jueves, 14 de diciembre de 2023

La disyuntiva opositora del Esequibo

Por Luis Manuel Aguana

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¿Cómo fue que un referendo que, en un principio, fue vendido a la población como “no vinculante” resulta que ahora, después de una burda manipulación de los resultados, es la principal justificación que está utilizando el régimen de Nicolás Maduro Moros para crear un nuevo Estado Esequibo, una Ley Orgánica que lo regula y todo un estado de conmoción internacional para recuperar a la fuerza el territorio en reclamación?

Podemos hacer muchas conjeturas acerca del porqué este referendo terminó siendo vinculante para el régimen, a diferencia de las Consultas Populares de 2017 y 2020, que hasta la misma oposición oficial ignoró y señaló como “no vinculantes” a pesar de que cada una tuvo una participación verdadera –no imaginaria como la del 3 de diciembre- de 7,5 y 6,4 millones de venezolanos respectivamente.

Desde la aprobación de la actual Constitución vigente en 1999, el pueblo puede ejercer directamente su soberanía (Artículo 5) a través de los mecanismos previstos en ella (Artículo 70). El caso es que el régimen siempre ha decidido en última instancia en qué casos una consulta al pueblo se debe acatar o no. Pues bien, aunque el pueblo no los acompañó el 3 de diciembre, constatado en los hechos por una total ausencia de electores en los centros de votación, decidieron fundamentar con unos votos que los venezolanos NO LES DIMOS, pasar por encima de nosotros para generar un conflicto con Guyana.

Todo el mundo concluyó, incluyendo este modesto bloguero de las redes, que este movimiento era una salida desesperada para crear un estado de emergencia que le permitiera al régimen suspender indefinidamente las elecciones previstas para el 2024. Pero luego de abrir un poco más el marco de la fotografía, y considerando en el análisis todas las fuerzas internacionales en juego, pareciera que esta explicación resulta ser muy superficial y que oculta un mar de mucho más fondo del que se ve a primera vista, aunque la electoral pueda ser una de las primeras consecuencias.

Crear un escenario de beligerancia por el Esequibo, donde saben que no estarían acompañados por la casi totalidad de sus aliados históricos, comenzando por Cuba, el Caricom y ahora el Brasil de Lula Da Silva, todo esto sin contar con China, que tiene inversiones impresionantes en Guyana, debe tener una explicación más sólida que simplemente eludir las elecciones.

El negocio de la guerra ha sido uno de los más grandes de la humanidad en todos los tiempos. De allí salieron fortunas que todavía son visibles y determinantes en el mundo actual desde la Segunda Guerra Mundial. Sin necesidad de llegar a una guerra, el solo hecho de crear la posibilidad de una, genera movimiento económico de defensa, de armas, de transporte, de comunicaciones, de construcción y proyectos. Y si a eso se añade la disposición de posibles socios como Irán y Rusia, bien dispuestos a colaborar con el régimen a cambio de fortalecer su presencia en la región, de cara a su guerra eterna en contra los valores de occidente, en especial los EEUU, la mesa está bien servida.

¿En qué nos veríamos beneficiados los venezolanos de eso? En nada. Pero al régimen se le abriría una nueva fuente de financiamiento de largo plazo a esa “posible guerra”, que les daría oxígeno para permanecer en el poder durante el tiempo que deseen. Establecerían bases de esos países en nuestro territorio, cuya sola presencia les daría la seguridad de permanecer en el poder frente a una posibilidad de intervención armada.

¿Y las elecciones del 2024? Bien gracias. Podrían, como ya lo están pensando, alargar el período presidencial de Maduro por los años que les plazca en su Asamblea Nacional ilegítima, o simplemente modificar la Constitución para decidir que las elecciones en Venezuela sean de segundo grado, como en Cuba, donde el presidente lo pone la Asamblea. ¿Y el pueblo? Ya lo vieron ustedes el 3 de diciembre: no lo necesitan. Llaman a una elección, y sin importar que no vaya nadie, ya tienen con el CNE la fábrica de los millones de votos que requieren.

Para enfrentarse a esta nueva estrategia continuista del régimen, no basta con tener un verdadero candidato dispuesto a fajarse con ellos en una elección, y buscando quienes cuiden los votos en el país, porque como verán, el tema no se está decantando por medirse electoralmente con el régimen. Ya saben que por esa vía perderán estrepitosamente, y por eso decidieron no contarse.

Pero no solo están dando los pasos para evitar medirse, sino para sostenerse después de eso, lo que la hace una estrategia mortal para nosotros. Poco les importarán las sanciones y llevarse por el medio a quien sea, violando los Derechos Humanos de los venezolanos. Saben que deben conseguir un nuevo escenario geopolítico donde ellos sean el centro inamovible de la estabilidad política de la región. Con eso logrado, nadie los sacará del poder porque quienes se encargarán de que eso no pase serán las potencias en pugna mundialmente.

Pero todo eso lo tienen que montar rápido, antes de las elecciones de los EEUU. Los equilibrios internacionales son delicados y tienen, a partir de ahora, menos de un año de un cambio sustancial en los EEUU para lograrlo. Pero así como ellos, también la oposición verdadera deberá moverse en consecuencia.

Ante esa realidad, ya dejó de funcionar la estrategia opositora de esperar que el régimen se mida electoralmente, porque así lo acordaron en una mesa de negociación en Barbados. De hecho una prueba de eso es que ya el régimen rompió los acuerdos al embestir nuevamente en contra de la oposición, persiguiendo y desapareciendo a importantes colaboradores de la candidata María Corina Machado.

Desde la oposición legítimamente electa del país, ya es hora de comenzar a darle más peso al rol de liderazgo de una oposición en resistencia, producto de la elección del 22 de octubre, que al de una candidatura presidencial. Este último llegará cuando se pueda garantizar que el régimen finalmente entre por el riel electoral. Esta sería la disyuntiva opositora del Esequibo. Al fin y al cabo fue por ese rol de liderazgo que la candidata se postuló a las elecciones primarias en primer lugar. Ya es hora de ponerle caro al régimen huirle al pueblo venezolano…

Caracas, 14 de Diciembre de 2023

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domingo, 10 de diciembre de 2023

La narrativa interesada del Esequibo

Por Luis Manuel Aguana

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 “Los tiempos difíciles crean hombres fuertes. Los hombres fuertes crean buenos tiempos. Los buenos tiempos crean hombres débiles. Y los hombres débiles crean tiempos difíciles”.

 G. Michael Hopf, Those Who Remain

Si alguna consecuencia terrible ha traído las decisiones del régimen de Nicolás Maduro Moros con todas las acciones posteriores al referendo del 3 de diciembre, que incluyen la movilización de tropas hacia la frontera con Guyana, la designación de un gobernador para la Zona en Reclamación, incluido el cambio del mapa de Venezuela, junto con la aprobación en primera discusión de un proyecto de Ley Orgánica para la Defensa de la Guayana Esequiba, es que toda la narrativa que se está generando en la opinión pública internacional se está orientando a establecer que ese territorio no es nuestro sino que le pertenece a Guyana, y que la tiranía de Maduro se quiere apoderar de lo que pertenece a un pequeño país que no tiene como defenderse.

En otras palabras, “los malos” de esta película somos los venezolanos que aparte de sufrir una tiranía denunciada hasta la saciedad en esa Comunidad Internacional, nos presentamos al mundo “representados” por quienes ejercen el poder ilegítimamente en el país. Y “los buenos” son aquellos gobiernos que en Guyana, aprovechando esa tiranía venezolana, desde el año 2004 han desarrollado un territorio en reclamación sin que se hubiera llegado a ninguna negociación o decisión definitiva que fuera reconocida entre las partes.

El primer paso para perder el Esequibo, es perderlo en la percepción de la Comunidad Internacional, y eso es lo que ha logrado hasta ahora el régimen de Maduro. Y lo peor no es eso. Lo peor es que sin que se hayan dirimido nuestros derechos sobre el Esequibo en una Corte Internacional de Justicia, ya la opinión pública del mundo, con una narrativa construida de una manera interesada, haya decidido tratar de convencer al mundo que el Esequibo pertenece a la República Cooperativa de Guyana. Esa es la clase de estupidez que ha hecho que quienes han manejado históricamente el poder en Venezuela hayan perdido nuestro territorio.

Pero si a eso se le suma que hasta generadores importantes de opinión pública en Latinoamérica apuntan en esa misma dirección, con ignorancia manifiesta en un tema sumamente complejo, el cuadro se agrava exponencialmente. Tal es el ejemplo de Jaime Bayly, quien en su conocido programa de opinión en los EEUU, expresa cosas como esta:

“El argumento de los venezolanos que dicen el Esequibo es nuestro, me parece a mi folklórico, pintoresco. Porque ellos dicen, a mediados del siglo XVIII, o sea en los mil setecientos, cuando Venezuela no era una República independiente, era una colonia del imperio español, el Esequbo era parte de esa colonia, la colonia venezolana del imperio español. Pero, por lo tanto, no era parte de Venezuela, porque Venezuela no había sido fundada como República. El Esequibo era parte del imperio español. Luego, en 1899, hay un diferendo, no? Hay un litigio. Y se nombra a un tribunal internacional en París que tiene que decidir a quién le pertenece el Esequibo. Y ese tribunal internacional falla, dicta sentencia de que el Esequibo le pertenece al imperio británico, porque la Guyana era una colonia británica. Por tanto, el Esequibo era parte de esa colonia británica. Tampoco era venezolano. Finalmente, en 1966, y ante Naciones Unidas, delegados de Gran Bretaña, de Venezuela y de Estados Unidos, conferenciaron y el tribunal de Naciones Unidas ratificó el fallo del tribunal de París. O sea, el Esequibo es de Guyana. Guyana ese mismo año se independizó del imperio británico, pasó a ser una República independiente y desde entonces el Esequibo ha sido de Guyana. ¿En qué momento entonces el Esequibo ha sido de Venezuela? ¿En qué momento?...” (ver Jaime Bayly en La verdad oculta del Esequibo, en https://youtu.be/v-2Y2W7ebw4?t=128).

Esta larga exposición de Bayly en su programa contiene un conjunto de medias verdades para el consumo del hispano medio en los EEUU y Latinoamérica, que terminan dándole la razón a Guyana. ¿Esto lo expresa Bayly porque sea un agente de los intereses de Guyana? No lo creo. Bayly ha demostrado ser amigo de las causas por la libertad y la democracia en Venezuela y otros países, en su particular manera de tratar los asuntos. Pero eso es lo más preocupante, porque es un periodista creíble.

Muchas de estas anclas periodísticas, que llegan a miles de personas a través de muchos medios, están cayendo en ese error por una narrativa equivocada que se está esparciendo en el mundo, por una maquinaria de opinión que sí está interesada en que Venezuela pierda los derechos sobre el territorio Esequibo. Debemos entonces aclararle tanto a Jaime Bayly como a otros como él y al resto del mundo, cuál es la realidad para que no distorsionen la verdad en sus programas de opinión y sugerirles que hagan una investigación más a fondo acerca de la controversia venezolana con Guyana.

Comenzando por contestar la pregunta de Bayly en el programa: ¿En qué momento entonces el Esequibo ha sido de Venezuela?, la respuesta es DESDE EL MISMO MOMENTO EN QUE NOS INDEPENDIZAMOS DE ESPAÑA. ¿Basados en qué? En un principio internacionalmente reconocido en todas las naciones y aplicado históricamente por ellas para la delimitación de fronteras: El principio que se conoce como  Uti possidetis iuris:

“Tras los procesos de independencia surgidos desde el siglo XIX, el principio ha sido utilizado para establecer las fronteras de los nuevos estados, tal como en el caso de los países latinoamericanos los cuales mantuvieran los límites de los viejos territorios coloniales de los cuales emergieron.​ Asimismo, fue el principio rector del proceso de descolonización en África. Simón Bolívar, al finalizar las Guerras de independencia hispanoamericana, fue el primero en proponer que los países hispanoamericanos emancipados conservasen las antiguas fronteras de las posesiones del Imperio español en América. Es decir, que los nuevos estados surgidos tendrían provisionalmente como límites los que le corresponderían en el año 1810 hasta la existencia de un tratado, alegando el año 1810 como el último de la monarquía española para la posesión legítima de sus dominios americanos.​ Este principio ha sido alegado por diversos países hispanoamericanos. De esta forma los nuevos estados heredan lo que España efectivamente poseía, con o sin título de derechos, no lo que España tuviese derecho por el descubrimiento, como se aceptaba hasta finales del siglo XIX” (ver Uti possidetis iuris, en https://es.wikipedia.org/wiki/Uti_possidetis_iuris) (resaltado nuestro).

Lamentablemente, Venezuela llegó sin arreglo a 1899 con la Gran Bretaña, quien poseía esos terrenos de antigua posesión holandesa, aun teniendo Venezuela títulos que demostraban que el Esequibo era parte del territorio del imperio español para el momento de nuestra independencia, por lo que se acepó un Arbitraje en Francia que efectivamente fue concedido a la Gran Bretaña ese año. Sin embargo, Venezuela pudo demostrar el siglo siguiente que ese Arbitraje fue nulo e irrito porque los jueces en París se coludieron para darle a la Gran Bretaña la posesión de ese territorio. Quien desee ver el detalle de este despojo territorial a Venezuela en ese Arbitraje, puede leer Guyana-Venezuela border dispute, del Dr. Allan R. Brewer-Carias,  en https://tinyurl.com/4wyjd563.

Ahora bien, de lo anterior nace que los británicos reconocieran en 1966, en un Acuerdo –no un juicio ni se ratificó el fallo de París como lo expresa Bayly- celebrado en Ginebra en el marco de las Naciones Unidas, y precisamente antes de darle la independencia a su colonia, que el Arbitraje de 1899 fue NULO E IRRITO, por lo que a partir de ese mismo momento se establecía un “borrón y cuenta nueva” para que tanto la nueva colonia independizada, como Venezuela, llegaran a un arreglo pacífico entre ambas partes, en los términos especificados en ese mismo Acuerdo, ya que los países de las Naciones Unidas entendieron y aceptaron que el juicio de Arbitraje de 1899 había sido arreglado a favor de una de las partes.

Entonces, a partir de ese momento el territorio Esequibo se encuentra en disputa y no puede ser todavía considerado ni aceptado por la Comunidad Internacional como propiedad de ninguna de las partes. En el siglo XXI, el marco al que apuntan las naciones para resolver este tipo de controversia, si no se alcanza a un acuerdo, es la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia en La Haya. Sin embargo, el régimen ilegítimo que gobierna Venezuela se niega a concurrir a esa instancia, a pesar de tener todos los documentos que comprueban nuestra legítima reclamación sobre ese territorio.

Sin embargo, entendiendo que lo anterior es así, a pesar de las repudiables acciones del régimen que gobierna Venezuela frente a Guyana, se ha empezado a construir una narrativa en contra de nuestros derechos sobre el territorio Esequibo. Pero, ¿quiénes podrían estar detrás de eso? Claramente, aquellos que les es muy conveniente que las cosas se queden como están, de preferencia a favor de Guyana. Incluso que exista un conflicto bélico entre ambas naciones, ya no solo para evitar unas elecciones, lo que sería lo de menos, sino para que intereses de escala mundial prevalezcan en la explotación de esa zona. Maduro no sería más que un peón de ese ajedrez geopolítico de escala mundial, metido en esto por quienes desean su cuello dentro del mismo régimen.

Memorables las palabras del novelista G. Michael Hopf aplicadas a Venezuela: Los hombres fuertes fundadores de nuestra democracia crearon los buenos tiempos de los 40 años del puntofijismo. Pero esos buenos tiempos crearon hombres débiles que no supieron defender lo que había que defender para evitarle al país esta desgracia. Y esos hombres débiles ahora están creando tiempos difíciles otra vez, que tendrán que ser recuperados por unos hombres fuertes que todavía no vemos en el horizonte. Esperemos que en la Venezuela por venir, esos hombres fuertes se resuman ahora en una mujer…

Caracas, 10 de Diciembre de 2023

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miércoles, 6 de diciembre de 2023

La Caja de Pandora del Esequibo

Por Luis Manuel Aguana

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Las acciones ilegales del régimen de Nicolás Maduro Moros comenzaron a traspasar las fronteras venezolanas. Ya no solamente los venezolanos somos las víctimas de un régimen al que la Comunidad Internacional considera ilegítimo desde el año 2018, año en el que Maduro hizo lo que le vino en gana y se autoproclamó Presidente de la República con la ayuda de una oposición comprada, sino que ahora justificándose con un referendo donde concurrió realmente menos del 10% del electorado venezolano, pretende ahora pasar por arriba del ordenamiento jurídico internacional y del Acuerdo firmado en Ginebra en 1966 con la Gran Bretaña, amenazando ocupar el territorio Esequibo, al crear un supuesto Estado inexistente, con todo lo que eso implica.

Lo anterior de ninguna manera justifica que la República Cooperativa de Guyana haya ocupado –ellos sí- el territorio Esequibo desde el año 2004, fecha en que Hugo Chávez Frías y su entonces Ministro de Relaciones Exteriores, Nicolás Maduro Moros, actual usurpador, autorizaron a Guyana en una Declaración Conjunta a desarrollar la Zona en Reclamación. Ambos países debían antes arreglar sus diferencias para proceder a realizar cualquier actividad dentro de ese territorio.

Sin entrar en los detalles de lo que el régimen diga con relación a las cifras finales de participación en su referendo consultivo del 3 de diciembre, las decisiones respecto al Esequibo no se encuentran en Venezuela, sino en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya, de conformidad con el Acuerdo firmado entre las partes en 1966, porque así lo decidieron en su momento dos gobiernos legítimamente reconocidos por la Comunidad Internacional, por más movilizaciones, leyes para la creación de un nuevo Estado, y un gobierno “a control remoto” del Esequibo, que se invente el régimen venezolano (ver La Voz de América, Venezuela tratará de gobernar el Esequibo “a control remoto” en una primera fase, en https://www.vozdeamerica.com/a/venezuela-tratara-de-gobernar-el-esequibo-a-control-remoto-en-una-primera-fase-analistas/7386408.html).

El reconocimiento de la CIJ que tanto desconoce el régimen, le fue dado por ambos gobiernos, de Venezuela y Gran Bretaña, mucho antes de la existencia de la República Cooperativa de Guyana, a esa instancia a través el Acuerdo de Ginebra, cuyo texto claramente estableció entregar la decisión del mecanismo para dirimir las diferencias al Secretario General de la ONU.

Efectivamente, el Artículo IV, párrafo 2, del Acuerdo de Ginebra de 1966, establece que si las partes no se ponían de acuerdo sobre la elección de uno de los medios de solución previstos en el Artículo 33 de la Carta de Naciones Unidas, estos referirían la decisión sobre el medio de solución a un órgano internacional que acuerden, y si no acuerdan alguno, al Secretario General de las Naciones Unidas (ver Acuerdo de Ginebra 1966, en http://www.consulvenevigo.es/subido/ACUERDO%20GINEBRA%20ONU%201966.pdf).

A su vez, el Artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas establece: “1.- Las partes en una controversia cuya continuación sea susceptible de poner en peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales tratarán de buscarle solución, ante todo, mediante la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje, el arreglo judicial, el recurso a organismos o acuerdos regionales u otros medios pacíficos de su elección” (ver Carta de la ONU, en https://www.oas.org/36ag/espanol/doc_referencia/carta_nu.pdf) (resaltado nuestro).

Lo anterior deja afuera la verborrea del régimen de insistir en no aceptar la jurisdicción de la CIJ, que por lo demás ya decidió acerca de su propia competencia al indicar: Si las Partes dieron su consentimiento al arreglo judicial de su controversia en virtud del párrafo 2 del artículo IV del Acuerdo de Ginebra–Decisión del secretario general vinculante para las Partes–El párrafo 2 del artículo IV se refiere al artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas, que incluye el arreglo judicial como medio de resolución de controversias–Los medios de solución de controversias a disposición del secretario general, al que las Partes dieron su consentimiento, incluyen el arreglo judicial. Si el consentimiento otorgado por las Partes para la solución judicial de su controversia estaba sujeto a alguna condición–Si el secretario general debería seguir un orden particular al elegir los medios de solución de controversias enumerados en el artículo 33 de la Carta–La no obligación para el secretario general para seguir un orden particular o consultar con las Partes sobre su elección” (ver Sentencia de la CIJ del 18 de diciembre de 2020, en https://revistas.urosario.edu.co/xml/4295/429566597007/index.html) (resaltado nuestro).

Si en su borrachera de poder el régimen de Nicolás Maduro Moros, cree que llevando tropas a la frontera de la Zona en Reclamación, fabricando sin respaldo popular un Estado Esequibo, nombrando un Gobernador, dando licencias a sus compañías para la explotación de las riquezas petroleras en la zona, saldrá victorioso en su atropello como lo ha sido con nosotros dentro de las fronteras de Venezuela, se llevará una sorpresa (ver Diario Las Américas, Maduro ordena crear provincia y conceder licencia para explotar petróleo en el Esequibo, en https://www.diariolasamericas.com/america-latina/maduro-ordena-crear-provincia-y-conceder-licencia-explotar-petroleo-el-esequibo-n5347754).

Las leyes que rigen entre los Estados y los Acuerdos válidamente suscritos entre ellos se hacen respetar con la fuerza multinacional, para eso existe el Consejo de Seguridad de la ONU, y Guyana tiene ahora un asiento allí, Venezuela no. En ese terreno no vale que Padrino lleve soldados sin equipamiento para amenazar pendejos a la frontera con Guyana, o pongan un bate quebrado de gobernador del Esequibo, o entreguen licencias a compañías que no podrán operar en ese territorio. Lo que valdrá aquí será la fuerza de las leyes que rigen entre los Estados y que se soportarán precisamente en los argumentos arriba señalados para poner al régimen en su lugar.

Si Venezuela tuviera la fuerza y los cañones de los EEUU, no estuviéramos hablando de este asunto. Putin invadió Ucrania sin temor a mayores consecuencias porque lo respaldaron sus bombas nucleares y el terror del mundo ante una Tercera Guerra Mundial. Nuestro tamaño como país nos obliga a respetar mucho más el ordenamiento jurídico internacional que quienes tienen la fuerza para imponer su voluntad.

Estos criminales no se meterán –por ahora- en el territorio Esequibo, pero crearán el suficiente ruido para distraer al mundo para evitar unas elecciones el año 2024. Pero en el camino Venezuela puede perder el Esequibo. Si Venezuela pierde el juicio en la CIJ ante la no concurrencia de los argumentos y la presentación de nuestra memoria histórica que demuestra nuestros derechos sobre el territorio Esequibo, dudo mucho que el régimen pueda sostenerse ni un día más después de esa sentencia internacional. Creo que sus propios partidarios se los comerían vivos…

Al abrir la Caja de Pandora del Esequibo, Maduro decidió jugarse a Rosalinda –el Esequibo- para quedarse en el poder. Pero si decide ir a una siguiente fase de lo que han hecho, no creo que el lance salga tan exitoso como ocurrió en la copla de Ernesto Luis Rodríguez, todo lo contrario. Perderán –y ellos con nosotros- más que “el araguaney, la cobija y el sombrero” del llanero que se jugó a Rosalinda. Las razones las publica el analista político de clase mundial, Ian Bremmer: “Primero, porque los estadounidenses se opondrían firmemente. Los brasileños se opondrían firmemente y, como consecuencia de ello, se verían muchos castigos contra una economía que realmente no puede permitírselo. Pero también, China es propietaria parcial del enorme hallazgo de petróleo que se encuentra frente a la costa de este territorio en Guyana, y es el único amigo que gasta dinero real con los venezolanos en este momento…” (ver Ian Bremmer, Gzero, 6-12-2023, Todo es político, en https://www.gzeromedia.com/in-60-seconds/world/bidens-israel-policy-hurts-his-2024-reelection-chances-from-all-angles).

Entonces, ¿para dónde van a correr con esa pata hinchada? ¿Quién los acompañará en esa locura? ¿Cuba y el Caricom? Esos serán los primeros en acomodarse con Guyana. ¿China? Menos aún, como lo dice Bremmer. ¿La Rusia en conflicto que sacó militares apostados en Venezuela para su guerra? Estos delincuentes encontraron el peor momento para abrir esa Caja de Pandora. Maduro y su régimen no tienen otra salida que contarse en los términos acordados con la Comunidad Internacional. Cualquier cosa diferente, como esta Caja de Pandora que acaban de abrir, no solo significará demorar y hacer más dolorosa su salida, sino también modificar la manera en que saldrán…

Caracas, 6 de Diciembre de 2023

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sábado, 2 de diciembre de 2023

Venganza póstuma

Por Luis Manuel Aguana

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No hay nada peor que la maldición de quienes agonizando todavía ponen trampas a quienes los derrotaron o enviaron a la tumba, en una suerte de venganza póstuma, como si desde el infierno trataran de incidir en los acontecimientos de los que no serán más protagonistas.

Tal es el caso de la mamarrachada titulada “Procedimiento para la revisión de las medidas de inhabilitación acordadas por la Contraloría General de la República”, expedida entre el régimen y su oposición colaboracionista desde una mesa de negociación en la cual los venezolanos todavía seguimos sin estar representados desde que la verdadera oposición resultó electa el 22 de octubre de 2023, con poco más del 90% de los votos. El documento fue publicado por la embajada de Noruega en México, como facilitador del Diálogo y Negociación de Venezuela, quien confirmó allí el procedimiento negociado entre la oposición moribunda y el régimen de Nicolás Maduro Moros (ver documento en @NoruegaMexCA en  https://twitter.com/NoruegaMexCA/status/1730392775198122298).

Este documento, cocinado en la paila del régimen con los ingredientes de la oposición, cumple cuatro objetivos: 1) dar una respuesta antes de la fecha límite, a la amenaza de la Comunidad Internacional de regresarle las sanciones al régimen si no levantaba las inhabilitaciones ilegales a los opositores venezolanos –léase a María Corina Machado (MCM)-; 2) poner a MCM entre la espada y la pared de aceptar los términos del régimen, sometiéndola a una justicia que depende de Miraflores; 3) intentar obligar a MCM a ponerse en rebeldía, lo que dejaría al régimen en la oportunidad de argumentar ante el mundo que es MCM y no los delincuentes que gobiernan al país, quien no desea una solución pacífica a la crisis política; 4) darle la luz verde a los inhabilitados propicios al régimen –ergo Capriles- para quitarles, a ellos sí, su inhabilitación para que puedan competir en las elecciones de 2024, en la comodidad de que ellos si aceptarían “su derrota” frente al régimen.

Lo que más me sorprende de todo esto, no es que la oposición oficial representada por Gerardo Blyde y el régimen hayan cocinado esta “solución” en paila conjunta, sino que luego de más de un mes de celebradas las primarias todavía los venezolanos estemos a la espera de los primeros pasos de la dirigencia de la nueva oposición democráticamente electa el 22 de octubre para, si no desplazar completamente, al menos sí colocar representantes genuinos de la oposición venezolana en esa mesa de negociación “opositora” que dice representarnos. Eso nos lo ganamos el 22 de octubre al votar por MCM. Lo menos que esperamos es que desde ya empecemos a ver resultados.

Más allá de la confianza que MCM dijo tener en Gerardo Blyde, es claro, después de la publicación de semejante “procedimiento”, esa posición debe cambiar radicalmente. En efecto, MCM indicó que “confía plenamente en Gerardo Blyde” (ver @polianalítica, en  https://twitter.com/polianalitica/status/1720453928536420801), pero ya ese primer paso dado de la mesa luego del 22 de octubre, demuestra que en política no se puede confiar en nadie.

La primera pregunta que debemos hacernos es si se puede resolver a derecho en el TSJ del régimen el caso de las inhabilitaciones ilegales del régimen, a todas luces de carácter político. ¿Es aceptable esa salida para Noruega, quien es “garante” de esa negociación? Noruega no está allí para hacerse parte del conflicto interno de los venezolanos sino como mediador. Pero, si es así, ¿por qué es ella quien publica el procedimiento y no las partes en conflicto? ¿Resulta un ensayo para ver cuál es la reacción del cuerpo político venezolano a esa “negociación”?

Cualquiera que sea la respuesta, la existencia misma de esa mesa de negociación se debe a que en Venezuela NO EXISTE un Estado de Derecho y menos aún un sistema de libertades y judicial digno, justo y transparente para los venezolanos, y que tiene un régimen que mantiene presos políticos y toda clase de desmanes en contra de la población, y que desea permanecer en el poder a toda costa, sin contarse electoralmente  de una manera debida. De no ser así, ¿por qué tendríamos que buscar una mesa de negociación internacional con mediadores, en primer lugar? ¿Cómo es que la propuesta de una negociación para resolver las inhabilitaciones puede ser concurrir a la “justicia” venezolana, y peor aún que la parte opositora lo acepte? ¿O será que todos nos volvimos locos en Venezuela?

El régimen de Nicolás Maduro debe levantar las inhabilitaciones políticas, no solo porque son ilegales, sino porque es la única manera de salir de la crisis política que ellos mismos han causado. Y si es que existe todavía alguien sensato en este régimen de criminales, debe sugerirle a quien detenta el poder en Venezuela que se cuente para que la Comunidad Internacional pueda reconocerlos, si es que de verdad tienen los votos para eso. Y eso no es una ingenuidad. Hasta los dictadores del pasado venezolano decidieron irse cuando supieron de cierto que el pueblo los despreciaba.

Pero al insistir quedarse no hacen más que taparle la única salida al vapor a una olla de presión, que más temprano que tarde reventará, siendo ellos sus primeras víctimas. La creencia estúpida de una oposición moribunda que pretende con una venganza póstuma que resolverá su posterior surgimiento, negociando con el régimen aun después de muertos, no resolverá la decisión irreductible de un pueblo que les dio un golpe mortal el 22 de octubre. No fue MCM, fue un pueblo que no los quiere ver más decidiendo por ellos su futuro. Pero no se vengan de MCM, sino de nosotros que ya no confiamos más en ellos.

El régimen de Nicolás Maduro Moros no tiene legitimidad alguna, por lo que la Comunidad Internacional, que le puso límites a su actuación a través de sus sanciones, debe rechazar por írrito ese procedimiento cocinado entre quienes no nos representan y un régimen ilegítimo, como lo debemos rechazar todos los venezolanos. Hasta que no exista un acuerdo firmado con la oposición verdadera electa el 22 de octubre, no se puede considerar zanjado un acuerdo para las inhabilitaciones políticas del régimen. O se cuenta o se cuenta con la oposición legítima, en unas elecciones justas, libres y verificables. Lo demás solo representa una venganza póstuma de quienes se niegan a morir dignamente.

Caracas, 2 de Diciembre de 2023

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lunes, 27 de noviembre de 2023

La cuestión de fondo del Esequibo

Por Luis Manuel Aguana

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Existe una cuestión de fondo en el caso del referendo acerca del Esequibo que me ha hecho mucho ruido desde que el régimen se sacó esa carta patriotera debajo de la manga para, de acuerdo a ellos, medir quien está o no con la “robolución”, y a la vez poner en circulación cifras diferentes que superen de cara al mundo que todavía tienen la fuerza suficiente en la calle para poner en duda un resultado electoral que claramente no tienen, como lo demostraron las primarias del 22 de octubre, pero que justifiquen una diferencia fraudulenta mínima a favor del régimen en las elecciones del 2024.

Y esa cuestión de fondo no es otra que la respuesta a la siguiente pregunta: ¿puede un régimen comprobadamente ilegítimo, no reconocido por propios y extraños, tomar decisiones que afecten el futuro de los venezolanos? ¿Puede alguien que se metió en nuestra casa a la fuerza y se la apropió como suya, venderla y que todo el mundo reconozca esa operación como válida?

Lo que pasa con ese referendo me recuerda, una nota que escribí hace casi 10 años donde describo que un extraño se metió en nuestra casa y ha permanecido en ella por la fuerza por más de 20 años (ver País secuestrado, en https://ticsddhh.blogspot.com/2014/04/pais-secuestrado.html). Y ahora el vecino, para remate, se mete también en nuestro patio trasero, y este usurpador que se adjudica ilegítimamente una propiedad que no es suya, pretende ahora preguntarnos a nosotros, los dueños legítimos, si el patio es nuestro o no, o si tenemos derechos sobre ese terreno para él tomar decisiones. ¿¡Qué vaina es esa!?

La principal cuestión de fondo aquí es si ese usurpador tiene el derecho de encarar ese problema con el vecino, porque esta casa no es suya desde un principio, y luego de recuperar los derechos sobre nuestra casa, entonces demostrar a las autoridades, con los documentos de propiedad en la mano, que el patio trasero es nuestro. ¡Pero primero es lo primero!

Pero nos hemos metido en una discusión tan completamente estéril como fuera de lugar, que pareciera que somos víctimas colectivas del Síndrome de Estocolmo, siguiéndole el juego a quienes como secuestradores, en principio, no tienen ningún derecho de disputar absolutamente nada sobre nuestra propiedad. Hasta que los venezolanos no resolvamos la cuestión primaria de una representación legítima de gobierno que presentarle al mundo, no es posible resolver con ningún país una situación de límites, y menos aún uno de la trascendencia que tiene el territorio Esequibo en la vida del país.

Hasta ahora el régimen ha tenido éxito en dividir las posiciones de la oposición política entre ir a votar o no en ese referendo, cuando lo que deberíamos estar haciendo todos es rechazar la calificación de un régimen ilegítimo para decidir sobre ese tema, que es en lo que si coincidimos todos los venezolanos, enviándole un mensaje al gobierno de la República Cooperativa de Guyana, y a la Comunidad Internacional en general, que será completamente desconocido cualquier arreglo que se determine durante el transcurso de la gestión del régimen de Nicolás Maduro Moros, o cualquier otro, que no provenga de la representación legítima del pueblo venezolano.

Desde el 22 de octubre los venezolanos logramos finalmente una representación digna de la oposición. La condición fundamental que nos unió ese día de octubre fue decidir a favor de alguien que no estuviera subrogado al régimen y trabajara únicamente para desplazarlo, y no que conviviera con él. Desde ese momento los venezolanos tenemos una dirección opositora distinta y asimismo esperamos de ella conducción política clara y firme. No es cualquier cosa lo que esperamos luego de años de entrega opositora al régimen.

Quienes hemos, de una u otra forma, criticado abiertamente lo que han hecho por años los partidos seudo opositores, cuyas decisiones, por acción u omisión, han atornillado aún más al régimen, tampoco dejaremos de hacer las respectivas observaciones de la mejor buena fe, a esta nueva oposición en las materias que consideremos clave, como un aporte al objetivo común que al fin y al cabo tiene una oposición verdadera, que no es otro que salir a la brevedad posible de los criminales que gobiernan a Venezuela.

El 23 de noviembre, María Corina Machado (MCM) se pronunció, como conductora política de una nueva oposición, en torno al referendo Esequibo, solicitando la suspensión de la consulta en los términos siguientes: “…el referendo sobre el Esequibo es un error que no solo no aporta nuestros mejores argumentos a la defensa de nuestro territorio, sino que incluso nos puede perjudicar ante nuestra defensa en la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Frente a esta realidad inminente, yo quiero apelar a la sensatez de todos los venezolanos, civiles y militares, y plantear la siguiente consideración: en primer lugar el referendo sobre el Esequibo debe suspenderse. En segundo lugar, conformemos el mejor equipo, con los mejores expertos, venezolanos y de todo el mundo, historiadores, juristas, diplomáticos, militares, sin importar sus preferencias políticas, y crear un equipo que fortalezca nuestros argumentos y alinee todos los insumos para la defensa de Venezuela y nuestro territorio. Y en tercer lugar presentemos a la Corte Internacional de Justicia una contra memoria inobjetable, que demuestre los derechos de Venezuela al oeste del río Esequibo…” (ver María Corina Machado en X (antes Twitter), “Si el régimen no sabe o no quiere defender el #Esequibo, nosotros sí”, en https://twitter.com/MariaCorinaYA/status/1727665517597446283) (resaltado nuestro).

Ante esa posición es obligante opinar, porque esto forma parte, como ya he comentado en líneas anteriores, de dejar a un lado la cuestión de fondo de toda esta discusión, que no es otra que la competencia de estos criminales para dirimir la propiedad de todos los venezolanos sobre el territorio Esequibo, siguiéndole la narrativa al régimen.

MCM tiene completa razón en solicitar la suspensión de esa jugada del régimen de Maduro que no va dirigida a resolver el problema limítrofe con Guyana. Sin embargo, si hemos de aceptar, como lleva implícita esa declaración, el consejo de los mejores juristas del país, la jurisdicción de la CIJ, “conformando el mejor equipo con los mejores expertos”, es claro que eso no podrá salir de una decisión que tome el régimen actual, y menos aún cuando este ha decidido desconocer tal jurisdicción como política de Estado.

Esa posición supone, en primer lugar, un régimen abierto a ir a la CIJ, y en segundo lugar pensar que sea posible “apelar a la sensatez de todos los venezolanos, civiles y militares”, como en una suerte de tregua entre régimen y oposición política, donde unidos se decidan equipos multidisciplinarios, “sin importar sus preferencias políticas”.  Conociendo, como conocemos, a este régimen criminal, estamos hablando de una situación poco realista, alejada de lo que debería ser ahora la contundencia de una oposición política frente a un régimen que impulsa una estratagema criminal que pone en riesgo el territorio venezolano.

Los opositores venezolanos no solo debemos exigir la suspensión del referendo como lo propuso MCM, sino también desconocer cualquier medida y sus consecuencias, que este régimen autoritario e ilegítimo tome en relación con nuestra reclamación del Esequibo, hasta tanto no exista en Venezuela un gobierno legítimo, y verdadero representante de los venezolanos. Esa declaración debe ser contundente y dada a conocer en todas las instancias e instituciones internacionales, y en especial al gobierno de la República Cooperativa de Guyana.

Es posicionamiento político, le enviaría un claro mensaje a todo el mundo que la mayoría de los venezolanos estamos dispuestos a someternos a la decisión de la CIJ pero cuando exista en Miraflores un gobierno democrático producto de unas elecciones libres, justas y verificables. Eso va en consonancia con las presiones de la Comunidad Internacional al régimen de Nicolás Maduro Moros para el levantamiento de sanciones, y sería un elemento adicional para congelar ese juicio que no puede tener, por parte de Venezuela, a una banda de criminales en el poder.

El trabajo arduo que se impone desde la legítima oposición política, es la descalificación completa del régimen para dirimir este grave asunto frente a Guyana en representación de los venezolanos, desconociendo sus decisiones a nivel nacional e internacional en la materia, que incluye su ausencia ante la CIJ para defender nuestra causa, y lograr que ese juicio se paralice hasta que Venezuela recupere su legítima representación. De otra manera vamos rumbo a perder de nuevo “soga y cabra”, como lo vaticinó acertadamente Alejo Fortique en 1845.

Caracas, 27 de Noviembre de 2023

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