sábado, 4 de septiembre de 2021

El descarrilamiento de Venezuela

Por Luis Manuel Aguana

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De algunos años trabajando en la C.A. Metro de Caracas, y aún muchos más en la lucha desde la sociedad civil por el adecentamiento de esa empresa del Estado destruida como el resto del país, aprendí el término “descarrilamiento” de un tren. Ese es uno de los eventos más peligrosos para los pasajeros y operadores de un tren dentro de un túnel del Metro. Significa que el sistema ya no tiene el control de lo que sucede porque el tren se salió de los rieles por alguna razón y la inercia puede hacerlo chocar contra de las paredes del túnel provocando un incendio que acabe con la vida de los pasajeros. El descarrilamiento de un tren a campo abierto tendría las mismas o peores consecuencias de muerte y destrucción al salirse el tren del los rieles y volcarse, perdiéndose la carga y la vida de los pasajeros.

Venezuela se encuentra en una situación similar. El país venía montado sobre unos rieles institucionales que resistieron lo que pudieron los avances de la destrucción de un régimen que ha subvertido el orden constitucional, logrando que en Venezuela no exista ningún poder constitucional legítimo en el país. Ni la Presidencia de la República ilegitima de Maduro desde su elección ilegal del 20 mayo de 2018, ni la Asamblea Nacional ilegalmente electa el 6 de diciembre de 2020, ni el Tribunal Supremo de Justicia ilegitimo que despacha de manera inconstitucional con Magistrados perseguidos en el exilio, ni un Poder Ciudadano, ni Poder Electoral legítimos precisamente como consecuencia de la ilegitimidad de los anteriores, hicieron descarrilar a Venezuela.

El país descarriló porque sus rieles institucionales fueron destruidos por el régimen. El esfuerzo por rescatar una nula institucionalidad a través de una Presidencia Encargada insostenible en el país no han sido exitosos al punto que se ha terminado en un “Memorando de Entendimiento” a todas luces escrito por el régimen y avalado por la oposición oficial, quien ha acordado asistir a unas elecciones regionales sin siquiera haber negociado unas condiciones en México, que fue una de las razones que en primer lugar justificó su presencia allí.

Ahora bien, si tenemos un tren descarrilado –Venezuela- ¿cuál debería ser la principal preocupación de quienes buscan retornar a la normalidad del país? ¿Recoger las personas y la carga que se volteo en el descarrilamiento usando carretas llevadas por burros, o volver a poner el tren sobre sus rieles, así se encuentre chocado, para continuar la vida del país? Esa es la gran diferencia entre los que buscamos EL RESTABLECIMIENTO CONSTITUCIONAL de las instituciones y aquellos que piensan que mejor es continuar el camino en burro. Estos últimos no llegaran muy lejos porque su problema no es salvar la carga y las personas que se descarrilaron con el tren sino incentivar el lucrativo negocio de las carretas tiradas por bestias. En eso los acompaña el régimen, que en primer lugar fue el que dinamitó los rieles institucionales para que el tren se descarrilara.

Por supuesto que la gente se halla en la mitad de la nada y desea que alguien resuelva cómo  volver al camino. Entonces aparecen las opciones de carretas tiradas por burro o poner el tren de nuevo en sus rieles. La primera opción luce como más inmediata aunque no resuelva el problema de fondo que es recuperar el tren y su dirección, profundizando el problema porque esta no está planteada para resolver lo que en principio fue la causa del descarrilamiento. Unas elecciones para ningún tipo de cargo público resuelve el hecho que los gobernadores y los alcaldes sirven de nada con un país con un régimen autoritario que ha militarizado y empobrecido a todas las regiones del país centralizando criminalmente los medios de subsistencia de los ciudadanos. Esas son las carretas tiradas por burros de la oposición entregada al régimen.

Por otro lado estamos quienes le decimos al país que hay que reconstruir los rieles rotos y mondar de nuevo el tren sobre ellos para continuar el camino. Esa opción no es tan difícil como la pintan aquellos que tienen el negocio montado de las carretas con burros. Sin embargo supone que todos, incluyendo aquellos que se han beneficiado del negocio de las carretas y quienes dinamitaron los rieles en primer lugar, entiendan que es mejor para todo el mundo –incluso para ellos- que hagamos lo que se tiene que hacer para que el tren llamado Venezuela siga su camino. Y que luego de que eso ocurra, todos ellos pueden volver al negocio que deseen porque el país ya estará montado sobre los rieles de nuevo.

El planteamiento de ANCO y de todos aquellos firmantes del Pacto de Restablecimiento Constitucional agrupados en la Conferencia para el Restablecimiento Constitucional y Democrático y su Consejo Rector, es trabajar para que entre todos volvamos a poner el tren en funcionamiento sobre nuevos rieles institucionales que solo pueden producirse cuando convoquemos al pueblo venezolano a un proceso Constituyente de carácter Originario. Se dice fácil pero no lo es en el actual estado de cosas.

Insistimos que ese proceso en este momento de la vida del país debe ser convocado como producto de una negociación entre todos los involucrados: la sociedad civil venezolana, la oposición oficial, el régimen y la Comunidad Internacional, en especial los países que tienen intereses directamente afectados por la grave crisis venezolana, como es el caso Colombia, receptores principales de la ola migratoria desatada por la destrucción política, económica y social del país.

Ese sería el cuadro de una nueva mesa de diálogo con los verdaderos actores del problema: los causantes (el régimen), los afectados (la sociedad civil), la representación política reconocida internacionalmente (la MUD y Juan Guaidó) y la Comunidad Internacional (actuantes de las sanciones). No sería un dialogo entre un supuesto e inexistente “Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela” no reconocido como legítimo por los venezolanos pero actores armados de facto de este problema (como las FARC en Colombia), y la “Plataforma Unitaria de la Oposición” que no representa ni siquiera un 10% de los venezolanos agrupados en partidos políticos, pero reconocida simbólicamente por la Comunidad Internacional.

Tenemos en consecuencia que ampliar el enfoque de este problema e incluir a quienes si estamos realmente interesados en que una negociación para Venezuela si tenga una solución política. Hasta ahora los que hay son los que rompieron los rieles y los que se están beneficiando porque el tren se descarriló. Amanecerá y veremos si a la Comunidad Internacional, comenzando por los EEUU, le interesa continuar con un país con la carga y las personas montadas en carretas tiradas por burros o en un tren reconstruido sobre unos rieles nuevos para comenzar una nueva ruta con destino a la democracia y la libertad.

Caracas, 4 de Septiembre de 2021

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jueves, 2 de septiembre de 2021

Elecciones “casi” justas

Por Luis Manuel Aguana

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En una decisión ya tomada desde hace meses la MUD hace oficial su participación en las elecciones regionales convocadas por el CNE ilegítimo del régimen para el 21N. Es por eso que los venezolanos, acostumbrados a las decisiones de esta oposición nunca creímos que hicieran otra cosa.  Cada partido político “opositor” desde que se anunciaron las elecciones para el 21N comenzó en todo el país la acostumbrada ronda de zancadillas para apropiarse del puesto correspondiente para “competir” con el régimen en unas elecciones sin condiciones. En consecuencia no era de esperarse otra cosa diferente.

Pero, ¿qué es lo diferente ahora? La coincidencia de esa decisión con las negociaciones en México. Si la oposición política del régimen, así llamada por la Comunidad Internacional, fue a México, entre otras cosas, para precisamente buscar condiciones electorales justas, ¿porque antes de terminar las negociaciones se entrega y acuerda participar? Porque decir que “Sabemos que estos comicios no serán unas elecciones justas ni convencionales. La dictadura ha impuesto obstáculos graves que ponen en riesgo la expresión de cambio del pueblo venezolano. Sin embargo, entendemos que serán un terreno de lucha útil para fortalecer a la ciudadanía e impulsar la verdadera solución a la grave crisis de nuestro país: unas elecciones presidenciales y legislativas libres”, no es precisamente una manera de presionar al régimen para que cambie las condiciones en que las hará (ver Plataforma Unitaria participará en comicios del 21 de noviembre con la tarjeta de la MUD, en https://efectococuyo.com/politica/plataforma-unitaria-participara-en-comicios-del-21-de-noviembre-con-tarjeta-de-la-mud/).

La decisión firme de participar en ese evento electoral a espaldas del mandato de la Consulta Popular del Diciembre de 2020, no solo pone a quienes tomaron esa decisión en un claro desconocimiento del mandato del pueblo venezolano de exigir el cese de la usurpación de Nicolás Maduro Moros, para ir luego a unas elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y verificables (1ra pregunta de la Consulta Popular de Diciembre 2020), sino también a desconocer la decisión del pueblo de rechazar el evento electoral del 6 de Diciembre donde se eligió de manera ilegitima el parlamento que designó al CNE que convoca las elecciones del 21N (2da pregunta de la Consulta Popular de Diciembre 2020). No en vano Maduro quiere ver desde su sillón a Guaidó votando en esas elecciones para definitivamente validar ante el mundo su presidencia ilegitima frente a la legítima del Presidente Encargado.

Bien decía Einstein que el infinito se definía como el tamaño de la estupidez humana. Pensar con los bolsillos como lo está haciendo Henry Ramos Allup y el resto de sus socios y actuar con el régimen nos puede costar a los venezolanos un gran retraso en el rescate del país pero de ninguna manera significa que las decisiones que tomen para cogobernar con Maduro sean respaldadas por los venezolanos, y menos aun asistiendo con los ojos cerrados a unas elecciones “casi” justas, como ellos mismos las llaman, que sellarían la permanencia de Maduro en el poder.

¿Y por qué digo esto? Porque esa oposición mediocre no se ha paseado por la realidad de que aceptar el juego del régimen tiene consecuencias de cara a la Comunidad Internacional. El reconocimiento que ahora están dando oficialmente a ese evento electoral significa que cualquier país que le haya dado el reconocimiento a Juan Guaidó podrá dejar de hacerlo, porque si en nuestro propio país quienes supuestamente se oponen al régimen deciden de manera oficial que sus elecciones “casi” justas son válidas para ellos, nadie afuera en su sano juicio tiene porque decir lo contrario. Dirán con seguridad “ese es un problema de los venezolanos” y punto, dando por terminada cualquier discusión y aceptando que Maduro es el legitimo mandatario en Venezuela, echando por la borda el montón de muertos que nos ha costado a los venezolanos llevar al régimen de Maduro a negociar las sanciones por violar nuestros derechos humanos y destruir al país. ¿Se dan cuenta del porque les decimos cómplices de nuestra tragedia?

Esta situación será aun mas grave si la oposición reconocida internacionalmente acepta ir a un revocatorio con Maduro. Perdiendo ese revocatorio, a la oposición política no le quedaría más remedio que reconocer la presidencia de Nicolás Maduro Moros, dejando a la Comunidad Internacional sin argumentos para poder sostener a una Presidencia Encargada. Tal vez eso es en el fondo lo que desean los caimanes del G4 (¿se acuerdan como los dibujaba el gran Zapata en sus caricaturas de Zapatazos?) y recomponer una situación política mas de acuerdo a una Venezuela colaboracionista de Vichy.

Los venezolanos que deseamos un cambio perderíamos ese revocatorio porque se recrearían las mismas condiciones del 2004 cuando Chávez retrasó un año esa solicitud hasta estar preparado con sus Misiones y sus máquinas de lotería en el CNE manejadas por Jorge Rodríguez y programadas por SmartMatic, una empresa que se convirtió en multinacional con el dinero de los venezolanos producto del fraude electoral cometido. Y ahora se encuentran en mejores condiciones que el 2004 porque ya no están en Venezuela más de 5 millones de emigrados, con una plataforma técnica “Made in China” consolidada para el fraude en el CNE, y una oposición débil, dividida, corrupta y deseosa de hacer negocios con el régimen.

Los políticos lograrán sus elecciones como querían, pero, ¿quiénes resultaran perdedores en todo este drama? Los venezolanos. Y ustedes me dirán: ¡usted lo que quiere es que nos coma el tigre! Y yo les diría que ya el tigre nos comió desde hace tiempo cuando seguimos respaldando y permitiendo que los Henry Ramos Allup, los Leopoldo López, los Henrique Capriles, los Manuel Rosales, los Julio Borges y pare usted de contar, que todos conocemos, sigan representando los intereses de los venezolanos.

Tenemos que hacer un esfuerzo sobrehumano de buscar nuevas opciones, así nos equivoquemos. No podrá ser peor de lo que ya tenemos y que hay que cambiar urgentemente. Pero ya no será para esta vuelta electoral que ya perdimos por la aceptación de unas elecciones “casi” justas con el régimen por parte de una oposición vendida. Tendremos que lograr romper ese círculo vicioso y darle la confianza a otra gente. Pero antes, Maduro tiene que irse. Y para que eso ocurra debemos hacer realidad el mandato expresado por el pueblo venezolano en las Consultas Populares de 2017 y 2020, comenzando por expresar nuestro más firme rechazo a las elecciones regionales del 21N y no votar en esas nuevas elecciones ilegitimas y mucho menos en el revocatorio criminal que están cocinando en México. A Venezuela solo la salvaremos los venezolanos…

Caracas, 2 de Septiembre de 2021

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lunes, 30 de agosto de 2021

El revocatorio, la última apuesta

Por Luis Manuel Aguana

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No es nueva la discusión de si hacer una constituyente antes o después de haber salido del régimen de Nicolás Maduro Moros. De hecho, en un contexto político muy diferente en el país, comenté eso por un planteamiento del Dr. Jesús Petit Da Costa en el año 2014 (ver Constituyente: ¿antes o después?, en https://ticsddhh.blogspot.com/2014/05/constituyente-antes-o-despues.html) donde fundamentado en la máxima “se convoca la Constituyente para que redacte una Constitución que legitime el nuevo régimen y establezca el nuevo sistema político-jurídico, tal como lo conciben los que han tomado el poder”, despachaba de un plumazo cualquier intento de convocar al pueblo venezolano antes de salir del régimen.

Y el todo se centraba en el “para qué” convocar al constituyente, si para legitimar la situación política de los nuevos gobernantes, como se había realizado en toda nuestra historia republicana, o para crear un ecosistema institucional capaz de enfrentar los retos de una nueva Venezuela que necesita deslastrarse de los vicios del pasado para poder desarrollarse. Esta última proposición es la definición misma de nuestra propuesta en ANCO.

Un viejo dicho venezolano indica que “las cabras siempre tiran para el monte”, sugiriendo que aunque uno explique y explique las razones fundamentales sobre las que construimos nuestra propuesta de cambiar a Venezuela, El Gran Cambio, para legarle a nuestros hijos y nietos un país con las condiciones mínimas para poder crecer y desarrollarse sin necesidad de emigrar, todavía permanece la reminiscencia de un pasado que tira para el monte del retraso que provoco esta situación.

¿Por qué todavía hay gente que dice que hay que salir del régimen para poder ir a una Constituyente? Esa afirmación constituye en sí misma una contradicción. UNA VEZ QUE CUALQUIER FUERZA DESPLACE AL REGIMEN, ESTAS MISMAS FUERZAS DICTARÁN LOS TERMINOS SOBRE LAS QUE SE ERIGIRÁN LOS NUEVOS ACTORES EN EL PODER. Eso es lo que ha ocurrido siempre en Venezuela. Esa era precisamente la discusión sostenida con el Dr. Petit Da Costa en el 2014. Ustedes creen que si la oposición oficial le pone la mano al gobierno de este país hará una Constituyente? O peor aún, harán una Constituyente a su medida, como la que hizo Hugo Chávez en 1999 y el resto de los gobernantes que llegaron antes que el, después de una disrupción en el proceso político venezolano.

De allí la importancia trascendental de esta discusión. Les pregunto, ¿por qué creen Uds. que la oposición oficial se ha negado en redondo a la convocatoria Constituyente desde que se planteo el tema después de 1999? Porque serían desplazados por nuevos actores políticos y nuevas fuerzas que existen en el país dado el rechazo sin paralelo en la historia que han tenido todos los dirigentes políticos de ambos bandos, los del régimen y especialmente los de la oposición entregada, por la conducción deficiente de la grave crisis venezolana. La Constituyente sería como el ácido que limpiaría hasta el fondo el escenario para darles oportunidad a otros actores en la escena política nacional. Ese es el verdadero problema que tenemos entre las manos.

Cuando sugerimos que en el marco de un nuevo proceso de negociación político que se debe dar en Venezuela para hacer el intento de salir pacíficamente de este hueco en donde nos han hundido, tanto el régimen como su oposición, lo hacemos en la convicción que solamente el pueblo venezolano será capaz de resolver la profunda crisis que nos aqueja. Y el UNICO instrumento constitucional y pacífico que tenemos es convocarnos todos en una Constituyente para REFUNDAR el país, como lo hemos planteado desde hace muchos años, y ahora se nos ha unido la Iglesia Católica en el concepto porque finalmente esa institución ha entendido que sin hacer eso en el fondo nunca habrá paz en Venezuela.

¿Por qué dicen los viejos dirigentes políticos que la Constituyente debe venir “después”? Porque el problema de ellos no es resolver el problema de los venezolanos. Su problema es resolver primero el problemas de ELLOS estableciendo su salvación primero –quítate tu para ponerme yo- para después “ver” si es conveniente o no para sus intereses hacer una Constituyente. ¡Eso es lo que tenemos que rechazar de una manera categórica!

La Constituyente, mis queridos amigos, es el instrumento, el mecanismo mediante el cual el pueblo decide y expresa su decisión para determinar su futuro. No puede ser el instrumento de un vencedor (caso Chávez en 1999) ni es la competencia tampoco para salir de un gobernante. Se coloca equivocadamente el revocatorio de Maduro como la nueva panacea como si el problema fuera de quien gobierna. El problema de Venezuela ES EL SISTEMA POLITICO PODRIDO que ha venido en picada desde antes de 1999 que hay que cambiar con urgencia para salvar la vida del paciente. No estamos planteando ponerle al país un marcapasos o hacerle un cateterismo de coronarias para seguir en el sufrimiento. Estamos proponiendo un transplante completo de corazón para que el cuerpo institucional del país siga viviendo.

Pero aquellos que viven de seguir medrando en lo que hay, en el mismo sistema político que nos ha llevado al más grande de los abismos humanitarios del planeta, siguen insistiendo en el “quítate tu para ponerme yo”, al parecer sin haberse dado cuenta que YA NADIE LOS QUIERE. Pero si se han dado cuenta muy bien. Es por eso que su última apuesta por su supervivencia es vendernos una solución donde “parece” que quieren un cambio pero para que nada cambie. Proponen un revocatorio en la mejor de las condiciones para Maduro.

El régimen fingirá “ceder” para ese revocatorio en México porque eso es lo más conveniente para sus intereses, y la “oposición” lo aceptará con júbilo porque igualmente les interesa. De hecho el régimen pagará por ese revocatorio a quien participe porque al ganarlo en sus términos cobrará un reconocimiento internacional que ahora no tiene, abriendo un nuevo capítulo funesto para la historia de Venezuela. En este momento ya no es relevante quién propuso ese revocatorio (aunque no olvidaremos nunca que fue del lado “opositor”). Ahora lo más importante es que sepamos porque lo propusieron y actuar en consecuencia, rechazando con todas las letras las elecciones regionales ilegitimas que negociarán en México y se darán el 21N, y la supuesta “solución” revocatoria que saldrá después. Ya el régimen ganó con solo haberlos sentado en esas negociaciones y que esa “oposición” los haya reconocido aceptando el Memorando de Entendimiento escrito por ellos. Lo que habrá ganado Venezuela es que después del 21N y la mala apuesta de un revocatorio será el comienzo del fin para una oposición que nunca fue oposición…

Caracas, 30 de Agosto de 2021

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miércoles, 25 de agosto de 2021

Latinoamérica como seguro

Por Luis Manuel Aguana

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La extraordinaria película “Puente de espías” (original en inglés “Bridge of spies”) dirigida por Steven Spielberg y protagonizada por Tom Hanks, narra la historia basada en hechos reales de un espía ruso capturado en los Estados Unidos en 1957 durante la Guerra Fría y su intercambio en la frontera entre las dos Alemanias. Lo interesante a resaltar de esta historia es que el abogado James Donovan convence al juez de cambiar la pena de muerte del espía por una sentencia de 30 años, utilizando el argumento que el espía podría ser utilizado como un “seguro” ante cualquier eventualidad que pudiera suceder en el futuro. Esta previsión le sirvió a los EEUU para recuperar al piloto del avión espía U-2 derribado en la Unión Soviética, a través de un intercambio de prisioneros que negociara posteriormente el abogado Donovan exitosamente.

Quise recordar ese episodio histórico porque los EEUU se olvidaron de ese concepto del “seguro” que el abogado Donovan utilizó con el espía ruso, al condenar a Latinoamérica dándonos la espalda durante muchos años siendo nosotros los socios más confiables que pueden tener ante cualquier problema que pudieran enfrentar –y que seguramente seguirán enfrentando- en el futuro. La prueba más clara de esa afirmación se presenta cuando, a pesar del grave inconveniente que está viviendo Colombia con la migración masiva desde Venezuela, los EEUU solicitaron al gobierno colombiano recibir a 4.000 refugiados de Afganistán. De allí que el Presidente Duque firmara un acuerdo que recibirá a los migrantes de manera temporal (ver Cerca de 4.000 refugiados afganos llegarán a Colombia, confirmó el presidente Duque, en https://www.larepublica.co/globoeconomia/cerca-de-4000-refugiados-afganos-llegaran-a-colombia-confirmo-el-presidente-duque-3220258). ¿Y porque es esto? Porque como decimos en Venezuela, “a la hora de las chiquitas” no queda otra alternativa que echar mano de quienes consideras tus amigos aunque ellos tengan problemas.

De más está decir que una Latinoamérica alineada a intereses comunes con los Estados Unidos es lo que nos conviene a todos. Sin embargo, eso no es lo que vemos en la práctica cuando vemos el avance consistente de los enemigos del mundo occidental en nuestras tierras latinoamericanas, comenzando con el castro-chavismo-madurismo, que ha financiado durante muchos años la desestabilización del continente con el dinero de los venezolanos.

¿Cuál ha sido la respuesta concreta de los gobiernos norteamericanos, incluido el de Donald Trump? Una diplomacia dirigida a proteger sus propios intereses y no los del Hemisferio en su conjunto. ¿Cuántas veces hemos oído que los Estados Unidos no se moverán en el caso venezolano si eso “no afecta su seguridad nacional”? Entonces es muy necesario que comiencen a redefinir su concepto de “seguridad nacional” más allá de su propio territorio. Y si no lo hacen, entonces ¿porqué pedirles a los colombianos ayuda para relocalizar a 4.000 afganos que trabajaron con ellos, en territorio colombiano, así lo paguen? Si Venezuela no estuviera en la órbita del castro-chavismo-madurismo socialista, también nos hubieran solicitado esa ayuda y nosotros con seguridad la hubiéramos dado. En la actualidad, salvo Colombia (y posiblemente Brasil), ningún país en Latinoamérica está en la posición de ayudar de esa manera a los Estados Unidos.

Entonces creo que es hora de sincerarnos todos. Debemos preguntarnos si estamos en la órbita del modo de vida que representan los Estados Unidos o no. Y si va a existir ayuda mutua en caso de problemas, todos debiéramos comenzar a actuar en consecuencia, comenzando por los Estados Unidos. Los aliados naturales de los Estados Unidos están indudablemente en el continente Americano. Recuerden la Doctrina de Monroe y la creación del TIAR, de iniciativa norteamericana.

Ese “seguro” que equilibró la balanza con los rusos en la Guerra Fría podría reeditarse con Latinoamérica si se reexamina el concepto de “seguridad nacional” de los Estados Unidos. Pudiera decirse que estaría en juego esa “seguridad nacional” norteamericana si Colombia cae en manos del socialismo como Venezuela, conformándose una tormenta perfecta de desestabilización terrorista unida al narcotráfico en el continente donde ellos son actores fundamentales. Ya aquí nos debemos quitar las caretas: ¿luego de esa ayuda de Colombia a los Estados Unidos, permitirán estos el avance del Foro de Sao Paulo en territorio colombiano como ocurrió en Venezuela? O más allá, ¿permitirán que se alargue el sufrimiento de los venezolanos con una negociación que a todas luces afianzará las garras del socialismo en el cuerpo político del país, permitiendo que ese cáncer haga metástasis en Colombia?

Los venezolanos hemos demostrado con creces que deseamos un cambio fundamental en la conducción política del país. NO QUEREMOS EL SOCIALISMO que ha traído la muerte, la hambruna, la pobreza, y la destrucción física, moral e institucional de nuestro país. Les hemos demostrado con dos Consultas Populares el mandato claro y la autodeterminación del pueblo venezolano para cambiar el panorama político del país. Los norteamericanos no necesitan más pruebas de nuestra vocación democrática. Para ellos es mucho más fácil que para nosotros ajustar el equilibrio ideológico del Hemisferio con las demás potencias que tienen intereses específicos en nuestra región: Rusia y China. Si verdaderamente es de su interés que el régimen de Nicolás Maduro Moros termine y no comience siquiera un posible régimen socialista en Colombia, pueden comenzar a dar los pasos necesarios para que eso se concrete. De esta forma comenzaríamos a construir entre el Norte y Sur de América una alianza mucho más fuerte, que como un nuevo “seguro”, enfrente los desafíos de las nuevas “guerras frías” del futuro…

Caracas, 25 de Agosto de 2021

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miércoles, 18 de agosto de 2021

¿Quién mató al interinato?

Por Luis Manuel Aguana

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En la inmortal novela de Lope de Vega, Fuenteovejuna, los habitantes de esa localidad española en tiempos de los Reyes Católicos, se agavillaron para ajusticiar al Comendador Mayor, y lo terminaron lapidando –muerte a pedradas- en su propia casa por las múltiples delitos que el pueblo decía que había cometido, y por más jueces e investigadores que enviaron los Reyes españoles no le sacaron otra respuesta a la gente a la célebre pregunta “¿Quién mató al Comendador?”, que “¡Fuenteovejuna Señor!”. Algo semejante está ocurriendo en cámara lenta y a partir de ahora con mayor velocidad con la figura del Gobierno Encargado, mejor conocido por los venezolanos como el “interinato”, y la nueva figura del Comendador, en la persona del Presidente Encargado Juan Guaidó.

La muerte del interinato ha sido lenta y dolorosa, como toda lapidación. La primera pedrada que sufrió el interinato fue el mismo día de su auto juramentación el 23 de Enero de 2019 cuando los propios diputados de la oposición oficial se negaron a juramentar a Guaidó en el sitio, como Presidente Encargado, y él mismo terminó haciéndolo solo, y a instancias de una muchedumbre ansiosa porque alguien diera el paso y asumiera la responsabilidad de salir del régimen de Nicolás Maduro, por supuesto con el apoyo previo del gobierno de los Estados Unidos, quien se ocupo de que el resto de las naciones hicieran lo propio.

La segunda pedrada más formal se materializa con la aprobación del Acuerdo de Transición firmado en febrero de 2019 cuando las fracciones mayoritarias opositoras de la Asamblea Nacional deciden atribuirse el Gobierno Interino y hacerlo depender de las decisiones del Parlamento, claramente de manera inconstitucional ya que en Venezuela no existen gobiernos parlamentarios, dejando a nuestro novel Comendador sin poder para el ejercicio pleno de sus funciones como Presidente Encargado de la República. Y lo peor fue que el mismo Presidente Encargado también le infringió una fuerte pedrada a su propio interinato (tal vez ésta fue la más dolorosa porque fue auto infringida) cuando decide él mismo NO ASUMIR sus propias responsabilidades como Presidente como le correspondía, obedeciendo a sus jefes políticos de la Asamblea Nacional, al entregarle al jefe de su partido la coordinación de todos los representantes designados en su gestión a través de una figura denominada “Centro de Gobierno”.

Como dije en esa oportunidad, si antes no era aceptable una Ley de Transición con Maduro ejerciendo el poder ilegalmente, imagínense como sería si ese mismo Estatuto permite que a quien le corresponde ejercer la Primera Magistratura por designio constitucional, en acatamiento del Artículo 233 de la Constitución, DELEGA en otra persona sus atribuciones como Presidente, contraviniendo la Constitución (ver, Agencia EFE, Guaidó anuncia la creación de un “centro de Gobierno” con López a cargo, en  https://www.efe.com/efe/america/politica/guaido-anuncia-la-creacion-de-un-centro-gobierno-con-leopoldo-lopez-a-cargo/20000035-4051908). Esa pedrada no fue solo a la Presidencia Encargada sino a las mismas esperanzas puestas en el Comendador por el pueblo venezolano.

A partir de ese momento Venezuela-Fuenteovejuna comenzó a acumular mucho resentimiento hacia esa figura del Gobierno Encargado y su Comendador, y su popularidad comenzó a decaer paulatinamente. Muchos solicitamos al interinato y a la Asamblea Nacional en su conjunto en todos estos años, acciones que podían realizarse al tener ellos la mayoría de los votos, los votos de los venezolanos, en la Asamblea Nacional, entre ellas la famosa autorización de misiones militares en Venezuela para el ingreso seguro de la ayuda humanitaria, de acuerdo al Artículo 187 numeral 11 Constitucional. No fue posible, ni aun con la llamada Fracción 16J, surgida con por el incumplimiento del mandato de la Consulta Popular del 16 de Julio de 2017.

Conocimos otra grave pedrada cuando los venezolanos vimos con asombro que algunos diputados de la Asamblea Nacional y funcionarios del interinato, actuando de forma conjunta y coordinada, actuaban de la misma manera que el régimen de Nicolás Maduro Moros, en los escándalos de corrupción develados por Embajador del Gobierno Encargado en Colombia, Humberto Calderón Berti. Al alcanzar este punto, a comienzos de diciembre de 2019, casi cumpliendo el primer año de ejercicio del interinato, lance también una piedra al solicitar que el Presidente Encargado, se retirara en paz (ver Presidente Guaidó, váyase en paz, en  https://ticsddhh.blogspot.com/2019/12/presidente-guaido-vayase-en-paz.html).

El interinato desestimó las denuncias y recomendaciones del experto petrolero Calderón Berti en el caso de Monómeros Colombo-Venezolanos, S.A. y se desconectó de él, respaldando en conjunto con el G4/FA, el viejo esquema de cuotas partidistas muy populares en la época pre chavista, en un claro desprecio de cómo se debían manejar las cosas luego de la recuperación de nuestro país. Dije que era un mal comienzo. Si eso era así sin estar en Miraflores, imagínense cuando estuvieran el poder. Las pedradas de la corrupción siempre son sumamente graves.

Desde esa época a esta parte, siempre se le solicito al Presidente Encargado Juan Guaidó que asumiera de manera cabal la altísima responsabilidad que el pueblo venezolano le había otorgado el 23 de enero, por encima de cualquier presión o control partidista. Esas solicitudes realizadas desde dentro y fuera del país fueron desestimadas, y en especial una realizada desde el exterior por Carlos Sánchez Berzaín, Director Ejecutivo del Instituto Interamericano para la Democracia, cuando el experto indicó con lujo de detalles cómo podría el Gobierno Interino desalojar institucionalmente por la fuerza, con toda la legalidad internacional al régimen de Nicolás Maduro Moros (ver  Presidente Guaidó debe pedir y organizar coalición internacional militar para liberar a Venezuela, en https://youtu.be/6RB53HlF4BA).

Finalmente, la pedrada definitiva al interinato se la propiciaron los mismos partidos del G4/FA al negociar y firmar ese Memorando de Entendimiento en México. En él la oposición oficial en su condición de “Plataforma Unitaria de Venezuela” acuerda negociar con el “Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela”, aceptando con esa sola firma la existencia de tal “gobierno”, a todas luces usurpador como lo saben todos los venezolanos, quienes en una Consulta Popular vinculante y constitucional, realizada del 7 al 12 de diciembre de 2020, rechazamos al régimen de Nicolás Maduro Moros y su parlamento espurio e ilegitimo electo el 6 de diciembre de 2020.

Ese solo hecho invalida cualquier cosa que negocien en México. Ese acto de reconocimiento termino de matar la Presidencia Encargada como la experiencia opositora más cercana al éxito que hayamos tenido para acabar con la tiranía de Nicolás Maduro Moros, desde el 23 de enero de 2019. No tenía el Dr. Andrés Pastrana, ex Presidente de Colombia, que recordárnoslo en un mensaje de Twitter: “Si en México es reconocido Maduro como gobierno, y a su contraparte como oposición, el Gobierno Interino de Guaidó desaparece de un plumazo” (ver Andrés Pastrana en Twitter, en https://twitter.com/AndresPastrana_/status/1427000458334203908).

Cada una de esas piedras fueron lanzadas durante la lapidación progresiva del interinato desde el mismo 23 de enero de 2019, todas dirigidas a la cabeza de quien pusieron allí para recibirlas, el Comendador Guaidó, quien las recibe como chivo expiatorio de todas las trapacerías realizadas por los partidos de la oposición oficial para mantenerse ocultos ante la opinión pública venezolana como los principales responsables de las decisiones tomadas que han mantenido a Maduro en el poder, y que culminan con el espectáculo de México. Guaidó no es más que quien recibe las piedras. Una vez cumplido su papel será el culpable de todo lo que pase.

Pero Guaidó también es mantenido allí como la institución presidencial reconocida internacionalmente, y paradójicamente esa sería la única herramienta que puede utilizar para evitar enterrarse con quienes en mala hora ha acompañado desde su reconocimiento y sobrevivir a la lapidación final, ejerciendo constitucionalmente las atribuciones que le otorga la Constitución, como tantas veces se le ha solicitado para sacar adelante la República. Una cosa es acompañar al sepelio a los cadáveres políticos que se producirán después de las elecciones que se negocien en México, por dar la espalda al pueblo venezolano, y otra muy diferente es enterrarse con ellos. Queda todavía por saber si el Comendador de nuestra historia actuará a favor de los venezolanos o confirmará ser cómplice de lo que le acusa Venezuela-Fuenteovejuna. Si decide enterrarse, en el futuro la respuesta a la pregunta, ¿quién mató al interinato? será: ¡Venezuela Señor!

Caracas, 18 de Agosto de 2021

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