martes, 10 de diciembre de 2019

¿Y después de Guaidó, qué?

Por Luis Manuel Aguana

Es una pregunta inmediata imposible de eludir. No se puede solicitar la renuncia del Presidente Encargado Juan Guaidó, como ya lo hice en mi última nota (ver Presidente Guaidó, váyase en paz, en http://ticsddhh.blogspot.com/2019/12/presidente-guaido-vayase-en-paz.html) sin decir que tendría que venir después. Esta solicitud de renuncia no debería extrañar a quienes al igual que el resto de los venezolanos hemos presenciado el desmoronamiento de su presidencia tras los escándalos de corrupción protagonizados por su entorno de colaboradores inmediatos y ahora, lamentablemente también, por sus familiares directos según las denuncias hechas a su padre y hermano (ver denuncias en https://www.lechuguinos.com/padre-guaido-adquirio-taxis-espana/ y http://www.redpres.com/t34758-investigan-en-espana-a-hermano-de-juan-guaido-por-corrupcion-en-el-caso-odebrecht).

Venezuela resulta ser el único país del mundo donde ante las denuncias de corrupción los funcionarios no dan explicaciones de ningún tipo y en lugar de otorgar todo el espacio para que se investiguen los hechos, al contrario se escudan tras su condición, atornillándose aún más en sus cargos. En cualquier otro país funcionarios en situaciones semejantes renuncian sin que se lo soliciten. Por eso me ha llamado mucho la atención la reacción de algunos destacados personajes en las redes sociales insultando de manera virulenta la solicitud de renuncia, indicando que sin Guaidó se cae la República, palabras más, palabras menos. Y yo me pregunto, si a estas alturas para salir del gravísimo problema por el que pasa Venezuela dependemos de una persona, estamos sumamente mal.

Guaidó llegó allí en unas circunstancias políticas perfectamente conocidas, que debieron haberse iniciado el 16 de julio de 2017 con el voto mayoritario de los venezolanos en la consulta popular de esa fecha. Lamentablemente nuestro liderazgo político desatendió ese mandato, retrasando 2 años que se impusiera un Presidente legitimo por una circunstancia que se dio al haber el régimen adelantado las elecciones que correspondían para finales de 2018. Y mi pregunta es, ¿y si Maduro no las hubiera adelantado, existiría Juan Guaidó? Por el contrario tendríamos a Maduro “legítimamente” instalado en Miraflores con los votos de la ruleta arreglada de Tiby en el CNE. Esa es otra razón para decir, como ya dije antes, que el problema no es, ni sigue siendo Juan Guaidó.

El Presidente Encargado debería separase del cargo para abrir el juego a otras fuerzas. Si los diputados insisten en ese Estatuto de la Transición inconstitucional, el régimen seguirá avanzando. Fundamentalmente la renuncia de Juan Guaidó como Presidente Encargado pondría el juego como estaba antes del 23 de Enero de 2019, pero con una diferencia. Le daría la oportunidad a la Asamblea Nacional de escoger con mucho cuidado a quien debe liderar lo que he llamado un Comando de Crisis, y colocar a la cabeza, en el puesto de “Presidente Encargado según el artículo 233”, al sucesor de Guaidó, acompañado de los venezolanos más lúcidos y representativos de la sociedad civil, de una ética y moral indiscutibles. Un “dream team”, en las áreas escogidas más importantes.

El sucesor de Guaidó no tendría que ser obligatoriamente un Diputado de la Asamblea Nacional, pero si debe, claro está, ser acordado por ella de una manera legitima, como se procedió en 1993 con Ramón J Velásquez, como lo explique en una nota anterior (ver El problema no es Guaidó, en http://ticsddhh.blogspot.com/2019/12/el-problema-no-es-guaido.html). Este equipo debería ser escogido y juramentado, para luego inmediatamente salir del país y comenzar una lucha con renovada fuerza para expulsar al régimen, por cualquiera sea la vía escogida entre ellos y la Comunidad Internacional. No estoy planteando un Gobierno en el Exilio porque este grupo NO TENDRIA FUNCIONES DE GOBIERNO tal y como las conocemos, que serían restringidas a las necesarias para la recuperación a Venezuela. Sus funciones se limitarían UNICA Y EXCLUSIVAMENTE a lograr como objetivo principal expulsar al régimen, pero con la legitimidad que les daríamos todos los venezolanos.

Ante la posibilidad cierta de que el régimen recupere la Directiva de la Asamblea Nacional a punta de maletas verdes, único poder legitimo reconocido internacionalmente, la salida no puede ser “repetir” a Juan Guaido, sino trancar el juego con una jugada inesperada, recuperando la credibilidad de los venezolanos. Pero no lo harán. La corrupción les ha atado las manos. La propuesta anterior no es más que lo que mi atormentada imaginación querría que sucediese, si a los políticos de esa Asamblea Nacional les doliera de verdad la situación de millones de venezolanos y estuvieran pensando en el país y no en sus propios bolsillos o intereses políticos, hablando crudamente.

De hecho nada les hubiera impedido hacer exactamente lo mismo después del 23 de enero de 2019. Pero se dedicaron a otra cosa. Y ahora pretenden realizar la secuela de la misma película con el mismo protagonista, aunque los norteamericanos les hayan advertido que apoyaran instituciones y no personas (ver Declaraciones del Subsecretario de Estado de EE.UU para el Hemisferio Occidental, Michael Kozak https://www.elimpulso.com/2019/12/06/video-michael-kozak-nuestro-apoyo-ha-sido-a-las-instituciones-democraticas-no-a-guaido-como-persona-6dic/).

En otras palabras, después del fracaso y la credibilidad por el piso de Juan Guaidó como efectivamente lo revela la reciente encuesta de Meganálisis (ver Encuesta Meganalisis Noviembre y Diciembre 2019, en https://es.scribd.com/document/438271580/Encuesta-Meganalisis-Noviembre-y-Diciembre-2019-Ver-publicacion), donde a la pregunta “Después de transcurridos 10 meses ¿usted aun cree, confía y apoya a Juan Guaidó?”, el 68,5% contestó que NO (ya no creo, confío y apoyo a Guaidó) y el 12,9% manifestó que nunca creyó confió ni apoyó a Guaidó. Si con un saldo de 68,5% + 12,9% = 81,4% de venezolanos que para Diciembre 2019, manifiestan NO CONFIAR en el Presidente Encargado, ¿en qué cabeza opositora cabe insistir en lo mismo el próximo año? Pues en aquellos que pretenden seguir en la cohabitación y el negociado con el dinero de la República.

Todo esto sin contar que si no se dio el “cese de la usurpación” en un año donde bien podría afirmarse que las condiciones eran las óptimas como el 2019, ¿por qué tendríamos los venezolanos que pensar que el próximo año sería mejor, en las peores condiciones de la credibilidad del liderazgo político? Más aún si a lo anterior añadimos como remate la pregunta de Meganálisis: “Usted confía y apoya a la Asamblea Nacional (AN) de mayoría opositora, y que fue electa en diciembre de 2015?”, donde el 85,3% respondió que NO.

Esto nos pone en un escenario muy difícil para los venezolanos donde existe una altísima probabilidad de que los partidos de la oposición oficial participen en procesos electorales con el régimen de Nicolás Maduro Moros, en una clara huída hacia delante, sin haberse concretado el “cese de la usurpación”, con un CNE acordado en conjunto, y sin un cambio sustantivo en las condiciones electorales. Los venezolanos nos encontraremos entonces en la situación de repudiar a la oposición oficial cohabitante, rompiendo abiertamente con ella, lo que abriría la oportunidad para que surjan otros actores políticos que verdaderamente representen el sentir de los venezolanos y se opongan de manera pública y contundente a todos esos manejos de cohabitación, dando un paso definitivo de ruptura con el “status quo” opositor oficial.

Pero la pregunta más importante que deberemos hacernos entonces será ¿participaremos en una nueva farsa electoral a sabiendas que va dentro de un acuerdo entre lo más corrupto que se ha apoderado de Venezuela? Y por otro lado, ¿harían todos los venezolanos causa común para que esa ruptura -que tendrá necesariamente que venir con Juan Guaidó y su asociados de la corrupción- por parte de factores honorables de la sociedad -que rechazan seguir haciéndole el juego a la oposición oficial para seguir cohabitando- se materialice un respaldo político capaz de cambiar el curso de los acontecimientos? ¿No sería este el momento de exigir una Consulta Popular Plebiscitaria para que sea el pueblo venezolano el que decida?

Las respuestas a esas preguntas solo las tendremos los venezolanos a última hora -como es nuestra manera cultural de resolver las cosas- cuando teniendo el agua al cuello nos tengamos que ver en la imperiosa necesidad de decidir con sinceridad y a los ojos de todo el mundo, si queremos ser esclavos de un régimen socialista totalitario o ser ciudadanos de una sociedad libre. Eso solo dependerá de nosotros…

Caracas, 10 de Diciembre de 2019

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

viernes, 6 de diciembre de 2019

Presidente Guaidó, váyase en paz

Por Luis Manuel Aguana

El 28 de noviembre, justo el día anterior de la rueda de prensa del ex embajador Humberto Calderón Berti, que marcara el antes y el después de la Presidencia Encargada de Juan Guaidó, publique una nota donde me dedicaba a la corrupción del gobierno interino, que denunciaba de una manera interesada el periodista Manuel Isidro Molina (ver el único camino de Juan Guaidó, en http://ticsddhh.blogspot.com/2019/11/el-unico-camino-de-juan-guaido.html), sumándome al llamado de las voces de conciencia que en Venezuela le solicitaban al Presidente Encargado que se separara de toda militancia partidista y ejerciera un Gobierno con personajes representativos de la sociedad civil venezolana reconocidos por su prestigio y honestidad. Ese llamado fue acallado por el estallido al siguiente día de las declaraciones de Calderón Berti.

El interés de los partidos opositores para colocar fichas políticas en una empresa técnica como lo es Monómeros Colombo-Venezolanos, S.A. me recordaron la lucha permanente que hemos sostenido desde hace casi 20 años en AC Familiametro (1) por el adecentamiento de la operación técnica del Metro de Caracas, manejado actualmente por militantes del régimen y no por técnicos y ejecutivos calificados. De allí el desastre de la operación y mantenimiento que estamos viendo en la otrora “Gran Solución para Caracas”.

Y eso es lo grave de la denuncia del ex embajador Calderón porque evidencia que estos últimos 20 años no solo no han servido para el escarmiento de la clase política venezolana que funge como oposición oficial, sino para enterarnos que esa es la tónica con la que pretende el gobierno interino de Juan Guaidó hacerse del control de las empresas recuperadas: de la misma manera como lo ha hecho el régimen de Nicolás Maduro Moros, a punta de cuotas políticas. Mal comienzo. Si eso es así sin estar en Miraflores, imagínense cuando estén el poder. Juan Guaidó desestimó las denuncias y recomendaciones del experto petrolero Calderón Berti y se desconectó de él, respaldando el viejo esquema de cuotas partidistas, en un claro desprecio de cómo se deben manejar las cosas luego de la recuperación de nuestro país.

No deseo entrar a la descripción de la corrupción develada por los informes que ya todos conocemos, que han sido leídos y reseñados por los múltiples portales informativos y viralizados por las redes sociales. Quiero ir a otro aspecto que sí creo de interés para los venezolanos y tiene que ver con la disposición interior del propio Presidente Encargado de recuperar el país para la gente decente que somos la mayoría. Y para ello voy a apelar al mismo argumento que esgrimí al escribirle al Presidente Chávez cuando publiqué una nota el año 2011, titulada “Presidente muera en paz” (ver nota en http://ticsddhh.blogspot.com/2011/10/presidente-muera-en-paz.html), donde dentro del mayor respeto le pedí que pusiera en orden sus asuntos y muriera en paz, por el bien de él y del país.

Y este resulta ser el mismo caso, salvando por supuesto las distancias. Una vez declarado el cáncer que afectaba al Presidente Chávez, la situación no podía ser más clara. Menos de dos años antes de su efectivo deceso, ya era difícil pensar que eso no ocurriría. Todas las informaciones nacionales e internacionales del momento apuntaban a un desenlace fatal de su enfermedad. Y yo me preguntaba: ¿si efectivamente él sabe que va a morir, porque no hacer lo correcto? ¿Por qué no enmendar el rumbo? ¿Por qué no pasar a la historia por la puerta grande haciendo lo que necesitaba el país para salvarlo de algo de lo cual el mismo tenía que saber que era responsable? Pues eso mismo lo estoy viendo en Juan Guaidó.

La Presidencia de Juan Guaidó está enferma de cáncer, el cáncer de la corrupción. Su credibilidad, en especial la internacional, está severamente comprometida. Y todos los factores involucrados en esa corrupción están haciendo hasta lo imposible para sostenerse en el poder interino hasta lograr cerrar la cohabitación con Maduro a toda costa. De hecho esa es la preocupación del Presidente Encargado al despedir de la manera ominosa, incluso con una carta mal hecha, a Humberto Calderón Berti porque era imposible sostenerlo como embajador si se estaban repartiendo una corporación como Monómeros para la corrupción de esos factores, precisamente al frente de sus narices.

Entonces aplica a Guaidó el mismo consejo que le di a Chávez. Presidente Guaidó: Ante la inevitabilidad de una muerte segura de su presidencia por el cáncer de la corrupción, haga lo correcto y deje el camino libre a los factores que coadyuven a corregir el rumbo que desviaron los corruptos y sus propias equivocaciones, mediatizando una gestión a favor de los que siempre trabajaron para su beneficio y no para el bienestar de las mayorías. Ud. debe recordar las razones que lo llevaron a pertenecer a un partido cuyo lema es “Por una mejor Venezuela”. ¿Y cómo podría haber una “mejor Venezuela” a la sombra del más abyecto tráfico de influencias y corrupción patrocinado por los jefes políticos que le acompañan?  Como joven, debe realizar un profundo examen de conciencia –como el que le solicité a Hugo Chávez antes de morir- que arroje como resultado un saldo a favor de la sangre de la juventud que murió en las calles para que esto cambiara, poniendo por delante la decencia, la ética, la moral, la honestidad, pero sobre todo un profundo amor por Venezuela.

En lo personal no hubiera deseado este fracaso para usted, pero ya es tarde. Ya su Presidencia fracasó producto del cáncer de la corrupción. Ya los venezolanos no pueden esperar más. Requieren de un vuelco inmediato en las actuaciones de quienes dirigen la lucha opositora, y que usted sabe muy bien que están completamente inhabilitados para protagonizar ese vuelco y que se deben ir. Póngase por encima de eso y hágase a un lado, renunciando, para ayudar activamente desde cualquiera que sea su posición futura, a que los factores que representan la decencia y la honorabilidad de este país puedan surgir y salvar a Venezuela. Usted sabe quiénes son. Renuncie, sálgase de ese mar lleno de estiércol y váyase en paz. Le aseguro –si realmente usted tuvo los valores que impulsan una lucha política desinteresada- que eso le procurará mayores beneficios políticos en el futuro, en un país donde verdaderamente existan la honorabilidad y la libertad.

Caracas, 6 de Diciembre de 2019

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

(1)   El autor es fundador de AC Familiametro

jueves, 5 de diciembre de 2019

El problema no es Guaidó

Por Luis Manuel Aguana

¿Será capaz Juan Guaidó, fiel exponente de esa juventud que murió en las calles por una mejor Venezuela, de traicionar eso a favor de lo peor de la política venezolana de los últimos 60 años, y que todavía anda vivita y coleando en esa Asamblea Nacional? Si es capaz de esa traición, habrá tenido razón mi querido amigo y yo me habré equivocado de nuevo –no es la primera vez- pero lo habré hecho creyendo en la juventud venezolana que tanta sangre ha derramado por Venezuela…(ver Guaidó versus oposición oficial

Así terminé una nota de marzo de este año tratando de convencerme que no creía en el derrumbe de la Presidencia interina de Guaidó, porque si algo bueno había pasado en Venezuela era que se le había dado todo el poder y la oportunidad a esa generación representativa de la lucha de la juventud venezolana para acabar con la tiranía. Pues debo reconocer que me equivoqué. Pero tal vez volvería a cometer el error por las mismas razones. Fueron mas fuertes los Ramos Allup, los Rosales, los Zambrano, los Borges, que impusieron en esa nueva generación una manera de hacer política que hemos repudiado los venezolanos desde mucho antes de llegar Chávez y razón por la cual ese golpista accedió al poder. La política de la mentira, de la trampa, del negociado, del dinero de la corrupción. Y los resultados están a la vista.

Hemos perdido un año completo y se ha comenzado a afianzar la desesperanza. Sin embargo, así como creo que quien ocupa la Presidencia Encargada, Juan Guaidó, se agotó durante todo el 2019 por un sin fin de razones, lo que en realidad ha hecho crisis es la figura misma que escogimos el 23 de enero para enfrentar a la tiranía de los delincuentes que detentan de manera ilegítima el poder. Y si pretendemos cambiar a quien creemos es el responsable por no haber tomado las decisiones correspondientes, volveremos a equivocarnos. En otras palabras, cambiar a Guaidó sin cambiar el mecanismo para luchar contra el régimen será completamente ineficaz y un error monumental. ¿Porque afirmo esto? Veamos.

¿Cual fue el mecanismo que escogió la oposición oficial para salir del régimen? Un Presidente Encargado que tomara a través de un Gobierno colegiado parlamentario que no existe en la Constitución, sin tomar en cuenta a nadie en el país, las decisiones y acciones para deponer al régimen. Sin entrar a justificar los errores cometidos en estos 11 meses, si al frente hubiese estado el político mas experimentado, hubiera fracasado como fracasó Juan Guaidó. Todos, incluyéndome, le pedimos peras a una mata de mango. Le pedimos a Guaidó que nombrara un Gabinete cuando ese Estatuto y ese gobierno parlamentario inconstitucional le impedían hacerlo. Si bien es cierto que pudo alzarse con su presidencia, no hubiera llegado muy lejos. Los mismos jefes políticos le hubieran sacado el piso donde sostenerse. No era cuestión de que tuviera el valor suficiente como para hacerlo, como se ha mencionado. Pero pudo haberlo denunciado y haber provocado una crisis política para cambiar eso. Eso es lo que en realidad hay que reprocharle como joven, pero esa es otra historia ahora. Ya es muy tarde para eso.

Lo jefes políticos de los partidos diseñaron un parapeto muy torpe, que era imposible que funcionara para los fines para los que fue construido. Funciono si -y a regañadientes, para aquellos que no querían que Guaidó se juramentara- para que la Comunidad Internacional cerrara filas alrededor del pueblo venezolano, reconociendo en esa figura del Presidente Encargado, al legitimo representante de los venezolanos ante esos pueblos. ¡Ese avance no se puede perder porque eso fue lo único que ganamos en el 2019!

Se ganó pues el reconocimiento de que existe en Venezuela una tiranía a la que hay que eliminar. Que hay en Venezuela un cáncer que hay que extirpar pero que no se tiene claro hasta ahora como proceder con eso. Ese reconocimiento todavía es un activo a favor de los venezolanos, esté o no esté Juan Guaidó en la Presidencia Encargada. Entonces el problema no es Guiadó. Cuestiono la figura que se utilizó porque si algo nos ha perjudicado es esa falsa creencia de que Guaidó, o quien sea que haga sus veces, sea el Presidente de algo. Lo que deberíamos tener es un coordinador, una especie de jefe de un equipo de crisis que se deje acompañar con lo mas calificado del país en cada área que sea necesaria (militar, diplomática, social, política por mencionar algunas importantes) con el ÚNICO Y EXCLUSIVO objetivo de expulsar del poder al régimen de Nicolás Maduro Moros y sus delincuentes nacionales e internacionales. Y que luego de alcanzado ese objetivo, le de paso a un Gobierno Provisional -donde si existiría un Presidente Encargado- que nos lleve a unas elecciones libres y auténticas. Ese equipo de crisis NO SERÍA PARA GOBERNAR porque no tendría el poder para eso, sino para buscar una solución para la expulsión por completo del régimen del poder con el auxilio de la Comunidad Internacional. ¿Se dan cuenta de la diferencia?

Cuando ocurre un terremoto, una tragedia natural de proporciones, se crea una coordinación ejecutiva de la crisis para enfrentar de inmediato el problema. Se crean equipos especializados para poner el orden público, darle alimentos y atención medica inmediata a los afectados y un techo provisional a los que quedaron sin casa. Todo eso se monta en horas para enfrentar lo que ocurrió hasta que se normaliza la situación. Pues algo así debemos hacer los venezolanos. Debemos crear algo semejante y ese equipo ejecutivo compuesto por ese “encargado”, que en el fondo no es Presidente porque no tiene ningún poder, debe coordinarlo hasta que se normalice la situación en Venezuela.

Y ese equipo es el que debe conducir las acciones, con ayuda de la Comunidad Internacional que reconoció nuestra lucha, para expulsar a Maduro por las vías que sean necesarias y llevar al país a un Gobierno Provisional. ¿Quienes integrarían ese equipo? Representantes del único Poder legitimo reconocido, la Asamblea Nacional, y representantes de la Sociedad Civil de ética y moral incuestionables. No es la primera vez que en Venezuela se han tomado decisiones basadas en ese criterio. En 1993 el Congreso de la República designó al Senador Ramón J. Velásquez como Presidente Encargado de la República para concluir el mandato del entonces Presidente Carlos Andrés Pérez, sin estar el Dr. Velásquez en la linea sucesoral de acuerdo a la Constitución de 1961. Se llegó a esto por un acuerdo político que tomó en consideración la impecable hoja de servicios del Senador Velásquez y su incuestionable ética y moral al servicio de la Nación, reconocidas por todos los venezolanos.

Esto se hizo precisamente porque el país estaba conmovido por el juicio por corrupción llevado a cabo en contra del Presidente de la República, y se acordó la mejor forma de normalizar al país. A algo así se tiene que llegar ahora donde el Artículo 233 no puede representar una suerte de camisa de fuerza que implique que el próximo “Presidente Encargado” sea el Diputado que resulte escogido en la Asamblea Nacional como Presidente de la Asamblea. En Venezuela no existe la figura de presidencias “rotativas”, como bien lo ha explicado la Magistrada Emérita, Dra. Blanca Rosa Mármol de León. Eso lo que trae es una pelea de borrachos por una botella vacía, y ya está comenzando a pasar con el régimen comprando los votos de Diputados para la próxima legislatura que comienza el 5 de enero de 2020. La Asamblea Nacional debe abandonar inmediatamente ese Estatuto inconstitucional para la Transición y abocarse a buscar y acordar políticamente al mejor venezolano o venezolana, aquí o en el exterior, para liderar ese equipo de crisis y darle la legitimidad para conducir lo necesario para salir del problema. La Comunidad Internacional lo respaldaría inmediatamente.

El terremoto por el que está pasando el Gobierno Encargado de Juan Guaidó debe dar paso a ese equipo de crisis, si se le puede dar algún nombre, para que actúe en nombre de todos los venezolanos para proponer una solución para la expulsión del régimen. Desde ya propongo a ese equipo de crisis que dentro de las soluciones que se estudien, este presente la Consulta Popular Plebiscitaria, que ya hemos explicado ampliamente, y entregado información al Gobierno Encargado de Juan Guaidó, sin desmedro de otras soluciones basadas en la aplicación de mecanismos de uso de la fuerza internacional.

Lo que al final deseamos quienes seguimos preocupados por el devenir de los acontecimientos por el debilitamiento por corrupción del Gobierno Encargado de Juan Guaidó, es que no se repitan los mismos errores de 2019 que le han dado mas tiempo a la tiranía para afianzarse en el poder, utilizando los medios que la corrupción le da. Cambiar a Guaidó por otro para hacer exactamente lo mismo, es la crónica de un fracaso anunciado. La corrupción siempre estará a la orden del día para socavar la gestión de cualquiera que venga. Lo que no se puede es seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes. Esa es la definición “einsteniana” de locura. Si Guaidó no es quien debe conducir el barco, como en efecto ya creemos muchos en Venezuela, entonces debemos proceder con un mecanismo completamente diferente para continuar la lucha...

Caracas, 5 de Diciembre de 2019

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana