viernes, 8 de julio de 2022

Mi reino por un muñeco

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Los venezolanos simplemente no podemos dejar pasar para la historia la representación de opereta que hizo Nicolás Maduro Moros al hacerse representar por un muñeco inflable en los actos protocolares y militares del 5 de julio de 2022 en el Paseo de Los Próceres. Hasta qué punto podría haberse degradado este régimen de cabezas múltiples, siendo la más visible la del ilegítimo Maduro, los militares que todavía lo siguen, toleran y festejan como una gracia, una falta de respeto de semejante tamaño a la memoria de nuestros libertadores, representada en por el Monumento a Los Próceres.

El solo hecho de imaginar que los 11 héroes militares representados en las estatuas de Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, Rafael Urdaneta, Santiago Mariño, Francisco de Miranda, José Antonio Páez, Manuel Piar, José Félix Ribas, Luis Brión, Juan Bautista Arismendi, y José Francisco Bermúdez, conjuntamente con todos los bravos que hicieron valer con sus vidas el Acta de Independencia firmada el 5 de julio, y cuyos nombres están tallados en piedra en los monolitos de Los Próceres, conmemorando las 4 batallas que sellaron la independencia de los países bolivarianos, Ayacucho, Boyacá, Pichincha y Carabobo, deban contemplar desde donde estén que todo ese esfuerzo inimaginable habría sido en balde, al terminar su glorioso ejército libertador adorando en el 2022 a un muñeco inflable, representando en ese espectáculo lo que queda de Venezuela, debe al menos revolcarlos de sus tumbas.

De hecho, contemplar ese insulto a los héroes que son la razón de que tengamos un país, les debe dar mucho que pensar a quienes todavía sostienen con las armas de la República, a Nicolás Maduro Moros y su pandilla de delincuentes en el poder, y mucho más aún a quienes dentro de las Fuerzas Armadas no participan del festín y pasan hambre como el resto de nosotros. ¿Es que no les dio la misma vergüenza ajena, igual que al resto de los venezolanos, ese deplorable espectáculo que dimos ante el mundo?

Esta situación me hizo recordar una historia que leí recientemente acerca de la frase del Rey Ricardo III en la batalla de Bosworth, citada por Shakespeare, cuando al caer del caballo quedó completamente indefenso a las tropas enemigas, gritando: “Un caballo, mi reino por un caballo”, mencionada en un excelente artículo de Pablo Regent (ver, El Observador, Mi reino por un caballo, en https://www.elobservador.com.uy/nota/mi-reino-por-un-caballo-20219195023) donde refiere que este suceso se explicó en un poema escrito por George Herbert en 1651:

“Por la falta de un clavo, fue que la herradura se perdió, por la falta de una herradura fue que el caballo se perdió, por la falta de un caballo, fue que el caballero se perdió, por la falta de un caballero fue que la batalla se perdió, y así como la batalla fue que un reino se perdió, y todo porque fue un clavo el que faltó”.

El Rey Ricardo III creyó que perdía su reino por un caballo, cuando en realidad lo pierde por una cadena de eventos insignificantes que comenzando por un clavo tuvieron como final trágico la pérdida de su reino. Cuando Maduro pierda su “reino” se dirá equivocadamente que fue por culpa de su muñeco inflable, y todos lo imaginaremos exclamando “Mi reino por un muñeco”, cuando en realidad eso no será más que la culminación de una cadena de hechos que terminarán por reventar por dentro la podredumbre que ya todos contemplamos por fuera.

Maduro es con mucho la representación de un poder que ya no es tal. No es más que un agente intermediario ante nosotros de una entrega que ya ha sido consumada al extranjero. Rusia, China, Irán y Cuba, son los verdaderos mandantes de ese muñeco que vimos en Los Próceres. Día a día, y error tras error Maduro se está haciendo imposible de sostener. Ya no puede siquiera mantener a salvo a sus socios del negocio con las FARC y el ELN en territorio venezolano, y se esconde culpando al gobierno colombiano.

Mientras, por un lado, Maduro negocia con una misión de los EEUU el aumento de la producción de petróleo a cambio de sanciones, al mismo tiempo envía a su canciller a arrodillarse ante Putin en Rusia avalando los crímenes que está cometiendo esa tiranía en Ucrania, el día 4 de julio, día de la Independencia norteamericana. ¿Qué mensaje cree que les está enviando a los norteamericanos?

Las contradicciones de esa cúpula que ha avergonzado la nacionalidad venezolana este 5 de julio, serán cada día irremediablemente mayores. Ese clavo que dejo de ponerle el herrero a la herradura del caballo del Rey Ricardo III no ocurrió por azar. Es que ya se estaban haciendo las cosas mal desde mucho antes y acabó con una dinastía de 300 años. Un error no puede tapar otro error indefinidamente, sin que eso tenga consecuencias. Tal vez lo que los venezolanos debamos hacer es esperar lo que irremediablemente debe pasar en Venezuela. Pero un empujón nunca está de más.

Insistir a quienes corresponda que un insulto como el que el ilegítimo le propinó a las mismas raíces de nuestra nacionalidad, al escupir sobre la memoria de nuestros héroes, no se puede tolerar. Es como si los militares permitieran a alguien el 5 de julio orinarse sobre la bandera de Venezuela en el patio de honor de la Academia Militar, día de su graduación, y que eso no tenga consecuencias.

Pero tal vez eso sea lo que pienso yo, que crecí en el contexto de un país diferente, donde la memoria de nuestra nacionalidad era sagrada, tanto para civiles, y mucho más para los militares. Un país que les repetía sin cansar a sus niños la frase del Libertador “Moral y luces son nuestras primeras necesidades”, en su afán de formar ciudadanos íntegros.

Todavía mantengo la esperanza que el próximo 5 de julio, el desfile de celebración no sea solo militar, sino civil, y encabezado, no por una parodia de presidente o su copia inflable, sino por un Presidente verdadero y legítimo, producto de la voluntad popular del país que soñaron aquellos que derramaron su sangre por eso, y que fueron representados dignamente en Los Próceres para no ser nunca más olvidados.

Caracas, 8 de Julio de 2022

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miércoles, 6 de julio de 2022

Por una nueva Declaración de Independencia

Por Luis Manuel Aguana

English versión

No es la primera vez que insistimos que en Venezuela las fechas patrias han sido militarizadas por la mayoría de gobiernos que hemos tenido en Venezuela. Y como la mayoría de ellos han sido militares, no es para nada extraño que se le dé una connotación militar a esa fecha, razón por la cual los venezolanos debemos reivindicar su carácter especialmente civil, cuando se logre rescatar la libertad y la democracia (ver Presidentes de Venezuela (1811-2012) un análisis estadístico-descriptivo, por José Gregorio Petit Primera, UCV-Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, abril 2015, en, https://www.redalyc.org/journal/364/36448449003/html/). Entre esas fechas se destaca la del 5 de julio de 1811, que considero de la mayor importancia, al ser ésta la que declara la Independencia de Venezuela.

Sin embargo, en la Venezuela de 2022, ya no se le concede la relevancia que tenía en el pasado la celebración de la declaración de la independencia, lo cual me parece muy consistente de un régimen que ha pisoteado los valores de libertad que esa fecha representa para los venezolanos y aquellos que creemos que hay que seguir luchando por la independencia, pero esta vez no del imperio español, sino de aquellos que entregaron Venezuela –sin disparar un tiro- a los imperios ruso y chino, y sus asociados iraní y cubano.

Y como efectivamente indicamos que la fecha 5 de julio tiene una connotación militar histórica en Venezuela, tradicionalmente existe un desfile militar, presidido por el Presidente de la República. Sin embargo, en esta oportunidad, Maduro se quedó encerrado en Miraflores y sin presidir el desfile, envió su discurso grabado “previo al desfile militar para conmemorar el Día de la Independencia este martes 5 de julio, en la supuesta “maldición santanderista” que amenazaría a la cúpula chavista de la FANB” (ver La Patilla, Maduro envió discurso grabado y se quedó encerrado en Miraflores durante el desfile militar del 5 de julio, en https://flikt.bltlydns.com/2022/07/05/maduro-encerrado-en-miraflore/).

Y esto sí me llamó la atención. Maduro, al esconderse de una supuesta amenaza que llama “maldición sandanderista”, no hace más que resaltar el maniqueísmo con el que consistentemente la “robolución” castro-chavista-madurista ha tergiversado la historia de ambas naciones. ¡Ojalá que Venezuela hubiera seguido después de la independencia la tradición republicana y civilista de Santander! A Francisco de Paula Santander se le puede señalar por haberle dado la espalda al Libertador, pero también a José Antonio Páez, siendo ambos los protagonistas de la disolución de la Gran Colombia; pero nunca de imponer el militarismo sobre el civilismo en su país. Santander, como primer Presidente de la República de la Nueva Granada, se le considera responsable del primer sistema de educación pública de Colombia.

No era comparable la formación de los primeros presidentes que tuvimos tanto en Colombia como en Venezuela. Eso hizo la diferencia en la orientación de sus gobiernos después de la separación de ambos países en 1830. De allí pueden ustedes derivar nuestra accidentada historia presidencial militarista desde ese año, si se toman unos minutos para leer el análisis estadístico-descriptivo del profesor Petit Primera.

Por otro lado, Colombia se le considera la democracia más antigua de América Latina (ver ¿Por qué se dice que Colombia tiene la democracia más antigua de América Latina, en  https://www.colombia.co/marca-pais/politicas/por-que-se-dice-que-colombia-tiene-la-democracia-mas-antigua-de-america-latina/). La historia de nuestras naciones no se puede esconder porque es parte de nuestro patrimonio universal, por mucho que el castro-chavismo-madurismo quiera cambiar los libros de nuestros niños y grite consignas para predisponer a dos pueblos hermanos.

Si Maduro teme por su vida y se esconde durante el desfile del 5 de julio, no será por una “maldición santanderista”, sino quizás por la traición de sus asociados en los múltiples negocios criminales que lleva a cabo su régimen, entre ellos el oscuro negocio del narcotráfico. No es difícil imaginar que Maduro este teniendo dificultades con sus socios para responder por el asesinato en Venezuela de Iván Márquez, quien supuestamente gozaba de la protección de su régimen. De allí que “Tan pronto se supo que Márquez estaba muerto, el régimen de Maduro inició una cacería interna para pedir explicaciones a este hecho y encontrar a los responsables. Por esta razón, lanzó una “alerta” a sus fuerzas y comenzó una serie de acusaciones falsas contra el gobierno Duque sobre supuestos ataques que se estarían planeando en Colombia en su contra. Solo un sofisma de distracción” (ver Semana.com, La muerte de Iván Márquez tiene “revoloteándo a Nicolás Maduro y a su régimen”, en https://www.semana.com/nacion/articulo/atencion-la-muerte-de-ivan-marquez-tiene-revoloteando-a-nicolas-maduro-y-a-su-regimen-aqui-estan-los-detalles-secretos/202206/). La situación del régimen de Maduro se parece cada vez más a una película de gánsteres matándose entre sí por un negocio. No es de extrañar entonces que esté escondido.

La reafirmación que hemos hecho desde ANCO al llamar “a luchar por la libertad al celebrar la Declaración de Independencia de 1811” (ver Comunicado ANCO del 5 de julio, en https://ancoficial.blogspot.com/2022/07/comunicado-anco-anco-llama-luchar-por.html), no es un asunto retórico. Los venezolanos hemos retrocedido en la apreciación de los valores de libertad que nos legaron quienes murieron por esa Declaración de Independencia. Fue una declaración civil que asumieron en serio nuestros libertadores al defenderla con las armas frente al ejército español. Aquí no había soldados venezolanos entrenados, salvo los que nos enviaron los pocos países que nos apoyaron, como la Brigada Británica de Daniel Florencio O’leary. Esas batallas las pelearon los campesinos descamisados del llano y de todas las regiones de Venezuela, lo que las hace más dignas y merecedoras del recuerdo imperecedero de los venezolanos.

Si Maduro y su régimen han convertido a Venezuela este 5 de julio de 2022 en un territorio de delincuentes que se disputan un negocio, escondiéndose de sus perseguidores, nosotros en ANCO en contraposición, hacemos un nuevo llamado a la liberación de Venezuela de la ignominia totalitaria, destructora de la nación y sus instituciones, violadora de nuestra soberanía y de los derechos humanos de los venezolanos”, convocando a los venezolanos a imitar el valor de las acciones de nuestros libertadores para “alcanzar la libertad de nuestro pueblo, así como la de reafirmar los valores de una República Federal y Descentralizada, con Estados y Municipios autónomos, como lo establecieron quienes declararon la independencia en 1811 y dieron sus vidas por ese sueño”. Estoy convencido de que algún día nuestros descendientes celebrarán esta nueva declaración de libertad profundamente civil, como ahora nosotros celebramos la que realizaron las 7 Provincias el 5 de julio de 1811. Seguiremos trabajando para hacer realidad ese sueño…

Caracas, 6 de Julio de 2022

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miércoles, 29 de junio de 2022

Venezuela y la propuesta Constituyente de Colombia

Por Luis Manuel Aguana

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Uno de los aspectos más controversiales que nos llegaba a Venezuela de la pasada elección presidencial de Colombia fue la propuesta de convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente ofrecida por el entonces candidato y actual Presidente Electo de Colombia, Gustavo Petro. Ciertamente, Petro ofreció una convocatoria Constituyente como primer acto después de su elección como Presidente, siendo candidato presidencial para las elecciones de 2018 en Colombia. Pero perdió las elecciones. La siguiente fue la posición de Petro, ante el tema Constituyente en el año 2017:

“…si yo soy Presidente de Colombia el primer acto el primer día es convocar un referendo con una sola pregunta: ¿Quiere Ud., si o no, convocar una Asamblea Nacional Constituyente en Colombia? Que si la mayoría dice sí, nos permite convocarla para hacer esta reforma. No es una Asamblea Nacional Constituyente como la del 91. No es reunida en el centro de Bogotá. Tiene que ser una Constituyente territorial, porque ese es el gran vacío de la Constitución de 1991, lo local, la democracia local, tiene que ser territorial, acotada. No es una reforma de todo. La Constitución del 91 tiene ventajas en muchísimos temas. ¿Acotada a qué? A estas reformas: la salud, la educación, la justicia, la nueva economía –podríamos hablar otro día de que significa esa nueva economía, me he metido en estos días a tratar de explicarlo que es salir del petróleo y entrar a la producción- y la política”…”Mientras sesiona la Constituyente el Congreso sigue pero no tiene función. Se suspende hasta que acabe las funciones de la Constituyente”…”Debe ser plural, no es al estilo Maduro, de uno solo, eso no tiene sentido. Es una Constituyente que sea la expresión de la sociedad colombiana…” (resaltado nuestro)(ver Semana TV, 17 de noviembre de 2017, Petro y su primera decisión como presidente sería convocar un referendo constituyente, en https://youtu.be/vYQLKXh6l9c, min 21:00).

Sin embargo, a pesar de haber declarado de esta manera en noviembre 2017, ya en diciembre de 2021 como candidato del Pacto Histórico, Petro cambia públicamente su posición en relación con el tema, en la campaña presidencial de 2022:

“P: Si Ud. gana la presidencia de la República, ¿habrá Constituyente o no? R: Nosotros hicimos la Constitución del 91. Las instituciones hoy de Colombia se originan en la Constituyente del 91 y nosotros fuimos la fuerza mayoritaria de la Asamblea Nacional Constituyente por voto popular. ¿Por qué íbamos a desbaratar lo que hicimos? La Constitución del 91 sirve para hacer los cambios económicos. La Constitución del 91 ordena que todo o toda colombiana tenga derechos fundamentales y los describe. Hoy no los tiene. Pero no es porque la Constitución no lo ordena es porque los gobiernos de un régimen corrupto, que no es constitucional, los han conculcado. Han hecho negocios con los derechos de los colombianos. Por tanto el cambio en Colombia se hace con la Constitución del 91. No necesita una Constituyente para hacer otra Constitución porque ya la tenemos. Y ese es el primer Pacto. Fue un Pacto hecho con Álvaro Gómez y las fuerzas conservadoras de ese entonces, y con los liberales de ese entonces, y fructificó. La Constitución del 91 es la demostración fehaciente de que un Pacto Histórico se puede hacer en Colombia” (resaltado nuestro) (ver Semana TV, Gustavo Petro y el Pacto Histórico debaten el camino a la Presidencia de Colombia, Elecciones 2022, en https://youtu.be/8tLtSubPoLc, min. 1:33:10).

Y no le faltó razón al Gustavo Petro actualizado de 2021, al decir que la Constitución colombiana no requiere de una Constituyente para hacer en ella las reformas políticas necesarias para mejorar la salud, educación, justicia y economía. Solo al leer la Constitución política de Colombia, actualizada con los actos legislativos hasta 2016 (ver en https://www.cijc.org/es/NuestrasConstituciones/COLOMBIA-Constitucion.pdf), estos aspectos están garantizados: salud (Art. 44, 49, 50, 64), educación (Art. 45, 64, 67, 68, 69, 70), justicia (Art.95, 116, 152, 156), economía (Art. 332-338).

Los colombianos se dieron en 1991 una Constitución moderna que puede ser reformada, como efectivamente lo ha sido en 51 oportunidades (información hasta septiembre 2019) por Actos legislativos del Congreso (ver Cuantas Constituciones ha tenido Colombia, ¿Cuántas modificaciones ha tenido la Constitución de 1991?, en https://www.senalcolombia.tv/cultura/constitucion-politica-colombia-historia).

Ahora bien, el temor a que Petro siga la franquicia chavista de modificar la Constitución para cambiar el modelo político colombiano, introduciendo una reelección indefinida o colocando el socialismo como ideología única en el país, no digo que sea imposible, pero le sería bien cuesta arriba dada la polarización de prácticamente la mitad del país luego de las elecciones, con un pueblo muchísimo más culto que el nuestro. Esto sin tener en cuenta que la Cámara de Representantes aprobó la eliminación de la figura de reelección presidencial de la Constitución Política del país durante el año 2015, en una de sus muchas modificaciones.

Petro dejó de ofrecer una constituyente por el rechazo del pueblo colombiano a esa posibilidad que venía planteando desde antes del año 2017 y que para esta elección desechó antes de su elección, el 19 de junio de 2022. La Constitución le permite a los ciudadanos “presentar proyectos de ley o de reforma constitucional” en un número “igual o superior al cinco por ciento del censo electoral existente en la fecha respectiva o el treinta por ciento de los concejales o diputados del país” (Artículo 155 Constitucional). Asimismo, “La Constitución Política podrá ser reformada por el Congreso, por una Asamblea Constituyente o por el pueblo mediante referendo” (Artículo 374 Constitucional). De manera que la opción de cambio estructural por la vía Constituyente siempre estará presente con la actual Constitución.

Pero lo importante del planteamiento Constituyente en Colombia tiene que ver con el propósito de los proponentes. Petro entendió que podría efectuar las reformas a su criterio necesarias, para abordar los problemas de salud, educación, justicia y economía. Ya tienen una Constitución que les permite abordar esos problemas, como lo dijo en diciembre de 2021. En Venezuela no tenemos esa Constitución. De hecho, la Constitución colombiana, a pesar de que posiblemente requiera esas reformas que Petro insiste en que son necesarias (salud, educación, justicia y economía) supera con creces la nuestra en descentralización y autonomía regional, sin contar con un mecanismo de distribución de recursos (Sistema General de Participaciones de los Departamentos, Distritos y Municipios, Art. 356 Constitucional), más avanzado que el simple Situado Constitucional porcentual que arrastramos desde el siglo pasado en Venezuela, y que ha servido para enriquecer a los ocupantes de Miraflores y a sus partidarios.

El salto cuántico que hicieron los colombianos con la Constitución de 1991 desde la anterior de 1886 del siglo antepasado, es lo que estamos buscando nosotros para Venezuela desde la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO. Esto es, romper con la centralización asfixiante, generando política y constitucionalmente las autonomías regionales dándole mayor poder a los Municipios y Estados, en ese orden, acercando el poder a los ciudadanos. Ya los colombianos han avanzado mucho más en eso que nosotros. Lean el artículo 287 de la actual Constitución de Colombia:

“Artículo 287. Las entidades territoriales gozan de autonomía para la gestión de sus intereses, y dentro de los límites de la Constitución y la ley. En tal virtud tendrán los siguientes derechos:

1. Gobernarse por autoridades propias.

2. Ejercer las competencias que les correspondan.

3. Administrar los recursos y establecer los tributos necesarios para el cumplimiento de sus funciones.

4. Participar en las rentas nacionales”.

Sin embargo, nuestra propuesta constitucional, reflejada en El Gran Cambio (ver El Gran Cambio, una propuesta para la Refundación de Venezuela, en https://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html) plantea algo más avanzado. Deseamos una autonomía municipal y estatal aun mayor, dejando al Estado Federal y al Presidente de la República una función de coordinación y representación, con un poder muchísimo menor del que ahora tiene, que sería repartido entre todos los Municipios y Estados, con un financiamiento descentralizado y aportante. Es por eso que los cambios Constitucionales que planteamos serían comparables a los que realizaron los colombianos al pasar de una Constitución militarista del siglo 19 (1886) a una de derechos civiles del siglo 20 (1991). Nosotros pasaríamos de una Constitución del siglo 20 de poder altamente centralizado (1999) a una de poder Municipal y Regional para el siglo 21. Esto incluiría, por ejemplo, cómo se plantearía el petróleo en una nueva economía, donde los Estados petroleros sean los que decidan el desarrollo de su industria localmente.

El tema Constituyente no es de ninguna manera simple. No se trata de plantearle al país un programa de gobierno como algunos políticos insisten en hacer creer, sino un cambio estructural de relaciones de poder entre los ciudadanos y el Estado, con todo lo que ello implica. Se trata de una renovación estructural de las instituciones y poderes públicos del país. Esto es, una REFUNDACION DE LA NACIÓN. No se trata de hacer una Constituyente para imponer una ideología o quedarse en el poder indefinidamente como lo plantea la franquicia que crearon Hugo Chávez y los agentes del Foro de Sao Paulo en 1999. Se trata del desarrollo de nuestros pueblos. Si tanto Colombia como Venezuela lo comprenden cabalmente, Colombia seguirá mejorando lo que ya avanzó constitucionalmente en 1991, y Venezuela dará el salto al desarrollo que nos merecemos como pueblo.

Caracas, 29 de Junio de 2022

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martes, 21 de junio de 2022

Elecciones en Colombia, una revancha social

Por Luis Manuel Aguana

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“Yo estoy demasiado cansado para trabajar sin brújula.Además, Su Excelencia sabe tan bien como yo que aquí no hará falta un presidente sino un domador de insurrecciones…”

El Mariscal Sucre al Libertador en Bogotá, a la solicitud de Bolívar de sucederle en la Presidencia de Colombia(*)

Creí, como todo el mundo, que los resultados de las elecciones en Colombia serían diferentes. Desde la primera medición, luego de la primera vuelta que daba al candidato Rodolfo Hernández el primer lugar en la intención de voto, con el 52, 3%, frente a Gustavo Petro al segundo lugar con 45,1% (ver La República, en  https://www.asuntoslegales.com.co/actualidad/rodolfo-hernandez-con-52-3-supera-en-intencion-de-voto-a-petro-que-marca-45-1-3375161), parecía que la sociedad colombiana tenía la oportunidad de reaccionar frente a la miseria socialista que se le presentaba, con la posibilidad de un triunfo de Gustavo Petro a la Presidencia de la República.

Pero con correr de los días, esa diferencia se fue acortando hasta llegar a un empate técnico estadístico entre el 3 y 7 de junio, con una nueva intención de voto que daba un solo punto porcentual de diferencia entre ambos candidatos (ver El Espectador ¡De voto finish! Empate técnico entre Rodolfo Hernández y Gustavo Petro, en https://www.elespectador.com/politica/elecciones-colombia-2022/de-voto-finish-empate-tecnico-entre-rodolfo-hernandez-y-gustavo-petro/). Esta tendencia no prometía otra cosa sino empeorar para el candidato Hernández para la fecha de las elecciones, aunque algunos conservábamos la esperanza de que algo saliera al final de la conciencia colombiana, de no dejar que lo que todos tememos para el futuro de Colombia se hiciera realidad.

Pero eso no pasó. El pueblo colombiano se pronunció finalmente, dándole la victoria a Gustavo Petro con el 50,44% de los votos frente a un 47,3% de Rodolfo Hernández (ver Resultado de las elecciones Colombia 2022, en https://elpais.com/america-colombia/elecciones-presidenciales/2022-06-20/resultados-elecciones-colombia-2022-siga-la-segunda-vuelta-en-vivo.html). Este resultado merece una mirada menos superficial de cómo todos estábamos abordando el proceso que vive Colombia, en especial desde la perspectiva venezolana, más allá de decir que los colombianos son estúpidos o suicidas. Algo pasó en Colombia que está impidió a los colombianos ver lo mismo que nosotros no vimos en 1998.

El proceso político venezolano a partir de 1958 estuvo signado por el abandono paulatino de la clase política a las necesidades más sentidas de la población, a pesar de gozar de los ingresos más importantes que jamás hayamos disfrutado los venezolanos, provocando en el camino un proceso degenerativo que condujo a la absoluta pérdida de credibilidad de los partidos y sus propuestas. De allí que en 1998, luego de haberle dado la última oportunidad a la clase política a través de una candidatura extra partido como lo fue la de Rafael Caldera y sus “chiripas”, finalmente los venezolanos decidieron transferirle el poder a un golpista, no votando a favor de él, sino en contra de lo que la mayoría de los venezolanos consideraron más de lo mismo de los partidos tradicionales.

Podría decirse que lo ocurrido en 1998 fue un error histórico monumental, pero ese era un sentimiento de revancha social profundamente arraigado que se manifestó como parte de un proceso político del país que de manera irremediable nos conduciría a un barranco. El sentimiento de rechazo a los partidos era tan generalizado, que por más que muchos consideráramos que entregarle el poder a un militar resentido y sin experiencia -como efectivamente lo era- y un error imposible de cuantificar, aun así los venezolanos terminamos como pueblo aprobándole una Constituyente que le cambió la institucionalidad al país a favor de un proyecto político personalista y autoritario. De allí que necesitemos revertir eso a la brevedad posible.

Aunque seamos sociedades hermanas nacidas de un tronco común, hemos tenido diferencias significativas que vienen desde mucho antes de nuestra separación político territorial de la Gran Colombia en 1830. Nuestro desarrollo político ha sido muy diferente, así como la perspectiva de nuestra dirigencia política ante los mismos problemas. Eso fue precisamente el motivo de nuestra separación.

Sin embargo, los colombianos acaban de demostrar que llegaron como nosotros al mismo barranco, siguiendo irremediablemente un proceso que los conduciría al rechazo de una dirigencia política incapaz de satisfacer sus aspiraciones. Decidieron, como nosotros en 1998, un cambio de rumbo radical, dando la espalda a la dirigencia política que ha conducido los destinos del país desde mayo de 1958. Siguieron un proceso indetenible, y a pesar de todas las advertencias escogieron a un guerrillero, como nosotros en su momento, a un golpista. En el neto no hay ninguna diferencia. ¿Y por qué ha sucedido este giro? Tal vez las siguientes cifras resumidas a la fecha puedan dar alguna explicación:

“El mayor ingreso no llega a todos. La pobreza afecta a gran parte de la población. Para 2021 el índice general de pobreza (por ingresos) fue de 39,3% (dentro del cual 12,2% correspondía a formas extremas). En el medio rural (11,7 millones de habitantes) era de 48,7%. Medida según las condiciones socioeconómicas (multidimensional) la pobreza afectaba a 16,0% (29,7% en 2010): en el área urbana a 11,5% (22,9% en 2010) y en los pequeños centros y el área rural a 31,1% (50,8% en 2010). Así, pues, 8,1 millones de personas se encuentran en esa condición. La tasa de desempleo es de 11,2% y la de subocupación 8,4%; pero la informalidad sobrepasa 40%. Esas cifras revelan una sociedad muy desigual y estructuralmente injusta, que no ofrece oportunidades para todos. Es más grave en el campo. La tierra está mal distribuida: 1% de los predios abarca 81% de la tierra (resaltado nuestro)(ver El Nacional, La dura marcha de Colombia, por Jesús Rondón Nucete, en https://www.elnacional.com/opinion/la-dura-marcha-de-colombia/).

Sin embargo, el PIB de Colombia creció 10,6% el año 2021, la mayor subida anual desde que hay registros (ver El País de España, en https://elpais.com/economia/2022-02-15/el-pib-de-colombia-crecio-106-en-2021-la-mayor-subida-anual-desde-que-hay-registros.html). ¿Les parece conocido? Algo semejante ocurría en la Venezuela del defenestramiento de Carlos Andrés Pérez, cuando a pesar de mostrar cifras importantes, los ciudadanos castigaron a la dirigencia política:“Poco importó que los indicadores macroeconómicos auguraran lo que algunos ya veían como un milagro: después de una contracción del -8,57% del PIB en 1989, en 1990 el crecimiento fue del 6,47% y en 1991 de un espectacular 9,73%.  Era un despegue. La inflación también se comenzó a controlar, y bajó al 40,6% en 1990 y al 34,20% en 1991. El fisco comenzó a tener superávit en 1990 y el volumen de las inversiones, por decirlo en términos muy amplios, se duplicó” (ver Prodavinci, CAP, el hombre que se inventó a sí mismo (IV), en https://prodavinci.com/cap-el-hombre-que-se-invento-a-si-mismo-iv-y-ultima-parte/).

En ambos casos un pueblo molesto, a pesar de las cifras positivas en la economía, la aplicación de esos resultados fue desastrosa. Estamos hablando de sociedades muy molestas, con su dirigencia política tradicional, y que en el caso colombiano, hasta la fecha, no ha cambiado su manera de resolverle los problemas a la población, al no aplicar la riqueza a sus más urgentes necesidades. La prueba más patente de ello, es que aquellos que intentaron con sus votos de parar la locura de la izquierda en el poder, se nuclearon alrededor de un empresario, y no un político tradicional debido a su desconfianza.

¿Irracionalmente molesta? Puede ser. Pero vemos que los pueblos cambian el destino de su historia como consecuencia de procesos políticos de muchos años, no de la noche a la mañana, no porque sean estúpidos o suicidas. La responsabilidad de lo sucedido el 6 de diciembre de 1998 en Venezuela no fue de Chávez, pero si lo que vino después. La responsabilidad de lo que sucedió el domingo 19 de junio en Colombia no fue de Petro, pero si lo que sucederá a partir de ahora. Lo que ocurrió allí semejó a intentar frenar el Titanic en el último momento, a pocos metros del iceberg.

¿Tiene Colombia los resortes institucionales lo suficientemente fuertes para evitar lo que ocurrió en Venezuela después de los cambios? Esto estará por verse y soy incorregiblemente optimista. Y la base de ese optimismo lo fundamenta el trabajo de Juan María Montalvo, ensayista y novelista ecuatoriano, quien desarticuló en un famoso ensayo titulado “Colegio, cuartel y convento. La Nueva Granada a un colegio, Venezuela a un cuartel, el Ecuador a un convento” lo que señaló un diputado del Congreso de Bogotá luego de la disolución de la Gran Colombia (ver Juan Montalvo, Las Catilinarias, El Cosmopolita-El Regenerador, No. 12, Quito, 26 de agosto de 1878, en https://tinyurl.com/yckm8n4v):

“No ha mucho un diputado sostuvo en el Congreso de Bogotá que, disuelta Colombia con la defección de Páez y de Flores, la Nueva Granada se había retirado a un colegio, Venezuela a un cuartel y el Ecuador a un convento. Y lo dijo el representante como uno que compulsa los méritos de los tres pueblos, y en un toque oratorio coloca a su patria sobre sus hermanas inferiores: inferiores, supuesto que colegio está por educación, cuartel por licencia y convento por ignorancia”.

En su defensa particular a los neogranadinos, Montalvo especialmente señaló:

“Los granadinos son pueblo lleno de inteligencia y valor, apasionados a las grandes cosas: no tienen sino un defecto, y es el no querer que nadie sea nada fuera de ellos.  Atenienses, espartanos, romanos, ellos: los otros, capadocios, beocios, trogloditas. Para ser instruidos, exigen que los vecinos sean ignorantes: valientes no pueden ser, si sus amigos no son cobardes; y por nada consentirían en que sus hermanos fuéramos civilizados, porque ellos correrían el peligro de ser bárbaros. Lo bueno, lo admirable sería ser superior entre grandes, excelso entre superiores; y no hay mérito ninguno en que la canalla que nos rodea, a fuerza de insignificancia, nos haga presumir algo de nosotros mismos” (resaltado nuestro).

Pues bien, como venezolanos, y más que amigos, hermanos del pueblo colombiano, no somos cobardes y así lo hemos demostrado frente a las vicisitudes de la tragedia que nos azota, por lo que deberán ser valientes frente a los que les viene. Y Venezuela lleva más de 20 años buscando la civilización en la libertad y la democracia, por lo que estoy seguro de que no correrán el peligro de la barbarie antes de que las consigamos. El movimiento internacional que dirige a Gustavo Petro, a fuerza de insignificancia, no podrá impedirnos a los colombianos y venezolanos, aunque hayan ganado una elección, ser superiores entre grandes y excelsos entre superiores…

Caracas, 21 de Junio de 2022

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(*) Gabriel García Márquez, El General en su Laberinto, Pág. 27, Editorial Oveja Negra, 1989, ISBN 958-06-0006-6, Bogotá Colombia.

jueves, 16 de junio de 2022

Un proyecto de transformación como oferta electoral

Por Luis Manuel Aguana

English versión

He visto con mucho interés que ha surgido una precandidatura a las primarias opositoras que presenta como oferta electoral un “proyecto de transformación para Venezuela” (ver El Impulso, Cesar Pérez Vivas presenta proyecto de transformación para Venezuela, en https://www.elimpulso.com/2022/06/15/cesar-perez-vivas-presenta-proyecto-de-transformacion-de-venezuela-15jun/).

Dado que este “proyecto de transformación” que sostiene un precandidato como su plataforma electoral, plantea algunos de los cambios constitucionales que hemos considerado fundamentales para ser abordados a través de un proceso Constituyente de carácter Originario, considero muy importante abordar esta discusión, ya que podría prestarse a confusiones, si hacemos comparación con el planteamiento que la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO le está haciendo al país con el proyecto El Gran Cambio (ver El Gran Cambio, Una propuesta para la Refundación de Venezuela, en https://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html), en contraposición a la oferta electoralista del régimen y aquellos que creen que es posible un cambio significativo de la situación del país por la vía de la contienda electoral con unos delincuentes.

De acuerdo a la noticia publicada, el precandidato César Pérez Vivas plantea:

“Primero, reducir el período constitucional de seis años a cinco años.

Segundo,  establecimiento de la no reelección  absoluta del presidente de la República.

Tercero, consagración de la segunda vuelta para escoger al presidente  del país.

Cuarto, establecimiento del Congreso bicameral.

Quinto, establecimiento del Estado federal para que se pueda garantizar las competencias de los estados y municipios, de modo que éstos puedan contar con los recursos para que las autoridades puedan resolver las necesidades de las poblaciones y no estar dependiendo de un mandatario que está en Caracas y que no responde a sus obligaciones”.

No podríamos estar en desacuerdo con ese planteamiento. De hecho, como anteriormente mencioné, el planteamiento forma parte de la propuesta que ANCO le ha hecho al país para ser debatida por unos Constituyentes legítimamente electos de todas las regiones del país, en el seno de una Asamblea Nacional Constituyente Originaria.

Lamentablemente, en la noticia publicada, el precandidato no aborda cómo propone llevar a cabo esos importantes cambios constitucionales en el marco de una situación de secuestro de todos los poderes públicos del Estado. Y aun en el caso de que ganara la candidatura y además la Presidencia de la República, con una oposición completamente entregada al régimen, faltaría conocer la manera en que el Presidente podría llevar a cabo tales promesas electorales con un Tribunal Supremo de Justicia completamente renovado y forrado de rojo, un Consejo Nacional Electoral convertido en una ruleta trampeada a favor del régimen y una Asamblea Nacional ilegítima.

Los cambios arriba propuestos no pueden ser aplicados sin la redefinición Constitucional del Pacto que nos hemos dado todos los venezolanos, a través de una Asamblea Nacional Constituyente. Es decir, no pueden ser abordados con una Enmienda o una Reforma porque implican cambios importantes en la estructura y principios fundamentales de la Constitución, como lo establecen los Artículos 340 y 342 Constitucionales. En consecuencia, mal podrían formar parte de la promesa electoral de ningún candidato.

Si los cambios constitucionales mencionados son sacados fuera de un contexto, donde además deben redefinirse las funciones y atribuciones de todos los Poderes Públicos del Estado (Municipales, Estadales y Nacionales), su solo enunciado puede ser utilizado de una manera indebida como promesas electorales muy atractivas, pero imposibles de cumplir sin convocar al Poder Originario. No es suficiente con decir que hay que establecer un Estado Federal, hay que decir también como, y que funciones tendrían los Poderes Públicos del Estado dentro de una distribución político-territorial diferente, proponiendo una nueva. Eso forma parte del constructo que ANCO recomienda debatir en una Constituyente.

Si Venezuela no estuviera en la situación de secuestro por parte de un narco-régimen, esta propuesta electoral se parecería a la que hizo Hugo Chávez Frías al país en 1998, cuando el entonces candidato a la presidencia ofreció “Constituyente” para acabar con todos los males de Venezuela. Y los venezolanos se la compraron, no porque supieran lo que implicaba un proceso como ese, sino porque todos los partidos –incluyendo aquel donde militaba Pérez Vivas- habían perdido, como ahora, toda la credibilidad de los electores, y no votaron a favor de Chávez sino en contra de ellos. Ya no estamos en esa situación, por lo que ahora ofrecer cambios constitucionales descontextualizados de la situación política de Venezuela, podría interpretarse en el mejor de los casos como una oferta electoral engañosa a la población.

Los cambios estructurales a la Constitución no pueden ser parte de una consigna electoral. Y si en verdad se cree en ellos, deben ser planteados desde la perspectiva global de un cambio, un Gran Cambio, que hay que plantearle al país y a la Comunidad Internacional para solucionar estructuralmente el grave daño que el régimen le ha infligido a nuestras instituciones, y como el vehículo fundamental para Refundar la Nación entre TODOS los actores políticos del país, incluyendo al partido del régimen. Se trata de establecer con ello una propuesta de Refundación y Reconciliación de todos los factores. Y debe ser posicionada por encima de toda la diatriba política electorera a la que nos está llevando el régimen y los dirigentes políticos de una oposición que no ha entendido todavía la gravedad del problema en que nos encontramos.

Si toda la oposición política del país entendiera que el camino de la Refundación Constituyente, es la única oferta que se le puede plantear a un país donde todos los Poderes Públicos están secuestrados y distorsionados, la Comunidad Internacional, con los EEUU a la cabeza, no dudaría ni un segundo en apoyar ese proceso, realizando las presiones correspondientes al régimen de Nicolás Maduro Moros y su oposición política, para poder convocar al pueblo al margen de los poderes públicos venezolanos, con el arbitraje de un Tribunal Electoral Constituyente independiente, en el que todos los actores puedan confiar. El Constituyente electo desmontaría inmediatamente a los Poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Electoral y Ciudadano, completamente ilegítimos y corrompidos de Venezuela, restableciendo así el cauce constitucional de la República.

Como verán ustedes, hay una diferencia sustantiva entre la propuesta de ANCO y cualquier proyecto de transformación que se haga como una oferta electoral en el marco de una tiranía, utilizando de manera indebida los cambios que el país requiere para su Refundación. Los venezolanos debemos decidir nuestro destino sin confusiones, y con la conciencia muy clara del camino que debe transitar el país para el restablecimiento en paz de la democracia y la libertad.

Caracas, 16 de Junio de 2022

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