Por Luis Manuel Aguana
Tengo que agradecer a mi buen amigo Alfredo Coronil Hartmann el haber
prologado en su blog mi última nota titulada “Una solución incluyente” (ver http://ticsddhh.blogspot.com/2015/12/una-solucion-incluyente.html),
mas aun considerando que este tipo de cosa usualmente solo se ve aplicar en los
libros, y no para la entrada de un blog (ver Proemio Razonado de Alfredo
Coronil Hartmann en
http://pararescatarelporvenir.blogspot.com/2015/12/una-solucion-incluyente-por-luis-manuel.html).
Quién sabe si esté haciendo historia en las redes del ciberespacio…
En realidad nunca leí de Alfredo el término “fijación sexual” que es la explicación que anota a lo que el llamó
mi “campaña incansable” a favor de una Asamblea Nacional Constituyente. Es
posible que se me haya pasado entre tanto texto que circula en las redes y que
es imposible leer en su totalidad. Igualmente no me hubiera extrañado por la “mordacidad
congénita” que él mismo se atribuye y de la que puedo dar fe pública por su
excelente estilo de escribir.
Pero lo que si le alcancé a leer fue el atribuirme una “obsesión psicopática”, que a todos los
efectos intentaba indicar lo mismo que lo anterior que no leí, en un intento de
darle una interpretación al porque una persona se dedicaba tanto a un tema del que
se consideraba poco amigo, por las razones que expone en su proemio (palabra no
usual que significa prólogo, según el DRAE).
En esa oportunidad le contesté a Alfredo el porqué
efectivamente me consideraba obsesivo-compulsivo en relación al tema
Constituyente en una nota especialmente dedicada a ese término (ver Obsesión
sicopática en http://ticsddhh.blogspot.com/2015/01/obsesion-sicopatica.html).
Pero al César lo que es del César. Alfredo recoge sus expresiones anteriores, y
diciendo: “…“recojo mis frijoles” y
apoyo públicamente la solución incluyente que retoma, con
su ímpetu acostumbrado, Luis Manuel Aguana”, comienza a mirar este asunto desde
otra perspectiva.
Públicamente igual le agradezco a Alfredo
Coronil Hartmann ese apoyo y también acompaño su sugerencia que “la oposición concurra a
esas discusiones con un anteproyecto, elaborado con buena técnica
constitucional y previamente aprobado por los partidos y elementos integrantes
de la nueva mayoría parlamentaria”. Pero esto solo ocurrirá en el caso de
que a los partidos les caiga la locha que es necesaria la convocatoria
Constituyente para acordar construir entre todos este país, cosa que siempre he
dudado, como lo expongo más adelante.
Pero así como Alfredo, otros están en mayor o menor grado “recogiendo
sus frijoles”, pero no por las mismas razones. El tema, como bien indica
Alfredo es una cosa que “debería nacer de
la madura reflexión de lo mejor del pensamiento constitucional del país”. Pero
los oficiantes de la política tradicional pueden distorsionarlo-y ciertamente ya
lo han hecho- de tal manera y convertirlo en una “Constitución más”, que sume a
las ya 26 de la historia, para darle continuidad a eso que provocó precisamente
lo que estamos tratando de resolver, intentando detener el cambio del sistema político
del país a favor de los Estados y la descentralización.
Para mí una Constituyente, paradójicamente, no tiene como objetivo
hacer una nueva Constitución. Ese es el RESULTADO de un Pacto de convivencia
entre los venezolanos, siendo la Constitución el texto que recoge en blanco y
negro los términos de ese Pacto. Es por eso que el último Pacto duró 40 años, y
hubiera durado más si quienes debieron haberlo interpretado y defendido no se
hubieran beneficiado de él a expensas de las necesidades del pueblo. Y una
nueva durará y será respetada en tanto y en cuanto el Pacto acordado sea
respetado primero.
Lo que se hizo en 1999 NO FUE UNA CONSTITUCION en los términos arriba
señalados. Allí no hubo Pacto o acuerdo entre los venezolanos. Fue la
manifestación de una parte del país pasando por encima de la otra. Fue un texto
dirigido en su parte activa a atornillar a la persona que la propuso, engañando
a todos los venezolanos, incluyendo a su oposición, indicando el mantra que esa
era “la mejor Constitución del mundo”, frase que aún repiten como loros
amaestrados.
Pues no amigos, hay que hacer un nuevo Pacto, pero esta vez entre
todos los representantes de pueblo, legítimamente elegidos en elecciones
auténticas. Una Constitución a mi juicio no es un texto legal, aunque su construcción
y técnica sean de esa naturaleza. Es un texto político de una profundidad tal
que de allí deriva el futuro de una Nación.
Es por eso que en el espíritu de lo que queremos hacer para que
nuestro país renazca de sus cenizas, debemos discutir PRIMERO cual es la arquitectura
del país que deseamos y DESPUES que lo hayamos diseñado, entregarles eso a los
abogados y constitucionalistas para que lo escriban en una Constitución.
Nosotros tenemos una propuesta de arquitectura en un documento
titulado Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/)
que hemos puesto a la orden de todos los venezolanos como una solución para el
renacimiento de Venezuela. Ese es el Pacto que deseamos que se discuta entre
todos, pero sobre todo con la otra parte del país que voto por el gobierno, y
que cree que no hay otra salida que la confrontación.
Por eso es que no creo que la cosa no sea simplemente dejar que los
abogados hagan lo que le corresponde hacer al POLITICO -sí en mayúsculas- porque
no me estoy refiriendo al politiquero que está oliendo como quedo yo allí si se
presenta que tenemos que hacer una Constituyente, como está empezando a pasar.
En lo personal nunca he creído que a los políticos, que fueron los creadores
del fenómeno Chávez en 1998, les interese que el ciudadano discuta el país en
un foro Constituyente. Esos son los mismos que dicen que Venezuela ha tenido
muchas Constituciones, sin la grandeza ni la profundidad necesaria para
entender lo que está pasando aquí más allá de sus intereses.
Si solamente tuviéramos unos pocos que tuvieran el coraje de “recoger
sus frijoles” como lo ha hecho Alfredo, porque al final entendieron que hay que
pactar una nueva realidad de Venezuela entre TODOS los venezolanos, estoy
seguro que acortaríamos el camino y muy pronto estaríamos entrando en la
modernidad del Siglo XXI. Al parecer ese camino está empezando a ser más ligero…
Ah, y ¡salud también para ti Alfredo!
Caracas,
18 de Diciembre de 2015
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana