domingo, 12 de marzo de 2017

Un anhelo de cambio para Venezuela

Por Luis Manuel Aguana

Si quieres construir un barco no empieces por buscar madera, dar órdenes y distribuir el trabajo. En su lugar, enseña a los hombres a anhelar la inmensidad infinita del mar.Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944)

¡Qué hermosas y sabias palabras del autor de El Principito! Me vienen a la mente cuando entramos en esa disyuntiva, que incluso nos persigue a nosotros mismos, de lograr recoger el mínimo necesario para convocar al depositario de la soberanía con el fin de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario.

Si pudiéramos enseñar de una vez a todos los venezolanos a “anhelar la inmensidad infinita del mar” que representa dar a conocer en todo su extensión un nuevo Proyecto de País (ver Proyecto País Venezuela Reconciliada vía Constituyente, en http://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html), no hiciera falta sino un solo día para recoger, no digo las 3 millones de firmas que hacen falta, sino 10, 11 millones o todo el Registro Civil y Electoral completo, habida cuenta del profundo deseo de cambio que tenemos todos los venezolanos. Pero no hemos convencido a todo el mundo, y nos encontramos igualmente con una urgencia de cambio que no es precisamente la de tener un mejor país sino la necesidad de poder comer mañana. Así de trágica es nuestra la situación. Ese es el cambio que piden ahora los venezolanos.

Es por eso que la cosa se traduce en hacer las dos cosas al mismo tiempo, enseñarle a la gente a anhelar ese vasto e interminable mar que representa soñar con que podemos tener un mejor país, y a la vez hacer lo que tenemos que hacer, recogiendo las firmas necesarias para llegar a ese mar. Lo primero no es incompatible con lo segundo. Lo urgente no es incompatible con lo importante.

Y aunque algunos firmen por diferentes motivaciones, al final el resultado será el mismo: discutir cual debe ser el país que deberíamos tener después de la ruinas que nos están dejando, luego que una Asamblea Nacional Constituyente en funciones decida quienes deberán conducir el país en el aquí y el ahora.

Sin embargo existe una corriente opositora de opinión que no cree en un proceso Constituyente de la mano del pueblo, utilizando a su favor la urgencia que sienten los venezolanos de cambio inmediato. La hipótesis que manejan es un movimiento cívico-militar que se “encargaría” de realizar un gobierno de transición hasta la convocatoria a elecciones. Parte del supuesto que los militares que ejecuten eso serán “demócratas”, que como en 1958 “entregarían” sin problemas el gobierno a un régimen civil y regresarían a sus cuarteles (ver Larrazábal II y cuando entran los militares, en http://ticsddhh.blogspot.com/2016/12/larrazabal-ii-y-cuando-entran-los_14.html). Respetuosamente nosotros no compartimos ese criterio.

¿Por qué insistimos y creemos tanto en un proceso de la mano del Poder Originario? Precisamente porque nadie estaría en control de lo que ocurra sino el mismo pueblo empoderado de su soberanía, quien determinaría los mecanismos y las formas de ese proceso, constituyéndose en garante de que nadie influya en las decisiones que allí se tomen.

De allí que las Bases Constituyentes que hemos propuesto sean lo suficientemente amplias para que el proceso fluya, desde la recolección de firmas hasta la redacción de una nueva Constitución. El mismo proceso originario se encargaría de la transición del gobierno desde la primera semana de sesiones de la nueva Asamblea Nacional Constituyente. Algunos están convencidos que salir del gobierno primero para después hacer una Constituyente son soluciones complementarias cuando de hecho son en esencia excluyentes.

Si en Venezuela no ocurre un Proceso Constituyente Originario de la mano de la población, estaremos condenados a esperar un golpe de los militares con un futuro incierto o la profundización del castrocomunismo. No queremos ni lo uno ni lo otro. Los militares deben entrar a respaldar este proceso civil cuando la soberanía expresada en firmas así se los exija.

Y si no lo hacen de entrada, proceder entonces a ejecutar una fase de exigencia diferente a través de un proceso de resistencia civil no violenta. Así es que lo entendemos en la Alianza Nacional Constituyente. Entonces el Proceso Constituyente Originario se convierte en el primer paso de lo que he llamado una Insurrección Civil Constitucional (Insurrección Civil Constitucional, en http://ticsddhh.blogspot.com/2017/02/insurreccion-civil-constitucional.html).

Ahora bien, ustedes se preguntarán, ¿y por qué no hacerlo desde ahora? ¿Por qué no ir desde ya a la resistencia civil no violenta? Porque no hemos cubierto todavía todas las soluciones planteadas en la Constitución. Porque aún no nos hemos expresado solicitando la convocatoria del Poder Originario, quien al final es el que determina el curso de la historia de un país por encima de las pretensiones de cualquier gobierno.

Lamentablemente los partidos de la oposición organizada no creen en eso porque así lo han demostrado. Han sucumbido a las imposiciones de una dictadura, queramos o no reconocerlo; y aun piensan que negociando con esa dictadura y concurrir a “relegitimarse” con ella se podrá resolver electoralmente el problema. Dejaré a la historia frustraciones de estos últimos años que responda a eso. Pensamos que ya es tiempo de que la población se encargue. Poco a poco se está convenciendo de eso en todo el país al respaldar al Proceso Constituyente Originario.

Enseñar a “anhelar la inmensidad infinita del mar”, como decía Antoine de Saint-Exupéry, es el camino más lento pero el más efectivo. Afortunadamente hemos constatado en las regiones que se ha entendido a cabalidad esta aspiración, ese anhelo de cambio profundo del país. Pronto veremos los barcos ya construidos surcando ese mar buscando un horizonte diferente para Venezuela, a pesar de mucho politiquero vivo que aprovechando la urgencia de todos, todavía desea que la gente se quede en la orilla reviviendo un pasado insepulto ya muerto desde 1998…

Caracas, 12 de Marzo de 2017

Twitter:@laguana

miércoles, 8 de marzo de 2017

El riesgo de la Libertad

Por Luis Manuel Aguana

“La gente no se da cuenta de sus capacidades. El problema es una sociedad que se ve enfrentada, para mí, a la siguiente pregunta: ¿cuánto estoy dispuesto a pagar para rescatar mi libertad? Las sociedades se rescatan asumiendo el riesgo……Hay un problema de inspiración. Recuérdate, la palabra inspiración es fundamental. Entonces digo, si la palabra libertad no es suficiente para ti, no sé que será. Fíjate, la Constitución americana, que fue la primera de América, no habla de democracia, sino de libertad. Libertad, libertad, libertad. Nosotros nos la pasamos hablando de la Constitución… Evadimos el problema. Te sacan la constitución, ¡igualito que como lo hacía Chávez, por cierto! Entonces la sacan, y no te hablan libertad, porque la libertad es una ambición mayor…
…Y acarrea un riesgo mayor también…
…Exacto. Acarrea un riesgo mayor. Entonces es mejor hablar de la Constitución. Pero la libertad sí tiene un costo, que fue lo que pasó en Yugoslavia. Los jóvenes se dieron cuenta de que si querían libertad tenían que sacar a Milosevic. Y lo forzaron a salir. Pero no fue con bailoterapia. Y en Ucrania, y en Egipto fue igual…”.

Lo anterior es un breve extracto de la entrevista que le hiciera el portal PanamPost al Embajador Diego Arria hace pocos días y que creo que no ha circulado lo suficiente por las redes (ver “La Oposición venezolana es chavista light” en https://es.panampost.com/orlando-avendano/2017/03/01/diego-arria-la-oposicion-venezolana-chavista-light/).

Y digo que no ha circulado lo suficiente porque si los venezolanos desean conocer el porque aun nos encontramos entrampados en esta arena movediza que es la Venezuela actual tiene la obligación de leer esa entrevista. Siempre he coincidido con el Dr. Arria en algo que es fundamental para cualquier análisis político de Venezuela: la calidad de nuestra oposición es el principal obstáculo que existe para alcanzar nuestra libertad. En otras palabras, con lo que tenemos actualmente como oposición no saldremos de esta tragedia.

Pero en esta oportunidad dejaré en paz a la oposición oficial. Ya el Dr. Arria se encargó de describir con detalle esa historia de desaciertos mejor que nadie. Deseo concentrarme en algo sumamente importante que Arria expresó en relación con la Libertad y que me tome la licencia de copiar de su entrevista.

¿Estarán los venezolanos entendiendo a cabalidad la naturaleza del problema que tenemos? Si alguien no entiende un problema difícilmente podrá encontrarle una solución. Aquí no estamos hablando que el régimen “no le deja hacer elecciones a la oposición” sino a la violación del derecho que tenemos los venezolanos de elegir libremente (resaltado) a quienes deben conducir los destinos de la nación. No es una diferencia sutil. Es la negación de una libertad fundamental reseñada en todos los tratados internacionales de Derechos Humanos, comenzando por la Declaración Universal (Articulo 21).

Y aquí no estamos hablando que el régimen haya centralizado la comida y decida a su real saber y entender quien debe y quien no debe recibir alimentos en todo el país, es la negación de la libertad de tener “…un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios…” como reza el Artículo 25.1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El régimen nos ha quitado la libertad de conseguir ese nivel de vida adecuado a todos los venezolanos.

Cuando el régimen cierra una estación de radio o televisión, o suprime la señal de un canal internacional de noticias, haciendo algo que llaman “hegemonía comunicacional”, no solo esta atropellando los derechos de esas personas jurídicas, está negando nuestra libertad de decidir que es verdad o es mentira, atribuyéndose un derecho que solo les corresponde a los ciudadanos de este país. El valor primario aquí es la libertad de los venezolanos. La lucha es entonces por recuperar nuestra libertad.

La libertad es un valor fundamental del hombre. De allí parten todas las luchas que la humanidad ha tenido desde que existe la civilización. Los venezolanos somos herederos de una gesta libertadora de 5 naciones sin precedentes en el mundo. Con la frase “Libertad, igualdad, fraternidad” nació la Revolución Francesa, y en el “siglo XIX se convirtió en el grito de los republicanos y liberales a favor de la democracia y del derrocamiento de gobiernos opresores y tiránicos de todo tipo” (ver https://es.wikipedia.org/wiki/Libert%C3%A9,_%C3%A9galit%C3%A9,_fraternit%C3%A9).

Entonces el problema venezolano se resume en una sola palabra: libertad. Y la solución pasa por responder a la siguiente pregunta: ¿Cómo la recuperamos? Cuando a una persona la persiguen y la encierran, el castigo es quitarle la libertad. Cuando el régimen nos quiere tutelar e indicarnos que hacer y que dejar de hacer, como por ejemplo aquella reciente barbaridad de los billetes de 100 bolívares, se arroga una libertad que no le corresponde, que es nuestra y nos la ha secuestrado.
                            
La democracia es una consecuencia de vivir en libertad. Tiene que haber la segunda para que exista la primera. Pero vivir en libertad tiene un costo. O mejor dicho, quien ha perdido su libertad no sabe lo que ha tenido hasta que la pierde. Eso es lo que nos está pasando a todos en mayor o menor grado. Y recuperarla implica riesgos, riesgos que no todos están dispuestos a correr. Y allí precisamente está la clave de todo este enredo.

Tenemos que identificar quienes están dispuestos a correr riesgos por la libertad de Venezuela. De entrada identificamos a Leopoldo López, el resto de los presos políticos y aquellos que estando en el exilio elevan la fortaleza de sus convicciones por la libertad de Venezuela. Pero lamentablemente ellos continúan presos y exiliados. ¿Quiénes siguen? Basados en ese criterio, los venezolanos deberán hacer su propio ejercicio y ponderar con quienes podrán contar, desechando figurones de la política que han sido el principal obstáculo  para recuperar la libertad. Basándonos en ese criterio no será difícil hacer el ejercicio, separando la paja del trigo.

Pero no basta con identificar personajes, hay que medirlos en su oferta al país y en la inspiración que demuestren al presentarla, como indica Arria. Los jóvenes de Yugoslavia, Ucrania y Egipto se organizaron asumiendo los riesgos y tuvieron éxito. Fueron inspiradores de una gesta que condujo a la libertad. Pero es condición necesaria desear la libertad y trabajar por ella. No es un regalo, hay que ganárselo.

¿Estará Venezuela condenada a ser una “República aérea”, como sentenció el Libertador en 1812 en el Manifiesto de Cartagena?  ¿Será como indicó Bolívar, que “el pueblo venezolano no está preparado para el bien supremo de la libertad”? Eso pareciera corroborarlo el rosario de fracasos y traiciones opositoras, muchos de ellas producto del abierto colaboracionismo y torpezas combinadas.

Pero esos son fracasos de la dirigencia política, no del pueblo. Nosotros somos las victimas de todos esos desaciertos. El pueblo venezolano ha demostrado con muertos estar ya preparado para ese bien supremo. Creemos que Venezuela no está condenada a vivir sin libertad y por eso hay que dejar que crezca y se desarrolle ese deseo y sus hijos se hagan ciudadanos. De eso se trata precisamente el Proceso Constituyente de carácter Originario, del empoderamiento del pueblo en su Soberanía para recuperar su libertad y la respuesta a la pregunta del cómo hacerlo. Pero nadie podrá hacerlo por nosotros. Solo nosotros podremos asumir cabalmente el riesgo que conlleva disfrutar de un país en libertad.

Caracas, 8 de Marzo de 2017

Twitter:@laguana