lunes, 20 de diciembre de 2021

La ruta de la resistencia civil

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Luego de la publicación del más reciente comunicado de ANCO titulado “La Asamblea Constituyente, el espacio para la Refundación y Autodeterminación del Pueblo venezolano” (ver Comunicado en https://ancoficial.blogspot.com/2021/12/comunicado-anco-la-asamblea.html), muchos de nuestros amigos, que ya están convencidos de la ruta Constituyente, han manifestado su preocupación que en ANCO no nos encontremos transitando un camino más activo, más allá de nuestros comunicados, así como de negarnos a participar en una farsa electoral, que ciertamente nos ha polarizado con grupos que legítimamente creen que ese camino nos conduce a mantener la resistencia civil en contra de este régimen delincuente. Y tienen razón.

Durante el Foro al que gentilmente me invitaran los amigos de Caracas Ciudad Plural (ver La Ruta Constituyente para el Cambio, en https://ticsddhh.blogspot.com/2021/12/la-ruta-constituyente-para-el-cambio.html) y la discusión posterior que se originó (que pueden seguir en el video respectivo de Caracas Ciudad Plural en https://t.co/qlNTAdd1Yx), se puede constatar que muchos venezolanos, no necesariamente parte de la cohabitación con el régimen, siguen estando de acuerdo con la ruta electoral con este régimen, convencidos en serio que eso es lo que nos queda por hacer con este grupo delincuencial que azota al país y que ilegítimamente usurpa el poder en Venezuela.

He escrito en el pasado en relación al tema de votar en contextos dictatoriales (ver “Abstencionismo en tiempos de dictadura”, en http://ticsddhh.blogspot.com/2012/12/abstencionismo-en-tiempos-de-dictadura.html, Abstención en tiempos de colaboracionismo, en https://ticsddhh.blogspot.com/2017/10/abstencion-en-tiempos-de.html, Abstencionismo en tiempos de negociación, en  https://ticsddhh.blogspot.com/2021/09/abstencionismo-en-tiempos-de-negociacion.html), por lo cual no volveré a las razones por las cuales creo que es una pérdida de energía que bien puede utilizarse de una manera más efectiva en contra del régimen, además de que el mismo acto de participar electoralmente con quienes hemos desconocido como demócratas, les da a ellos de por si un ropaje democrático que confunde  a quienes nos desean ayudar a sacarlos del poder.

Si esa energía se focalizara, no en buscar competir con un régimen que “gana” y “no gana” donde le es conveniente porque tiene en su poder el mecanismo para elegir a quien desea, sino en organizarnos en una sola fuerza de resistencia civil, todos aquellos que deseamos lo mismo tuviéramos un mayor éxito para avanzar, aunque sea en centímetros, en este largo camino que enfrentamos desde hace 22 años, en el objetivo común de salir del régimen.

Es por eso que considero una discusión bizantina entre pares polarizarnos entre votar o no votar. Es una discusión donde el régimen siempre gana. El argumento que siempre escucho –y lo volví a escuchar durante el Foro- según el cual “si no hubiéramos votado en el 2015 no hubiéramos tenido una Asamblea Nacional de la “oposición” y por consiguiente no se hubiera logrado el reconocimiento internacional”, es un mito que se ha convertido en un mantra de los que aun creen que el régimen se le puede vencer en un terreno donde jamás tendremos acceso completo: el CNE.

En primer lugar, en el año 2015, no ganó la oposición, perdió el régimen. Eso lo reseñé en mi nota al día siguiente de esas elecciones parlamentarias (ver ¿Ganó la MUD o perdió el gobierno?, en https://ticsddhh.blogspot.com/2015/12/gano-la-mud-o-perdio-el-gobierno.html) ¿Qué quiero decir con esto? Sin importar cuales fueran los resultados técnicos de esa elección, el régimen estaba perfectamente dispuesto a presentar unas cifras manipuladas al país y defenderlas derramando sangre. Si ustedes se recuerdan esos días, Venezuela era una olla de presión y cualquiera que se presentara a esa elección ganaría sin discusión.

Pero quienes iban a repartir tiros en serio para defender las cifras que presentaría el CNE no iban a ser los motorizados de los colectivos iban a ser los soldados de las Fuerzas Armadas. Así lo reseño Emili J. Blasco en el ABC de Madrid al día siguiente de la elección (ver El Alto Mando fuerza a aceptar la gran victoria de la oposición en Venezuela, en https://www.abc.es/internacional/abci-alto-mando-militar-fuerza-aceptar-gran-victoria-oposicion-venezuela-201512070619_noticia.html). Si el CNE se hubiera atrevido a mentir como normalmente lo hace, hubiera habido una masacre que los militares se negaron a realizar.

¿Qué hizo entonces el CNE al conocer que los números no serían defendidos por las Fuerzas Armadas? Hacer control de daños y colocar la victoria en un punto tal que podría ser reventada fácilmente, como posteriormente se realizó a través del TSJ y los Magistrados Express. Hubo cálculos que estimaron la real victoria opositora en un 20% superior a las cifras presentadas por el CNE.

¿Ganamos realmente de manera electoral? Claro que si, de la misma manera en que Henrique Capriles ganó en el 2012 y en el 2013. ¿Se pudieron “cobrar” esas victorias? Claro que no. Entre otras razones porque la dirigencia política lamentable que tenemos nunca se planteó eso, como ocurrió en el 2007 cuando quienes fueron los primeros en aceptar el fraude que tenía montado el CNE para la Reforma Constitucional fueron Julio Borges y Teodoro Petkoff. Y fue impedido por las Fuerzas Armadas a consecuencia del liderazgo indiscutible en la FAN del desaparecido General del Ejercito Raúl Isaías Baduel, con el respaldo de la dirigencia estudiantil de ese entonces. Eso le costó la vida a Baduel…

Por otro lado el cacareado “reconocimiento” internacional realmente vino DESPUES de la Consulta Popular de 2017, no luego de la elección parlamentaria de 2015. El verdadero apoyo y reconocimiento de los países a la lucha en contra de esta tiranía no vino porque los venezolanos votáramos en la elección parlamentaria de 2015, sino después que vieran los delitos de Lesa Humanidad que el régimen fue capaz de cometer después –y antes- del 2015 y que obligó al pueblo a pronunciarse en una Consulta Popular en el 2017, como efectivamente lo hizo sin la participación del CNE, para rechazar la Constituyente ilegitima sin la autorización del pueblo y ordenar el cambio de los poderes Públicos, cosa que el régimen ignoró, de nuevo con la pequeña ayuda de la dirección política de la Asamblea Nacional al desconocer el carácter vinculante de esa Consulta Popular. Lo que reconoció la Comunidad Internacional fue la legitimidad de ese parlamento, lo que sirvió de muy poco como los venezolanos pudimos sentir en carne propia.

Entonces, ¿hemos podido cambiar este estado de cosas del país con los votos de los venezolanos? Obviamente no. Algunos podrían decir, pero ¿si no hubiéramos votado masivamente nunca se habría llegado a esas posiciones límite que obligaron al régimen a ceder? Y yo diría, que en los resultados está la respuesta. Realmente, ¿qué logramos? Que la Comunidad Internacional dictaminara que sigamos por esa vía. Que algún día el régimen concederá la victoria opositora. ¿Y de verdad creen eso? ¿No creen más bien que en lugar de toda esa energía invertida en movilizar a los venezolanos a asistir a eventos electorales que envían un mensaje distorsionado y equivocado fuera del país, pudiéramos encontrarnos y establecer organizadamente una ruta común de resistencia civil como la que realizara OTPOR en la Yugoslavia de la represión de Slobodan Milosevic?

Organizar esa ruta común no implica que se incluya en algún momento participar en eventos electorales que tengan el componente organizado de resistencia civil y acciones posteriores como las que ocurrieron después del fraude en Bolivia de 2019 o las que pudieron ocurrir aquí mismo en Venezuela después del fraude de Maduro en el 2013 donde nuestro pusilánime candidato nos convocó a tocar cacerolas y bailar salsa.

El accionar como nos lo están exigiendo en ANCO nunca estará excluido siempre y cuando se sepa con exactitud que hacer coordinada y organizadamente, y con la masa crítica correspondiente. Y eso todavía no existe, HAY QUE CONSTRUIRLO ANTES, toma tiempo y muchísimo esfuerzo coordinado. La ruta de la resistencia civil nos debe llevar a un objetivo y si vamos a seguir por ese camino tenemos la obligación de ganar. Hemos propuesto ahora una Ruta Constituyente que acortaría muchísimo ese camino con el auxilio de la Comunidad Internacional, pero estamos conscientes que si todas las variables no nos acompañan tendremos que hacer cambios para llegar al mismo lugar que no es otro que la Refundación del país. Mientras tanto seguiremos transitando una ruta que no le de al régimen ningún oxigeno exterior como la actual ruta electoral de los partidos. Y en eso no hay concesión posible…

Caracas, 20 de Diciembre de 2021

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jueves, 16 de diciembre de 2021

La Ruta Constituyente para el Cambio

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Intervención el el Foro “La Ruta Constituyente para el Cambio”,

auspiciado por Caracas Ciudad Plural

16 de Diciembre de 2021

Buenas tardes,

Mi agradecimiento a los amigos de Caracas Ciudad Plural, por su gentil invitación para hablar de un tema que considero trascendental para Venezuela, en especial después de muchos años de crisis de la Venezuela de hoy.

Desde hace muchos años cuando comencé a tener presencia en las redes acerca de un nuevo Proyecto de País para Venezuela a través de la vía Constituyente, la mayoría del tiempo no me lo planteé como un mecanismo para “salir del régimen” sino para evitar que cualquier otro mesías pudiera ponerle las manos al poder en Venezuela. Es muy baja la probabilidad de que alguien se enferme si tiene un cuerpo sano y con las defensas muy altas. El cuerpo social, político y económico del país tenía las defensas muy bajas cuando la enfermedad militarista de Hugo Chávez Frías le cayó al país, precisamente utilizando el expediente de cambio constitucional a través de un proceso constituyente. Ahora la gente piensa que hablamos de Constituyente para salir del régimen cuando la verdad es que lo hacemos para cambiar la estructura política y relaciones de poder en Venezuela. La salida del régimen, como veremos adelante, no es más que una consecuencia de ese proceso depurador.

Nadie sabía en Venezuela que era una Constituyente, ni siquiera el mismo Chávez que nunca pudo explicar en su campaña que era eso mas allá de decir que significaría un cambio profundo en el país. Solo en el desarrollo y la implementación del modelo autoritario ellos se dieron cuenta de lo profundo y transformador que podía llegar a ser, y efectivamente cambiaron el país pero para empeorarlo, y posteriormente abandonando la misma Constitución para erigirse en un régimen autoritario de corte constitucional. Nadie pensó que ese cambio sería para destrozar a Venezuela. Sin embargo, como por la boca muere el pez, se vieron en la obligación por su discurso populista de incluir –y vale decir aquí que sin necesidad de eso- los artículos en la nueva Constitución según los cuales el pueblo y los Poderes Constituidos podían convocar al Constituyente en cualquier momento de la vida de la Nación.

Pero retomando a lo anterior, las notas que publique en todos estos años en su mayor parte se referían a explicar las razones por las que debíamos cambiar el sistema, así como la actual distribución político-territorial, y más allá, la estructura de poder en Venezuela, a través de un cambio profundo que explicamos en detalle en nuestro Proyecto de ANCO titulado El Gran Cambio. Estos cortos minutos que dispongo para esta presentación me impiden explicar en detalle esos cambios, que establecidos en la forma que describe nuestro proyecto, definitivamente evitarán no solo que llegue otro Chávez al poder, sino que sentarán las bases para un desarrollo sostenido y sustentable de Venezuela para las nuevas generaciones, precisamente porque nuestra propuesta fundamental es que el poder no se encuentre constitucionalmente en las manos de los gobernantes sino de los ciudadanos. Les invito a todos a leerlo de nuestro sitio en la red  y enterarse de la profundidad de nuestro planteamiento al país.

Dedicaré estos cortos minutos aquí, no a explicar lo que ya explicamos públicamente acerca del proyecto, que ya de por sí es complejo, sino adentrarme en cómo podríamos llegar a su materialización, examinando el contexto político nacional e internacional en donde nos encontramos.

Cuando comencé a escribir de este tema apasionante pensé ingenuamente que el proyecto de cambio era suficiente para convencer a los tomadores de decisiones políticas de recorrer ese camino. ¿Qué político, pensaba yo, se iba a negar a ese país ideal en el que nos podríamos convertir, si cambiábamos la manera de hacer las cosas y establecíamos un camino para que fueran los mismos ciudadanos los artífices de su propia existencia, haciendo realidad una mejor calidad de vida para todos?

Muy pronto descubrí que quienes eran los peores enemigos de un cambio eran los que habían disfrutado hasta este momento del poder, y aquellos que lo buscaban afanosamente por la vía fácil, estando en el gobierno o en su oposición política. En esos niveles no se habla de bienestar ciudadano más allá que para buscar votos y hablar de cambio para que nada cambie. La estructura constitucional del país está diseñada desde el siglo antepasado para quienes detentan el poder y tengan el control de lo que es de todos, no de los ciudadanos. El sistema está diseñado para que los partidos políticos se maten por llegar al gobierno y controlar la Hacienda Pública, que constitucionalmente les asigna ese poder sobre todos nosotros. Y eso como dije, no es de ahora con este régimen. ¿Cómo hacer para romper ese círculo vicioso?

Entonces no iba a ser con los partidos políticos, ni mucho menos aquellos que ya habían estado en el poder -y otros que sin haber estado ansiaban muchísimo ponerse en él utilizando el mismo mecanismo del pasado- con los que íbamos a contar para este proceso Constituyente reformador, razón por la cual decidimos constituirnos y organizarnos para educar y comunicar nuestro proyecto a nivel nacional, a fin de convencer directamente a los venezolanos. Ha sido muy difícil hacerlo sin dinero pero seguimos trabajando en eso, tratando de reunir la masa crítica necesaria que voltee el balance de esos resultados. Para ello hemos recorrido hitos intermedios como la Consulta Popular de 2017 y  2020, que nos permitieron catapultarnos hacia ese objetivo superior de lograr discutir un país nuevo a través de un Proceso Constituyente de carácter Originario.

En ANCO pensamos, mucho antes de nuestra fundación como ONG en el 2016, que era el pueblo el que debía decidir el destino del país a través de un proceso Constituyente. ¡Que el pueblo decida! es la consigna. El problema era COMO llegábamos allí. Inicialmente lo planteamos a través de la previsión del Artículo 348 Constitucional, recogiendo el 15% de las voluntades del Registro Electoral, fundamentando jurídicamente nuestro derecho de recoger y contar, sin la intermediación de ningún poder público, en especial el CNE, esa aspiración.

No explicaré aquí los detalles específicos de ese proceso de recolección, que se materializó en organizaciones pequeñas regadas en todo el país, denominadas Juntas Activadoras del Poder Constituyente Originario (JAPCO) de ANCO, de las que juramentamos muchísimas en todo el país…hasta el 1ro de Mayo de 2017, cuando el régimen se apropió de nuestra iniciativa y lanzó su propio proyecto Constituyente, pasándole por encima a la voluntad popular al no consultarle al pueblo si quería o no una Constituyente, como lo indicaba la tradición constitucional iniciada con la Constituyente de 1999.

De haber llegado a recoger antes de esa fecha el 15% del padrón electoral de esos años, ANCO tenía prevista en sus Bases Constituyentes –nuestro fundamento jurídico- invocar a la Comunidad Internacional y al pueblo venezolano a constatar la validez de nuestra proposición al país y al mundo, retando a las Fuerzas Armadas a respaldar al pueblo venezolano en su mandato de convocar a un proceso constituyente originario. La idea en esencia de esos años era una propuesta que se materializaría con gente en las calles solicitando que se cumpliera el mandato protagónico del pueblo establecido en la Constitución. Se tienen escritas y previstas las Bases Comiciales del proceso constituyente, las cuales garantizan la proporcionalidad, equidad y la representación de todas las fuerzas sociales del país, a diferencia de lo que ocurrió en 1999.

A partir del 1ro de Mayo de 2017 todo cambió. El régimen uso su Constituyente para afianzarse en el poder y la oposición oficial golpeada por la suspensión del proceso revocatorio del año anterior se plegó a cohabitar con él. Seguir recogiendo firmas para un proceso que sabíamos era la salvación del país se hizo imposible al ver la población que “la constituyente del régimen” había hundido la posibilidad de recuperar la libertad.

ANCO entonces se volteo a insistir que el pueblo se pronunciara. Y eso lo logramos como venezolanos en dos consultas populares exitosas cuyo mandato sigue todavía pendiente de ejecutar.

Ahora bien, ¿de aquí adonde? Ya ANCO se pronunció el 12 de Diciembre pasado, aniversario de la Consulta Popular, reafirmando la Asamblea Constituyente como, y cito, “…El espacio para la Refundación y la Autodeterminación protagónica del pueblo venezolano”, explicando con detalle que existen las suficientes bases legales en nuestro ordenamiento jurídico y constitucional para que el pueblo se pronuncie legítimamente y convoque a una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario sin la intervención de ninguno de los Poderes Públicos del régimen (ver Comunicado ANCO La Asamblea Constituyente, en https://ancoficial.blogspot.com/2021/12/comunicado-anco-la-asamblea.html). Pero de nuevo, muchos de ustedes siguen preguntándose, aunque como pueblo podamos convocar a una Constituyente sin intervención de los Poderes Públicos, ¿el régimen nos permitiría hacer eso, aceptando lo que decida el pueblo? Obviamente no. Ni tampoco podríamos convocarla en el mejor de los casos en los términos establecidos en el Artículo 348 Constitucional so pena de caer en las trampas electorales y ventajismos violentos ampliamente conocidos.

Y es allí donde debemos decir claramente que aun sabiendo cual es la solución, no podemos implementarla sin ayuda de la fuerza externa que representa la Comunidad Internacional. ¿Y cuál es entonces el planteamiento? ANCO anunció al país y a la Comunidad Internacional el 8 de Agosto de 2021 una Ruta para Refundar la Nación que establece claramente nuestra posición, que coincide plenamente con la de los EEUU, la Unión Europea y Canadá en el sentido que, y cito: “La solución pacífica a ésta profunda crisis política, social y económica debe provenir del mismo pueblo venezolano, a través de negociaciones de amplio alcance impulsadas por los venezolanos, en las que participen todos los actores interesados”. Fin de la cita. Y no hay mayor actor interesado que los dolientes de esta tragedia de 22 años que el pueblo de Venezuela (ver Comunicado ANCO reafirma y propone al País y a la Comunidad Internacional una ruta para Refundar la Nación, en https://ancoficial.blogspot.com/2021/08/anco-reafirma-y-propone-al-pais-y-la.html).

Nuestra propuesta para esa convocatoria Constituyente se resume en una verdadera negociación a favor de los venezolanos, no de los intereses políticos de los negociadores, y entre todos los involucrados en el problema venezolano. Esto es, de una negociación donde se sienten una representación de la Comunidad Internacional integrada en lo mínimo por EEUU, UE, Colombia y Brasil, estos dos últimos países protagonistas directos de nuestro problema migratorio; una representación con participación de ANCO y otros de la Sociedad Civil venezolana, doliente de primer orden de la crisis política, social y económica de Venezuela; una representación de los partidos políticos de la Asamblea Nacional de 2015, y una representación de quienes usurpan el poder en Venezuela.

La discusión y único tema a tratar en esa nueva negociación sería la convocatoria y ejecución de una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario, con intermediación o arbitraje electoral de la Comunidad Internacional. Nótese que aquí no digo “observación internacional”. Y no lo digo porque no puede existir otro proceso electoral en Venezuela administrado por el régimen antes que este abandone el poder y se reconstruya el Poder Electoral, así como el resto de los Poderes Públicos. De allí que la administración electoral de ese proceso Constituyente debe salir de esa mesa de negociación con auxilio de la Comunidad Internacional, así como las Bases Comiciales que regularan la participación de los venezolanos, candidatos a Constituyentes y electores, en ese proceso Constituyente.

Y ustedes dirán, ¿y porque el régimen debe estar allí? Por la misma razón por la cual la Comunidad Internacional nos convoca a todos para negociar una salida pacífica y electoral: evitar un derramamiento de sangre en Venezuela. Pero hay otra razón fundamental que ha formado parte de nuestro discurso constituyente desde el comienzo hace muchos años: una constituyente no puede ser posible sin la participación de todas las tendencias políticas, incluidas aquellas que hemos rechazado. De otra manera, no se podría llamar un proceso Constituyente. Chávez ignoró ese concepto fundamental dejando fuera con sus Bases Comiciales de la Constituyente de 1999, alrededor de la mitad de los venezolanos, violando el principio de representación proporcional, donde el 46% de quienes le adversábamos fuimos representados solo por 6 Constituyentes de 131 electos. En otras palabras con el 54% de los votos, el chavismo se alzó con el 96% de los curules de la Constituyente de 1999. Y eso a mi juicio fue el principio de toda esta tragedia que nos consume en Venezuela. No puede haber un nuevo Pacto Social en ninguna parte del mundo con paz y estabilidad política sin la participación equilibrada de absolutamente todos sus nacionales.

Nuestra tarea a partir de ahora, y esperamos que con la ayuda de todos ustedes, será convencer a los gobiernos de los países que tienen la fuerza suficiente para sentar en esa mesa de negociación a todos los involucrados, de que una elección dudosa de cargos en el marco de una tiranía no es la solución de la crisis venezolana sino la elección legitima de la verdadera representación del pueblo venezolano establecida en la Constitución en los Artículos 347, 348 y 349, y lograr que nos ayuden a hacer cumplir la voluntad de lo que salga de esa elección Constituyente. Una vez electo ese cuerpo de asambleístas constituyentes, la primera decisión obvia sería decidir el desmontaje del régimen y designar un Gobierno de Transición, estableciendo un periodo para la depuración y elección de los Poderes Públicos, y para la deliberación de un nuevo Pacto Social y una nueva Constitución para Venezuela, basada en una nueva arquitectura del poder, que esperamos sea lo más parecida a la que planteamos en nuestro Proyecto El Gran Cambio. Eso es lo que nosotros interpretamos como la Refundación que requiere el país.

¿Es muy larga esta Ruta? Definitivamente no. En 1999 el proceso Constituyente duró mucho menos de un año, entre la Consulta Popular Constituyente con la aprobación de las Bases Comiciales, la elección (con campaña incluida) de los candidatos a Constituyentes, la designación de los Constituyentes electos y la promulgación de una nueva Constitución, con la elección y designación correspondiente de los Poderes Públicos con base al nuevo texto Constitucional. Menores lapsos dependerán de la voluntad política de los involucrados.

En esa Asamblea Constituyente estarían los nuevos representantes políticos electos por el pueblo de todas las regiones del país, que por cierto es una aspiración muy sentida de todos los venezolanos. Definitivamente la solución Constituyente supera en representatividad, calidad y poder a cualquier otra solución Constitucional resolviendo no solo la sucesión en el Poder Ejecutivo, sino la restauración del orden Constitucional profundamente afectado por la crisis política del país, dándole una base sólida a la Comunidad Internacional para identificar quienes serán los nuevos representantes legítimos de Venezuela.

Para finalizar deseo recordar las palabras que solía decir nuestro desaparecido compañero, amigo y cofundador de ANCO, representante para Estado Guárico, Hinderburgo Becerra, expresándoles a todos los venezolanos que “no sigan buscado a Dios por los rincones cuando lo tienen justo delante de sus ojos”. Está en juego, no nuestro futuro que ya se consumió tras 22 años de lucha en contra de este régimen, sino el de las próximas generaciones, nuestros hijos y nietos. Les invitamos a tomar esta bandera para el cambio que ANCO les ofrece sin más interés que el rescate de una libertad duradera y la creación de un país con oportunidades. Si aceptan esta invitación invocando la ayuda y el favor de Dios Todopoderoso y los poderes creadores del pueblo venezolano, estoy más que seguro que lo conseguiremos…

Muchísimas gracias…

Caracas, 16 de Diciembre de 2021

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martes, 14 de diciembre de 2021

Estatuto reencauchado

Por Luis Manuel Aguana

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En este momento se está cocinando en fuego rápido lo que sucederá el 5 de enero de 2022 con la Presidencia Encargada de Juan Guaidó Márquez. En opinión de destacados juristas, Juan Guaidó debería permanecer en su puesto como Presidente Encargado a tenor del Artículo 233 que le entregó la Presidencia interina en Enero de 2019 hasta la celebración de elecciones libres, justas y verificables.

Y así como existen opiniones de juristas a favor, también las hay de juristas en contra de esas opiniones que se preguntan de dónde sale la calificación de “Presidencia indefinida” solo establecida en los hechos por la Comunidad Internacional, por lo que difícilmente exista una solución a este problema inédito que se base en el texto constitucional que le daba al Presidente Encargado solo 30 días para convocar una nueva elección, lo que se configura en una cuestión de interpretación jurídica de unos y de otros. Y como no existe un Tribunal Supremo de Justicia reconocido al cual llevar esa situación, porque hay que recordar que la oposición política de la Asamblea Nacional de 2015 nunca ha reconocido al TSJ legitimo instalado en la sede de la OEA, queda a gusto de cada cual creer, de acuerdo a la interpretación que más le interese, si Guaidó debe permanecer o no en su puesto después del 5 de enero de 2022.

Para el resto de los mortales desconocedores de si Guaidó debe permanecer o no como Presidente Encargado, solo nos queda analizar la realidad política, porque éste NO ES definitivamente un problema jurídico sino político, con el mayor respeto a los ciudadanos juristas. En mi nota anterior (ver Los mitos del Gobierno Encargado, en https://ticsddhh.blogspot.com/2021/12/los-mitos-del-gobierno-encargado.html) establecía el criterio que debía prevalecer para cualquier decisión en ese sentido era el bienestar de los venezolanos, no el de cualquier grupo político que se disputara la Presidencia Encargada como borracho en una pelea por una botella vacía.

Y creo que precisamente eso es lo que está pasando aquí. El fundamento para la operación de esa Presidencia Encargada fue “reglamentado” por algo que los Diputados en Febrero de 2019 llamaron “Ley del Estatuto que rige la Transición a la Democracia y el Restablecimiento de la Vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”. El Estatuto aprobado en ese momento (ver documento completo del Estatuto que rige la Transición aprobado en 2019 en https://tinyurl.com/y9nsa8jw) ataba de pies y manos al Presidente Encargado para ejercer su presidencia conforme a la Constitución, ejerciendo de manera inconstitucional al mismo tiempo la Presidencia de la República y la Presidencia de la Asamblea Nacional. De eso escribí varias veces cuando comenzó ese tutelaje aberrante (ver La trampa de la Ley del Estatuto que rige la Transición, en https://ticsddhh.blogspot.com/2019/01/la-trampa-de-la-ley-del-estatuto-que.html y La duración de la Transición, en https://ticsddhh.blogspot.com/2019/02/la-duracion-de-la-transicion.html).

Lo anterior derivó en estos tres años en una suerte de gobierno encargado de la Asamblea Nacional donde el Presidente designado no fue de ningún modo un Presidente del Ejecutivo sino del Legislativo. Y las decisiones fueron tomadas por los partidos dominantes en la Asamblea Nacional. Esta manera peculiar de interpretar cómo cesar la usurpación de Maduro dio al traste con la posibilidad de efectivamente hacerlo, siendo la cabeza visible, Juan Guaidó, quien cargó con la responsabilidad frente a los venezolanos de no haberla podido realizar.

El 26 de Diciembre de Diciembre de 2020, tras haber pasado dos años de una Presidencia Encargada sin resultados, la Asamblea de 2015 actualizó el Estatuto para la Transición por una simple razón: era el último año de la legislatura de la Asamblea Nacional de 2015, y al no ser reconocida la elección parlamentaria del 6 Diciembre 2020, los Diputados de 2015 modificaron el Estatuto de la Transición para seguir “representando” a los venezolanos, pero sin el pronunciamiento de los mismos venezolanos, esto es, sin el consentimiento de quienes los eligieron, estirando de manera inconstitucional la representación que se dio en la elección parlamentaria de 2015. Pudieron al menos consultarle al pueblo ese pequeñísimo detalle a través de los mecanismos utilizados en el 2017 y 2020 (ver la versión del Estatuto de la Transición del 26 de Diciembre 2020, en https://tinyurl.com/2p8rtzxp).

Como deben recordar, en esta nueva versión, los Diputados desaparecieron la trilogía de Guaidó “cese de la usurpación-Gobierno de Transición-Elecciones Libres” del antiguo Artículo 2, por cierto razón fundamental por la cual nos vendieron el Estatuto de la Transición, dando ahora prioridad a “elecciones libres, justas y verificables” pero con el régimen de Nicolás Maduro, porque si no ¿de qué otra manera podrían haberlas sin cesar la usurpación? Asimismo corrigieron y aumentaron las competencias de la Asamblea Nacional por encima de la Constitución, que se atreve a establecer (Articulo 16) las competencias del Presidente Encargado, por encima de la Constitución, y modificándola al darle atribuciones no prescritas en ella a la Comisión Delegada de la Asamblea Nacional (Artículo 14). Hasta donde conozco el Artículo 333 Constitucional no dice por ningún lado que tengamos que modificar la Constitución con la excusa de defenderla. Hasta allá no llega la estupidez que nos atribuyen a los venezolanos quienes nos dicen representar.

Entonces, luego de este breve recuento de inconstitucionalidad tras inconstitucionalidad del viejo y nuevo Estatuto de la Transición, leo con sorpresa que corre por las redes un “Mensaje a los venezolanos y a la Comunidad Internacional sobre la continuidad del Gobierno Interino de Venezuela”, buscando apoyos para una proposición de continuidad del Gobierno Encargado, basado en ese Estatuto dos veces inconstitucional, ante los venezolanos y la Comunidad Internacional, pero haciendo especial énfasis en el acompañamiento de un “Consejo Político” que debe nombrarse, por supuesto por los Diputados de la Comisión Delegada, para hacer “seguimiento y evaluación de la acción de la Presidencia encargada de la República Bolivariana de Venezuela” (Artículo 18). Tamaña pretensión de control sobre el Presidente solo cabe en la mente de quienes nunca entendieron la separación de poderes, y que llamaban por teléfono a los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia para influenciar sobre las decisiones que debían tomar sobre la vida de los ciudadanos.

Si Juan Guaidó ha de ser Presidente Encargado hasta que hayan elecciones libres por mandato del Articulo 233 Constitucional, no puede tener más responsabilidades y obligaciones con los venezolanos sino las establecidas la Constitución, no un Estatuto hecho y modificado para convivir con Nicolás Maduro Moros en el poder, y menos aun manejado como muñeco de ventrílocuo por unos diputados que ya no representan al pueblo venezolano. Si eso no lo entienden los venezolanos y la Comunidad Internacional, entonces bajemos la santamaría y el último que apague la luz. Ya basta de seguir engañando a los venezolanos y a los países que de buena fe nos han acompañado –a nosotros como pueblo, no a los “representantes” vencidos- durante toda esta tragedia humanitaria que viven los venezolanos, con otro Estatuto reencauchado el próximo 5 de Enero de 2022, cuyo hedor inconstitucional no soportará ni el papel electrónico en donde se publicará.

Ante la falta de representación política que ya existe, no la que surgirá el 5 de Enero de 2022 porque esa dejo de existir el 5 de Enero de 2021, debe contraponerse la convocatoria a la brevedad posible al Soberano Pueblo de Venezuela a una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario, establecida en nuestro ordenamiento Constitucional para restablecer el Estado de Derecho y Refundar este país. El cómo llegaremos allí debemos construirlo entre todos, pero ese es sin duda el camino que tenemos que recorrer sin más engaños ni extensiones leguleyas de quienes han prevaricado con el régimen para seguir disfrutando de beneficios a costillas y extensión del sufrimiento de los venezolanos. No tengo que decirlo yo, ya el pueblo venezolano lo sabe…

Caracas, 14 de Diciembre de 2021

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martes, 7 de diciembre de 2021

Los mitos del Gobierno Encargado

Por Luis Manuel Aguana

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Se ha planteado un debate –de ninguna manera nuevo, solo que ahora tiene más volumen público- acerca de pertinencia de la continuidad del Gobierno Encargado de Juan Guaidó Márquez, esta vez por la afirmación de Julio Borges en su renuncia del Gobierno Encargado como Comisionado de Relaciones Exteriores (ver El Nacional Julio Borges: El gobierno Interino tiene que desaparecer, en https://www.elnacional.com/venezuela/julio-borges-el-gobierno-interino-tiene-que-desaparecer/).

La renuncia de este personaje nefasto de la política venezolana, jefe de uno de los partidos del G4, puede interpretarse se muchas maneras, comenzando por la lucha intestina que se tiene dentro de la Asamblea Nacional de 2015 por la “sucesión” que deberá darse en la oposición oficial después del 5 de Enero de 2022. Borges salta del barco del Gobierno que ellos mismos se dieron con el Estatuto inconstitucional de la Transición, para examinar desde afuera “como quedarán ellos”, el partido Primero Justicia, en la nueva realidad política que se debe dar a comienzos del año entrante.

Pero la cuestión de fondo no es que Borges o cualquiera diga que el “Gobierno Interino tiene que desaparecer” sino si su continuidad es beneficiosa o no para los venezolanos.

Hasta que Borges lo dijo en su renuncia, varios venezolanos ya nos habíamos hecho la pregunta de las “64 mil lochas” del viejo programa de concursos de Efraín de la Cerda: ¿De qué nos sirve un Gobierno Encargado que no ha incidido positivamente en nada de lo que nos está pasando en Venezuela? ¿Tiene algún sentido la continuación de una presidencia que teniendo el reconocimiento internacional no hay nombrado un Gabinete de Crisis –con Alto Mando Militar incluido- para combatir precisamente con la ayuda de esa Comunidad Internacional, la tiranía que está destruyendo a Venezuela y a los venezolanos? Al no tener territorio sobre el cual gobernar, su obligación no era otra que expulsar al régimen. De hecho ya tenía, por si no lo recuerdan, la autorización de 6,4 millones de venezolanos debido a la 3ra. Pregunta de la Consulta Popular realizada del 7 al 12 de Diciembre de 2020.

Pero esas preguntas ya las conocía Julio Borges antes de su noticiosa renuncia, y durante su gestión no se movió ni un milímetro para conseguir eso, utilizando esas posiciones para hacer lo acostumbrado: ubicar a su gente. Pero manifestó que el Gobierno del cual formaba parte es inservible justamente en el momento preciso, no para la conveniencia de los venezolanos sino para la conveniencia política de él y su partido, viendo que cada vez más personas nos estamos preguntando eso, demostrando una supuesta empatía que definitivamente no tiene con los venezolanos. Eso lo demostró con esa declaración.

Muchos opinadores y anclas de programas de televisión, muy famosos ahora por internet, y otros “influencers” venezolanos han salido en la defensa a ultranza del Gobierno Encargado. Estos mismos personajes fueron los constructores mediáticos de esas joyas de la política venezolana actual cuando tenían sus programas en Globovisión y Radio Caracas, y columnas muy leídas en El Nacional y El Universal. Y desde sus nuevas trincheras en las redes sociales aun los siguen defendiendo en sus posiciones sin hacer un análisis mínimo de si mantener o no un Gobierno Encargado es positivo o no para Venezuela.

Para muchos pareciera obvio que Juan Guaidó debería permanecer en su puesto y su figura como Presidente Encargado debe continuar porque “es el único reconocido internacionalmente” y “perderíamos los activos que de otra manera tendría la tiranía de Maduro”. Estos mitos del Gobierno Encargado son repetidos hasta la saciedad. Pero lo obvio siempre me ha resultado sospechoso por evidente.

Es cierto que la Comunidad Internacional, comenzando por los EEUU le ha inyectado legitimidad externa a ese Gobierno Encargado porque hasta ahora ha sido conveniente para sus intereses, no para los nuestros. Hay razones de Estado en los países de la Comunidad Internacional que apuntan a que hay que reconocer a alguien aquí como legitimo, so pena de asumir unos costos que de otra manera tendrían que asumir ellos al dejar correr en el tiempo este cáncer que significa Maduro y sus criminales en el poder para todos los países de la región.

De forma que al “reconocer” a Guaidó (habría que ver de qué se trata ese reconocimiento ya que la mayoría de los países del mundo aun mantienen relaciones diplomáticas formales con el régimen de Maduro, aun cuando exista un enviado de Guaidó) se establece una suerte de “sanción” -sin serlo- al régimen, pero que le endilga a ese Gobierno Encargado “reconocido” la responsabilidad de “salir de Maduro” (después de todo ese problema es de los venezolanos) sin tener rabo con que sentarse.

Hay que reconocer que la Constitución venezolana dio la fórmula mágica para desentenderse del problema con la figura de un “Gobierno Encargado por 30 días hasta convocar elecciones” y les ha funcionado muy bien tanto a la Comunidad Internacional como a los políticos opositores al aprovecharse de la administración de las ayudas. Pero ¿Y los venezolanos? Esos están bien jodidos… Ojalá entendieran afuera que ¡no queremos “ayudas”, queremos que nos ayuden a salir de Maduro y sus criminales a la brevedad! Esa sería la mejor ayuda. Y eternizar una figura comodín intermediaria definitivamente no colabora para lograr eso.

Ahora bien, indicar que “si no fuera por el Gobierno Encargado” se hubieran perdido los activos de PDVSA en el exterior o el oro del Banco Central que está en custodia en Inglaterra, es otro mito de carretera de los políticos de la oposición oficial. Pregúntenle a Horacio Medina como Presidente de la Junta Ad Hoc de PDVSA si le aprobaron los recursos que solicito al Gobierno Encargado y su Comisión Delegada para defender los activos de la industria en los Estados Unidos desde hace más de un año. Si, adivinaron, no se los aprobaron (ver Junta ad hoc de PDVSA exhorta a que se apruebe su presupuesto para continuar con la defensa de activos en el extranjero – Comunicado de PDVSA Ad Hoc a la Opinión Pública General – Tercer aspecto - 9 de Noviembre de 2021, en https://www.bancaynegocios.com/junta-ad-hoc-de-pdvsa-exhorta-a-que-se-apruebe-su-presupuesto-para-continuar-con-la-defensa-de-activos-en-el-extranjero-comunicado/).

Si los activos venezolanos no se han perdido es porque los gobiernos internacionales respectivos han protegido esos activos como consecuencia de las sanciones al régimen de Maduro. Y eso seguirá pasando esté o no esté Juan Guaidó en una Presidencia Encargada hasta que vaya Maduro y exista un gobierno que sea verdaderamente legitimo en Venezuela. Y lamentablemente de cara a ellos, ese no es el de Juan Guaidó hasta que no exista una elección válida en Venezuela por más que lo hayan “reconocido” en el año 2019. Para ellos Guaidó será desechable de acuerdo a la circunstancia y los intereses que se manejen en el complejo ajedrez de las potencias internacionales.

Entonces, ¿adónde nos lleva esta situación? ¿Es la Presidencia Encargada un estorbo o no para la recuperación de Venezuela? Esa es la verdadera pregunta. Y la respondí en una nota pasada, por cierto antes de la renuncia de Borges: “Ya es hora de empezar a buscarle una solución al engendro creado por la oposición política. Una manera simple sería que Juan Guaidó actuando honorablemente como el Dr. Jekyll, “suicide” a la Presidencia Encargada y el Estatuto de la Transición, dando muerte así  al Dr. Hyde, y asumiendo pura y claramente la Presidencia de la República, cumpliendo a cabalidad las obligaciones que le exige la Constitución. De otra manera será preferible para los venezolanos que el engendro desaparezca con él. Pero después de 3 años de pedírselo creo que es inútil seguir exigiendo ese ejercicio de madurez política” (ver El extraño caso de Guaidó y los partidos del G4, en https://ticsddhh.blogspot.com/2021/11/el-extrano-caso-de-guaido-y-los.html).

¿Será capaz Juan Guaidó de “suicidar” la Presidencia Encargada y el Estatuto de la Transición a favor de las necesidades de los venezolanos, declarándose Presidente Constitucional de la República con las competencias y obligaciones que le exige la Constitución, sin más “estatuto” que su propia conciencia? En ese momento indiqué que era inútil seguir exigiendo después de 3 años ese ejercicio de madurez política. Pero al ver que el castillo de barajitas que se construyeron en el 2019 esta cayéndose sobre sus cabezas, esta vez con la ayuda interesada de uno de sus pilares fundamentales, tal vez, solo tal vez, pueda ser posible que se lo piense mejor.

Y en el caso de que no sea así, para los venezolanos es preferible seguir el camino solos que mal acompañados. Creo que tendríamos un mejor chance de salir de la usurpación en tanto y en cuanto la Comunidad Internacional (y en especial los EEUU) entiendan que nuestro problema no es para el 2024 es para ayer y todos los años previos que el régimen nos ha robado las elecciones. Que preferimos una elección de representantes  Constituyentes que decidan el futuro de Maduro, de su régimen y de Venezuela sin la intervención de los poderes constituidos y con la participación de un árbitro internacional imparcial, con la fuerza coercitiva de las naciones. Esa sería la verdadera ayuda, si es que todavía existe ese respaldo de la Comunidad Internacional A VENEZUELA, no a Juan Guaidó…

Caracas, 7 de Diciembre de 2021

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sábado, 4 de diciembre de 2021

De la representación al liderazgo

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Quisiera hacer una precisión importante relativa a mi anterior nota publicada (ver Hacia una nueva representación opositora, en https://ticsddhh.blogspot.com/2021/11/hacia-una-nueva-representacion-opositora.html). De hecho, titule la nota haciendo énfasis en el término “representación” y no en el término “liderazgo”. Específicamente resalté: “A pesar que los liderazgos no se decretan ni se eligen, porque la situación misma los genera, los venezolanos debemos encontrarle nuevos cauces y alcances a la lucha opositora por encima de lo que nos ha sucedido a través de una representación actualizada y legitima”.

Los líderes son el resultado de un proceso complejo. Tanto en política como en otros campos no se selecciona por votación a un líder, se escoge a una persona para que ejerza una posición de representación. Por ejemplo, en el pasado, las grandes corporaciones, estilaban “construirle” una carrera a las personas buscando un perfil ejecutivo alineado con los planes del negocio y que en el futuro pudiera llevar las riendas de la empresa.

De esa manera, en el transcurso del tiempo, se decantaban los mejores prospectos hasta llevar a la cima corporativa a quienes iban a liderar el negocio. Cualquiera que haya trabajado en la industria petrolera venezolana sabe de lo que estoy hablando. En ese contexto, por ejemplo, la Junta Directiva de Exxon, no somete a votación entre sus empleados quienes asumirán las gerencias o los principales puestos de mando. Esos puestos le corresponden a los más capaces, formados dentro de sus propias filas, que tras años de preparación, son evaluados de manera constante por la pirámide empresarial para ser seleccionados para las importantes responsabilidades que conllevan conducir esos emporios. Lamentablemente eso no es así en el mundo político.

En política, y más aun en la política venezolana, se confunde el término líder con jefe. La gente común tiene todavía la percepción errónea de que ambas cosas son lo mismo y no es así. Un liderazgo político se cultiva en el tiempo. Las personas que tienen la responsabilidad de conducir grupos, además de responder a las tres preguntas a las que hice referencia en el año 2015 (ver Cuestionario de liderazgo, en https://ticsddhh.blogspot.com/2015/10/cuestionario-de-liderazgo.html), deben saber diferenciar liderazgo de autoridad. Veámoslo en las palabras de Simon Sinek:

"Así que liderazgo y autoridad no son lo mismo. El título te da autoridad. Te da un rango, ¿verdad? Pero no te convierte en líder. Conozco a muchas personas que se sientan en los altos niveles de las organizaciones que no son líderes. Hacemos lo que nos dicen, porque tienen autoridad sobre nosotros, pero no confiamos en ellos y no los seguiríamos a ninguna parte. Y conozco a muchas personas en niveles bajos de las organizaciones que no tienen ningún rango formal, ninguna autoridad formal, pero que han tomado la decisión de cuidar a la persona que está a su izquierda y de cuidar a la persona que está a su derecha. Y nosotros confiamos en ellos y les seguimos a todas partes…” (ver Simon Sinek, Tener autoridad puede darte un titulo, pero es la confianza lo que te convierte en un líder, en  https://www.linkedin.com/posts/simonsinek_leadership-authority-activity-6871834157752860674-8pY0).

Los jefes políticos de los partidos en Venezuela se creen líderes. Esperan que la gente siga creyendo en ellos cuando han perdido completamente la autoridad moral, debido a las acciones de las que han sido protagonistas. Al decir del mismo Sinek, La gente no compra lo que uno hace; compra el porqué uno lo hace” (ver Simon Sinek, Cómo los grandes líderes inspiran a la acción  http://www.ted.com/talks/simon_sinek_how_great_leaders_inspire_action). ¿Y porque creen los venezolanos que los lideres políticos hacen lo que hacen? ¿Podrían creer que el bienestar del pueblo venezolano motiva sus acciones? No lo creo, así como tampoco lo creyó más del 75% u 80% de los electores que no fueron a votar el 21N.

Entonces, en este punto, al haber establecido que no podemos “escoger” a través de elecciones, o de cualquier otro proceso semejante, un liderazgo político, el esfuerzo entonces se debe centrar en escoger representantes de entre las diferentes opciones desde las filas de la sociedad civil, o de los mismos partidos cuyos dirigentes aun mantengan cierta credibilidad. Las personas con capacidad de empatía y confianza, comunicación clara y sobre todo honesta, deberán sobresalir de los representantes escogidos. Ellos serían los que finalmente conformarán ese liderazgo esperado de la sociedad. Pero, ¿cuál deberá ser el planteamiento a los venezolanos para que de allí surja la confianza necesaria para seguirlos y apoyarlos?

Creo que esos representantes no deberían vender su carisma como en el pasado, sino expresar claramente cuales soluciones propone aplicar a los problemas de los venezolanos más allá de un simple cambio de personas en los puestos de poder. Esos aspirantes a una nueva representación política deberán venderles a los venezolanos cómo ellos conciben el cambio y cuáles son sus propuestas para realizarlo. En otras palabras, “porque está haciendo lo que está haciendo” para que la gente siga su liderazgo, como indicaba Sinek. De esa manera, si luego de ser electo es consistente con sus propuestas y se gana la confianza de las mayorías, entonces podrá ser considerado un liderazgo político consistente y serio.

En toda Venezuela, la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO, ha expuesto a través de sus voceros autorizados en los Estados, un proyecto de cambio político de mucha envergadura y profundidad, que ha sido discutido en el seno de muchos sectores representativos de esas comunidades regionales. El Gran Cambio (ver El Gran Cambio, Propuesta para la Refundación de Venezuela, en  https://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html) es la expresión ideal de las aspiraciones de muchos posibles representantes. De hecho son líderes naturales de sus gremios en sus regiones, pero que al no existir la institución política legítima por excelencia en el país, un Parlamento electo sin las trampas del régimen, la voz de esos posibles representantes seguirá silenciada, no pudiendo expresar esa voz autorizada ante los venezolanos.

Esta representación debería ser la cantera natural de un nuevo liderazgo político que abogue por una nueva institucionalidad a través de dos caminos: a) como parte de un Congreso Ciudadano que sea una expresión fiel de la sociedad civil, producto de una elección legítima a través de mecanismos Ad Hoc que la misma ciudadanía establezca; o b) como una representación electa de constituyentes en el marco de una convocatoria a una posible Asamblea Nacional Constituyente Originaria que establezca una nueva institucionalidad en Venezuela.

El camino constituyente es mucho más expedito que el primero, y en ambos casos sería muy saludable la elección de representantes cuyo liderazgo la ciudadanía estaría en posición de evaluar de acuerdo a lo que propongan para resolver los problemas del país, más allá de ellos como producto electoral. Ojalá que a partir de ahora esa sea la medida que diferencie un representante de un verdadero líder para el bien de este país atropellado.

Caracas, 4 de Diciembre de 2021

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