros exploradores de América, adentrándose en la peligrosa selva que ya se nos presenta al frente como un hecho inevitable…

Caracas, 17 de Noviembre de 2015

Twitter:@laguana

(1) De la Educación, Las Ciencias Sociales y La Filosofía, Eduardo Rodríguez, compilador pág. 267-268 en http://goo.gl/pGll5J.

viernes, 13 de noviembre de 2015

En defensa de las humanidades

Por Luis Manuel Aguana

La extraordinaria entrevista que le hiciera Moisés Naim al periodista Fareed Zakaria (les recomiendo altamente ver Defensor de Humanidades-Efecto Naim-Episodio 193 https://youtu.be/m8XEqJV-LII), analista político y una de las personalidades más influyentes de la política norteamericana y el mundo en general, me causo una enorme sensación de reivindicación profesional como nunca lo hubiera esperado de una semblanza periodística.

Y es la verdad. Luego de haberme pasado un poco más de la  mitad de mi vida dedicado a la tecnología, nunca me sentí mejor y más completo profesionalmente en mi educación sino después de haber experimentado el mundo de lo que llamamos “humanidades” o estudios liberales, como lo llaman en Norteamérica.

En efecto, mi formación base fue eminentemente técnica y no se abordaron allí tópicos humanísticos, cosa que llegué a realizar posteriormente en mis estudios de postgrado, Maestría y Doctorado, sin ninguna guía para llegar allí, solo basado en mi intuición. Y sorprendentemente es tal como indica Zakaria en esa entrevista, nada te permite entender mejor el mundo de las personas como internarte en la formación humanística. Si bien mi educación técnica me dio la lógica y el sentir de que va primero y que va después, la otra me hizo ubicar eso en el contexto humano correcto.

Muchas veces he visto como personas con solo una formación técnica se hallan perdidos en el océano del mundo, dando soluciones a los problemas desde una sola perspectiva, sin un referente de mayor jerarquía e importancia, impidiendo que ese corsé técnico le permita pensar como un ser humano.

Recuerdo con mucho respeto una anécdota con el Prof. Alberto Armitano, a la sazón Director Ejecutivo de Educrédito, siendo yo estudiante de la Maestría de Administración del IESA hace 35 años. Hice, junto con un grupo de compañeros del curso Estructuras Organizacionales, un estudio de Clima Organizacional en esa pequeña organización. Allí me correspondió entrevistar al Prof. Armitano, para ese entonces una autoridad en materia educativa.

Para mi sorpresa, fui yo el entrevistado. Armitano me pregunta cuál es mi formación universitaria, y le respondo que me gradué en Ciencias de la Computación, con una especialización en Estructura del Computador, Electrónica y Comunicaciones. En la conversación que siguió me pidió que le explicara qué era eso. Al hacerlo le dije que un especialista como yo era capaz de diseñar y construir una computadora desde sus componentes discretos (de hecho esas eran nuestras prácticas usuales en el laboratorio de electrónica digital en la Escuela de Física y Computación) y de plantearse desarrollos en las áreas de software y hardware operativos. Me sorprendió su tajante respuesta: “¡Muchacho! ¿¡Y qué carajo estás haciendo tú aquí!?” Es claro que el Prof. Armitano se refería a que hacía yo en Venezuela, donde ese conocimiento no tenía absolutamente nada que ver con nuestras realidades.

Nunca olvidé esa conversación porque no solo apliqué muy poco de ese conocimiento técnico más allá de mis clases durante esos años en la Facultad de Ciencias e Ingeniería en la UCV y la UNIMET respectivamente, sino porque me motivó a seguir buscando eso ultimo que solo encuentras cuando logras equilibrar esa formación base con aquella que te permite expresarte completamente como persona.

El haber realizado estudios de postgrado en administración, gerencia, derechos humanos, una maestría en economía internacional, y todos los seminarios de un doctorado en estudios del desarrollo, implicó una navegación intensa en las ciencias del ser humano y formación política. Tenía razón Armitano, ¡qué carajo hacia allí si lo que sabía no servía para nada en el contexto humano! Entonces tenía que hallarlo...

Paradójicamente como bien indica Zakaria, la gente joven en los Estados Unidos y del resto del mundo lo que desea ahora hacer es lo que yo hice hace 40 años, estudiar tecnología, porque ven en eso el desarrollo futuro del hombre. Por experiencia propia esa educación sin contenido humanístico no es suficiente y tiene muy poco valor si su aplicación e interpretación en la gente va sin contenido. En otras palabras, un “que” sin un “para que” destinado a las personas no tiene ningún valor ni impacto en la sociedad.

Desde esta pequeña tribuna de la red donde trato de difundir y alertar de los peligros de la tecnología que hemos creado y que se ha utilizado para violar derechos humanos, y del estudio de las realidades políticas actuales de Venezuela, reivindico las humanidades como el estudio del fin último de esta creación del hombre, que es el hombre mismo. En palabras de Fareed Zakaria, lo humanístico “es una educación que no lo está preparando para su primer trabajo, sino para su sexto trabajo. Así que hay que preguntarse, cuales son las habilidades básicas que necesito, las habilidades que serán útiles toda mi vida: pensar, escribir y leer…””…comienzas a desarrollar amor por aprender, eso es lo que te da una educación en humanidades…”. Nada puede ser más verdadero, lo puedo certificar desde mi propia experiencia.

Zakaria publicó un libro titulado “In defense of a liberal education” (“En defensa de una educación liberal” o para mejor entendimiento local, “En defensa de una educación en humanidades”), donde enfatiza la importancia de la educación en humanidades en un mundo que ahora cree que solo el saber de lo técnico, de computadoras, programación y tecnología digital es suficiente para arreglarlo. Eso lo creí yo y estaba equivocado. Da dos ejemplos de empresas exitosas, Apple y Facebook, que volcaron su saber tecnológico en las personas, obteniendo un éxito sin precedentes.

En Venezuela están cerrando secciones completas de humanidades en la educación media porque consideran esos estudios como superfluos y sin incidencia en el desarrollo del país. Debemos vencer esa perspectiva atrasada y fortalecer más bien las carreras  tecnológicas con estudios humanitarios de mucho nivel, ya que se enfatiza que para que esos estudios tengan sentido deben ser de muchísima calidad. El ejemplo en el video acerca del reforzamiento humanístico de los médicos en universidades norteamericanas para mejorar sus niveles de diagnóstico es solo un ejemplo de eso.

“…Para mí lo más importante para cualquier tipo de trabajo es la habilidad de escribir con claridad y de manera concisa, porque saber escribir bien es saber pensar. Si sabes programar, vas a Intel y puedes trabajar en un microchip con otras 2000 personas que también saben programar. Lo que te hará diferente de los demás es cuán bien puedas comunicar tus ideas…”. Debo excusarme con ustedes por haber escrito en primera persona en esta nota, pero creo que era necesario para explicar desde mi propia experiencia el rescate que hace Fareed Zakaria de las humanidades en el mundo. Alguien también tenía que defenderlas en Venezuela, en especial si ese alguien comenzó su carrera construyendo computadoras en un laboratorio de electrónica y  afortunadamente lo entendió a tiempo…

Caracas, 13 de Noviembre de 2015

Twitter:@laguana