lunes, 28 de enero de 2019

Guaidó: de la solución negociada a la solución inmediata

Por Luis Manuel Aguana

Se ha desatado en las redes sociales toda una discusión acerca del proyecto de Ley de Amnistía que a mi juicio no ha tenido que darse todavía en Venezuela, pero que ha sido consecuencia directa de cómo ha asumido la oposición oficial el tema trascendental de la transición política en Venezuela.

Estemos todos claros antes que nada: la oposición oficial, días antes de los sucesos del 23 de Enero de 2019, cuando Juan Guaidó encima de una tarima decidió asumir encargarse de la Presidencia de la República a petición del pueblo de Venezuela, ya había decidido en una Acuerdo el 15 de Enero como realizaría esa transición. Decidieron ir por la solución lenta de la negociación con el régimen, llamémosla solución negociada, porque esa era la manera de salvarles el cuello a muchos que han colaborado desde esa oposición, intentando convencer a los soportes del régimen –léase a los militares- de pasarse de bando y deponer a Maduro.

Algunos venezolanos rechazamos inmediatamente esa solución negociada, no solo por inconstitucional, al asignarse la Asamblea Nacional las competencias del Presidente de la República, en un intento de evadir el mandato constitucional de llenar el Vacío de Poder Institucional con la designación abierta de un Presidente Encargado de la República, sino porque evitaban de esa manera que el Vacío de Poder lo cubriera el Tribunal Supremo de Justicia legítimo en el exilio. Eso hubiera sido catastrófico para ellos.

Pues bien, lo hicieron. Y dejaron en un limbo negociador con el régimen esa transición saliéndose con la suya. Así las cosas llegó el 23 de Enero y los partidos del G4 (AD-PJ-UNT-VP) pretendían dejar pasar esa fecha sin juramentar a un Presidente Encargado. Pero vino el joven Guaidó les aguó el acuerdo, aceptando sin consultarles su encargaduría ante el país. De allí que nadie de esa Directiva se parara a aplaudir la iniciativa, dejando que el Presidente se encargara de una manera que quedó para la historia como una “autoproclamación” al peor estilo Carmona, cuando desde el 10 de Enero Guaidó ya era Presidente desde el punto de vista constitucional. Eso les ha dado a nuestros enemigos dentro y fuera del país argumentos para despachar que no se juramentó de acuerdo a la ley y la constitución. ¿Cuál era el problema, luego de los hechos cumplidos, que la Directiva le juramentara en ese mismo acto como lo pedía a gritos el pueblo venezolano? Pregúntenle al G4 porque aun no han realizado el acto protocolar en el Hemiciclo de la Asamblea Nacional.

Esa decisión de Juan Guaidó cambió instantáneamente la perspectiva de pasar a tener una solución lenta y negociada, a una rápida y precipitada, llamémosle solución inmediata, con el consiguiente apoyo irrestricto de toda la Comunidad Internacional. Y esa última es la que nos ha convenido siempre a los venezolanos, pero no a quienes han colaborado con el régimen, poniendo a Guaidó y a su partido VP en una línea muy difícil entre ser aplastados por el pueblo que requiere que Maduro se vaya inmediatamente y un Acuerdo que requiere que se vaya poquito a poco. Ustedes me dirán que nos conviene más a los venezolanos.

Y allí es donde se comienza a entender esa famosa Ley de Amnistía, que fue pensada para negociar con el régimen dentro de esa solución a cámara lenta de ese Acuerdo parlamentario de transición firmado el 15 de enero, cuando no teníamos el apoyo pleno de los cañones de los Estados Unidos.

Aun dándole el beneficio de la duda a Henry Ramos Allup de una negociación con medio régimen adentro de un gobierno de transición, como lo dice su detallada explicación de cómo este parlamentario considera se debe realizar una transición (ver Ramos Allup habla sobre la “transición”, en https://youtu.be/zzudMxJGnVU, min 0:52), porque de acuerdo con eso no tendríamos como evitar que el régimen perdurara, ¿cómo se justificaría eso ahora si la situación cambio 180 grados en un día y no lo necesitamos? No tenemos que meter medio régimen dentro de un gobierno de transición porque existe el suficiente respaldo internacional para sacarlos a todos a una cárcel norteamericana solo con pedirlo.

¿Qué justifica ahora una solución negociada y no una solución inmediata? ¿Los posibles muertos o el cuello de los colaboracionistas? Ya los muertos los hay todos los días en los hospitales, las calles, en las maternidades, en las cárceles, en todas partes. Es más, no se justifica ni una sola marcha más para que se vayan,  porque expone a nuestros hijos a la muerte, a manos de los facinerosos armados de estos delincuentes. La sola petición de ayuda internacional de un Presidente Encargado legítimo y constitucional, reconocido por todo el planeta sería más que suficiente para desalojarlos y encarcelarlos por lo que le han hecho al país.

Entonces lo que pareciera que retrasa la salida de Maduro y sus mil ladrones es otra cosa que tiene que ver más con los intereses de ese grupo que quiere una solución negociada y no los intereses del pueblo venezolano. Ya no se justifica ni un minuto más la permanencia de Nicolás Maduro en Miraflores con todo el apoyo recibido por Juan Guaidó. Lo que media es una decisión suya, de nadie más.

Entonces una Ley de Amnistía en ese contexto ES POSTERIOR, con Maduro y su régimen fuera del poder, no antes. Porque si antes se podía justificar porque los políticos de la oposición oficial querían “negociar” perdones en una solución negociada, en este momento YA NO SE JUSTIFICA, con la principal potencia del mundo respaldando con hechos y cañones la legalidad constitucional de Venezuela. Juan Guaidó está a una llamada de teléfono de sacar fuera del poder al dictador que solo tendría espacio para negociar el color de la braga anaranjada que le pondrán en prisión, parodiando el chiste del color del caballo blanco del Libertador.

La gravedad de lo que ha pasado en Venezuela justifica de sobra un tribunal al mejor estilo de Núremberg que decida si da o no amnistía a alguno e imparta justicia a todos los caídos, torturados y asesinados en este tiempo horrible que aun no ha terminado de nuestra historia contemporánea. A Juan Guaidó le toco por la Divina Gracia de Dios y no por otra cosa, la altísima responsabilidad de terminar de inmediato con esta tragedia e iniciar un tiempo nuevo de reconstrucción y reconciliación. Vuelvo a insistir como ayer, todavía esperamos que no nos defraude…

Caracas, 28 de Enero de 2019

Twitter:@laguana

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