Por Luis Manuel Aguana
Al
mejor estilo del monarca Luis XIV de Francia con su famosa frase el “Estado soy
yo”, los venezolanos tendremos que decir ahora “El 333 soy yo”. Cada venezolano
debe urgentemente expresar “asumo la defensa de la constitución” en los
términos del Artículo 333: “Artículo 333: Esta Constitución no perderá su vigencia si
dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier
otro medio distinto al previsto en ella. En tal eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana
investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el
restablecimiento de su efectiva vigencia”. (resaltado nuestro)
De esa
manera en lo personal he asumido ese compromiso al denunciar por este medio que
la Asamblea Nacional, en una interpretación rebuscada de la Constitución, el 15
de Enero de 2019 promulgó un “Acuerdo
sobre la declaratoria de usurpación de la Presidencia de la República por parte
de Nicolás Maduro Moros y el restablecimiento de la vigencia de la
Constitución” (ver Acuerdo en http://www.asambleanacional.gob.ve/actos/_acuerdo-sobre-la-declaratoria-de-usurpacionde-la-presidencia-de-la-republica-por-parte-de-nicolas-maduro-moros-y-el-restablecimiento-de-la-vigenciade-la-constitucion)
donde secuestró el
Articulo 333 interpretándolo a su favor, y que en lugar de colaborar en el
restablecimiento de la efectiva vigencia de la constitución, lo usó de manera
indebida para atribuirse las competencias constitucionales del Presidente de la
República, burlando así la posibilidad que los venezolanos tuviéramos un
Presidente Encargado con competencias completas a partir del 10 de Enero de
2019. Evitó también de esta manera que el Tribunal Supremo de Justicia legítimo
designara un Presidente Encargado de la República a través de este artificio
jurídico.
Al evadir
el nombramiento de un Presidente Encargado de la República, conculcó unas
atribuciones que son incompatibles con las funciones del Parlamento. De acuerdo
al principio de separación de Poderes, la Asamblea Nacional como institución no
podría asumir las funciones ni las competencias constitucionales del Presidente
de la República, ni su Presidente puede ejercer como Presidente Encargado de la
República al mismo tiempo. La Asamblea es la contralora por excelencia del
Poder Ejecutivo. Eso sería como pagar y darse el vuelto. Al asumir las
funciones como Presidente Encargado de la República el 23 de Enero, Juan Guaidó
está obligado a renunciar inmediatamente como Presidente de la Asamblea
Nacional y asumir el 100% de sus competencias, pero ahora se encuentra
mediatizado por los partidos y por su Acuerdo inconstitucional.
Ahora
bien, ustedes dirán ¿y porque este tipo se está preocupando por eso ahora si
mas bien la Asamblea Nacional está tratando de que exista una transición lo más
pronto posible? Y la respuesta es que precisamente está logrando TODO LO CONTRARIO
al violar la constitución, utilizando el referido Acuerdo como un refugio ilegal
para, de acuerdo a su juicio, restaurar la vigencia de la Constitución. No se
puede restaurar la constitución violándola y peor aún, usando precisamente como
argumento el artículo que dice que todos los venezolanos investidos o no de
autoridad debemos contribuir al restablecimiento de su vigencia, pero no
saliéndonos de ella sino actuando dentro de ella. Es por eso que en mi
condición de ciudadano no investido de autoridad ejerzo mi derecho de
vigilancia contralora para colaborar por su restablecimiento efectivo. ¡El 333
soy yo!
Esto
parece una jerga de abogados pero no lo es. Juan Guaidó está operando como
ejecutor de ese Acuerdo de la Asamblea Nacional y no como Presidente Encargado
de la República. De allí que los nombramientos realizados hasta ahora estén
enmarcados dentro del Acuerdo político de la Asamblea Nacional y no producto de
las decisiones de un Presidente Encargado de la República. Ambas condiciones
son esencialmente diferentes, y en algunos casos excluyentes, y por supuesto
tienen consecuencias distintas.
Y
ustedes me dirán, ¿y cuál es el problema? En primer lugar la Asamblea Nacional
está operando en una suerte de limbo jurídico donde tienen secuestradas las
decisiones del Presidente Encargado. Guaidó no está gobernando, quien gobierna es
la cúpula del G4 dentro de la Asamblea Nacional, lo que es muy diferente. El
pueblo venezolano le dio a Juan Guaidó y a nadie más, el Poder el 23 de Enero
de 2019. No se lo dio a Henry Ramos Allup, ni a Julio Borges, ni a Manuel
Rosales, ni a Leopoldo López, se lo dio a Juan Guaidó. Menuda diferencia.
Este
adefesio jurídico por el que están medio gobernando –porque Maduro todavía
sigue en Miraflores- está permitiendo que se den esas negociaciones de amnistía
con el régimen a través de esa ley que ahora administra –¡oh sorpresa!- Acción Democrática
a través del primer Vicepresidente de la AN/Henry Ramos Allup, quien fue el que
dijo que teníamos que calarnos al régimen en una transición, ¿qué tal? ¿A quien
irá a perdonar y cuanto costará eso? Esto ha permitido que haya disminuido la
velocidad de salida del régimen de Maduro, que ya todos veíamos fuera el fin de
semana pasado, y se hayan nombrado como Embajadores a personas que, respetando
su honorable condición de reconocidos venezolanos y salvo honrosas excepciones,
no tienen la más absoluta experiencia en las funciones que les fueron
encomendadas. Son de nuevo cuotas políticas de repartición, a la más vieja y
rancia costumbre de los partidos. ¡¡¡¿Hasta cuándo?!!! ¿Es que no han sido
suficientes 20 años de sufrimiento? ¿Es que no aprendieron nada? Maduro en el
medio de esta repartidera gana tiempo y se queda. Ya el ex convicto del TSJ ilegal
de la Av. Baralt está inventando dentro de muy poco una jugada seria en contra
de Guaidó, y el tiempo sigue pasando.
¿Se
están dando cuenta del porque es absolutamente importante que Juan Guaidó asuma
sus competencias como Presidente Encargado de la Republica, y nombre desde su más
absoluta conciencia el equipo que lo acompañará, comenzando por un nuevo Alto
Mando Militar, asumiendo la responsabilidad plena por lo que pase? Pero eso no
será así hasta que ocurra una de dos cosas: que se denuncie ese Acuerdo inconstitucional
y lo derogue el Tribunal Supremo de Justicia legítimo, o Juan Guaidó se ponga
las 4 bolas y mande al carajo a la Asamblea Nacional y gobierne como Dios
manda. Espero que pase lo segundo porque es lo más rápido, y porque si alguien
está en riesgo aquí es precisamente él. Quien está apareciendo como responsable
ante los venezolanos de esa transición negociada que están haciendo con ese
Acuerdo, es Juan Guaidó.
Si
Venezuela sale de estos delincuentes es porque Dios en su infinita misericordia
nos está protegiendo, y no precisamente por las decisiones de quienes conducen
el proceso. Gracias a Él un joven con kilometraje cero en política venezolana
está al frente. Lo único que tiene para que lo guie es su amor por Venezuela,
su conciencia y su determinación. Si no los usa, se lo comerá vivo lo más
podrido de la clase política que le acompaña. Todos nosotros debemos ser entonces
el 333 y evitar que se lo coman…
Caracas,
29 de Enero de 2019
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana