martes, 31 de diciembre de 2019

Volver a comenzar

Por Luis Manuel Aguana

No quisiera caer en el lugar común de hacer recuentos de fin de año. Esos de alguna manera ya los hice en mi pasada intervención a principios de mes en la Cátedra Pío Tamayo (ver 2019, ¿un año perdido? en http://ticsddhh.blogspot.com/2019/12/2019-un-ano-perdido.html). Aquellos que deseen ver recuentos les recomiendo especialmente el programa especial de “Agárrate” con Patricia Poleo y Jovel Álvarez (ver Agárrate, Así Transcurrió 2019 en Venezuela, en https://youtu.be/u17DqRHti-s, y siguientes) que es una película bien documentada de lo que hicieron (o deshicieron) los políticos con Venezuela este año que termina hoy.

Creo que lo mejor que puedo hacer es dedicar estas líneas para comentar el futuro previsible que nos dejaron como un hecho los errores cometidos –con y sin intención- por quienes en mala hora todavía conducen la oposición oficial, para de alguna manera intentar responder la misma pregunta que nos hemos hecho durante todos estos años, en especial este último 2019 que resultó especialmente infernal: ¿Qué vamos a hacer? Y como todos tenemos la percepción cierta de haber perdido un año, tenemos que volver a comenzar…

Del año que termina hoy me quedan dos cosas claras, considerando lo que sucedió el 2019: a) el 2020 será un año electoral, quiéralo o no la oposición –especialmente la radical- del país; y b) el curso de los acontecimientos políticos estará signado por lo que ocurra el venidero domingo 5 de enero de 2020, cuando se anuncie quien dirigirá la Asamblea Nacional. Eso decidirá si ocurrirá o no el famoso “cese de la usurpación” que no se ha conseguido hasta hoy.

Lo primero estará condicionado por lo segundo. Si repiten Juan Guaidó y el G4/FA en la Dirección de la Asamblea Nacional, lo que tendremos en el 2020 será la segunda parte corregida y aumentada de la película de terror del 2019. Mientras insistan en la misma política, Guaidó seguirá perdiendo el respaldo de la gente, y salvo que haga algo nuevo muy audaz (que no creo que le nazca si no le salió el 2019), difícilmente recupere lo que empezó a perder aceleradamente el 2019, que no es otra cosa que la confianza de los venezolanos. Seguirán los nombramientos mediocres ajustados a los deseos del clientelismo de los partidos mayoritarios de la Asamblea y continuarán los casos de corrupción, con los recursos que siguen sin ser controlados de ese Ejecutivo interino. Eso les mejorará la cuenta electoral a los delincuentes de Miraflores.

Por otro lado si el régimen se sale con la suya y les arrebatan la legislatura por los votos comprados con maletas verdes a los diputados opositores inescrupulosos (que no sabremos cuantos serán hasta esa fecha), podría eventualmente surgir un cambio en el panorama. Guaidó se tendrá que exiliar o lo pondrán preso al perder su condición presidencial. No creo que el régimen pierda la oportunidad para asestarle ese golpe, pero en todo caso la oposición oficial se vería obligada a reaccionar. Estando fuera del control de la Asamblea Nacional, todo lo logrado hasta este momento por la oposición oficial se habrá perdido, entre los que se cuenta el Acuerdo que rige la Transición.

Nótese aquí que todo eso es completamente transparente a los venezolanos. El régimen narcoterrorista seguirá en el control del país como hasta ahora, y los venezolanos habremos visto pasar –otra vez- la mayor de las oportunidades para recuperar las libertades, al haber contado cuatro años con una Asamblea Nacional de mayoría opositora sin haber hecho absolutamente nada que incidiera en nuestro bienestar como pueblo. Más imperdonable imposible.

Pero yo me preguntaría, ¿de qué nos vale tener el control de una Asamblea Nacional, que quiere hacer exactamente lo mismo que hace el régimen? Esto es, poner y quitar funcionarios “encargados” y administrar unos reales que se terminarán robando a costillas de votos de los venezolanos, y de paso sin tomar las decisiones que puedan determinar la salida de Maduro y sus delincuentes del poder. Eso es lo que se preguntaría la población al momento de plantearse otro evento electoral. De allí la importancia de la credibilidad pública de quienes conducen el barco opositor.

A este punto ustedes me preguntarán: ¿y entonces? ¡Usted lo que quiere es que nos coma el tigre! ¡Cualquiera de las dos salidas terminan mal! Pero una es más mala que la otra y no es precisamente, a mi juicio, la opción opositora. Si el régimen asalta la Asamblea Nacional a punta de corrupción (que de alguna manera ya lo han hecho con el solo regreso a la Cámara de los diputados ilegales del PSUV con la anuencia de Guaidó-G4/FA), a la oposición oficial no le quedaría otro camino formal que reaccionar de manera contundente y trancar la partida en la defensa del único poder legitimo del país, so pena de desaparecer como cuerpo colegiado.

El acto provocaría una crisis institucional que debería terminar con una declaración de cierre de esa Asamblea Nacional tal y como la conocemos, dando paso a una verdadera resistencia opositora, con decisiones inmediatas que le den un vuelco al rumbo del país. Eso es lo que debería pasar, en ese caso, si de verdad piensan en el futuro de los venezolanos y en el fondo desean cambiar las cosas…pero no olviden que tratamos con una oposición que quiere cohabitar, y no sería extraño que volvieran a perder otra oportunidad para accionar todo lo que se les pidió y no hicieron el año 2019.

Volviendo al caso que Guiadó-G4/FA continúen dirigiendo la Asamblea Nacional, seríamos testigos de la negociación por los Rectores del CNE para las elecciones parlamentarias de Diciembre de 2020. De llegarse a un acuerdo por los Rectores del CNE –cosa de no extrañar- a los venezolanos nos quedará el grave problema de decidir si participamos o no en esa nueva farsa, con una oposición entregada sin haber llegado al “cese de la usurpación”.

De no llegarse a ese acuerdo por diferencias entre delincuentes que no se ponen de acuerdo al repartirse un botín, el régimen botará tierrita y no jugará más, nombrando a juro otro CNE desde el TSJ del ex convicto de la Av. Baralt. Allí entonces la oposición oficial o corre o se encarama. Creo que lo más decente sería no participar en ese juego, pero de nuevo, no creo que lo hagan. Participaran con las reglas del régimen para seguir cohabitando. Si pasa eso solo espero estar equivocado y nos sorprendan.
Si los principales partidos de la oposición oficial llegan a un acuerdo electoral con el régimen tendremos a los ojos del mundo unas elecciones parlamentarias “válidas” como las del 2015, y eso mis queridos amigos le pondría una losa de concreto a la fosa que nos cavarán. El mundo nos mirará como gallina que ve sal y dirá “son venezolanos y se entienden” y nos dejará solos. Deseo que antes de que eso ocurra, la caída por inviabilidad de la mezcla del castro comunismo, narcotráfico y terrorismo, con agavillamiento continuado del régimen y su oposición, se los trague a ambos dándole paso a la decencia política y en consecuencia a la libertad de Venezuela.

Y con este ferviente deseo despido el año 2019 agradeciendo a todos mis seguidores la amistad y lealtad al blog de este modesto escribidor durante uno de los años más duros de la historia contemporánea de Venezuela. Dios nos bendiga a todos en el año 2020, lo vamos a necesitar…

Caracas, 31 de Diciembre de 2019

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana (*)

(*) Nota: Intentaron hackear mi cuenta @laguana de Twitter y el sistema la suspendió temporalmente por movimientos “extraños”. Lamento el inconveniente. Estoy tratando de recuperarla. Si no lo logro les informaré por esta vía cual será la nueva cuenta en esa red social. Al parecer a alguien no le gusto ni nota del Día de los Inocentes. Trataré de hacer llegar esta nota de fin de año a través de cuentas amigas y les agradezco, si están de acuerdo con su contenido, reenviarla por sus respectivas cuentas de Twitter a sus contactos. Mi agradecimiento adelantado.

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