domingo, 11 de septiembre de 2022

Isabel II, el fin de una era

Por Luis Manuel Aguana

English versión

El solo hecho de haber sido el Jefe de Estado más antiguo de la historia del mundo contemporáneo, le confirió a la Reina Isabel II de Inglaterra una rareza indiscutible en el mundo de hoy. Un personaje que recibió sus primeras lecciones como gobernante del político más grande de su tiempo y de su propio país, Sir Winston Churchill, es bastante razón para admirar la trayectoria de la vida de una Reina única, que concluyó esta semana. Ningún Jefe de Estado del mundo podía tener la experiencia y la madurez política de la Reina Isabel II de Inglaterra al momento de su muerte. ¿Se imaginan toda esa sabiduría política contenida en una sola persona?

Ser testigo y a la vez protagonista activo de los cambios políticos del mundo inmediatamente luego de la postguerra, le concedieron a la Reina Isabel II una perspectiva única, razón por la cual no había político de ningún país que no quisiera reunirse e intercambiar con ella, como si se tratara de una suerte de oráculo para buscar la verdad.

En ocasión del fallecimiento de la Reina Isabel II de Inglaterra creo interesante revisar el papel del monarca inglés en el sistema de gobierno de ese país o comunidad de países, habida cuenta que en ellos no existe una Constitución “codificada” como la conocemos nosotros: “El sistema británico de gobierno parlamentario no se basa en una Constitución escrita, sino que es el resultado de una gradual evolución que se remonta a varios siglos atrás”… “En el Reino Unido (Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte) la suprema autoridad legislativa es la Reina en Parlamento, es decir la Reina y las dos Cámaras del Parlamento: la Cámara de los Lores y la Cámara de los Comunes, popularmente elegida.”… “Los tres elementos del Parlamento se hallan aparentemente separados; están constituidos a base de principios diferentes; realizan una labor distinta y en lugares diversos; y únicamente se reúnen conjuntamente en ocasiones de cuando son convocados por la Reina en la Cámara de los Lores. Sin embargo, como órgano legislador del Estado, el Parlamento es un organismo corporativo y, con ciertas excepciones, no puede legislar sin la concurrencia de todas sus partes.” (1)

Al no existir una Constitución “codificada”, como la conocemos nosotros, el Reino Unido se rige por “documentos escritos, dentro de leyes, sentencias judiciales, y tratados”…“Desde la Revolución de 1688, la piedra angular de la constitución británica ha sido tradicionalmente la doctrina de la soberanía parlamentaria, según la cual los estatutos que se aprueban por el Parlamento son la fuente suprema y última de su ley (la del Reino Unido)” (ver Constitución del Reino Unido, en https://es.wikipedia.org/wiki/Constituci%C3%B3n_del_Reino_Unido).

La Reina (o el Rey a partir de ahora) tiene poderes absolutos sobre el Parlamento: “El Parlamento se convoca por proclamación real y es la Reina quien lo prorroga y lo disuelve. A comienzo de cada etapa legislativa, la Reina se traslada a Westminster en procesión ceremonial y abre el Parlamento en persona.”…“Del mismo modo que el Parlamento solo puede reunirse por mandato de la Corona, para que entre en vigor una ley se requiere la sanción del Soberano y la Sanción Real otorgada a los Bills, o proyectos de ley, es usualmente comunicada por los Speakers (o Presidentes) de ambas Cámaras. El derecho soberano a denegar la sanción no ha sido ejercido desde 1708. La Reina tiene el derecho de ser consultada, el derecho de dar estímulo y el derecho de advertencia, pero el derecho de veto ha caído en desuso.” (1)

Es muy interesante considerar que el Parlamento inglés tiene su origen en la asistencia que necesitaba el Soberano para el gobierno del país y en la formulación de políticas: “Durante el siglo XIII varios reyes hallaron insuficientes sus rentas privadas y las ayudas de la nobleza para sufragar los gastos de la gobernación. En consecuencia, convocaron al Gran Consejo (congregación de hombres destacados, obispos, dignatarios palatinos, arrendatarios en jefe –ocupantes de tierras directamente cedidas por el Rey- y otras personalidades), si no también representantes de los condados, ciudades y villas, primordialmente para obtener su asentimiento a la imposición de tributos extraordinarios. De este modo, el Gran Consejo vino a ser integrado por dos estamentos: el de los convocados en su propio nombre (los arrendatarios en jefe) y el de quienes eran representantes de comunidades (los comunes). Oportunamente, ambas partes, con el Soberano, fueron denominadas Parlamento. La primera vez que se empleó este término, que originariamente significaba una reunión para parlamentar o discutir, fue en 1236.” (1)

De todo lo anterior se deduce que la figura del Parlamento inglés está estructural, histórica e indivisiblemente consustanciada a la figura de la misma Reina (o Rey). No se puede concebir la una sin la otra. Con el transcurrir de los siglos, muchos de los usos y costumbres han cambiado, pero la fórmula de cómo se gobierna se ha fortalecido. Esos usos y costumbres escritas desde hace siglos son su ley que se modifica con el tiempo. No puede existir ninguna comparación entre lo que esa gente ha vivido y desarrollado en su  experiencia de siglos, con nuestra historia particular de pueblos conquistados y luego liberados; y mucho menos plantear réplicas de su sistema en nuestra realidad institucional.

Pero hay un aspecto determinante, como lo señala un reciente artículo de La Tercera: las partes involucradas: “Los expertos señalan que el problema con una Constitución no codificada es que depende de las partes involucradas para seguir respetándola (esto es, el sistema de hacer las cosas). Si no lo hacen, entonces se produce una crisis constitucional”…“Siempre hemos sentido que no necesitamos esas garantías legales”, dijo al diario The New York Times, la profesora Meg Russell, directora de la Unidad de Constitución en el University College de Londres. "No necesitamos que los jueces les digan a nuestros políticos qué hacer porque somos una de las democracias más maduras del mundo. Somos estables. Hacemos bien la política. Pero creo que probablemente nos hemos vuelto complacientes" (ver La Tercera, El caso de Reino Unido: Un país sin Constitución, en https://www.latercera.com/reconstitucion/noticia/el-caso-de-reino-unido-un-pais-sin-constitucion/SHX352Q4HFAIHPFTCCH5W5I6QU/).

Esto significa que NO ESTÁ EN LA CONSTITUCIÓN el respetar o no el texto fundamental, sino en la catadura moral de quienes conducen un país, que tenga o no tenga una Constitución “codificada”. Y eso debe partir del más alto nivel de la estructura de poder. El sistema político en Reino Unido ha funcionado excepcionalmente bien durante 70 años porque la Reina Isabel II fue un Jefe de Estado que dispuso su vida al ejercicio de lo moralmente correcto. Y eso es completamente inusual en esta época de distorsión conductual y moral de los políticos de todo el mundo. El sistema inglés funciona porque los políticos, en general, hicieron a su vez lo mismo que hacía su Reina, siguiendo de alguna manera su ejemplo. Quedará para la historia ver si la sucesión de la Reina Isabel II conserva ese mismo nivel de ejercicio público, porque de eso dependerá su estabilidad futura.

Esto también debería ser ejemplo para quienes pretenden asumir posiciones de poder en todo el mundo, en especial en nuestros países, que ostentan solo una fracción de la vida institucional de la monarquía inglesa, mirando un poco más allá del hecho puntual de la muerte de una Reina. Lo que ha pasado con su muerte es el fin de una era en la conducción política, y el rompimiento del último eslabón que nos unía con un pasado donde la moral, los valores y la forma correcta de conducir los pueblos importaban. Bienvenidos al siglo 21…

Caracas, 11 de septiembre de 2022

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(1)   El Parlamento Británico. Servicios Británicos de Información, Central Office of Information, No. R5448/74/Sp, Revisión Agosto 1974, Londres

sábado, 3 de septiembre de 2022

De Peñalver a Almagro, todavía no somos suizos

Por Luis Manuel Aguana

English versión

El Secretario General de la OEA, Luis Almagro, explico en un reciente artículo, con mucho más detalle, su propuesta de cohabitación con contrapesos para Venezuela (ver Venezuela o la continuación de la nada, en https://reportecatolicolaico.com/2022/09/01/luis-almagro-venezuela-o-la-continuacion-de-la-nada/).

Se puede resumir toda la explicación del Secretario General de la OEA, en el siguiente párrafo Sí, nunca he conocido un país en el que tanta gente quiere ser presidente del mismo. Por eso es más que necesario un sistema colegiado de gobierno como el suizo, como la Constitución uruguaya de 1952”. De acuerdo a su planteamiento, como en Venezuela se ha resumido la política en un “todo o un nada”, por parte del régimen y su oposición, debemos encontrar la manera de lograr espacios intermedios que permitan que el juego político fluya a favor de los más débiles. A eso es lo que Almagro llama de “cohabitación, cogobierno y contrapesos” planteando que “El “todo o nada” en el que trabaja hoy la política venezolana se basa en la ausencia de esos contrapesos. En un país sin contrapesos a nivel político, a nivel social, y a nivel económico, el que gana el brazo ejecutivo del Estado se queda con todo”. Y efectivamente eso es lo que ocurre en Venezuela.

Pero, ¿es posible en Venezuela ese planteamiento? Cuando mencionó al sistema suizo, no pude menos que recordar la famosa frase del “no somos suizos” de aquel célebre sindicalista adeco, Manuel Peñalver, quien hizo historia en su tiempo en Venezuela y que imagino que el Dr. Almagro difícilmente tendría en consideración, porque sintetiza nuestra cultura política. Peñalver es parte de la historia retardataria de la Venezuela que siempre se negó a ceder espacios y menos aun a los cambios políticos que implicaran ceder el poder: “Fue recordado por una frase que generó titulares en su época: "No somos suizos", con la que (su partido Acción Democrática) negó el respaldo de la bancada mayoritaria a las propuestas de reforma tributaria que la Comisión para la Reforma del Estado (Copre), había presentado entre un amplio paquete de medidas que perseguían la modernización administrativa” (ver Biblioteca Manuel Peñalver, en http://cronicasangostureas.blogspot.com/2014/04/biblioteca-manuel-penalver.html).

Existe una máxima política no escrita en Venezuela: El poder, como las mujeres, no se comparte. Así, con toda la carga machista que la expresión pudiera tener. O lo tienes o no lo tienes. No hay tonos de grises e intermedios. De allí el “todo o nada” que la exposición de Luis Almagro nos atribuye. Es un rasgo profundamente cultural. En un foro con dirigentes de ANCO del Estado Anzoátegui, en los primeros días de la convocatoria inconstitucional del constituyente en mayo de 2017 lo referí, específicamente para el caso de los Estados del país, de una manera directa: “… Ningún gobernante, y en especial El Libertador, en toda la historia republicana de Venezuela cedió el control a los Estados, ni aun después de la Guerra Federal, donde triunfó la Federación, y a partir de la cual, con la Constitución de 1864, nos llamamos Estados Unidos de Venezuela. Luego, con la riqueza petrolera, menos aún se ha cedido ni compartido el poder político ni económico con los Estados. Los presupuestos, las políticas, la infraestructura, la salud, la educación, la seguridad, el ambiente, etc., todo lo que tiene que ver con la calidad de vida del ciudadano en cada municipio, de cada región de Venezuela, la deciden quienes llegan al Poder en Caracas. De allí que nadie quiera ceder eso. Quien le pone las manos al coroto decide por todos nosotros…” (ver Constituyente Originaria versus fraude constitucional, en http://ticsddhh.blogspot.com/2017/05/constituyente-originaria-versus-fraude.html)

Me encantaría que fuéramos como los suizos, pero lamentablemente todavía no lo somos, como lo refirió Peñalver en su famosa frase. No tenemos esa idiosincrasia que nos permita aceptar una propuesta de gobierno colegiado, y de allí el rechazo frontal que se tuvo a la interpretación de cohabitación o cogobierno con contrapesos expuesta inicialmente por Almagro. Tal vez si el Secretario General de la OEA leyera el editorial del vespertino venezolano Tal Cual del 9 de junio de 2016, titulado con la misma expresión “No somos suizos”, escrito magistralmente por Laureano Márquez, podría entender el significado de esa frase en nuestro país (ver No somos suizos, por Laureano Márquez, en  http://laureanomarquez.com/escritos/editorial-tal-cual/no-somos-suizos/).

Entonces la solución de Venezuela no puede pasar ni por suiza ni por Uruguay, sino por nuestra propia experiencia histórica, o como dice nuestra Constitución en su Artículo 350, esto es, por nuestra “tradición republicana, a su lucha por la independencia, por la paz y la libertad”.

Los venezolanos hemos estado enfrentados en muchas ocasiones en nuestra historia para cambiar los gobiernos y siempre las cosas se resolvieron, en unos casos con la violencia de la guerra civil, y en otros por intervención de las Fuerzas Armadas. Un caso interesante se dio a comienzos del siglo pasado, cuando Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez tomaron el poder por la vía de la insurrección armada. En ningún caso se dio que los bandos enfrentados decidieran “compartir” el poder.

En el presente siglo de diálogos y soluciones pacíficas entre los pueblos, ANCO ha propuesto que si uno y otro bando quieren jugar el juego de suma cero del “todo o nada” que plantea Almagro, sea el pueblo el que decida. ¿Es muy difícil comprender eso? Entonces el problema no se reduce a elucubrar cual es la solución, sino el cómo se implementa en estas circunstancias a pesar de los bandos en pugna, y que ambos bandos acepten el dictamen que el soberano pueblo de Venezuela indique, no solo por aquello del principio de Autodeterminación de los Pueblos –que por cierto también está establecido en nuestra Constitución- sino porque los dos bandos no tienen la atribución ni la representación para decidir por nosotros nuestro destino, cuando podemos ejercer constitucionalmente nuestra soberanía de manera directa. Y esa manera está escrita en los últimos 4 artículos de nuestra Constitución, con la convocatoria al Soberano Pueblo de Venezuela a una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario. El trabajo entonces es pensar cómo lo hacemos entre todos, incluida la OEA. Y lo mejor de todo es que no hay que ser suizo para entenderlo ni para hacerlo…

Caracas, 3 de Septiembre de 2022

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martes, 30 de agosto de 2022

El Cambio fundamental

Por Luis Manuel Aguana

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Cuando insistimos tercamente que hay que cambiar el sistema institucional del país, erróneamente creemos que la gente nos entiende. Cualquier cosa que implique la palabra “cambio” encontrará la resistencia natural de las personas. La famosa definición de la locura einsteniana que dice que insistir en hacer lo mismo y esperar resultados diferentes, es en definitiva un círculo vicioso que jamás termina en nuestro país. Es por eso que los mismos actores políticos nos insisten en aplicar sus mismas fórmulas (electorales) a la grave crisis que nos aqueja, esperando lograr resultados distintos con esta pila de delincuentes, consiguiendo una y otra vez los mismos resultados fracasados.

De allí que sea necesario ir un poco más allá, explicando la razón de los cambios que hay que aplicar en Venezuela, con la esperanza de poder convencer a los venezolanos que esa no es en definitiva la ruta por la que hay que luchar para salir de esta tragedia. Y para eso es necesario comenzar analizando esa expresión inicial, “el sistema institucional”, que ha definido las relaciones de poder en Venezuela, no de ahora, sino prácticamente desde el comienzo de la República como Estado independiente. Sin embargo, como son muchos los cambios propuestos en nuestro proyecto, El Gran Cambio, por ahora comenzaré explicando el cambio fundamental que hay que principalmente aplicar, que no es otro –nada más y nada menos- que el de la estructura de la Constitución.

Partiendo de la “Constitución del Estado de Venezuela del 24 de septiembre de 1830”, que así era como se titulaba el texto fundamental de nuestro país aprobado luego de la separación de Venezuela de la Gran Colombia, hasta nuestros días, la estructura del poder aplicada a la Constitución ha sido la misma: definición mínima de los Poderes Públicos: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, con delegación al Poder Ejecutivo de la Administración de la Hacienda Pública Nacional y las Fuerzas Armadas, con los controles correspondientes delegados al Poder Legislativo.

Esta estructura centralizada del poder, en manos del Poder Ejecutivo, de todas nuestras Constituciones partiendo de 1830, ha sido el sello indiscutible del devenir histórico venezolano. El Ejecutivo es que centraliza el poder de las armas y el dinero de todos los venezolanos. Eso no es malo en sí mismo. Ese es el sistema que nos hemos dado desde el principio de los tiempos republicanos. Pero tiene un defecto estructural: depende altamente de la eficiencia de quienes ocupan la única posición de poder en el país. O dicho de otra manera, la regla establecida en todos nuestros Pactos fundamentales entre gobernados y gobernantes, le entrega a quienes nos gobiernan en el Poder Ejecutivo, la patente de corso de hacer lo que les venga en gana con lo que es de todos.

Y aunque “deberían” existir los contrapesos con el resto de los poderes (Legislativo y Judicial, 3 hasta la Constitución de 1961), lamentablemente en toda nuestra historia estos mecanismos definidos como tales en el Pacto Fundamental, la Constitución, no han sido lo suficientemente eficientes para evitar los desmanes de quienes han ocupado el poder en Venezuela. No ha existido nunca un equilibrio entre los Poderes Públicos, ocasionando que quienes han ejercido el Poder Ejecutivo, hayan tenido permanentemente una influencia perniciosa en la administración de lo que es de todos, trayendo como consecuencia subdesarrollo y pobreza, y últimamente destrucción institucional del Estado y éxodo masivo de la población.

Entonces, la primera conclusión a la que podemos llegar de este hecho completamente comprobable, es que los problemas de los venezolanos nunca se solucionarán solamente cambiando el Poder Ejecutivo (en otras palabras, otro Presidente), sino cambiando la estructura y todo el sistema de relaciones que se den entre los componentes que conformarían una nueva estructura a definir. Y eso nos lleva a la definición de sistema.

Tomaré la definición de Karl Ludwig von Bertalanffy (1901-1972), en su Teoría General de Sistemas, y que ha sido generalmente aceptada por todos, y aplicada a muchos campos del saber humano: “Un sistema se define como un conjunto de elementos que interactúan entre ellos”. Esta definición coincide con la definición del DRAE: “1.m. Conjunto de reglas o principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí” (ver definición de Sistema en DRAE en https://dle.rae.es/sistema?m=form).

El sistema de relaciones entre los distintos Poderes Públicos define el “sistema institucional” que tenemos en Venezuela. Si definimos en nuestro Pacto fundamental que existirá un Poder Ejecutivo que administrará la Hacienda Pública del país y las armas de la República, estableciendo asimismo que los restantes Poderes lo controlarán, no habrá manera de salirse de esa trampa si el Poder Ejecutivo logra evadir a través de la penetración –o corrupción- de los poderes restantes, controlar el sistema y su estructura, esta última definida en el DRAE como la “1.f. Disposición o modo de estar relacionadas las partes de un conjunto” (ver definición de Estructura en DRAE, en https://dle.rae.es/estructura?m=form). Esto último es lo que ha ocurrido en Venezuela durante los últimos 23 años.

Entonces, queda al libre arbitrio de cualquiera que ocupe la Primera Magistratura del país hacer las cosas apegadas o no a la Constitución, porque así fue establecido dentro del sistema de relaciones institucionales definido en ella. Esto es, en nuestro sistema y desde el comienzo de la República de Venezuela, hemos atado toda la vida del país a una persona, el Presidente –y quienes estén bajo su control- desde la misma definición del Pacto. De esto se concluye que para que el sistema funcione, independientemente de quien sea el Presidente, debemos definirlo de una manera tal que el poder descanse sobre una estructura institucional lo más cercano a quienes resulten afectados de su mala administración. Esto es, a los ciudadanos.

Estos principios no los inventé yo. Fueron esbozados inicialmente por Thomas Jefferson (1743-1826), redactor de la Declaración de Independencia norteamericana, donde indicó claramente que, en primer lugar, el poder de los gobiernos deriva de sus ciudadanos, siendo su principal responsabilidad el proteger la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Y en segundo lugar, que este poder debe ser arbitrado y administrado por Leyes e Instituciones, NO POR PERSONAS. En otras palabras, dentro de un Estado de Derecho, independientemente de quien detente el poder. Esto debe estar claramente estructurado y sistematizado en la Constitución, y nosotros hemos hecho todo lo contrario.

El Cambio fundamental que ANCO plantea en su propuesta El Gran Cambio (ver El Gran Cambio, Una propuesta para la Refundación de Venezuela, en https://tinyurl.com/5n6enjrr), es voltear la pirámide del poder en Venezuela. Establecer en nuestro Pacto fundamental que el poder y la administración de los recursos no esté ya absolutamente en manos del Poder Ejecutivo, sino que se quiebre –de menor a mayor poder- en las tantas entidades federales que existan en el país, y en los tantos municipios que definan los ciudadanos dentro de cada entidad federal, de acuerdo a su propia realidad político-territorial actual. Que el poder se encuentre fundamentalmente en los Municipios, que es donde viven y se desarrollan los ciudadanos, luego en los Estados, como entidad política, y luego en el Gobierno Federal, representante genuino de todos ellos.

Al disolver el Poder en muchísimas piezas, será virtualmente imposible que una sola persona y sus cómplices, nos arruinen y nos roben masivamente en el futuro, como ya lo ha hecho este sistema de relaciones de poder existente, con Hugo Chávez Frías y Nicolás Maduro Moros a la cabeza.

Hay que cambiar el sistema, no a las personas. Estamos conscientes que partiendo de esa premisa fundamental, se derivarán muchísimos cambios y nuevas maneras de intercambio en las relaciones institucionales, que hay que construir completamente de la nada, como por ejemplo, el sistema de distribución del ingreso, actualmente definido en la Constitución. Este nuevo sistema de relaciones nos llevará a que NO SEA el Presidente en su Consejo de Ministros el que decida cuanto darle a las regiones o que proyecto desarrollar en ellas, dentro de los múltiples mecanismos que están establecidos en una Hacienda Pública que actualmente se maneja como la chequera de los partidos que administran el poder de turno.

Cada Estado y Municipio en un nuevo sistema de relaciones institucionales no serían los que reciban sino los que aporten a un nuevo conjunto federal de acuerdo a la potencialidad de cada uno, y entre todos formalizar un Pacto para financiar al Gobierno Federal constitucionalmente. No estamos hablando de “descentralizar”. NO. Estamos hablando de definir una nueva República basada en el aporte de todos los ciudadanos, empoderados de abajo hacia arriba en la pirámide, debido a una nueva formulación del sistema institucional.

Esta propuesta requiere reunir al Constituyente a la brevedad posible y proponerles a los legítimos representantes del pueblo en una Asamblea Nacional Constituyente, una nueva manera de concebir el sistema institucional actual, que nos ha perjudicado históricamente y  que se encuentra completamente agotado. Y esto pasa por explicarles primero a los ciudadanos de Venezuela que estos cambios, que traerían una redefinición profunda del sistema político, van más allá de la idea simplista de cambiar un Presidente en unas elecciones por ahora intrascendentes, pero que los empoderaría para materializar la Refundación de la Nación, necesaria para el bienestar de las nuevas generaciones.

Caracas, 30 de Agosto de 2022

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miércoles, 24 de agosto de 2022

Elecciones versus Constituyente, una decisión trascendental

Por Luis Manuel Aguana

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Hace algún tiempo atrás, hice algunas consideraciones relativas al posicionamiento que debía emprender ANCO, en el marco de una reunión con las Coordinaciones Regionales de la Alianza del oriente del país. Usualmente, publico las intervenciones que realizo, no solo para mantener un registro de la evolución del proceso político que vivimos y que cambia todos los días. Sin embargo, en esa ocasión consideré más importante mantener esta estrategia a lo interno de la organización porque creí en ese momento que sería más importante a nuestros objetivos mantener dentro de ANCO una posición diferenciadora frente a llamada oposición oficial, dirigida a la opinión pública nacional.

Hoy creo que esa estrategia de diferenciación ya no debe ser solo de ANCO sino de todos aquellos que crean, como nosotros, que ir a un proceso electoral con el régimen en el 2024, o cuando el régimen lo decida, es un suicidio colectivo que está siendo cada vez más aceptado por venezolanos desinformados que aún creen en la abrumadora campaña comunicacional de los partidos.

Después de la consulta de diciembre de 2020 promovida e impulsada por ANCO, NO HA EXISTIDO, ningún pronunciamiento auténtico del pueblo venezolano, fuera de los realizados por los servicios electorales del régimen de Nicolás Maduro Moros. De lo anterior se desprende que el único y más reciente pronunciamiento válido del pueblo venezolano en la actualidad, acerca del problema político que afrontamos, es la CONSULTA POPULAR, realizada del 7 al 12 de diciembre de 2020.

Entonces, la Consulta Popular de 2020 y el mandato que de ella se desprendió, constituye la única y última institucionalidad en pié en el país, incluso más allá de la que sostiene al Gobierno Encargado de Juan Guaidó, que aún siendo constitucional, no está validado por la soberanía popular.

¿Dónde nos encontramos entonces? Luego de las decisiones políticas asumidas por la Comunidad Internacional, expresadas en la Declaración Conjunta de los EEUU, la Unión Europea y Canadá, del 25 de junio de 2021, según la cual, “La solución pacífica a esta profunda crisis política, social y económica debe provenir del mismo pueblo venezolano, a través de negociaciones de amplio alcance impulsadas por los venezolanos en las cuales participen todos los actores interesados. Un proceso de negociación integral, con plazos concretos, debería posibilitar el restablecimiento de las instituciones del país y permitir que todos los venezolanos puedan expresarse políticamente por medio de elecciones locales, parlamentarias y presidenciales creíbles, inclusivas y transparentes (ver Declaración EEUU-UE-Canadá: Declaración conjunta sobre Venezuela, en https://www.state.gov/translations/spanish/ee-uu-ue-canada-declaracion-conjunta-sobre-venezuela/) (resaltado nuestro), se desprende que estos países, en conjunto con la dirigencia política opositora, YA HAN DECIDIDO POR LOS VENEZOLANOS, que unas “elecciones locales, parlamentarias y presidenciales creíbles, inclusivas y transparentes” con Nicolás Maduro Moros ejerciendo ilegítimamente el poder en Venezuela, posibilitarían “el restablecimiento de las instituciones del país”. Lamentamos disentir de esa conclusión. Eso es como apostar todo nuestro dinero en un casino que ha sido comprobadamente declarado tramposo e ilegal y esperar ganar, sin antes asegurarnos que quienes lo regentan estén fuera del negocio y en la cárcel.

Es por eso que los partidos y el sector político en general, se han volcado a un proceso de primarias con miras a unas elecciones en el 2024, sin detenerse en el carácter ilegitimo y autoritario del régimen, lo que hace completamente imposible garantizar que esas elecciones efectivamente se realicen, o se posterguen indefinidamente. O todo lo contrario, se adelanten a favor del régimen como ocurrió en el año 2018.

La posición de ANCO frente a la Comunidad Internacional ha sido que se respeten y materialicen los mandatos que el pueblo venezolano ha expresado en dos Consultas Populares vinculantes, y  lamentablemente el mundo entero ha preferido apoyar una vía electoral sin garantías, en tanto que el régimen poco le importa negociar condiciones electorales porque ya consiguieron lo que buscaban en ese diálogo de México: el reconocimiento de la oposición política, expresado en la firma del Memorando de Entendimiento el 13 de agosto de 2021 (ver Negociación Constituyente, la última alternativa, en https://ticsddhh.blogspot.com/2022/08/negociacion-constituyente-la-ultima.html).

En consecuencia, ¿qué debemos hacer los venezolanos ante esa realidad? GENERAR DESDE ADENTRO el suficiente empuje político para POLARIZAR la opinión pública venezolana para enfrentar esa decisión que ha tomado por nosotros la oposición oficial en cohabitación con el régimen, de ir al matadero de unas elecciones con Nicolás Maduro Moros en el poder, versus ACTIVAR UN PROCESO CONSTITUYENTE DE CARÁCTER ORIGINARIO.

¿Cuál debe ser el papel de los ciudadanos que acompañan a ANCO en esta propuesta en todo el país? Generar esa matriz de opinión, basada en 3 líneas de actuación  fundamentales, que deseo compartir con todos:

1.- Explicar y difundir claramente la propuesta de ANCO al país. Esto es, debatir el  proyecto fundamental de cambios que deberán ser discutidos en una Asamblea Nacional Constituyente: El Gran Cambio (ver El Gran Cambio, Una propuesta para la Refundación de Venezuela, en https://tinyurl.com/5n6enjrr). Pueden revisar un resumen, de una ponencia realizada en el Estado Carabobo (ver Por un Gran Cambio para Venezuela, en https://ticsddhh.blogspot.com/2021/11/por-un-gran-cambio-para-venezuela.html). Este proyecto propone cambios profundos en la distribución y el alcance de cada poder en Venezuela, incluyendo el Poder Ejecutivo y cómo acercar el poder al ciudadano.

2.- Explicar y difundir en Venezuela que los ciudadanos de cada Estado son los protagonistas de esos cambios propuestos. De allí que sus ciudadanos, en especial aquellos que representan a ANCO, deberán extraer de esa propuesta su propia versión de El Gran Cambio en su Estado, así como las ventajas y cambios estructurales al desarrollo que sobrevendrían de aplicar los cambios constitucionales propuestos, planteando y convenciendo a los ciudadanos de cada Estado UN NUEVO MODELO DE DESARROLLO basado en el Gran Cambio constitucional propuesto, tanto Federal, como Estatal.

3.- Explicar y difundir en toda Venezuela que solo el Constituyente reunido en una Asamblea Nacional Constituyente Originaria puede resolver grave el problema nacional e internacional que ha ocasionado el régimen, decidiendo en su seno, inmediatamente luego de ser instalada, el destino del gobierno ilegítimo de Nicolás Maduro Moros, designando un Gobierno de Transición hasta la aprobación de una nueva Constitución, y la posterior elección, con todas las garantías, de todos los Poderes Públicos, previa reingeniería técnica del Poder Electoral. Todo este proceso, en una sola expresión, es lo que ANCO llama REFUNDACIÓN DE LA NACIÓN.

Y esa es en blanco y negro, en pocas líneas, la propuesta de ANCO a los venezolanos. No se trata de que no creamos en elecciones. La gravedad de la destrucción institucional del país REQUIERE de la intervención de todos los venezolanos, y va muchísimo más allá de “elegir” a un nuevo conductor de un país destruido. Eso lo siente intuitivamente cada venezolano, y es por eso que rechaza un nuevo proceso electoral, como sugieren todas las encuestas. La propuesta de los políticos no puede ser vendernos a “alguien” que “arregle Venezuela” después de unas elecciones, y mucho menos convencer de eso a la Comunidad Internacional. Eso lo debemos hacer entre todos y en el ínterin asegurarnos que no se puedan dar las condiciones para una nueva destrucción en el futuro. Eso es lo que estamos proponiendo.

La Constituyente no es de ninguna manera la solución final de nuestros problemas. Será el acuerdo entre todos de las reglas y los procedimientos para sentar unas bases sólidas para que lo que construyamos por arriba sea duradero. Cada Estado deberá reconstruirse de acuerdo a su propio modelo de desarrollo y sus propias potencialidades; y entre todos los Estados, establecer un Pacto de convivencia Federal. Ese Pacto será lo que estará escrito en esa nueva Constitución, basada en un Proyecto que discutamos entre todos.

De esto se deduce que cualquier cosa que pase en Venezuela lo debemos decidir los venezolanos, no los políticos ni la Comunidad Internacional. La decisión de acompañar a la oposición oficial a una nueva elección con el régimen, o plantarse y exigir al mundo que somos nosotros quienes decidiremos nuestro destino a través del mecanismo Constituyente  que existe en nuestra Constitución, será una decisión trascendental que selle nuestro destino. Desde ANCO seguiremos insistiendo y trabajando para que quien decida el futuro de Venezuela sea el propio pueblo a través de su representación legitima Constituyente.

Caracas, 24 de Agosto de 2022

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jueves, 18 de agosto de 2022

Negociación Constituyente, la última alternativa

Por Luis Manuel Aguana

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El 13 de agosto de 2022, cumplió un año el reconocimiento que hizo la oposición oficial a Nicolás Maduro Moros, con la firma del Memorando de Entendimiento realizado en México por Jorge Rodríguez, en representación del “Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela”, Gerardo Blyde, en representación de la Plataforma Unitaria de Venezuela y Dag Nylander, en representación del Reino de Noruega (ver Memorando de Entendimiento, en https://dqtjif.bitlydns.net/2021/08/13/memorando-del-acuerdo-de-entendimiento-entre-la-oposicion-y-el-chavismo-documento/).

Luego de un año, eso es lo ÚNICO que los venezolanos hemos obtenido de ese acuerdo írrito, ya que los principales firmantes de ese documento, salvo el representante de Noruega, NO representaban a quienes decían representar. Por un lado, Jorge Rodríguez, en representación del régimen de Maduro no podía representar a los venezolanos por su condición de usurpador, y, por otro lado, la oposición oficial, bajo el pseudónimo de “Plataforma Unitaria de Venezuela”, tampoco representaba formalmente, ni al Gobierno Encargado, ni a la Asamblea Nacional de 2015, al no existir ningún documento público del interinato o Acuerdo de la Asamblea Nacional de 2015 que así lo comprobara.

¿Y por qué creen ustedes que no existe tal documentación o acreditación a presentar en una negociación internacional, que pretenda llegar a acuerdos de tal trascendencia que afectarán a todos los venezolanos, con el régimen de Nicolás Maduro Moros? Porque el régimen NO ACEPTO que se iniciara ningún diálogo que pusiera en entredicho su supuesta condición de gobierno legítimo. Y ESO FUE ACEPTADO POR AQUELLOS QUE DICEN REPRESENTARNOS.

Hace un año y de un plumazo, Gerardo Blyde, en representación de los opositores venezolanos, borró miles de protestas en las calles, cientos de muertos, persecuciones, torturas, asesinatos y desapariciones forzadas, encierros en mazmorras y éxodo, de venezolanos que desconocemos al régimen de Nicolás Maduro Moros, como un gobierno legítimo. ¡De esa firma no se ha obtenido nada! ¡Ni siquiera la liberación de un preso político!

Está de cumpleaños también -4 años exactamente- esta misma semana, el 21 de agosto, elACUERDO DE  RATIFICACIÓN DE LA DECISIÓN DE LA ASAMBLEA NACIONAL DE DECLARAR EL ABANDONO DEL CARGO DE NICOLÁS MADURO MOROS, Y SOBRE SU RESPONSABILIDAD PENAL POR HECHOS DE CORRUPCIÓN VINCULADOS A LA EMPRESA ODEBRECHT”, aprobado el 21 de agosto de 2018, según el cual la Asamblea Nacional de 2015 ratificó que “…mediante acuerdo de fecha 7 de enero de 2017, la Asamblea Nacional declaró el abandono del cargo del ciudadano Nicolás Maduro Moros como Presidente de la República, lo cual produjo la falta absoluta de dicho cargo, y manifestar respaldo político de este Parlamento a la anunciada decisión suscrita por los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, designados y juramentados por esta Asamblea Nacional, del pasado 15 de agosto de 2018” (resaltado nuestro) (ver Acuerdo del 21 de agosto de 2018, en https://tinyurl.com/mse4jrm7).

De este Acuerdo se infiere que mal podría esa misma Asamblea Nacional designar representantes para negociar nada con el régimen del usurpador de Miraflores. ¿Cómo se entiende entonces que se siga sosteniendo esa charada de México? Se deduce de allí que los representantes políticos del G4 asumieron una representación de los venezolanos que solo podrían tener actuando como diputados electos por el pueblo en el 2015, para designar a Gerardo Blyde y al resto de quienes le acompañaron, para negociar con el régimen a espaldas de los venezolanos, sin estar capacitados para eso, por lo que CUALQUIER COSA QUE DECIDAN ALLÍ, ES NULO, INVÁLIDO E INAPLICABLE en Venezuela. Eso debería saberlo la Comunidad Internacional.

De esta manera, toda esa discusión nacional e internacional que se ha montado alrededor de ese dialogo en México, de sí el régimen va o no va, que sí vamos “si nos entregan el avión” o “nos entregan a Alex Saab”, o si la oposición afirme que pronto tendremos “elecciones con condiciones”, no es más que un montaje catalizador para unas elecciones en el 2024 que el régimen hará, independientemente de lo que diga nadie, sirviendo solo como un circo del siglo 21 para la distracción de pendejos.

He sostenido -y todavía sostengo- que lo único negociable con el régimen de Nicolás Maduro Moros y el resto de los criminales que ejercen ilegítimamente el poder en Venezuela, son los términos de su salida del gobierno. Eso es lo que la oposición debió de entrada plantearse ante la posibilidad de establecer alguna aproximación negociadora, solicitada por la Comunidad Internacional.

En mi perspectiva, expresada desde el mismo día siguiente de la suscripción de ese Memorando de Entendimiento, el régimen logró solamente con esa firma, la desaparición de la Presidencia Encargada de Juan Guaidó Márquez (ver Una ruta de negociación diferente, en https://ticsddhh.blogspot.com/2021/08/una-ruta-de-negociacion-diferente.html), y en consecuencia, obtuvo lo que quería ese día desde hace ya un año, por lo que no necesita negociar mas nada a partir de allí, para imponer sus condiciones en cualquier elección que decida o no hacer, con o sin la oposición oficial, que fue arrastrándose a “negociar” con ellos, y que lamentablemente todavía ostenta la representación opositora ante la Comunidad Internacional.

Ante la inminencia de la firma de ese Memorando de Entendimiento que terminó firmándose el 13 de agosto de 2021, el 8 de agosto de ese año, la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO, propuso al país y a la Comunidad Internacional, una Ruta diferente para REFUNDAR LA NACIÓN, que implicaba una negociación Constituyente, SIN EL RECONOCIMIENTO DE MADURO Y SU RÉGIMEN, en unos términos completamente diferentes a la entrega que terminó haciendo la oposición oficial, al firmar el Memorando de Entendimiento en México (ver ANCO reafirma y propone al país y a la Comunidad Internacional una Ruta para Refundar la Nación, en https://ancoficial.blogspot.com/2021/08/anco-reafirma-y-propone-al-pais-y-la.html).

Desde ese momento hemos insistido en la negociación Constituyente, que ahora se plantea como la última alternativa pacífica de los 4 artículos finales de la Constitución, al llegar después de un año al punto muerto de agotamiento predecible, de una negociación que murió al nacer. Considerar negociar una Constituyente con el régimen de Nicolás Maduro Moros, en los términos descritos en nuestra propuesta, es lo único negociable que puede establecer su salida pacífica del poder: que sea el pueblo venezolano el que lo decida.

Caracas, 18 de Agosto de 2022

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