viernes, 8 de enero de 2021

Ruta Común

Por Luis Manuel Aguana

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Luego de de leer los reconocimientos concedidos a la extensión del mandato como Presidente Encargado a Juan Guaidó y la Asamblea Nacional electa en Diciembre de 2015, a través de la modificación de un Estatuto agarrado con alfileres, otorgados por los EEUU (ver Estados Unidos sigue reconociendo al presidente interino Guaidó y a la última Asamblea Nacional elegida en forma democrática en Venezuela, en https://translations.state.gov/2021/01/05/estados-unidos-sigue-reconociendo-al-presidente-interino-guaido-y-a-la-ultima-asamblea-nacional-elegida-en-forma-democratica-en-venezuela/), la Unión Europea (ver Venezuela: Declaración del Alto Representante, en nombre de la Unión Europea, en https://www.consilium.europa.eu/es/press/press-releases/2021/01/06/venezuela-declaration-by-the-high-representative-on-behalf-of-the-european-union-on-the-situation/) y el Grupo de Lima (ver Grupo de Lima reconoció legitimidad de la Comisión Delegada presidida por Guaido, en https://www.lapatilla.com/2021/01/05/grupo-lima-asamblea-maduro/), no me queda otra cosa que volver a asombrarme por una situación que solo se da en Venezuela: afuera nos reconocen más de lo que nos reconocemos a nosotros mismos.

La situación de Juan Guaido y menos aún la extensión del mandato de la Asamblea Nacional electa en 2015, a través de una modificación dudosa del Estatuto para la Transición (a mi juicio inconstitucional) no me gusta más que al resto de los venezolanos que hemos visto 2 años tirados a la basura de la historia, con el consabido aumento del sufrimiento de nuestra gente. Pero la decisión del mundo no es jurídica ES POLITICA. Y esa decisión a juicio de todos los países constituye un mal menor que reconocer a los delincuentes que tienen el poder en Venezuela. Prefieren seguir esperando y ver cómo evolucionan las cosas en el país, con una dirigencia política opositora que consideran -y con mucha razón- muy mediocre.

Sin embargo todavía existen dirigentes políticos de la oposición venezolana que ponen en duda esa realidad política del reconocimiento de Guaidó y su Asamblea, que les atropella en la cara, y siguen trabajando activamente a contravía de sus ejecutorias para hacer más difícil el camino del Gobierno Encargado y a la actual Asamblea Nacional de 2015 como los poderes legítimos del país, lo que redunda en beneficio de la permanencia del régimen.

De hecho los desconocen y se rehúsan a trabajar con ellos. Aunque podría acordar en que no les falta razón, es urgente e indispensable, no buscar una “unidad” con esa oposición, sino acordar al menos lo que he llamado una “Ruta Común” que nos permita andar por carriles separados pero en la misma dirección. Algo de eso hicimos desde la sociedad civil cuando en ANCO le propusimos al Gobierno Encargado la realización de una Consulta Popular, aunque ellos no entendieron del todo el significado de “carriles separados”. Pero a los venezolanos nos cuesta llegar a ese tipo de reconocimientos. Y eso es lo que no entiende la gente de afuera. Ya es hora de empezar a cambiar eso si queremos salir pronto de esta pesadilla.

Esa Ruta Común debe pasar por establecer acuerdos de convivencia y de trabajo coordinado que permitan, no una unidad, sino un trabajo común que son dos cosas diferentes. Unidad significa fusionarse con otro, en una estrategia únicamente conducida sobre un grupo coherente jerárquicamente. En las actuales circunstancias eso no es posible en Venezuela. Lo que se propone aquí es algo completamente diferente, y puedo dar un ejemplo para que se comprenda la idea: cuando se está quemando un edificio pueden llegar muchos a intentar apagar el fuego. Unos pueden utilizar equipos con mangueras, otros más pequeños con baldes de agua, otros con equipos de espuma, otros utilizar helicópteros con agua desde el aire, y otros con explosivos para apagar fuego. Todos esos grupos tienen una la solución que puede ser o no valida, pero si actúan solos lo que harán es que el edificio se queme más rápido.

Si cada uno opera independiente a su manera y de acuerdo a sus capacidades, nadie se tiene ni siquiera que ver, solo se requiere saber donde estará el otro para no estorbarle ni pisarle la manguera –valga el ejemplo del incendio-, cada uno trabajando en su propio lugar pero coordinadamente. De esa manera todos trabajan para un mismo fin, apagar el fuego en el edificio de acuerdo a su propia capacidad. De eso es lo que hablo. Mucha gente se podría integrar sin que se tenga que estar de acuerdo con la estrategia del otro. Lo que si debe existir es un lugar único de coordinación donde los jefes de cada grupo evalúan donde se colocan los equipos de acuerdo a su competencia para el beneficio de llegar más pronto al objetivo común. Eso es lo que llamo Ruta Común. No tengo que estar de acuerdo con lo que hace el de al lado, el del frente o el de arriba o el de abajo. Si lo que hace va en el sentido de lograr el objetivo común de todos, es válida su participación.

En julio de 2012, publiqué una nota titulada “Unidad técnica” (ver https://ticsddhh.blogspot.com/2012/07/unidad-tecnica.html) que se llegó a transformar en una propuesta formal a los equipos técnicos de la MUD para afrontar la aceptación técnica de las condiciones electorales del régimen para las elecciones Capriles-Chávez de Octubre 2012 (ver ESDATA-VOTOLIMPIO: Urgente e impostergable: La Unidad en lo técnico”, en http://bitakoraeva.blogspot.com/2012/07/urgente-e-impostergable-la-unidad-en-lo.html). Allí proponía la “unidad” de los equipos técnicos de la MUD y de aquellos que adversábamos la manera en que se aceptaban las condiciones del régimen para que la oposición pudiera participar. Creí que era más sencillo que los técnicos nos pusiéramos de acuerdo en la ingeniería, que es completamente objetiva, que los políticos en relación a las condiciones electorales. Fue en vano. De nuevo, la manía venezolana de no trabajar juntos por un objetivo común. Pero los políticos de la MUD tenían a mi juicio un gato encerrado con el régimen que no deseaban que nosotros conociéramos. De allí que los técnicos de la MUD no consideraron nuestra propuesta, terminando por aceptar las condiciones más abyectas para esas elecciones. No fue en vano que Capriles nos mandara a bailar salsa y tocar cacerolas para no cobrar…

Un paso interesante de una primera aproximación a esa Ruta Común podría ser aceptar esa “rendición de cuentas” que están exigiendo María Corina Machado, Diego Arria y Antonio Ledezma (ver Maduradas en,  https://maduradas.com/sepa-maria-corina-machado-diego-arria-antonio-ledezma-exigen-guaido-rendir-cuentas-tras-escandalo-corrupcion-desvelado-washington-post/). Si existe la disposición de Guaidó de solicitar la colaboración de otros sectores opositores indicando que “Es el momento de unirnos” porque es “el último llamado de la patria” (ver Guaidó llamó a la unidad a líderes opositores (ver https://elmercurioweb.com/noticias/2021/1/5/guaid-llam-a-la-unidad-a-lderes-opositores-es-el-momento-de-unirnos), debería estar entonces en la disposición de negociar un acuerdo opositor en los mejores términos sin pisarse las mangueras para hacer un reinicio de la oposición en el 2021 en una Ruta Común que los lleve a todos en la misma dirección, donde cada uno apague el fuego desde su propia perspectiva. Eso sería lo sensato. Lo otro sería seguir en la vieja costumbre venezolana de no reconocer lo que el planeta entero reconoce, que no es otra cosa que la fórmula más segura para que el régimen dure 100 años.

Pero lo más importante de toda esta exposición es que esa Ruta Común tiene que incluirnos como la sociedad civil representada por más de 6,4 millones de venezolanos que se hicieron presentes en una Consulta Popular, que todos en esa oposición se empeñaron en que no se expresara y ahora tratan de esconder el éxito de esa convocatoria como quien trata de ocultar el sol con un dedo. Esa es la clave para el éxito o el fracaso de esa nueva Ruta. Esos ciudadanos no investidos de autoridad son los únicos capaces de legitimarla. Si igual se empeñan en seguir ignorando a quienes podemos legitimarla, el camino será más largo pero finalmente se impondrá el dueño de la Soberanía Popular pasando por encima de quienes aun no comprenden lo que desde hace rato entendieron afuera: o lo hacen juntos, o lo hacemos nosotros directamente con los dueños…

Caracas, 8 de Enero de 2021

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sábado, 2 de enero de 2021

Asamblea Nacional, Ser o no Ser

Por Luis Manuel Aguana

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En mi primera nota del 2021 refiero la duda de Hamlet por ser universal: “Ser o no ser, esa es la cuestión. ¿Cuál es más digna acción del ánimo, sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta, u oponer los brazos a este torrente de calamidades, y darlas fin con atrevida resistencia?”. Tremenda disyuntiva la de Hamlet, en el Acto Tercero, Primera Escena, de la obra inmortal de William Shakespeare, donde un Príncipe se enfrenta a un problema de conciencia, incapaz de cerrar los ojos ante “la duda entre la agonía de la vida y la liberación que supondría el suicidio, después del desengaño sufrido ante el vergonzoso comportamiento de sus progenitores” (ver Hamlet o la eterna duda, por Susana Torres Prieto http://ideas.ie.edu/hamlet-o-la-eterna-duda/).

La Asamblea Nacional se debate entre el Ser y no Ser de Hamlet. ¿Y por qué? Porque aprobaron el 26 de Diciembre de 2020 una reforma del Estatuto de la Transición (ver https://www.asambleanacionalvenezuela.org/noticias/an-aprobo-primera-discusion-de-la-reforma-de-la-ley-del-estatuto-que-rige-la-transicion-a-la-democracia-y-la-vigencia-de-la-crbv) que naufraga entre la inconstitucionalidad de su contenido (ver Michael Penfold en  https://twitter.com/penfold_michael/status/1344025882491551748?s=03) y “las posibles irregularidades en la forma que se produjo su votación” (ver Denuncian supuestas irregularidades durante la sesión de la AN en la que se modificó el estatuto de la transición, en https://maduradas.com/polemico-participaron-68-principales-rellenaron-suplentes-denuncian-supuestas-irregularidades-sesion-la-an-la-se-modifico-estatuto-transicion/).

Si la modificación del Estatuto de la Transición por posibles irregularidades en su aprobación resulta fallido, la Asamblea Nacional se verá en serios aprietos para justificar su existencia ante la Comunidad Internacional. Esto sin contar con el hecho de que el mismo 30 de Diciembre de 2020 el TSJ del régimen declaró la nulidad de la reforma del Estatuto de la Transición por una acción de los diputados Oscar Ronderos Rangel, José Gregorio Aparicio y Ezequiel Pérez Roa, de la facción de los alacranes adecos (ver Efecto Cocuyo, En menos de tres horas TSJ declara nulidad del Estatuto de la Transición, en https://efectococuyo.com/politica/en-menos-de-tres-horas-tsj-declara-nulidad-del-estatuto-de-transicion/).

Y es que la Asamblea Nacional decidió a última hora del año 2020 justificar su continuidad constitucional a través de la modificación del Estatuto de la Transición. A mi juicio fue un grave error mezclar su continuidad con el control de varios aspectos de su accionar político en el año 2021, como el manejo de la Presidencia Encargada a través de un Consejo Político. Esta mezcla resultó fatal.

Una cosa es que la Asamblea Nacional continúe en funciones porque el régimen hizo un fraude constitucional con unas elecciones chimbas convocadas ilegalmente el 6 de Diciembre de 2020, y otra muy diferente que los ciudadanos diputados quieran hacer elecciones a como de lugar ignorando el mantra original del cese de la usurpación de primero y deseen controlar a Guaidó, o al que pongan en sustitución, a través de una figura que no existe en el texto constitucional, sin olvidar que pasaron por encima del mismo texto al modificar las atribuciones de la Comisión Delegada.

No se equivoquen, la Asamblea Nacional legítima, electa el 6 de Diciembre de 2015, seguirá viva y en funciones a pesar de la chapuzada de los diputados, por una decisión salvadora del Tribunal Supremo de Justicia legitimo en el exilio, en Sentencia de la Sala Electoral que declara nula la convocatoria a elecciones de Diputados de la Asamblea Nacional el 6 de Diciembre de 2020 (ver Sentencia SE-2020-0002 del 3 de Diciembre de 2020, en https://twitter.com/TSJ_Legitimo/status/1334551057335201792).

Lo anterior es una buena noticia. Pero una mucho mejor es que si la Asamblea Nacional desea hacer alguna reforma al Estatuto de la Transición, cuya actual modificación no es sustentable de acuerdo a los especialistas (y habría en consecuencia que realizarla de nuevo), deberá utilizar esa sentencia de la Sala Electoral del TSJ Legitimo como sustento y cuya decisión estableció la continuidad constitucional de los diputados y de la actual Directiva de la Asamblea Nacional, para justificar su existencia:

“SEXTO: Que en relación a la continuidad de la representación parlamentaria de los  diputados electos el 6 de diciembre de 2015, esta Sala Electoral declara “Ha Lugar” la solicitud, por cuanto no ha existido una convocatoria legal para elegir a los diputados a la Asamblea Nacional para el período 2021-2026 y ante la ausencia de una reglamentación constitucional a la cual se pueda acudir para evitar que se vulnere la soberanía popular y el pueblo quede sin representación parlamentaria, en aplicación de la disposición contenida en el artículo 333 de la Carta Magna, se acuerda que se mantengan como los únicos diputados legítimos a la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, a partir del del 6 de enero de 2021, a los parlamentarios legítimamente electos en los comicios  celebrados el 6 de diciembre de 2015 y juramentados el 05 de enero de 2016, hasta que sean celebradas unas elecciones auténticas en plena garantía al derecho al sufragio consagrado en el artículo 63 constitucional.

SÉPTIMO: Que en relación a la solicitud de pronunciamiento sobre la continuidad de la Junta Directiva presidida por el ciudadano Juan Gerardo Guaidó Márquez, quien además de presidente de la Asamblea Nacional ejerce las funciones de presidente interino de la República Bolivariana de Venezuela…”, se declara “Ha Lugar” dicha petición, en el entendido de que a partir del 6 de enero de 2021, continuarán en el ejercicio de sus funciones la totalidad de la directiva del organismo en pleno y de todas las comisiones designadas en el período 2020-2021, en aras de mantener el ejercicio de sus atribuciones, hasta tanto la Asamblea Nacional decida lo conducente en los términos a que se refiere el artículo 194 de la Constitución de la República y el Reglamento de Interior y Debate de la Asamblea Nacional”

Ante ese hecho, lo mejor de todo es que a los Diputados de la Asamblea Nacional no les quedará otra salida que aceptar lo que hasta ahora SE HAN NEGADO A RECONOCER: la existencia institucional del TSJ Legitimo en el exilio y sus decisiones. En otras palabras LA EXISTENCIA DE LA ASAMBLEA NACIONAL DEPENDE AHORA DE ESE RECONOCIMIENTO. El Ser o no Ser hamletiano…

Deberán reconocer también, en consecuencia, las sentencias del TSJ Legitimo del 13 de Junio de 2018 que declara la NULIDAD del actual sistema electoral venezolano y la sentencia condenatoria de Nicolás Maduro Moros a 18 años y tres meses de prisión ocurrida en Bogotá el 15 de Agosto de 2018. Lo único que los separa de su desaparición es ese reconocimiento. Sería bueno que se apuren, faltan horas para el 5 de Enero. La disyuntiva de Hamlet sigue vigente, Ser o no Ser…

Caracas, 2 de Enero de 2021

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jueves, 31 de diciembre de 2020

La última institucionalidad que nos queda

Por Luis Manuel Aguana

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El ultimo día del año 2020 lo celebramos con el logro y la reafirmación de la expresión ciudadana, finalmente establecida como un mandato del pueblo de Venezuela de la secuencia establecida en el Estatuto de la Transición aprobado en Febrero de 2019, que comienza por el cese de la usurpación del poder de Nicolás Maduro Moros, en la pregunta No. 1 de la Consulta Popular realizada del 7 al 12 de Diciembre de 2020. Mal podría entonces esta decisión del pueblo venezolano, máxima instancia de la Soberanía del país establecida en el Artículo 5 Constitucional, ser revertida con la modificación del referido Estatuto el 26 de Diciembre de 2020 por parte de la Asamblea Nacional, decisión que por cierto está siendo puesta en duda como lo demuestra este interesante hilo de Michael Penfold en twitter (ver https://twitter.com/penfold_michael/status/1344025882491551748?s=03) y noticias relacionadas (ver Maduradas, en https://maduradas.com/polemico-participaron-68-principales-rellenaron-suplentes-denuncian-supuestas-irregularidades-sesion-la-an-la-se-modifico-estatuto-transicion/).

Sin embargo, más allá de las dudas relativas a esa decisión de la Asamblea Nacional, tres aspectos importantes se desprendieron de esta nueva versión del Estatuto de la Transición: a) el intento, a mi juicio infructuoso (porque el pueblo se pronunció en relación a eso del 7 al 12 de Diciembre de 2020) de borrar el mantra de tres pasos indicando que para los diputados lo importante ahora son las elecciones (Artículo 2), restando importancia al pronunciamiento de los venezolanos en la Consulta Popular; b) la continuidad política y administrativa de la actual Asamblea Nacional a través de la Comisión Delegada, estableciéndole atribuciones más allá de las que indica la Constitución (Artículos 12 y 14); y c) la eliminación del Centro de Gobierno con la creación del Consejo Político como una nueva figura que controla al Presidente Encargado (Artículos 18 y 19).

Veamos esos tres aspectos con más detalle. Por más que los Diputados hayan modificado el Artículo 2 del Estatuto de la Transición, indicando que  “En la actuación de los órganos del Poder Público se dará prioridad a la procura de elecciones libres, justas y verificables…”, esto no modifica en un ápice el mandato popular de exigir el cese de la usurpación previo a la realización de cualquier elección en Venezuela. De hecho, el mismo Estatuto modificado todavía reafirma el Cese de la Usurpación y la conformación de un Gobierno de Transición “como los elementos concurrentes que configuran la liberación del régimen…” (Artículo 10 del nuevo Estatuto).

Sin embargo, me resultó muy decepcionante que los ciudadanos diputados hicieran caso omiso de la manifestación de 6,4 millones de venezolanos en la Consulta Popular y su mandato, para el cambio del Estatuto de la Transición, en especial en la reafirmación del Cese de la Usurpación y el rechazo al fraude del 6 de Diciembre de 2020. Ese cambio sustentado por la expresión de la Consulta Popular hubiera fortalecido enormemente la modificación del Estatuto de la Transición convirtiéndolo en una de los primeros resultados del mandato del pueblo, y no como una expresión de desespero por mantener vigente la actual Asamblea Nacional y celebrar a troche y moche elecciones con el régimen. Ese desaire al pueblo venezolano es un error que necesariamente tendrá consecuencias.

Al único que escuché referirse a la Consulta Popular luego de ese cambio fue al Presidente Encargado Juan Guaidó en su mensaje de fin de año y su compromiso por cumplir ese resultado (ver mensaje de Fin de Año del Presidente Encargado Juan Guaidó, en https://twitter.com/jguaido/status/1343352956859666432). Vaya entonces el reconocimiento por ese compromiso que también es nuestro.

El segundo aspecto que resalta de los cambios en el Estatuto fue la continuidad de la Asamblea Nacional. No existe en la Constitución, como en el caso de la ausencia del Presidente de la República, ninguna previsión acerca de la ausencia de la Asamblea Nacional como poder público, para garantizar su continuidad. No es suficiente alegar que la elección del 6 de Diciembre de 2020 no fue legitima (Artículo 11) sin alegar como se sustenta esa afirmación y sin decir que fue el pueblo quien rechazó esa elección parlamentaria en una Consulta Popular. En todo caso si fue ilegítima la elección, como en efecto lo fue, se esperaría una justificación constitucional para la continuidad de la actual Asamblea Nacional legítima. El no haber tal justificación debilita tremendamente la sustentabilidad de la Asamblea Nacional frente a los países que han respaldado internacionalmente como legitima la elección del 6 de Diciembre de 2015, certificando sus decisiones. Creo que frente a esa fragilidad se debe anteponer la decisión del pueblo soberano en la Consulta Popular de exigir el Cese de la Usurpación para continuar proceder con unas elecciones libres previo a un Gobierno de Transición.

El último aspecto de importancia y que cierra con broche de oro los cambios realizados fue la creación de un Consejo Político que sustituye al Presidente Encargado en su ÚNICA función que no es otra que la de lograr las elecciones libres y verificables: Artículo 233: “...Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente electo o Presidenta electa antes de tomar posesión, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes...”. ¿Cómo se entiende entonces que ese Consejo Político oriente su actuación a “...la procura de elecciones libres, justas y verificables, al pleno restablecimiento del orden constitucional y de la separación de poderes, y al rescate del Estado democrático y social de Derecho y de Justicia en la República Bolivariana de Venezuela..” siendo estas precisamente las funciones constitucionales del Presidente Encargado?

Al eliminar el famoso “Centro de Gobierno”, adefesio creado para gobernar por Juan Guaidó, la Asamblea no solo reventó a Leopoldo López sino que asumió en el Estatuto las funciones del Presidente de la República. Y eso tiene implicaciones mucho más allá de lo que se ve superficialmente. No hay en ese nuevo Estatuto nada que le impida a esa Comisión Delegada "fortalecida" decidir una nueva persona en el cargo de Presidente Encargado de la República. ¡Ojo con esa jugada! Al hacer eso -si esa es la intención- la Asamblea Nacional se pone tan al margen de la legalidad como el régimen.

Pero más allá de  lo que acaban de hacer los diputados para seguir vigentes después del 5 de Enero de 2021, y la consecuente extensión del mandato de Juan Guaidó como Presidente Encargado, considero más importante como se desarrollará la lucha opositora en el transcurso del año 2021 al no tener una Asamblea Nacional en pleno funcionamiento como este año, o peor aún, con un funcionamiento en entredicho, y un Presidente Encargado mediatizado. En el neto en ambos terrenos hemos retrocedido con respecto al año que cierra hoy.

Eso le deja una sola carta a Venezuela: el papel que deberán jugar los ciudadanos no investidos de autoridad para recobrar su libertad en el 2021. Ya no veo a nadie investido de autoridad jugando un papel preponderante, sino a los liderazgos surgidos al calor de la lucha por reafirmar la voluntad del pueblo venezolano en una Consulta Popular, que nadie quería salvo los ciudadanos.

Entonces, la última institucionalidad que nos queda en pié después del deslave producto de los múltiples errores cometidos por la oposición oficial será la determinación del pueblo venezolano expresado en una Consulta Popular de salir de la usurpación logrando los apoyos nacionales e internacionales que sean necesarios. En lo personal prefiero eso que seguir en manos de una dirección inexperta, timorata y corrupta. Preferible solos que mal acompañados. ANCO jugó un papel fundamental y de primer orden en la Consulta Popular en el 2020 y lo seguirá jugando en esa nueva orientación ciudadana para recobrar nuestra libertad en el 2021. Dios será nuestra guía y compañía para este Nuevo Año del Señor. Tengo la fe de Florentino a mi favor...Agradeciendo profundamente otro año más a mis seguidores por su sincero acompañamiento, solo me resta desearles un extraordinario Feliz Año 2021 a todos…!

Caracas, 31 de Diciembre de 2020

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lunes, 28 de diciembre de 2020

La secuencia de la libertad

Por Luis Manuel Aguana

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No me extrañaron las reacciones inmediatas de los enemigos de la Consulta Popular al éxito de haber alcanzado 6,4M de participaciones. Al no poder negar que efectivamente pese a todos los esfuerzos de quienes dentro y fuera del Gobierno Encargado trataron de hacer fracasar esta iniciativa, ahora pretenden negar que ese fue un evento político de magnitudes incontestables, y comienzan la campaña del “bueno, y ¿ahora que van a hacer?” o “¿ustedes creyeron que el régimen se caería solo con esa consultica?”. Lo lamentable de eso es que juega en contra de la fe de aquellos que si participaron y creyeron que ese paso era absolutamente necesario –como efectivamente lo es- en la lucha que emprenderemos de ahora en adelante.

 

Y el truco miserable es utilizar en contra nuestra uno de los rasgos culturales más profundos del venezolano: la inmediatez. A los venezolanos nos gusta que las cosas pasen inmediatamente. “Lo mío que me lo den ya”. No tenemos una cultura de trabajo sistemático y perseverante para abordar y resolver los problemas. Y esto está respaldado por estudios académicos y gerenciales que se han realizado:

 

“Desde el punto de vista de la mayor parte de los entrevistados, todo lo que el venezolano tienen en entusiasmo le falta en perseverancia. Su sensibilidad, apertura y entusiasmo por nuevas ideas y retos, suele ser la chispa que genera un nuevo plan, idea o proyecto. Sin embargo, para que ese plan lleve a los resultados deseados es necesario tener dos cosas: disciplina para la acción (perseverancia) y un entorno que permita ir recogiendo la cosecha poco a poco, para que los pequeños logros estimule la cadena que lleva hasta el objetivo final…el venezolano es fácil de motivar y entusiasmar por algo nuevo…luego le falta vapor para continuar.” (Granell y otros, p102, 1997) (1)

 

En lo que estamos metidos como pueblo requiere de un proyecto de magnitudes políticas nunca antes vistas en nuestro país, y nuestra dirigencia opositora ha tratado con aspirinas lo que en medicina se conoce como un tumor cancerígeno con metástasis. Y es claro que esto tiene que ver mucho con la calidad del liderazgo político que conduce el barco opositor.

 

Los venezolanos somos los inventores de los operativos. Y como dice el estudio en referencia: “Somos buenos enfrentando situaciones de emergencia y en acciones de tipo comando para manejar situaciones críticas” (Granell y otros, p103, 1997) (1). Pero fallamos estrepitosamente cuando se trata de llevar un plan de largo plazo: “En términos generales, podemos considerar que la cultura venezolana es esencialmente cortoplacista, con un predominio del pensamiento sincrónico, una concepción muy flexible del tiempo y orientada a la obtención de resultados inmediatos más que al inferimiento de recompensas futuras” (Granell y otros, p107, 1997) (1).

 

Veamos lo que significa el pensamiento secuencial versus el pensamiento sincrónico: “En las culturas donde priva el pensamiento secuencial, como por ejemplo las anglosajonas, se le da importancia al orden en el cual las cosas deben realizarse para ser eficiente. Se siguen las normas aun cuando ello no sea lo más conveniente en el momento y se entiende que la línea recta es el camino más corto entre dos puntos. Así, se le da mucha importancia a la planificación, al cumplimento de los compromisos y se respetan las prioridades. Por el contrario en las culturas sincrónicas se pueden hacer varias cosas simultáneamente, se es flexible para pensar que no necesariamente el camino más recto entre dos puntos es el que lleva a la eficiencia y, con frecuencia, las prioridades se van estableciendo con la aparición azarosa de los eventos”  (Granell y otros, p101, 1997) (1).

 

En nuestro país al pensamiento sincrónico se le conoce como la doctrina Eudomar Santos: “Como vaya viniendo vamos viendo”. Eso es lo que ha aplicado la oposición oficial al mega problema del régimen narcoterrorista de Maduro, siendo esta la fórmula más segura del fracaso al abordar un problema de alta complejidad como el que estamos enfrentando con unos delincuentes que tienen el apoyo planetario de las fuerzas del mal, enemigos de la civilización occidental.

 

Los venezolanos tenemos que comenzar a pensar de una manera secuencial aunque nos cueste. Primero es una cosa, tenemos éxito, y vamos a la otra. Perseveramos hasta tener éxito y continuamos, con un plan en la mano, que no puede ser conocido por el enemigo hasta que sea absolutamente necesario. Eso hicimos nosotros en ANCO con esta Consulta Popular. Llevábamos años en esa línea de secuencia en contra de todo el mundo hasta que se logró. Vamos al siguiente paso, que es la cristalización del mandato del pueblo en esa Consulta. Eso no ocurrirá de la noche a la mañana. Requiere esfuerzos y tiene objetivos intermedios que no se pueden revelar, ni el tiempo en que se ejecutarán. Eso sí, requiere de una organización ciudadana muy fuerte que se inició durante la ejecución de la Consulta Popular y que debe fortalecerse en todo el país.

 

Tenemos el liderazgo, no de nosotros sino de ustedes mismos en cada región de Venezuela. Aquellos que se reventaron el lomo para conseguir que 6,4M de personas participaran en una consulta que los mismos políticos que la pusieron en una Ruta ahora niegan, siendo que es la viva voz y mandato del pueblo venezolano. Quienes deben liderar este esfuerzo en los puntos más recónditos de Venezuela son ustedes. Eso forma parte de un plan de mucho mayor alcance que ha sido la bandera desde la fundación de ANCO: llevar el poder político real al ciudadano. El ciudadano al conseguir la libertad de Venezuela, retiene el poder y la responsabilidad que conlleva no perderlo junto con la libertad.

 

No se dejen engañar por los cantos de sirena de quienes creen que esto es un problema que se resuelve con una “invasión”, intentando descalificar nuestro esfuerzo con preguntas inmediatistas acerca de cómo vamos a hacer. Como hemos visto esa creencia la refuerza nuestra cultura de la inmediatez matizada por la inexperiencia y la irresponsabilidad de quienes hasta ahora conducen la oposición del país. Vamos a organizar a Venezuela con un plan en la mano. Y será Venezuela quien decida, después de conseguir su libertad, quien tendrá el honor de dirigir su destino.

 

Caracas, 28 de Diciembre de 2020

 

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(1)  Éxito Gerencial y Cultura, Retos y Oportunidades en Venezuela / Managing Culture for Success, Challenges and opportunities in Venezuela, Granell, Garaway, Malpica, Ediciones IESA 1997, ISBN 980-217-189-1