lunes, 25 de marzo de 2019

Constituyente en Transición

Por Luis Manuel Aguana

Cada vez que escucho que “hay que defender la constitución de 1999” se me descompone el cuerpo. Chávez llego al poder bajo la consigna Constituyente, y en lugar de acelerar el trabajo de reforma necesario que se había estado realizando a la Constitución de 1961, y que todos los gobiernos antes de 1999 no tuvieron el coraje político de aplicar, creo un adefesio que le dio más poder del que ya tenían los Presidentes pero sin los controles institucionales necesarios para frenarlo. Ahora resulta que nos estamos agarrando de las pocas cosas rescatables del texto constitucional de 1999 cual tabla de salvación, para poder salir de este túnel oscuro que lleva ya 20 años.

Venezuela deberá de alguna manera encontrar el camino para un cambio constitucional que enderece el entuerto de la Constitución de 1999. Los ascensos militares a los Altos Mandos no pueden seguir estando en manos del Presidente; ni tampoco puede seguir inexistente la representación de los Estados en el Parlamento, que no es otra cosa que la Cámara del Senado, siendo Venezuela un país Federal, y que esta sea la última alcabala para aprobación de las leyes; ni puede seguir siendo el Presidente de la República dueño y señor de la Hacienda Pública Nacional, que disponga a su antojo del dinero de los venezolanos. Ese poder en la administración de los dineros públicos debe pasar a ser repartido constitucionalmente a los Municipios y los Estados conjuntamente con la autonomía política, luego de haber hecho una profunda reforma político-territorial en todo el país, modificando la distribución de los Municipios actuales con la creación de nuevos a la luz de la realidad actual.

Eso, aparte de ser lo mínimo que hay que cambiarle a la Constitución antes de siquiera considerar entregarle el poder a cualquier otra persona, debería ser el inicio para una discusión a fondo de un cambio de envergadura del texto constitucional que proyecte la Venezuela post castro-chavista-madurista socialista hacia una nuevo país, basado en el trabajo y en la producción del inmenso potencial que tiene cada región de Venezuela. Y el momento para comenzar a hacerlo debería ser el segundo después del “cese de la usurpación”. Venezuela ya se encuentra en ruinas y el trabajo de construcción de un nuevo país aun no comienza.

No encuentro un mejor momento que ahora para comenzar esa discusión. ¿Y por qué? Porque el estado de destrucción en que encontraremos las instituciones luego de salir de esta plaga, impone su redirección hacia formas modernas de administración del Estado. Ese proceso de reformas podría comenzar a plantearse inmediatamente, regresando en algunos casos a las discusiones que existían en la antigua Comisión para la Reforma del Estado-COPRE con la intención de ajustar un futuro texto constitucional a los nuevos tiempos, en base a una nueva concepción de país. Y esa evaluación será de absoluta necesidad hacerla, comenzando con el sistema electoral de los venezolanos.

Y no me estoy refiriendo a las discusiones de un programa de gobierno que lleva el nombre de “Plan País” sino de una verdadera reestructuración y modernización del Estado venezolano. Esas discusiones –si es que han existido- han quedado de lado ante la urgencia de salir de la usurpación de Nicolás Maduro Moros a la brevedad posible y la inminencia posterior de un Gobierno de Transición que garantice a través de un proceso electoral limpio el retorno de la democracia. Sin embargo en la Alianza Nacional Constituyente Originaria-ANCO no hemos olvidado la necesidad de un proceso Constituyente, aunque nuestra prioridad sea en este momento el “cese de la usurpación”, suerte de mantra que mantiene entrampada a la oposición venezolana.

De allí que nuestra propuesta para coadyuvar y acelerar el “cese de la usurpación” sea una Consulta Mundial (ver Manifiesto Ciudadano para la Consulta Mundial, en http://ancoficial.blogspot.com/2019/03/comunicado-anco-manifiesto-ciudadano.html) que movilice a la población dentro y fuera de Venezuela democráticamente para exigir el auxilio humanitario de la Comunidad Internacional custodiado de fuerzas militares extranjeras y ordene el “cese de la usurpación”, ayuda a la que están moral y políticamente obligados los Estados miembros de la ONU, basados en el marco del Principio de la Responsabilidad de Proteger (R2P).

El Presidente Encargado no debería desperdiciar esta oportunidad de acompañar al pueblo para que decida su destino a través de los mecanismos de participación ciudadana establecidos en la Constitución. De esa manera estaría actuando con un sólido respaldo nacional para tomar decisiones tan complejas como decidir inmediatamente la solicitud de una misión militar extranjera de acompañamiento a la ayuda humanitaria que no ha ingresado al país, y que no se detenga el flujo de ayuda.

De ser exitosa tal consulta y movilización, el Presidente Encargado tendría el piso político suficiente para conducir el Proceso de Transición y desde allí decidir lanzar la iniciativa para debatir los cambios constitucionales necesarios en la reinstitucionalización del país para que empiecen a regir en Venezuela a partir del siguiente proceso electoral. No tendría sentido todo este esfuerzo si no se le da la oportunidad a Venezuela de entrar verdaderamente al siglo XXI de la mano de un nuevo y verdadero Pacto Social, y no a partir del producto de una Constituyente que no fue la representación cabal de los legítimos intereses de todos los venezolanos en 1999. De allí la necesidad de enmendar ese error.

¿Les parece escandaloso? Pues debemos comenzar a pensar en grande sin perder el tiempo. El “socialismo del Siglo XXI” nos ha hecho retroceder no menos de 100 años en nuestro desarrollo. Y si bien es cierto que la Constitución de 1999 nos debe ayudar a salir del túnel oscuro, no será ella la que nos ayude a cubrir hacia el futuro lo que hemos retrocedido institucionalmente. Esa discusión deberemos iniciarla inmediatamente al salir de la tiranía.

No estoy planteando aquí que se llame a un proceso constituyente al siguiente día del “cese de la usurpación”, pero si llamarlo durante el periodo de la transición después de realizados los cambios necesarios al sistema electoral venezolano, que es el primero que debe ser intervenido. Debe llamarse de urgencia un proceso constituyente inclusivo donde se discuta un nuevo Proyecto de País y hacia donde debe ir Venezuela al cierre de esta pesadilla. Tiene que ser discutido allí el nuevo papel de las Fuerzas Armadas luego de este periodo nefasto de la historia de Venezuela, así como la reconstrucción de nuestra principal industria. Para ANCO es de vital discusión la descentralización del poder, así como una nueva distribución político-territorial que acerque la solución de los problemas a los ciudadanos.

Habrá muchos y gigantescos enemigos de este planteamiento por un sinfín de razones, la mayoría de ellas asociadas la corrupción que ha imperado en este régimen, asociado con sus pares de la oposición oficial (para mayor información de este mal que deberemos enfrentar les recomiendo escuchar la entrevista a  Alek Boyd, realizada el 10 de Marzo de 2019, Todo lo que querías saber sobre la oposición y tenías miedo de preguntar, https://quemas.fr/2019/03/060-todo-lo-que-querias-saber-sobre-la-oposicion-y-tenias-miedo-de-preguntar-feat-alek-boyd/).

Todavía tengo la confianza que llegaremos a esa transición, pero más aun que lleguemos a ella con un claro sentido de cambio a futuro de las manos de personas conscientes que es necesario pero no suficiente “recuperar la democracia y la libertad” y hacer elecciones libres, sino establecer los seguros necesarios para no perderlas de nuevo.

Caracas, 25 de Marzo de 2019

Twitter:@laguana

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