viernes, 10 de marzo de 2023

El camino de una elección presidencial

Por Luis Manuel Aguana

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Si hay algo en que los factores políticos venezolanos han coincidido en relación con la tesis Constituyente, es que efectivamente es necesario efectuar un cambio, una reforma del texto constitucional para reparar de algún modo, y sin especificar qué, lo que había dañado el castro-chavismo-madurismo, de nuestra institucionalidad con la Constitución de 1999. Cuando quienes iniciamos ANCO abordábamos la discusión del tema con cualquiera de esos factores, siempre recibíamos la misma respuesta: la constituyente debe realizarse, pero después.

Siempre estuvieron antes las aspiraciones de poder, los egos de la dirigencia política, los partidos y sus estrategias para lograr “espacios” políticos para competir mejor –electoralmente hablando- con el régimen. Y eso no ha variado ni un milímetro desde que se comenzó esta cruzada Constituyente desde hace muchos años. El problema, para ellos, no estaba en establecer un nuevo Pacto entre gobernantes y gobernados y resolver la crisis política lo antes posible, sino quien estaba en el poder para definir ese Pacto.

Desde la sociedad civil intentamos cambiar ese concepto, que está no solo arraigado en los partidos y sus dirigentes, sino en el mismo meollo del ideario político del venezolano. Cuando le preguntas a cualquier venezolano cuál es su idea de cómo cambiar las cosas terribles que han pasado en Venezuela, la respuesta sin pensar es “hay que cambiar al gobierno”. Lo que refuerza la idea que el problema es una cuestión de conducción y no de estructura, cuando lo segundo define a lo primero.

Cualquier persona que llegue a ocupar la Presidencia de la República en el actual estado de cosas institucional de Venezuela, podría perfectamente hacer lo mismo que hacía Hugo Chávez, como crear ministerios desde un programa de televisión, porque él se fabricó para sí mismo esa estructura, de la misma manera que decidió acabar por su cuenta y sin pasar por ningún control legislativo, la separación de Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones, creando un caos económico monumental en dos países de manera simultánea.

Entonces el problema no es solo de conducción política, sino de la estructura institucional que encuentre el siguiente al mando, que no es otra cosa que el marco que definirá su actuación política. Siempre hemos argumentado que un marco completamente distorsionado como el que existe en Venezuela no es ni será de ninguna manera la estructura sólida y estable que requiere el próximo mandatario del país en el caos político que acompañará la caída de los delincuentes que ahora detentan el poder en Venezuela.

Pero como será imposible tener esa nueva estructura institucional al momento en que las cosas cambien, habrá que construir una nueva a partir del mismo instante en que la situación de un giro, lo que podría ocurrir en cualquier momento en Venezuela. Lo ideal sería que ya existiera, esto es, que se lograra cambiar la situación del país antes y, sin necesidad de llegar a un proceso electoral, y convenciéramos al mundo que Venezuela necesita un proceso arbitrado por la Comunidad Internacional para elegir a una Asamblea Nacional Constituyente Originaria, con unas Bases Comiciales aprobadas por el pueblo venezolano, como fórmula única y unificadora del país.

Sin embargo, con el transcurrir de los años, la situación política prevaleciente en el país nos demuestra sin lugar a dudas que es mucho más probable que ocurra una elección presidencial antes de una convocatoria Constituyente, en un país que siempre ha buscado permanentemente que alguien lo salve. Y no es que me guste esa realidad, pero ESA ES LA REALIDAD EXISTENTE y en la medida que la neguemos nunca hallaremos la salida a este laberinto.

La clase política ha sesgado la actuación de los venezolanos al punto de impedirle   encontrar otras salidas diferentes, proponiendo permanentemente salvadores de la patria que ellos puedan controlar desde sus partidos, ofreciéndoselos al pueblo como la solución de todos sus males, a través del sistema electoral, aunque este sea controlado por el régimen. No hemos podido romper ese círculo vicioso, que se repite interminablemente una y otra vez. Y mientras tanto, el país se desangra por todas partes y cada vez de manera más pronunciada. ¿Cómo se rompe esa trampa que nos tiene deprimidos y derrotados?

La última propuesta de los partidos políticos de la oposición, con el fin de seguir medrando en nuestra credibilidad, es escoger entre todos ellos en un proceso de primarias, al menos malo de un pequeño universo que aun los tolera, y que según todas las encuestas difícilmente pasa de un 20% de los venezolanos. Esto nos deja aproximadamente un 80% que, o bien, no irá a votar o votará en contra de ellos en unas elecciones que saben que amañará el régimen, que nunca ha ocultado sus intenciones de no entregar el poder por la vía electoral.

¿Dónde nos deja todo eso? Que las primarias elegirán a un perdedor previamente acordado, proveniente de un proceso auspiciado y controlado por esa clase política aborrecida por la población, y sobre el cual el régimen tendrá un control para que acepte el resultado de las máquinas de su CNE.

Basado en una realidad esperada de un “triunfo” del régimen sobre cualquier candidato que salga de esas primarias, ¿cuál debería ser la actitud de CUALQUIER movimiento político que vaya a esas elecciones y que realmente desee encarar al régimen en su fraude seguro, y exigir lo que ni Rosales en el 2006, ni Capriles en el 2012 y 2013 exigieron? Conseguir a alguien que logre aglutinar ese 80% que encarne el sentimiento de rechazo de Venezuela a estos 23 años de concubinato entre el régimen y su oposición.

Claramente, el régimen tratará de impedir cualquier candidatura que no esté encuadrada en sus planes, fuera del candidato acordado con la oposición oficial en las primarias. Y la misma oposición se rasgará las vestiduras, vociferando que otra candidatura opositora fuera de la escogida en primarias sería divisionista. Pero ¿divisionista de qué? ¿De una oposición entregada? Con ese candidato, que ya de por sí es minoritario, no se estaría dividiendo nada, porque el grueso de la población estaría todavía buscando opciones.

Es allí entonces donde se construiría la verdadera candidatura de la oposición, medida en las calles y en la opinión pública opositora para esas elecciones, capaz de movilizar y poner a Venezuela en la misma situación de exaltación política que se tuvo cuando Henrique Capriles en el 2013 nos mandó a tocar cacerolas y bailar salsa. En otras palabras, no estaríamos buscando en esa campaña presidencial al candidato que “gane” las elecciones con el CNE del régimen, porque este claramente no ganará.

Lo que buscaríamos sería al candidato(a) que sea capaz de enfrentar y movilizar el 80% del país opositor y se plante de una manera firme frente a ese fraude que desde ahora cocina el régimen y sus socios internacionales. Y lo que pase luego que lo definan las fuerzas que deciden el poder, ante la mirada atenta de la Comunidad Internacional. Eso es lo que estaría planteado en el país si se elige el camino de una elección presidencial, como ya lo eligieron por nosotros los políticos y la Comunidad Internacional, existiendo una solución óptima, Constitucional y Constituyente.

A partir de allí, sea quien sea el que logre desplazar cívicamente el actual estado de cosas, luego sortear con éxito esa situación de borde, tendrá necesariamente que encabezar un gobierno de transición e inmediatamente convocar al Constituyente para garantizar que exista una estructura institucional viable a largo plazo para los próximos gobernantes del país, dándole estabilidad a Venezuela, y evitando la repetición de la desgracia de 23 años ocurrida en el país, experiencia que lamentablemente ya están viviendo algunos países hermanos de Latinoamérica, donde han regresado los mismos gobernantes que los destruyeron, por haber cometido el error de no desmontar de inmediato la madeja institucional corrupta que los sostuvo en el poder.

ANCO en su nueva condición de movimiento político continuará vigilante de la evolución de este proceso político en el país y actuará conforme al interés de convocar a los venezolanos a la brevedad posible para que sea el pueblo venezolano el que decida su destino. Asimismo, seguiremos trabajando en la organización y formación de sus cuadros regionales en todo el país, en el conocimiento pleno del proyecto que le hemos planteado a Venezuela, El Gran Cambio, Una propuesta para la Refundación de Venezuela (texto en https://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html),   y estar preparados para el momento que se convoque, más temprano que tarde, el proceso Constituyente por la vía que determine la realidad política del país. Ese es el objetivo que nos hemos trazado como organización política a partir de este momento, al servicio de un cambio profundo en la manera de hacer política, para un desarrollo armónico de Venezuela y sus nuevas generaciones.

Caracas, 10 de Marzo de 2023

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martes, 7 de marzo de 2023

ANCO, movimiento político

Por Luis Manuel Aguana

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El reciente pronunciamiento de la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO, informándole a los venezolanos su transformación en un movimiento político, con todo lo que ello implica, es de una profunda significación para todos aquellos quienes hemos formado parte de este movimiento desde su fundación desde el seno de la sociedad civil (ver Comunicado ANCO, Sin renovación institucional integral, Venezuela permanecerá en ruinas, en https://ancoficial.blogspot.com/2023/03/comunicado-anco-sin-renovacion-integral.html).

Siempre impulsamos la lucha de la sociedad civil con la idea rectora de ser contralores civiles de primera fila de las actuaciones de aquellos que se dicen nuestros representantes políticos y participar en la vida política del país, presentando propuestas concretas para que estas sean tomadas en cuenta por aquellos a los que les hemos dado el poder de nuestra representación política, ejercidos desde los poderes públicos.

Muchas veces he señalado desde esta tribuna, que desde la aprobación popular de la Constitución de 1999, el Artículo 5 Constitucional nos dio a los venezolanos el derecho de ejercer de manera directa nuestra soberanía a través de los mecanismos previstos en la Constitución y en las leyes, en especial el Artículo 70, a través del cual la sociedad civil organizada puede convocarse y participar directamente en “…la elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la revocación del mandato, las iniciativas legislativa, constitucional y constituyente, el cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos y ciudadanas cuyas decisiones serán de carácter vinculante…” (Art. 70, CRBV 1999).

Directamente significa SIN LA INTERVENCIÓN DE LOS PODERES PÚBLICOS: “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público…” (Art. 5, CRBV 1999). Sin embargo, este derecho único y constitucional ha sido constantemente mediatizado y conculcado en estos 23 años por el régimen, a pesar de las múltiples actuaciones que ha tenido la sociedad civil, impidiendo entre otras cosas que el pueblo expresara democráticamente y de manera directa su rechazo a esta forma de gobierno y sus ejecutores.

ANCO se sustentó en ese derecho definido en la Constitución vigente, como sociedad civil, al punto de ser participante protagónico de dos consultas populares cuyos mandatos siguen pendientes de ejecución, y ha sido principal impulsadora de la iniciativa constituyente, que a nuestro juicio sería la manera ideal de resolver pacifica, equitativa y constitucionalmente la crisis política que atraviesa el país.

Lamentablemente, esta solución ha sido desechada de manera pertinaz por los actores políticos que en mala hora detentan la representación opositora del país, porque atenta contra los intereses de más de 60 años de una clase política que se niega a cambiar, a pesar de la destrucción de la que ha sido objeto el país a manos de unos criminales.

Aun teniendo el derecho como sociedad civil de participar en la vida política del país porque así nos lo garantiza la Constitución, ANCO ha decidido seguir intentando cristalizar su proyecto de cambio estructural en las relaciones de poder del país, que le entregue al ciudadano común el poder de manejar su calidad de vida, incursionando ahora en el terreno de la representación política y el ejercicio del poder, única vía que entienden quienes nos han negado como simples ciudadanos el derecho a la participación política, y buscar en su momento el voto de los venezolanos para hacerlo realidad.

Al organizarnos como movimiento político y presentar nuestro proyecto El Gran Cambio, Una propuesta para la Refundación de Venezuela (ver texto completo en https://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html) a la consideración del país, no ya como ciudadanos organizados de la sociedad civil sino como la propuesta de un equipo consolidado de reformadores con una nueva visión política y territorial de una Venezuela libre del futuro, que no buscan otra cosa que hacer realidad un proyecto común que ofrecerle al pueblo venezolano, más allá de personalidades individuales, con un profundo sentido de justicia y de respeto a los Derechos Humanos. Difícilmente se encontrará un proyecto de cambio estructural de la vida política, económica, social y territorial del país en ninguna de las ofertas políticas que se han presentado al pueblo venezolano.

Tal vez el significado de estas palabras pueda cobrar mayor sentido al escuchar la disertación de la Dra. Adela Cortina, creadora del término “aporofobia” (fobia a los pobres) y catedrática de Ética Política de la Universidad de Valencia, España, el 15 de enero de 2020, en una conferencia titulada “Construir una Democracia auténtica” para el alumnado de La Nau Gran de la Universidad de Valencia, que recomiendo que vean completa (ver Adela Cortina, Construir una democracia auténtica y política, en https://youtu.be/45E_r3IdSco), y de la cual extraigo lo siguiente de su extraordinaria exposición:

“Es una verdadera confusión ideológica la de tratar de decir que el individualismo es la base de la vida social. NO ES VERDAD. Somos personas en relación, somos personas en vínculo relacionadas unos con otros, y nos reconocimos como personas porque otros nos reconocen como personas.

Por lo tanto el pueblo tendría que ser un conjunto de personas que se saben en relación, que se saben en vínculo, y que saben que tienen que tener por lo menos unos cuantos proyectos comunes, lo que yo llamaría unos mínimos de justicia que tenemos que tratar de conseguir en conjunto. Porque si esos mínimos de justicia no existen, entonces no hay proyecto común, y entonces no hay pueblo, sino masa de individuos que pueden funcionar más o menos emotivamente o agregativamente, pero que no tienen ningún tipo de proyecto común.

¿Y cuál sería el proyecto común? Pues yo creo que muy claro en una sociedad democrática. ¿Cuál tendría que ser el proyecto común? Recuerdo que tiene que ser un proyecto de justicia y no de felicidad, la felicidad es personal. La vida buena es un proyecto personal. Uno tiene que decidir qué proyecto de vida buena quiere, y comentarlo con sus personas queridas y con sus otros significativos para que le aconsejen y se aconsejen porque la vida la hacemos inter-subjetivamente pero cada uno tiene que tener su proyecto de vida personal.

Sin embargo hay una dimensión, que es la dimensión de justicia, que es la dimensión de la política y la dimensión de la ciudad, y en ese sentido si tenemos que encontrar en cada uno de los países un mínimo de justicia en los que tenemos que estar de acuerdo porque si no, no tenemos ningún proyecto común. ¿Y cuáles son esos mínimos de justicia? Pues podemos hablarlos, pero creo que de entrada es elemental que son los Derechos Civiles y Políticos, los Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Eso como mínimo….

…Yo hablé en un libro que se titulaba “Ética mínima”, lo digo siempre, en el año 86,  había gente que decía, claro dice que es una ética mínima porque como estamos tan mal pues por lo menos unos mínimos. No, no. Ética mínima quiere decir, que no se puede caer por debajo de esos derechos sin caer en INHUMANIDAD, porque son mínimos de justicia. ¡Esa es tarea de la política! De la política nacional y de la política internacional. Y esa es la manera, construyendo una sociedad en paz, porque la paz se construye desde la justicia. No se puede hablar de una sociedad en paz si no hay una justicia básica” (resaltado nuestro).

Pues bien, proponemos al pueblo venezolano un proyecto común, El Gran Cambio, con un mínimo de justicia, establecido en los Derechos Civiles y Políticos, y Derechos Económicos, Sociales y Culturales de los venezolanos, y que hay que garantizar, porque esa es en realidad la tarea que debe tener LA POLÍTICA en cualquier país. En Venezuela se perdió en todos los partidos la noción del ejercicio de la política y la esencia del para qué es, más allá de promover candidatos a todos los niveles, distorsionándose tanto su actuación, al punto de convertirse en un tradicional “quítate tú para ponerme yo” hueco, de ejercer el poder para provecho personal, sin ninguna propuesta más allá de la cara de sus candidatos.

Este proyecto común debe ser entendido, desarrollado e implementado en cada Estado de Venezuela, de acuerdo con su idiosincrasia y potencialidad regional, por los ciudadanos, en pleno ejercicio de su Soberanía. Y en este sentido, el movimiento político que inicia ANCO funcionará como moderador y catalizador de ese cambio, que discurrirá en la medida que los ciudadanos nos den el poder político para realizarlo.

Esa es la diferencia entre un grupo de la sociedad civil organizada que propone un proyecto sin la certeza de su realización porque no está allí para el ejercicio del poder, y un movimiento político con representación concreta dispuesto a llevarlo a cabo con el respaldo de los ciudadanos, entendiendo el ejercicio de la política como el instrumento mediante el cual se administra el poder como servicio al ciudadano y no para ser servido. A eso debemos llegar, y es el siguiente nivel que la sociedad civil como un todo deberá escalar para el adecentamiento del ejercicio de la política en Venezuela.

Caracas, 7 de Marzo de 2023

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miércoles, 1 de marzo de 2023

Con CNE no se necesitan primarias

Por Luis Manuel Aguana

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Es difícil demostrar al mundo una situación cuando los conceptos básicos se imponen sobre las realidades. Por ejemplo, ¿quién podría desde el exterior tan siquiera discutir que unas elecciones puedan resolver una disputa por el poder en cualquier país? Nadie. De allí que la Comunidad Internacional haya decidido desde la Declaración Conjunta de los EEUU, la Unión Europea y Canadá, del 25 de junio de 2021, que, “La solución pacífica a esta profunda crisis política, social y económica debe provenir del mismo pueblo venezolano, a través de negociaciones de amplio alcance impulsadas por los venezolanos en las cuales participen todos los actores interesados. Un proceso de negociación integral, con plazos concretos, debería posibilitar el restablecimiento de las instituciones del país y permitir que todos los venezolanos puedan expresarse políticamente por medio de elecciones locales, parlamentarias y presidenciales creíbles, inclusivas y transparentes (ver Declaración EEUU-UE-Canadá: Declaración conjunta sobre Venezuela, en https://www.state.gov/translations/spanish/ee-uu-ue-canada-declaracion-conjunta-sobre-venezuela/) (resaltado nuestro).

Hemos insistido desde hace mucho que de esta declaración se desprende que estos países, en conjunto con la dirigencia política opositora, ya han decidido por los venezolanos, que unas “elecciones locales, parlamentarias y presidenciales creíbles, inclusivas y transparentes” con Nicolás Maduro Moros ejerciendo ilegítimamente el poder en Venezuela, posibilitarían “el restablecimiento de las instituciones del país”. Aunque estemos en desacuerdo con esa posición, lamentablemente es la realidad que afrontamos en Venezuela.

Y con base a estas premisas, al parecer escritas en piedra, ha girado todo el quehacer político venezolano desde ese momento, al punto que independientemente que el régimen se haya parado de la mesa de negociaciones en México, vamos rumbo, indefectiblemente, a un proceso electoral con el régimen, en las mismas o peores condiciones que se han tenido siempre con un Poder Electoral secuestrado.

En atención a eso, la oposición política, que ha traicionado en repetidas ocasiones a los venezolanos, nos ha impuesto -de nuevo- como fórmula para la escogencia del candidato opositor un proceso de “elecciones primarias”, alrededor del cual han girado los partidos, pensando que igualmente los venezolanos, como borregos sin capacidad de discernimiento, supuestamente votaremos para ir a inmolarnos en el altar del CNE en las elecciones presidenciales que el régimen convoque.

Pero como siempre, y gracias a Dios, una cosa es la que piensa el burro y otra quien lo monta, como dice el sabio refrán popular. A pesar de toda la masiva campaña de información desatada por los partidos y sus anclas tradicionales, para que la gente vaya a votar por los bates quebrados de los partidos en esas primarias, algunos de los cuales ya fueron candidatos presidenciales que le entregaron descaradamente las elecciones al castro-chavismo-madurismo en estos últimos 20 años, la gente se resiste a ir a votar en las primarias, y menos aún si a esa Comisión de Primarias se le ocurre meter al CNE en el proceso.

En efecto, el más reciente Informe Público (CATI) de la Encuestadora Meganálisis de febrero de 2023, claramente nos indica que sobre el “71,1% que piensan que con el chavismo y Maduro Venezuela no tiene futuro ni esperanzas”, el 83,7% cree que las elecciones primarias se deben realizar “sin la presencia del CNE”. Y de ese 83,7%, el 96,2% NO IRIA A VOTAR si el CNE está presente con sus máquinas (ver Estudio CATI Verdad Venezuela Febrero 2023, https://twitter.com/Meganalisis/status/1628599897153851392).

Pero lo peor no es tal vez eso, de los identificados como adversos al chavismo (71,1%) se les preguntó: “De los siguientes posibles candidatos en las elecciones primarias de oposición, ¿Por cuál votaría usted?”, el 32,8% no votaría por ninguno. En otras palabras, el candidato saldría del 38,3% de un universo del 71,1%. ¿Creen ustedes que esa es la fuerza necesaria para vencer, como se requiere, abrumadoramente, al castro-chavismo-madurismo en una pelea donde se iría con las manos atadas y con un contrincante armado hasta los dientes? ¡Por Dios!

Si la Comunidad Internacional nos ha dicho que reconocerá a quien salga de esa elección presidencial en el 2024 o antes, ¿no creen ustedes que ese método de escoger candidato para enfrentarle al régimen debería ser distinto? Ya el solo hecho de que el mecanismo escogido haga énfasis, en su mayoría, en quienes de una u otra manera son rechazados mayoritariamente por el pueblo opositor, en buena lógica quien salga de allí ya lleva las de perder.

Incluso, quien aparece de primero en esa encuesta, María Corina Machado, quien ha insistido en que no se medirá en primarias si aparece el CNE para contar los votos, solo lleva el 16,7%, lo que es una cifra pírrica de lo que se requiere para vencer en una elección a estos delincuentes que tienen al CNE de su parte. Entonces, el  mecanismo de primarias en las actuales condiciones del país, se termina transformando en la herramienta ideal para que de allí salga un candidato que se amolde a los deseos del régimen de entregar la elección, como ya lo hicieron antes Manuel Rosales y Henrique Capriles, ya que la Comisión de Primarias va en ruta directa de entregar al CNE el conteo de los votos opositores.

Y ustedes me preguntarán, ¿y cuál es el problema? ¿Acaso no son necesarias unas primarias para dirimir un candidato que poner frente al régimen, si tenemos que igualmente ir a unas elecciones presidenciales? Y la respuesta no es tan obvia como la pregunta.

Un proceso como ese se justificaba en una Venezuela opositora como la existente en el 2012, y aun así el régimen con su CNE y TSJ persiguieron a la Comisión de Primarias, y a su Presidente de entonces, la Dra. Teresa Albanes, para que se le entregaran los cuadernos de votación, para así comenzar con otra lista de Tascón de los electores opositores.

En las actuales circunstancias políticas del país, cualquiera que salga de un proceso de primarias apadrinado por el CNE del régimen, podría ser retado por cualquier otra opción que aparezca, que no se preste a esa manipulación, aglutinando el sentimiento de cambio nacional de esa mayoría que no se come ese circo. Y eso difícilmente podría ser considerado como una “división de la oposición”, porque un candidato originado de unas primarias como esas no representaría a la gran mayoría de venezolanos conscientes, que dejaron bien atrás su condición de borregos que van al matadero electoral guiados por los partidos.

De esa forma, se decidiría verdaderamente y en la propia arena política, cuál será el candidato con las mejores credenciales, que unifique el sentimiento opositor para enfrentar al régimen, capaz de terminar el trabajo que no hicieron ni Rosales ni Capriles, dando la pelea definitiva que finalmente defenderá el país opositor. Esa sería la única manera en que los venezolanos se animen a ir de nuevo a otra contienda con el régimen. De otra forma, esa elección presidencial será una copia al carbón de lo que ya hemos vivido, y para eso no se necesitan primarias….

Caracas, 1 de Marzo de 2023

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miércoles, 22 de febrero de 2023

Primarias, los que irán al cielo

Por Luis Manuel Aguana

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Les agradezco a mis amigos y seguidores la confianza al continuar preguntando acerca del tema de las primarias opositoras y la disyuntiva manifestada a participar o no en ese evento, habida cuenta que de acuerdo a las últimas encuestas, al parecer quienes supuestamente puntean en ellas son los precandidatos radicales no asociados a la partidocracia tradicional.

Efectivamente, aun después de haber expuesto en varias oportunidades en este blog las razones que justifican mi más completo rechazo a ese evento organizado por una Comisión de Primarias de una supuesta sociedad civil que apareció de la nada, a instancias de los partidos políticos de una supuesta oposición que eliminaron el interinato, y en la que por cierto ni ustedes ni nosotros participamos de su designación, este nuevo giro de que aparezcan  como ganadores aquellos que jamás habían punteado en ninguna encuesta, pareciera la confirmación misma del desprecio de la gente por los políticos opositores que los han traicionado.

Pero de allí a que ese realmente sea un reflejo del verdadero panorama político hay mucho trecho. Esa situación ventajosa para el status quo político tradicional es precisamente lo que desean quienes manejan este circo electorero: que el venezolano acuda a esas primarias con la esperanza de que de allí surja un candidato presidencial que no esté alineado con los partidos opositores, como lo desea la gran mayoría de los venezolanos. Pero nada más alejado de la realidad, porque lo que saldrá de allí será el candidato conveniente tanto para el régimen como para el colaboracionismo opositor.

Esa fiesta de las primarias, organizada por los partidos de la llamada Plataforma Unitaria, que no representan a nadie, y encubierta por una “sociedad civil” que nadie conoce, no tendrá otro ganador que quienes decidan quienes la organizaron.

Una reciente encuesta de Datincorp de comienzos de este mes, da cuenta de un rechazo de todos los candidatos que se han presentado en esas primarias, que va de 66% a 83% de venezolanos (ver Datincorp: nivel de rechazo de los candidatos entre los electores va de 66 a 83%, ninguno se salva, en https://infocifrastv.com/nacionales/admin/datincorp-nivel-de-rechazo-de-los-candidatos-entre-los-electores-va-de-66-a-83-ninguno-se-salva/). A la pregunta: “¿Qué le generan la política y los políticos venezolanos a los electores?”, la respuesta mayoritaria “Gran decepción” se lleva el 70%.

De acuerdo a Datincorp, «En primer lugar, María Corina Machado no tiene 50 puntos sino apenas 17 puntos de apoyo. Cuando hay un escenario polarizado sube unos puntos más. Pero el elemento dominante en este momento no es María Corina, ni Maduro ni nadie sino los que no van a votar por ninguno (51%) lo cual refleja el nivel de descontento que hay en el país».

Ahora bien, si de acuerdo a esa encuesta, solo el 17% acompaña las aspiraciones –hasta ahora y si no se retira antes- de quien la lidera, seguida abajo por un punto porcentual por Nicolás Maduro (sin contar que esto podría ser considerado como un empate técnico), la pregunta del millón sería ¿Qué pasa con ese 51% de venezolanos que no están representados allí? Incluso, ¿qué pasa con los que no están tampoco representados y aún menos contados allí, pertenecientes a la diáspora en el exilio?

Entonces el mecanismo de primarias NO FAVORECE a los venezolanos, sino a quienes de alguna manera controlan el proceso, y que definirán quien debería contarse con el candidato del régimen en el 2024 o antes, y que entregará las aspiraciones de cambio de los venezolanos como lo hizo Manuel Rosales en el 2006 y Henrique Capriles en el 2012 y 2013.

Las primarias surgieron por primera vez en el año 2012 como la metodología natural para lograr cohesionar en una sola fuerza a la oposición que luchaba desesperadamente en las calles por salir de este régimen abyecto. Pero, ¿es ese el contexto de lo que se está presentando ahora, con un liderazgo político opositor rechazado por más de la mitad de la población y considerado socio del régimen? ¿Se va a poner el destino de Venezuela a depender de ese mecanismo que elegirá un abanderado con solo el 17% de la población electoral, para que represente a TODOS los venezolanos que nos oponemos al régimen? A la pregunta “¿Por quién votarían los venezolanos para elegir al Presidente de la República, si hoy fuesen las elecciones?”, la respuesta mayoritaria fue “Ninguno” en un 24%, 7 puntos porcentuales por encima de quien sale de primero. Es realmente decepcionante.

Pero la oposición política ha convencido con éxito a la Comunidad Internacional y al país que el candidato opositor que salga de esas primarias “representará” la mayoría de quienes nos oponemos al régimen, y los números demuestran claramente que eso NO ES ASÍ. Pero los hilos de quienes tienen el poder y el dinero, tanto en el régimen como su oposición, lograrán hacer posible lo imposible, aunque los ciudadanos estemos convencidos de lo contrario.

Lo anterior me hizo recordar una caricatura histórica de 1976 de Joaquín Salvador Lavado (1), mejor conocido mundialmente como Quino, creador de la famosa historieta de Mafalda, donde un personaje rico y poderoso, sentado en su oficina, leía en la Biblia: De cierto os digo que antes entrará un camello por el ojo de una aguja, que un rico al reino de Dios. Al leer eso marca el intercomunicador a su secretaria: ¿Señor? A continuación el personaje le ordena: “Comuníquese con el Museo de Ciencias Naturales de El Cairo y averigüe bien todas las medidas que pueda tener un camello... Luego llame a las acerías Krupp, de Essen, Alemania, pida con el Jefe de Ingenieros y páseme la comunicación…”. Y mirando la Biblia con desdén, la arroja al escritorio, fumándose un puro con satisfacción, haciendo aros de humo, como pensando: ¿Y quién dice que no iré al cielo?

Pues eso mismo estarán pensando los que están detrás de ese laboratorio electorero sofisticado, que es en lo que se ha convertido en el actual contexto el mecanismo de primarias opositoras, para asegurar la continuidad del régimen y su legitimidad ante la Comunidad Internacional a partir de las próximas elecciones presidenciales.

Si se tuviera que utilizar la vía electoral, porque no hay otra alternativa, como efectivamente lo está emplazando la Comunidad Internacional a Venezuela, diría que quien se vaya a enfrentar con el régimen no es ninguno de los que se han presentado hasta ahora porque definitivamente no han entusiasmado a nadie lo suficiente para aglutinar a toda la Venezuela opositora aspirante de un cambio profundo.

Las condiciones políticas de un momento de la vida del país, hace hoy casi 10 años, le dieron a Henrique Capriles esa oportunidad, porque la Venezuela opositora había recorrido el camino completo: primarias, aglutinamiento consistente, fuerza de calle y disposición de cobrar el triunfo. Lamentablemente Capriles arruinó el momento con las cacerolas y la salsa. Y ahora tiene la desvergüenza de intentarlo de nuevo creyendo que esas condiciones se repetirán. Desafortunadamente para él, los contextos no se repiten porque se quiera.

Y si apareciera un personaje que se acople al contexto de máxima gravedad del momento político actual, que no incluye precisamente unas primarias, tal vez, solo tal vez, exista una oportunidad para que una Venezuela inspirada, con ese liderazgo al frente, pueda arrasar, pasando por encima de los colaboracionistas y del régimen, quienes dan por sentado que irán al cielo como el rico y poderoso de Quino. Menos mal que soñar no cuesta nada y los milagros todavía pasan…

Caracas, 22 de Febrero de 2023

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

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(1) Joaquín Salvador Lavado(a) Quino, Bien, gracias, ¿y usted? Editorial Lumen, 1976


sábado, 18 de febrero de 2023

Las llaves de la embajada

Por Luis Manuel Aguana

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No me cansaré de insistir que en política no existen ingenuidades. Por supuesto, es imposible negar que exista allí mucha ignorancia de las cosas y por esa razón se tomen decisiones que terminan afectando a quienes las toman, precisamente por ignorantes. Y no es que esto sea dicho con carácter peyorativo. Mi padre, educador insigne, decía al respecto de ese tema, que ignorante es el que ignora, y de allí que sea necesario educarlo, aunque la tarea de educar ignorantes sea muy dura. O como decía Benjamín Franklin: “Ser ignorante no es una gran vergüenza, pero no estar dispuesto a aprender si lo es”. Y los políticos han demostrado hasta la saciedad ser unos desvergonzados…

Es el caso de las primeras consecuencias que estamos observando los venezolanos, al perder la sede y la representación diplomática de Venezuela en los EEUU con la decisión de eliminar el interinato y desaparecer la figura de la Presidencia Encargada en la Ley de Reforma del Estatuto que rige la Transición, que es el nombre del adefesio legal que aprobó la Asamblea Nacional de 2015, el pasado 30 de diciembre de 2022. Dudo mucho que los autores de semejante acción lo hayan hecho por ignorancia de la Convención de Viena, o cualquier otra reacción de desconocimiento que ahora esgrima el Departamento de Estado de los EEUU (ver El Departamento de Estado asume las sedes diplomáticas de Venezuela en EEUU, en https://www.turimiquire.net/2023/02/10/el-departamento-de-estado-asume-las-sedes-diplomaticas-de-venezuela-en-los-estados-unidos/).

Fueron múltiples notorias y comunicacionales las oportunidades en que las delegaciones opositoras se reunieron con James Story, Embajador de los EEUU para Venezuela, con sede en Bogotá, Colombia, antes de diciembre de 2022, al punto que muchos consideraron que el jefe de la oposición política de Venezuela era el Embajador Story. Es por eso que dudo mucho que esa intención no haya sido ventilada, con la consiguiente respuesta acerca de sus consecuencias de parte de los funcionarios norteamericanos, por lo que difícilmente el llamado grupo G3 no estaría en desconocimiento de lo que sucedería si desaparecían la Presidencia Encargada.

Pero aun así lo hicieron, colocando deliberadamente las relaciones con los EEUU en suspenso hasta que ocurran las elecciones de 2024 o antes cuando el régimen así lo decida. Los EEUU cerraron la Embajada de Venezuela en Washington y se quedaron con las llaves para entregárselas al nuevo gobierno que ellos consideren legítimo en nuestro país. Y ese nuevo gobierno deberá salir de esas elecciones.

Ciertamente, la Presidencia Encargada era un obstáculo para quienes, dentro de la erróneamente llamada oposición venezolana, están haciendo el trabajo de ayudar a la permanencia de Nicolás Maduro Moros en el poder. Lo lamentable de esta situación es que ese paso demostró allanarle es camino al régimen en su pretensión de ser considerado legítimo a los ojos de la Comunidad Internacional.

Viéndolo de esa manera un acto que ahora ha sido tomado por la colectividad como impulsivo, ingenuo o hasta ignorante por las consecuencias que tuvo, tiene ahora toda la apariencia de ser deliberado y a conciencia.

Esa fue la tarea que el régimen le impuso a la oposición oficial en ese “diálogo” de México: acabar con el interinato e impulsar la vía electoral a través de las primarias opositoras, ya que ese paso catalizaría la existencia de un “gobierno legítimo” que los EEUU puedan reconocer a partir de esas elecciones. Incluso si son antes mejor, como ya lo han venido anunciando prominentes voceros del régimen como Diosdado Cabello Rondón.

El siguiente paso ya lo está dando la Comisión de Primarias, al iniciar los acercamientos formales con el Consejo Nacional Electoral, CNE. Esto eliminaría la participación de precandidatos incómodos y que están pidiendo algo que no les van a dar: elecciones primarias libres, manuales y transparentes, con la plena participación de los venezolanos de la diáspora.

Pero el régimen y sus asociados mantendrán cerca a esos candidatos incómodos hasta donde sea posible, enviándoles el caramelo de encuestas donde salen ganadores. Eso los mantendrá entretenidos y en confianza, así como a la población, que vería con agrado aquello de que van adelante “ni los unos ni los otros”, en una estrategia donde luciría ganadora una opción donde más del 80% de los venezolanos se inscribe. Pero esto durará hasta cuando esa Comisión de Primarias anuncie su decisión mayoritaria de utilizar el CNE para contar los votos opositores, como efectivamente lo desea la mayoría de sus factores principales, y algunos lo han manifestado públicamente.

¿De qué se trata finalmente todo esto? De quien se queda finalmente con las llaves de la embajada en los EEUU y el reconocimiento de la Comunidad Internacional. Y la oposición oficial se lo está poniendo al régimen en bandeja de plata deliberadamente. Los que creen que pueden ganar esa elección primaria con una Comisión de Primarias que nadie sabe de dónde salió, bajo qué criterios fue designada y a que intereses responde, están viviendo una suerte de Sueño de una Noche de Verano. Lo que sí está muy claro para todos es que quien salga designado como candidato “ganador” de esas primarias para medirse con quien ponga el régimen, será el que aceptará mansamente los resultados que decida el CNE controlado por Maduro. Esa es la situación que está planteada en Venezuela.

Y ustedes me dirán, “pero tú lo que quieres es que nos coma el tigre” como decía la vieja guaracha. Pareciera que el destino de Venezuela ya está determinado, y que es como un tren que va a toda marcha montado en un riel que apunta hacia un barranco.  Que el régimen tiene todos los números de la rifa del poder. Pues bien, hasta ahora es así.

¿Y cómo hacemos para descarrilar ese tren? La Comunidad Internacional insiste tercamente en que nos midamos electoralmente con quien controla la máquina de contar votos, y el que la tiene se está asegurando que el resultado le favorezca, incluyendo quien será su oponente, porque tiene el dinero y el poder para hacerlo.

Mientras tanto Maduro cancela el diálogo, donde supuestamente la oposición oficial discutiría “las condiciones” para unas elecciones “libres, justas y verificables”, indicando que no hay garantías para seguir en el diálogo (ver Nicolás Maduro anunció que no vuelve a la mesa de diálogo en México, en https://www.costadelsolfm.org/2023/02/16/nicolas-maduro-anuncio-que-no-vuelve-a-la-mesa-de-dialogo-en-mexico/).

El régimen nunca tuvo intenciones de concluir ese diálogo, pero si convocará a unas elecciones, pero bajos sus propios términos y en el momento que quiera. Eso es lo que se ve en el horizonte político. Si los venezolanos estamos dispuestos a entregar las llaves de la embajada de los EEUU al régimen en el 2024, y con ellas el reconocimiento que está buscando desesperadamente, sigamos pensando como la oposición oficial que el camino de las primarias es la salida. De lo contrario tenemos tiempo para pensar desde ahora cómo se hace para descarrilar un tren…

Caracas, 18 de Febrero de 2023

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